Los Seminarios Diocesanos De Filipinas en el Siglo XIX (Continuacion)

Media

Part of Boletin Eclesiastico de Filipinas

Title
Los Seminarios Diocesanos De Filipinas en el Siglo XIX (Continuacion)
Creator
Salutan, Jose Maria Luengo y
Identifier
Historical Section
Language
Spanish
Source
Boletin Eclesiastico de Filipinas XLIII (482) May-June 1969
Subject
Catholic Church
Catholic theological seminaries -- Philippines
Diocesan Seminaries of the Philippines
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
HISTORICAL SECTION Los Estudios Eclesiasticos En LOS SEMINARIOS DIOCESANOS DE FILIPINAS EN EL SIGLO XIX (Continuacion) • JosS Maria Luengo y Salutan, Ph.D. E. Practicas Misionales NO adecuadas: Otro factor en el problema que nos ocupa — el quinto! — fue la influencia que ejercieron en FI­ LIPINAS ciertas practicas misionales trasplantadas alii de la Ame­ rica Espanola, no obstante que las condiciones sociales de FILIPINAS eran muy distintas a las que prevalecian en las Diocesis y los Virreinatos del Nuevo Mundo. Me refiero, muy especialmente, al hecho innegable de que, cn Ame­ rica, con relativa facilidad se podia formar un Clero Nativo con los criollos y los mestizos, major que con los indigenas del pais; micntras que, en FILIPINAS, se deberia haber procedido de un modo totalmente contrario, dada la escasisima inmigracioh Espanola. F. La Visita PASTORAL de las Parroquias ■. Finalmente, el sexto factor en esta cuestion tan espinosa fue la Visita Pastoral de las Parroquias cuya administracion habia sido encomendada, canonicamente, a Comunidades de Religiosos, con los previsiblcs conflictos que fueron, luego, surgiendo entre algunos de estos ultimos y los Sehores Obispos. Dicha situacion, a veces sumamente sonada y lastimosa, por necesidad habia de contribuir aun mas en obstaculizar la rapida y limpia formacion del Clero Nativo Filipino. 438 BOLETIN ECLESIASTICO DE FILIPINAS Y, luego, debido a la iinprudencia y precipitacion de uno de los Prelados, que creyo poder cottar por lo sano y arreglar de un solemne manotazo aquel enconado embrollo..., llegaron a producirse desdichadas y fatales consecuencias, que cedieron en gran descredito del Clero Nativo y agudizaron aun mas la problematica de su formacion... (El Arzobispo de MANILA, Basilio SANCHO de Santos Justa y Rufina: sus famosas Visitas a las Parroquias de Dominicos, y el fracasado CONCILIO PLENARIO de Filipinas: 1767-1771.) Breve RESUMBN Historico: Asi y todo, los hechos historicos, tai como aparecen en las fuentes primarias y en Documentos contemporaneos, prueban palmariamente que: “en vez de haber existido una oposicion sistematica a la formacion del Clero Nativo en FILIPINAS, bien fuera por parte de los Misioneros o ya por parte de la Corona de ESPAnA, desde los mismos comienzos del Regimen Colonial, y aun bastante antes que en muchas otras Regiones o Naciones del Orbe Cato" lico, se hicieron ya en FILIPINAS numerosos planes y se intentaron diversos esfuerzos practicos, para fonnar alii, cuanto antes!, el Clero Nativo”. Esto se lo que demostramos, con suficiente amplitud, en el Capitulo III. Apenas fue erigida la Primera Diocesis de Filipinas, MA­ NILA (1579) y tan pronto como tomo posesion de su Sede el gran Obispo Fray Domingo de SALAZAR, O, P. (1581) parece como si le faltara el tiempo para anunciar, publicamente, que “su proposito era fundar un SEMINARIO, y que “otorgaria los Beneficios Eclesiasticos a los Sacerdotes INDIGENAS, con preferencia sobre los Espanoles, tan pronto como los mismos mostrasen estar capacitados para desempenarlos cumplidamente!”... Las promesas del ejemplarisimo Obispo SALAZAR no habian de quedar en meras “promesas”, o PALABRAS!... Y, como lo rcsultara completamente imposible agenciarse del Rey FELIPE I y del Gobierno los recursos para la construccion de “su” Seminario...— un SEMINA­ RIO CONCILIAR o Tridentino, que MANILA habria inaugurado an­ tes de 1600!...— el Obispo, junto con su Cabildo Catedralicio y el mismo Gobemador General de las Islas, Don Diego de RONQUILLO, apoyaron calurosamente los planes y las solicitudes de los Padres JesuiLOS SEMINARIOS DIOCESANOS DE FILIPINAS 439 tas ante el Gobiemo de la Metropolis, para la fundacion del Colegio— Seminario de San Jose. Inicialmente, esta fundacion se efectuo y comenzo a funcionar tan pronto como los fundadores pudieron contar con los medios mas precisos: en 1595. (Por lo comun, los historiadores retrasan la fecha de fun­ dacion del “Colegio de San JOSE” al ano 1603.) A traves de muchas vicisitudes, se fueron formando en el, durante los siglos XVII y XVIII (hasta la expulsion de los Jesuitas de FILIPI­ NAS: ya en 1768) un Arzobispo, OCHO Obispos, CUARENTA Sacerdotes Diocesanos y hasta SETENTA y NUEVE Sacerdotes Religiosos. Varios ahos despues de la fundacion de “San JOSE” (1611) los PP. Dominicos, con el legado que habia dejado para ese fin Fray Mi­ guel de BENAVIDES, Obispo Dimisionario de la Nueva Segovia, fundaron tambien, muy humildemente, el Colegio — Seminario de Santo TOMAS. Que, anos mas tarde (1627?) se convertiria en Universidad Civil y Official; y, posterionnente (1645) en Universidad PONTIFICIA. A los Dominicos se debe tambien la fundacion del Colegio Semi­ nario de San JUAN de LETRAN (1620); si bien, en los comienzos, figuro con otro nombre y apenas era mas que una Escuelita—Hospicio. Estos tres Colegios—Scminarios, fundado-, tan pronto en MA­ NILA, fueron los Centros Docentes Mejor equipados para la preparacion y formacion del Clero Nativo — y aun “Indigena” — a lo largo de los dos siglo XII, durante el Regimen Espanol en FILIPINAS. Seminarios propianiente DIOCESANOS: Sin embargo: tales Instituciones no eran, estrictamente, “Seminarios TRIDENTINOS”. Eran Colegios-Seminarios; o sea, “Centros docentes, donde sc cducaban, mezclados, los aspirantes al Sacerdocio con los que cursaban Carreras Civi’ les”; en algunas ocasiones, se mezclaban tambien con los Estudiantes Dominicos o Jesuitas. Y la cxperiencia de siglos ha comprobado que no es este el “sistema IDEAL” para la adecuada formacion de un Clero digno y ejemplar. 440 BOLETIN ECLESIASTICO DE FILIPINAS Dada la pobreza en que se hallo, por mucho tiempo, la Iglesia en aquella lejana “colonia” Espanola en el Extremo Oriente, los Obispos. a pesar de sus mejores intensiones y planes, se encontraron siempre con la dificultad insuperable de fundar su Seminario Conciliar. Si era tan ordinario que ellos mismos tuvieron que vivir meramente de las prestaciones y de las “limosnitas” de los fieles, ya que las asignaciones que los habia senalado el Gobierno, por el Regio Patronato, solian llegarles muy tarde, v aun “mermadas”, cuando les llegaban!. Por lo cual, en FILIPINAS — lo mismo que en otras muchas Diocesis de la Antigua CRISTIANIDAD, donde quiza no se pcd'a alegar esa razon de pobreza en les medios economicos. . .— los Seminarios DIO­ CESANOS no aparecen hasta entrado va el siglo XVIII. Mas no hay razon alguna para “escandalizarse” de que, en aquellas hermosas Islas “coloniales”, desparramadas y como “perdidas” en la inmensidad del Pa­ cifico, no se realizaran antes las disposiciones del SANTO Concilio de TRENTO, cuando los PRIMEROS Seminarios Conciliates hicicron su aparicion sistematica y “Oficial” en la Cristiana EUROPA, tambien en ese mismo siglo XVIII. Pcrque los fundados en tai o cual Nacion antes de 1700, funcionaron bastante esporadicamente y de una manera sobrado imperfecta. El Seminario CONCILIAR Archidiocesano de MANILA, despucs de diversas tentativas frustradas, fue fundado en 1707 (o en 1704?). En sus comienzos, se llamo “de San FELIPE”: en honor del Rey de ESPAnA FELIPE V, por mas que dicho Rey se hallara enzarzado en la dificil y dudcsa contienda de la Guerra de enccsion. En tiempos de CARLOS III (1760?, 1763) cambio el Seminario de “Titular”: San CARLOS BORROMEO, como se ha seguido llamando hasta ahora. El Seminario de CEBU, que lleva tambien el nombre de San Car­ los Borromeo, se fundo en el ano 1769, y en el Edificio del antiquisimo (1595) Colegio de San ILDEFONSO, “cerrado recientemente por la expulsion de sus Fundadores y Directores, los Padres Jesuitas. El de la Diocesis “de Caceras,” eh la Villa de NAGA o “La NUEVA Caceras,” fue fundado oficial y “canonicamente por el Obispo Fray Domingo COLLANTES, Dominico, en 1793. (Pero, hay muy LCS SEMINARIOS DIOCESANOS DE FILIPINAS 441 probables indicios de que, inclusive hacia mediados del siglo anterior: 1645-1670, funciono ya, en el “PADI-AN” de la misma NAGA, un Seminario “incipiente”?: que tai podria haber sido la “CASA de los Clerigos”, de que hablan muchas Cronicas.) El Obispo Fundador dio a su Seminario, como Titular y como Patrona Principal, a “Nuestra Senora del SANTISIMO ROSARIO”. Patronazgo que — “con todas las de la LEY”! — restablecio, en 1865, otro Obispo Domingo, Fray Francisco C. GAINZA. El Seminario Diocesano de “La Nueva Segovia”, bajo la advocacion y Patronazgo de “La Inmaculada Concepcion”, fue fundado el ano 1602 en VIGAN o La Ciudad Fernandina. Y el de la Diocesis de Santa ISABEL, en JARO, erigida en la Isla de PANAY el ano 1865, fue inaugurado oficial y solemnemente en 1869, por el Obispo Fray Mariano CUARTERO, O. P. Pero el mismo Senor Obispo, tan pronto como tomo posesion de su cargo, en 1867, habia comenzado a “dar clases” regularmente en la humilde residencia que compara. Todos estos Seminarios Conciliates, dedicados exclusivamente a la formacion del Clero Diocesano, Nativo o Indigena, encontraron muchas y series difficultades en su funcionamente y desarrollo. Las dos mas importantcs y de mas dificil solucion fueron: donde y como se podria hallar el personal docente y administrativo de tales Instituciones, personal que fuera suficiente y estuviera debidamente cualificado para su ministerio; y, tambien, asegurar los recursos economi­ cos necesarios para el mantenimiento, la mejora y ampliacion de los edificios, equipo de las clases, alimentacion de los Seminaristas. . . For lo que hace a los Superiores y Profesores, y tambien al REC­ TOR de los Seminarios, tanto los Prelados Diocesanos como el Supremo Gobiemo resolvieron que, en modo alguno convenia autorizar a los RE LIGIOSOS Misioneros haccrse cargo de dichos oficios... a no ser que se tratara de algun como verdaderamente excepcional. Con razones hasta cierto punto muy plausibles, pero con una total falta de comprension de Io que dcmandaban, v hasta imponian o “exigiin”, las espcciales cireunstancias del Pais, querian dichas Autoridades que la direccion, la ad442 BOLETIN ECLESIASTICO DE FILIPINAS ministracion de los Seminarios queran total y exclusivamente encomendadas a miembros del Clero Secular o Diocesano; nunca a los Religiosos. La natural consecuencia de esta corta o equivocada vision del asunto fue que los Seminarios estuvieran muy pobremente montados y escasa' mente a ten didos, hasta en lo que era mas urgente e imprescindible en Establecimientos de tai naturaleza. Y por ello, era muy natural que el resultado practico de los Seminarios DIOCESANOS quedar muy por debajo de lo que se esperaba: no formaron aquel Clero NATIVO, numeroso y eficaz que tanto se necesitaba para bien de la Iglesia en FIIIPINAS. Hubo, no obstante, en aquel largo periodo de tiempo hasta 12 o 14 Socerdotes FILIPINOS que lograron escalar induso la cima mas alta del Sacerdocio, y que fueron escogidos para regir este o la otra Dio­ cesis. Aunque todos ellos hubieran nacido en el Pais, o fueran NATITIVOS, no podemos asegutar que fueran tambien “Indigenas”, estrictamente hablando. I recibieron su formacion Sacerdotal, o bien en los Seminarios Conciliates Diocesanos, o en los mencionados mas arriba como no—Consiliaron: Santo TOMAS, San JOSE y San JUAN de LETRAN. Y hubo, tambien, bastantes Sacerdotes Filipinos al frente de sus Parroquias en diversas Diocesis, con el titulo de Curas Parrocos. En el ano 1854, por ejemplo, leemos en el “ESTADO General” — como a modo de CENSO Oficial — de aquellos tiempos que: los Sacerdotes FILIPINOS eran 700: y que regian o administraban 198 Parroquias Para equal ano, se calculaba la poblacion total de las Islas en 3,500.000 habitantes. Con el modo de pensar de nuestros dias, diriamos que “a cada uno de aquellos Sacerdotes FILIPINOS, le correspondian 5.000 almas”. Mientras que, actualmente (o en 1964) con el impresionante crecimiento demografico de las Islas, esa misma proporcion de 1.800.) Gran Mejord de los SEMINARIOS por los “PP. PAU LES”: A mediados del siglo pasado (1852) la Reina ISABEL II acerto a dar — por fin! — con la verdadera “cleve” para la solucion de aquel enmaranado problema, que habia diferido por tanto tiempo la formacion de LOS SEMINARIOS DIOCESANOS DE FILIPINAS 443 un Clero Nativo en FILIPINAS: que, ademas de piadoso, discipli nado y eficiente, fuera bastante numeroso como lo requerian las circunstancias de los tiempos. En el Real Decreto que firmo ISABEL II (el 18 de octubre de 1852) se ordinaba que “fueran a FILIPINAS los Sacerdotes “seculares” de la Congregacion de la MISION, de San VICENTE de PAUL — conocidos ya en Espana por “los Padres Paules” — para hacerse car­ go de la direccion de los Seminarios DIOCESANOS; y, asi, llenar debidamente las miras con que los establecio el Santo Concilio de TREN­ TO”. Con ello, por otra parte, la Reina quedaria descargada de la responsabilidad tremenda que pesaba por tanto tiempo sobre su condencia!... “Bastante TARDE!" — diran algunos — “se llego a dar con esa solucion!...; y, aun eso, con no pocas cortapisas y PEGAS!”... Es rierto!, lo reconocemos!. Pero, mas vale “tarde” que NUNCA!. Y esta actitud de la Reina de Espana y de todo su Gobierno prueba clarisimamente que la NACION, como tai, queria de todas veras enmendar en lo posible una situacion harto preterida y descuidada por mucho tiempo. El referido Decreto de ISABEL II prueba tambien que “la supuesta politica anti-indigenista de Espana en relacion a FILIPINAS es uno de tantos “Mitos Historicos” que deben ser arimbados definitivamente y descartados por cualquier investigador ecuanime y sereno!, libre de prejuicios e imparcial!”... A los DIEZ anos de la promulgacion del REAL Decreto en favor de los Seminarios DIOCESANOS de FILIPINAS, lograron Hegar a MANILA “los Paules” de ESPAnA (21 de Julio de 1862.) El 2 de Agosto de ese mismo ano, se hicieron cargo del Seminario Archidiocesano, a Metropolitano, de San CARLOS Borromeo; el 7 de Mayo de 1865, fueron instalados en el Diocesano del Santisimo Rosario, de la Diocesis de CACERES, en la Ciudad de NAGA; el 22 de Enero de 1867, en el de la Diocesis del Santisimo NOMBRE de JESUS, Ciu' dad de CEBU; el 1 de Septiembre de 1869, tomaron posesion oficial del Seminario de San Vicente FERRER, de la Diocesis de JARO; y, finalmente, a principios de 1872, del Seminario de “La Inmaculada CON­ CEPCION, Diocesis de La Nueva Segovia, en la Ciudad de VIGAN. 444 BOLETIN ECLESIASTICO DE FILIPINAS El aumento en el numero y en la calidad de los Sacerdotes Filipinos que se ordenaron en el ultimo tercio el siglo XIX fue evidente y muy notable. Esto es lo que explico y comeno en los capitulos IV y V de mi trabajito. A poco de haberse encargado los Padres Paules de la direccion y administracion de los Seminarios, los Ordinarios de las Diocesis sufraganeas se decidieron por abrir las clases del Seminario tambien a los jovenes que unicamente pretendian hacer sus estudios para carreras civiles. En cierto todo, esta decision de la Jerarquias fue como impuesta por las circumstancias: solamente en la Capital, MANILA, habia facilidad para los Estudios LJniversitarios y los de Segunda Ensenanza; pero, los viajes hasta alia, la estancia, las pensiones y la alimentacion las matriculas, etc., fueron cause de que las familias arreciaran en sus peticiones de que se atandiera a la educacion de sus hijos, al menos con los estudios correspondientes a la Segunda Ensenanza. Se hizo asi; y, desde 1881, esa especie de institutes cuasi Provinciales de Segunda Ensenanza adoptaron los Programas y los Textos de la Universidad de Santo Tomas, bajo cuya autoridad y resguardo se daban, luego, los titulos de Bachiller en Artes. Pero, los que habian comenzando siendo estricta y propiamente Se­ minarios Conciliates o Tridentinos, quedaron convertidos en SEMINA­ RIOS — Colegios o en COLEGIOS — Seminarios. Y, si bien es cierto que la mezcla de los seglares con los Clerigos y Eclesiasticos no se daba en tanto grado como en los Colegios Universitarios de otros siglos, no dejaba por es de tener sus inconvenientes y de parecer a muchos una verdadera remora para la promocion y formacion completa de las vocaciones. Las ordenaciones en este periodo de casi 40 anos (1862-1898) fue­ ron creciendo constantemente: algo mas en las Provincias y, especialmente, en la Region Bicolana que en la misma Metropoli, en MANILA. Crecio, sin duda, el numero de los Sacerdotes FILIPINOS; y mejoro tambien notablemente su calidad. Pero, dicho aumento en solos 25 o 30 anos en modo alguno podia hacer realidad que, al finalizar LOS SEMINARIOS DIOCESANOS DE FILIPINAS 445 el Regimen Espaiiol, los Sacerdotes Indigenas o Nativos reemplazaran a TODOS los Religiosos Espanoles en las Parroquias que estos administraban. En los Capitulos VI al X, inclusive, expongo con el mayor detalle la organizacion de los Estudios Eclesiasticos en los Seminarios, tanto en los Menores como en los Mayores; y tambien de los estudios que pudieramos considerar como de rango o nivel” Universitario. Me detengo, asimismo, en examiner y analizar el modo como se llevaba, por aquellos anos, la supervision y la administracion de nuestros Seminarios. Y, con los datos que he podido ir entrasacando, se comprueba que aquellos “escasos” (5) y humildes Seminarios DIOCESANOS de FILI­ PINAS nada tenian que envidiar a los mejores “Seminarios de Mision” en cualquier parte de la Cristiandad, y hasta hubieran podido compararse con los mismo Seminarios de Naciones Catolicas y Europeas, de por aque­ llos tiempos. Es clarisimo, desde luego, que no he pasado ni pasa pcf mis mientos establecer semejante comparacion de los Seminarios de MA' NILA, de CEBU de NAG A, de VIGAN y de JARO — de los ahos 1865-1900—con cualquier otro Seminario de los dias actuales, ni con lo que HOY son anos CINCO Seminarios Archidiocesanos: en sus planes de estudios o “curricula”, en sus metodos y elementos pedagogicos, en sus sistemas para la adminitracion y supervision, en sus Claustros Profesorales, sus CAPILLAS, Bibliotecas y Edificios, etc. Es tan imponente o inconcebible, ciertamente, el adelanto de la Ciencia Pedagogica en lo que ya llevamos del siglo XX!... Y con razon se dijo aquello de “distingue tempora, et concordats... FACTA Historical”... Concluyo mi trabajo, en el Capitulo XI, con una serie de datos, precisos y elocuentes, que comprueban el elevado grado de cultura alcanzado por el Clero FILIPINO, en general, durante la segunda mitad del siglo XIX. Aqui si que cabria decir: “Los Hechos CANTAN!”; y “contra la evidencia misma, NO hay argumentos de razon que VALGAN!”...
pages
437-445