Las Canas y el Hoy
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Part of Bangon
- Title
- Las Canas y el Hoy
- Language
- Tagalog
- Source
- Taon I (Bilang 5) Abril 15, 1909
- Year
- 1909
- Fulltext
- 14 BANGON. . . DE COLABORACION Las “Canas“ y el “Hoy“ La complacencia del galicianófilo PEDRU al joven RIZALEÑO me ha inducido á tratar una vez más de un asunto que desde los principios en Filipinas venía causando estorbos en la marcha progresiva de la sociedad. He de hacer constar antes, que no es mi ánimo terciar á los dos articulistas, porque es toy con la réplica -de PEDRU que el asunto no es para merecer más; y- además yo creo que de prolongarse corre el peligro de que las partes se vean tentadas, si no precisadas, á mojar sus plumas con determinadas tintas po líticas; entonces ¡adios, política neutral de la que al parecer PEDRU es acérrimo defensor, aunque en teoría solamente. De paso, sin em bargo, me permitiré decir que según he enten dido, el autor del artículo replicado por PEDRU no ha hecho más que manifestar sus impre siones en general, concluyendo en particular por emitir su juicio de periodista rizaleño, y bajo esta condición no me ha extrañado que al comentar aquella fiesta lo haya hecho de una manera distinta que los otros de su clase. En cuanto á lo de la “salida” de aquel naciona lista, no he de regatear á PEDRU en su con cepto, pero él ha olvidado de mencionar ó no se ha fijado tál vez, si no es que de intento lo calla, al que, recordando elecciones pasadas, ha sido el primer provocante en aquella reunión, el cuál es una figura muy conocida, porque en política es de esos que primero se llamaron federales, después nacionalistas progresistas, y hoy incoloros. Pero dejémonos ya aquella fiesta y entrémonos al asunto que me he propuesto tratar en estas columnas, ampliando lo que LA AN LAGUI había ya tratado en el número 2 de esta pu blicación bajo el título de “Intolerancia”. El hecho según PEDRU, que el tal RIZALEÑO por ser joven ha arremetido patognomónicamente contra ciertos viejos, es lo que de ser verdad, me hace meditar sobre las rela ciones de nuestros viejos y jóvenes que apesar del transcurso del tiempo y de las lecciones que nos vienen dando los acontecimientos, continúan lo mismo que en aquella época, por lo que nues tro inmortal Rizal, al tratar de “exponer en las gradas del templo” los cánceres malignos de nuestra sociedad, ha mencionado como uno de ellos en un capítulo de su “Noli”. Efectivamente, en la vida de nuestros pue blos, sin recurrir ya á la historia y circuns cribiendo únicamente á la actualidad, además de las separaciones causadas ya por las creencias po líticas, ya por las religiosas, hay otra no menos funesta y de vigor latente, que para nosotros no es más sino puramente cuestión de edad. Esta cuestión que tiene diferentes formas de manifestarse, bien por oposiciones sistemáticas, bien por egoism o ó por intolerancia, etc. etc., se sucita precisamente en las empresas para cuya realización se requieren buena armonía, unión, tolerancia y cordura. Es tan notorio esto, que no se necesita enumerar hechos, puesto que en cualquiera parte de Filipinas suele tener lugar entre viejos y jóvenes más ó menos ridi culamente. En los tiempos pasados este cáncer de nues tra sociedad solo Se presentaba en las empre sas religiosas; pero hoy día en virtud de las inno vaciones políticas se ha hecho más frecuente. Basta ver en las luchas electorales, donde ade más de los candidatos pertenecientes á deter minados partidos politicos ó grupos religiosos, hay otros que se presentan como apoyados por los que se dejan llamar ó elementos viejos ó ele mentos jóvenes. Esta separación proviene, á nues tro juicio, no solo de las fogosidades ó radi calismos de jóvenes que á veces son verdade ramente exagerados, sino también del egoísmo muy marcado de algunos viejos, que se consi deran infalibles en sus juicios y actos porque creen que el tiempo con su marcha no ha cam biado, lo que equivale á pensar que la teoría hegelliana es aún factible en pleno siglo XX. Es indudable que la experiencia es una base mejor para cualquiera empresa, sobre todo en asuntos nacionales, generalmente como punto de comparación; pero no siempre como medio suficiente para resolver las cuestiones que de ellos pueden surgir; el modernismo bien enten dido, por otra parte, siempre que no traspase las pautas de la moderación, también es muy esencial, puesto que todos los elementos deben progresar en tal sentido. Teniendo en cuenta estos dos principios, creemos que tanto los vie jos como los jóvenes no tienen motivos de con servar por más sus respectivos orgullos insanos, y solo deben tener en cuenta en todos sus puntos de vista el bien general, ó en términos más claros, nuestra causa nacional, que hoy más que nunca reclama una fuerte solidaridad entre los filipinos. Tenemos, pues, que la solución de este con flicto social en Filipinas, no depende única mente de ciertos viejos que se consideran erró neamente ser paires conscripti, ó maestros por su edad en todos los aspectos de la vida, para que sean menos apasionados, sino que también de algunos de mis conjóvenes, que realmente pecan ya contra el debido respeto y veneración á las “canas”, merced á las ‘cuales disfrutamos de este “hoy”, para que sean más moderados, menos bruscos y fogosos en sus radicalismos. Unos y otros deben considerarse mutuamente, porque si es verdad que los viejos pueden dar lecciones provechosas de su experiencia é his toria á los jóvenes, ellos, en cambio, pueden aprender y perfeccionarse con el “hoy” de estos, que es lo más esencial, puesto que es la víspera de nuestro mañana, de nuestro porvenir por el que debemos todos laborar con fé y esperanza. En las presentes circunstancias debe el i miBANGON . . 15 narse ya de nuestra sociedad la costumbre de algunos viejos ó padres de familia, que cuando un joven no es de su color en política ó en religión, ó cuando cualquiera es protestante á sus teorías del siglo I, son motivos más que suficientes para llamarles pervertidos, evitar sus tratos y cerrarles las puertas de su casa; lo mismo puede decirse á esos jóvenes aficionados al modernismo, imitadores á lo sumo, que cuando son aconsejados por expertos viejos creen por mala inteligencia que se les coarta la libertad y no tienen otras contestaciones que sus lenguajes de fogosos y sus actos"bruscos, llegando á que brantar de esta manera los tradicionales pre ceptos de moral y urbanidad. Este defecto social, que consultando historias, no solamente es peculiar en Filipinas, sino que también lo tienen otros paises más civilizados, dá lugar á que esos mal intencionados observadores superficiales de nuestra raza, esos enemigos de la capacidad filipina ó esos que no quieren ver con buenos ojos el inmediatismo de los nacio nalistas, lleguen á utilizar como un arma en contra de la genuina aspiración de la mayoría de los filipinos, en contra del supremo ideal ansiado desde ayer, y que si nos permite pro fetizar, es el mismo que late hoy con visos urgentistas aun en los corazones de los viejos que se han hecho conservadores por su edad y de esos compatriotas que tergiversan sus pro pios sentimientos y dicen lo que solo les con vienen individualmente. Aunque no consideramos este defecto como un óbice á la consecución de la genuina aspi ración del pueblo filipino, porque si bien es verdad tiene caracteres de cáncer como dejamos dicho, no es tampoco segunda naturaleza que digamos, y es muy sencilla su cauterización porque no es más que hija de las pasiones creadas pol la atmósfera de dominadores que desde tantos siglos ha venido imperándose en Filipinas, sin embargo, lo reprobamos bajo todos los conceptos, y valga por el honroso calificativo que nos dan de ‘"hombres de mañana”, deseamos de todas veras que nuestros compatriotas todos den parte de sus atenciones á este problema de no menor importancia en vista de sus ordinarias conse cuencias. Es una cuestión que, á nuestro parecer, con más dosis de juicio, con más serenidad y menos amor propio, se puede remediar fácilmente; en prueba de lo cual apelamos al testimonio de algunos viejos que están exentos de estos de fectos. En Manila, por ejemplo, tenemos al juvenal D. Felipe Buencamino, aqui en Rizal á D. Ambrosio Flores, que encabeza á los jóve nes en la guerra contra el fanatismo, y á los se ñores Hilarión Reymundo y Fernando Angeles de Morong y Manuel Mendoza de Tan ay, viejos estos tres últimos, que han sido y continúan siendo “leaders” del candidato radical y joven Lope K. Santos. Si verdaderamente somos amantes del pro greso de nuestra raza, si anhelamos de todo corazón la felicidad de nuestro pueblo, debemos procurar la abolición de las malas costumbres y de los hábitos que traen malas consecuencias, parte de los cuales son, pues, el orgullo ó in tangibilidad de algunos viejos, y la intolerancia, fogosidad y radicalismo desenfrenado de ciertos jóvenes. Felicísimo MAGTANGOL. El Catecismo de Tolstoy El conde de Tolstoy, autor de tantas obras maestras, acaba de publicar en los periódicos rusos diez mandamientos de higiene, que tra ducimos á nuestros lectores, para que los siga el que pueda: I Estar lo más posible al aire libre, día y noche. II Hacer todos los días ejercicio al aire tra bajando ó paseando. III Beber y comer de una manera moderada, y sencilla, tomando leche en vez de alcohol. IV Lavarse con agua helada y tomar un baño caliente los lunes. V Usar ropa ligera y floja. VI Vivir en una casa seca, espaciosa, so leada. Ser propietario. (!) VII Guardar una limpieza rigurosa, hasta en lo’ moral. Este es el remedio contra las epidemias. VIII Trabajar regular é intensamente, lo que es el consuelo de las desgracias, y estar siempre alegre, lo cual corta las enfermedades del cuerpo y las del alma. IX Después del trabajo evitar las distracciones ruidosas procurando el descanso en familia y dedicando la noche á dormir. X Trabajar mucho y hacer buenas obras. Tolstoy dice: “Con esto conseguiría la felici dad todo el mundo”. La felicidad después de hacer todo esto, quizá; pero hay que pedirle la receta al conde para ser propietarios y para estar contentos siempre. (De “La Idea Moderna” de Lugo, España; 14 Enerob 1909). —rqb» —¡“SULONG”!... Ang pahayagang ito ng Kapisanang “Mithi ng Bataan” na sinasabing ilalathala sa Maynila, ay lomabas na, at ang unang bilang niya‘y tinangap na namin. Gaya ng sukat maasahan sa makikisig na panulat ng mga doo’y nagsisigawa, ang “Sulong" ay naglalaman ng maiinam na lathalang ikatututo’t ikalilibang ng mga mangbabasa. Isa pang tagumpa.y ito ng kabataang di ma dam lumingon sa mga hirap at panganib, maitaguyod lamang hangang wakás ang ma-aalab at dakila nilang mga adhika. Tanga pin nila ang matapat naming bat i.