Ignacio Olague, el Vascongado inquieto de las multiples disciplinas
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Part of Espana Boletin Informativo
- Title
- Ignacio Olague, el Vascongado inquieto de las multiples disciplinas
- Language
- Spanish
- Year
- 1952
- Fulltext
- de Vizcay<1 y Ja del Cantúbrico, encargándose de tener a raya a la flota holandesa, que amenazaba el tráfico de cabotaje y las H e~adas de los buques de América. En una ocasión como general de la flota de Nueva España, escoltó la travesía de los galeones de la carrera de las Indias. Estos y otros servicios le valieron eí rango de almirante de la flota del Océano. En 1623 el gobierno de Felipe IV le concedía, en propiedad. el cargo de almirante general de la misma. Fué en calidad de tal que socorrió la plaza de al-Mah-diyyah (Mamora), atacada por los moros, quienes se retiraron ante la soía presencia de los buques de guerra españoles. Con este motivo Oquendo recibió la propia felicitación del monarca. Después de un período de desgracia, en que incluso llegó a estar encerrado en Fuenterrabía, Oquendo recuperó eí fa\'OI' real y puso sus muchas cualidades al senicio de la causa de España, en dura guerra contra la muy superiorment.e dotada flota holandesa, contra la cual sostuvo mús de un centenar de victoriosas acciones. Su mayor triunfo lo consiguió el" 12 rlc septiembr·e de 16~1 al derrotar a la flota del almirante Hauspater, fuerte de 33 navíos, con sólo la suya que contaba 16 y eran, además poco marineros. Con esta acción íogró forzar el bloqueo de las .costas holandesas r abastecer el puerto de Pernambuco y otras fortalezas brasileñas. En cambio, en 1639, cuando llevaba auxilio a Flandes, fué derrotado por los holandeses, ('uya flota de 114 ba.ieles era cinco veces. mús numerosa que la española, ·en la batalía de las Duna:-; (21 de septiembre). Derrotado, pero no vencido ; ya que los ,enemigos no pudieron abordar a Ja capitana r·eal, en cuya cubierta Oquendo había hecho prodigios de vafor y saber, que entró en ·el puerto de Mardique. término del viaje. De regreso a España, Oquendo ya no se recobró de las fatigas y pri\'aciones de la empresa anterior. Así murió en el puerto de La Coruña. a donrle había conducid,J Jos restos de su escuadra, el 7 de junio de 1640. AnlonitJ de (h1ue11.:lo Ignacio O/agüe, el Vascongado inquieto de Las múltiples disciplinas Es sumamente curioso el tipo de escritor de Ignacio Oiague, ya que si s·e le examina, se advierte que ha dedicado su vida a Jos más diversos estudios, a las materias más que encontradas, al menos aparentemente, y que, por un camino que a simple vista pudiera antojarse de dispersión, ha llevado a una condensación de. conocimientos· y materiales, que íe han permitido publicar ahora su obra monumental "La decadencia española", en cuatro tomos, en formato mayor, cada uno aue sobrepasa las cuatrocientas páS?inas. Pero antes de proseguir analizando, o esbozando, para ser más exactos, el si~ificado del trabajo, daremos una impresión de la personalidad de su autor. Nace Ignacio OlagÜe .en San Sebastián en el año 1903. Su apellido es de procedencia navarra, y en vascuence quiere decir "la Ferrería aue está en lo alto". Estudió Ja segunda enseñanza en la pequeña villa guipuzc~ana de Hern.ani, al la.1o de la capital do.no~tiarr.a. en un colegio de Padres Jesuítas, y Juego se licenció en Derecho en las Universidades de Valladolid y Madrid. Pero, además de sus estudios jurídicos, impulsado por su gran afición a las Ciencias Naturales, emprendió el conocimiento de éstas desde muy joven, y Página 10 en el año 1921 fiirnraba como miembro de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, y no sóío dedicó sus ,esfuerzos y entusiasmos a estudiar la biología marina, sino que, en compañía de otros amigos qu~ trabajaban hacía muchos años, contribuyó, de mod') decisivo, a Ja construcción y formación del acuario de San Sebastián, que fué inaugurado el 1928. Mas ya había comprendido que intentar unos estudios originales en biología marina, por carencia de medios a su a1cance, se presentaba para él erizado de dificultades, y por ello desvió su pu_ nto de mira hacia la paleontología y, es1}ecialmente, a penetrar en las faunas vivientes en estado fósil. De tal manera, por ese derrotero, se especializó en paleontología mHrina de los terrenos secundarios. Desdp Hl27 asistió con asiduidad al laboratorio de paleontoío~ía del Museo de Ciencias Naturales y fué un discípulo dilecto de don José Royo, ~ran autoridad, con el que trabó amistad en seguida. Las facetas de la curiosidad de Ignacio Orague requerirían, para comentarla~. más .extensión de la que se concede a un artículo informativo, pero, sucintamente, diremos que, casi al mismo tiemno. se dedicaba a reunir una enorme colección de fósiles que enESPAlliA riquecen el citado Museo, era nombrado miembro de la Junta directiva de la Real Sociedad de Historia Natural de Madrid, cargo que desempeñó durante varios años. y se consagraba a la literatura. Así, en 1928, publica dos obras del más distinto contenido entre si: Un tratado de estratigrafía, una de ellas, y la otra, su primera novela corta titulada "Martín Alegret, e1 organero", que obtiene una calurosa acogida d·~ la crítica. También funda con Giménez Caballero, <1ue había sacado ;. luz su periodico "La Gaceta Literaria", una galería de Arte en la capital de España, y con el mismo y otras per:;;onas, organiza el primer Cineclub español. Como podrá adYertirse no cabe mayor dh·ersidad de atenciones y actiYiclades, pero el mérito es que en ninguna de éstas Olague actuó nunca como aficionado, sino como profesional de autoridad probada. ¡-RO-NA-C~O ~uoUE 1 LA 1 1 DECADENCIA 1 ESPAÑOLA 1 • En los años que siguen Ignacio Oiague publica unos cuantos trabajos muy estimados, que patrocinan las ediciones de la Sociedad de Historia Natural, y, también, su novela humorística grande, "El demonio y las y.emas de San Leandro". Ahora bien, cabe preguntarse ante 1as dos vertientes predominantes en cuanto a la tarea intelectual de Olague: ¿Qué perseguía simultaneando los estudios de naturalista con tas empresas literarias'! Esto, sin duda, entrañaba un gran peligro de dispersión en varios objetivos sin lograr uno determinado. Pero Ignacio Olague lo arrostra. El quería ir a las grandes sínt•esis y se dirigía a \a que ahora presenta en su libro de cuatro tomos "La decadencia española", que constituye una verdadera Filosofía de la Historia y pretende, y consigue, un conocimiento nuevo de la Historia de España y una también nueva comprensión del problema, tan traído y nevado, de la decadencia, que, a la par, entraña una interpretación de la Historia Universal. La síntesis de Olague descansa sobre dos puntos firmísimos: \a psique del individuo cuya agrupación en gran número constituye la idea-fuerza colectiva; la gea y las modificaciones del paisaje. Un grupo de ideas-fuerzas afines y coordenadas da aliento a una cultura. Varias cu\turas desprendidas de un mismo origen, en lucha contra si, ·estructuran una civilización. La historia de la humanidad consiste e11 una sucesión aceíerada de civilizaciones, desde los balbucientes esfuerzos de las sociedades primitivas hasta las realizaciones actuales. Pero el espíritu del hombre vive de la tierra. Y ésta cambia de acuerdo con los cambios de clima (de aquí el estudio de Olague acerca de la ,evolución del clima en la península ibérica en las últimas centurias, ensayo jamás intentado hasta ahora de un período histórico) y también de acuerdo con la proyección de las actividades del hombre: desforestación, cambio de cultivos, transformaciones del paisaje de modo artificial, etc. Por consiguiente la historia es el producto de las ideas-fuerzas. Podrá definirse como la evolución de las ideas-fuerzas en un marco geográfico determinado. Para Olague fa historia es super-biología. Y con esta interpretación se aclara prodigiosamente el concepto de decadencia. Consistirá, pues, en la quiebra de la vitalidad de las ideas-fuerzas, producida, cuando se acentuara más allá del normal ritmo de las civilizaciones sucediéndose, por gravísimas imposiciones de la gea adversa. Así, en las páginas del libro de Olague palpita una enorme inquietud: la de una nueva filosofía descansando en la Historia, y a través del llamado ••caso español" se asiste a una superación anecdótica, y se <lesarticula el verdadero motor que acciona la humanidad. Cosme Damián Churruca (1761-1805) El episodio más destacado de ía batalla de Trafal!(ar (21 de Octubre de 1805) es, sin duda, el heroico combate del San Juan Nepomuceno contra un grupo de navíos ingleses, combate que sólo terminó después de la muerte de su comandante, cuando el buque se hallaba desarbolado y su tripulación diezmada por la metralía y la fatiga. Aquella página gloriosa que escribieron los marinos españoies está preESPARA sidida por la figura del brigadier Cosme Damián Churruca, notable en ia Historia no sólo por su heroísmo y su valor, sino también por su ciencia y su pericia náutica. Nacido en Motrico el 27 de septiembre de 1761, en el seno de una ilustre familia, de posición holgada, Churruca estudió humanidades en el seminario de Burgos, donde demostró su precóz inteligencia. Decidido a Página 11