Don Gaiferos, Don Friolera y Don Galoar

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Part of Excelsior

Title
Don Gaiferos, Don Friolera y Don Galoar
Language
Spanish
Year
1929
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Don ~aif eros, Don Friolera ~ Don ~alaor 1 A Redacción de EXCELSIOR, y en ella, el des~ pacho de nuestro Director. Una mesa t-e'. . vuélta: cartas, artículos periodísticos, bn libro a medio cortar¡ una escribanía y tres plumas estilográficas; galeradas de irnpÍ'enta b8jo un . lápiz azul¡ un talonario de cheques la guía del teléfono, un pisapapeles de arte; pruebas de "tricomías, un calendal'io lleno de notas, cuartillas en blaneo .. : Retratos de artistas, a los que el sol de Manila presta luces coruscantes en la policromía de sus marcos, presiden el trabajo de nuestro Directo1·, que esperando al Poeta que fué a interviuvar al Sr. Teodoro M. Kalaw, corrige con lapiz de ortograf'a la galerada del linotipista tagalo, mientras imaginativarnente combina el original y los anuncios, casi prestos para el "ajuste" del número. Por la puerta de los talleres penetra un caballero; los ojos del Director fotografían su personalidad literaria; el cliché espiritual, es el negativo de un hombre inédito. ············································· Y o, señor Director, me llamo don Friolera. Á.1·gunos, muy pocos, dicen que tengo uhumor" y deseo colaborar en EXCELSIOR. He viajado por A~érica; en aquellas tierras me ejercité en e~e boxeo espiritual que se llama ironía y poseo el recuerdo de unos cuentos judíos al estilo de Bagaría, que me contó un aleman de allí, sonrosado como una salchicha y grueso corno un tonel de Baviera. Murió en Indianapolis un hebreo oriundo de Dantzig. Un millón y tres hijos: Job, Joab y Jacob. Un testamento y una condición para adir Ja herencia. El cementerio abrió sus puertas a la comitiva. Al pié de la sepultura del millonario se abrió el feretro para Que los hijos cumplieran la condi.. ción. Job, lloroso y humilde, se adelantó desde la presidencia del duelo, y poniendo cien dólares en el bolsillo de la americana del muerto, suspiró. Joab después de pedir, sin éxito, cambió de un :. billete de quinientos, juró solemnemente que no llevaba suelto el dinero necesario. Los albaceas y el notario después de deliberar copiosamente, acordaron aC'epta r los sesenta dólares que el heredero pudo reunir por préRtamos tomados a los concurrentes. Joab, depositó la cantidad, y envuetlo en et eco de un suspiro, volvió a su puesto. Finalmente. Jacob, ¡;;e aproximó al cadaver de su padre; todos espe"rábamos una escena conmovedora pues era el hijo más querido. -En aquel momento tan solemne los cipreses parecían más puntiagudos y el muerto más fiambre. J acob se del'iabrochó la cruzada americana negra, extrajo de su bolsillo interior un talonario y una pluma, y ante el admira~ivo asombro de la concurrencia extendió un cheque a la orden de su padre por trescientos dólares después de tomar los ciento sesenta depositados por sus hermanos. 11 Abono los cuarenta que faltan a mi querido hermano Joab", dijo. Y una vez cumplida la condición, se retiró profundamente conmovido. 11 Perdón, señor. ¿El Director de ExcELSIOR?... Mucho gusto... Ako, don Galaor; un humorista universalmente conocido. He llegado hasta aquí, merced al autómovil de Balmori. Imposible de otra manera pues hace un calor espanto:::;o. En automovil, si señor. ¡Suerte que tiene uno de alternar con "gente bien" de la poesía! Aquello de cantar a la luna y a pie y por comer, es muy antiguo. Hoy día, se canta en la Luneta en coéhe y generalmente por beber ... El poeta, llegará mañana. Está ocupadísimo. Aprovechando, voy a colocarle un cuento. Es breve; se titula "De cómo fuí procesado por adulterio"... ¿S!! impacienta usted? ... La provincia de Sórsogón, alegre entre las bi. colanas porque casi siempre que se toma uno una copa, se escucha el estimulante murmullo de las palmas ... (El Director, toma una pastilla de bismuto). III Don Gaiferos interrumpe la narración del humorista desconocido. "¡Santas y gordas!", exclama cordial y :::;olemne. Y después de rebuscar por entre una colección de cuartillas arrugadas que extrae del bolsillo, deposita su original en manos del Director. -Poca cosa. Un cuentecito inverosímil sobre el defecto que todos tenemos de ser inoportunos, y por cierto, que 'ahora cae oportunamente, ya que por lo que veo, estos señ01·es acaban de hacerse cargo de la sección humorística y yo ... - No, don Gaiferos. Estos "supue:::;tos literatos", tendrán muho gusto en altern~r con uste4. Ya veremos quien tie'le más gracia ... por el reportaje. EPICURO POLTKA.