La Guerra antireligiosa camuflada

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Part of Boletin de la Camara de Comercio

Title
La Guerra antireligiosa camuflada
Language
Spanish
Source
XXXI (Issue No. 415) Mayo 1938
Year
1938
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Vol. XXXI_______CÁMARA DE COMERCIO ESPAÑOLA DE FILIPINAS______________ Núm. 415 LA GUERRA ANTIREL1GÍOSA CAMUFLADA La nueva táctica atea reviste tres aspectos prin­ cipales : J. Esfuérzase por crear la confusión en las or­ ganizaciones antireligiosas, uniéndolas según el mé­ todo del Frente popular, modificando sus denomina­ ciones. II. Ha inventado el lazo de la “mano tendida” a los cristianos en general, a los católicos en parti­ cular. III. Realiza una campaña intensa en los medios cristianos para demostrar que el comunismo, lejos de oponerse a su ideal, lo realiza por lo contrario. I. Organización de las Internacionales ateas Los “Sin Dios militantes” de la URSS se reunie­ ron al principio a los grupos “librepensadores” de los demás países para fundar la “Unión de Librepensa­ dores Proletarios”. De esta manera, la unión presen­ taba los caracteres de una Internacional estrecha, ca­ racterizada por la palabra “proletario”. La misma expresión de “Sin Dios” fué juzgada poco feliz en ciertos países donde los medios cristianos empezaban a reaccionar vigorosamente. Siguiendo la táctica comunista, decidióse ensan­ char el cuadro de la Internacional atea, cambiando su denominación. En los días 17 y 18 de agosto de 1936 el Comité, ejecutivo de la Internacional de Librepensadores de­ cidía llamarse en adelante “Unión mundial de libre­ pensadores”. Bajo este título trabajaba aun hoy día. Lo que se presta a numerosas confusiones voluntarias: “¡La Internacional de los Sin Dios no existe!” afirma “El Antireligioso” de septiembre de 1937. ¡Eviden­ temente! porque se ha convertido en “Unión mundial de los Librepensadores”. .. Las secciones nacionales continúan llevando nom­ bres distintos: en URSS, por ejemplo, los ateos son todavía “Sin Dios militantes”. Esta táctica, parece ser, ha producido sus frutos, puesto que, por más inverosímil que parezca, ha per­ mitido obtener la adhesión de los “Librepensadores” que se negaban a ser tratados de “Sin Dios”. Que este ateísmo, bajo la dirección de Moscú, es un movimiento de fines políticos más que filosóficos, resulta de sus congresos en favor de la URSS, o de los rojos de España. Resulta también de las contra­ dicciones de su propaganda que insiste en la intole­ rancia religiosa en determinados países “fascistas”, mientras votan en cada reunión resoluciones de “lucha contra el fascismo”. El congreso de la Asociación suiza de Librepen­ sadores, por ejemplo, reunido en Aarau el 3 de octu­ bre último no ha hecho más que proclamar el “peligro del desarrollo de la ideología fascista”, del que hace responsable al partido católico conservador. II. La mano tendida Sábese en qué consiste la táctica de la mano ten­ dida. Los comunistas proclaman su voluntad de co­ laborar con el cristianismo para trabajar juntos para el bienestar de la humanidad. El 26 de octubre de 1937, en el Palacio de la Mutualidad en París, Maurice Thorez, secretario general del Partido comunista, pro­ nunciaba un caluroso llamamiento a los católicos del mundo entero. “No solamente, decía deseamos esta unión, sino que la impondremos”. He ahí la amenaza. Al propio tiempo, la revista marxista “Terre Nouvelle” proclamaba en un manifiesto: “católicos, protes­ tantes, cristianos libres son invitados por igual, en cuanto a discípulos de Cristo, a colaborar en la obra que emprendemos”. Inútil- parece insistir en la incompatibilidad ab­ soluta entre las dos doctrinas, subrayada en la última encíclica del Papa “Divini Redemptoris”, ni sobre el peligro de ese nuevo “Frente” en el que sólo los co­ munistas serían los amos. Sin embargo los llamamientos se multiplican en la Prensa de izquierda y si los rojos anuncian que “mi­ llares de cristianos se juntan a ellos”—lo que eviden­ temente es exagerado—No deja de ser verdad, dice “La France catholique”, que hay católicos que se des­ carrían . . . una demagogia secreta o manifiesta se los lleva. Y así construyen en torno del comunismo una zona flotante de simpatía, no sé qué “delectación mor­ bosa” de la que los comunistas saben muy hábilmente sacar partido. III. El marxismo cristiano A esta táctica se junta otra no menos peligrosa. Consiste en sembrar la duda en las almas en cuanto al ideal del comunismo marxista, al que presentan ab­ solutamente conforme con el ideal cristiano. En con­ ferencias, en los periódicos, en revistas especiales, se enseña que un cristiano debe ser marxista y se explica el por qué, con argumentos sentimentales susceptibles de seducir las almas sencillas. He aquí algunas muestras de esas afirmaciones recogidas en la Prensa roja de diciembre de 1937: “El cristianismo no contradice al marxismo, sino que lo completa. Por él el proceso histórico se ensan­ cha en plan divino.” “El materialismo no es más que una apariencia. Busquemos y detrás encontraremos siempre a Dios.” “El marxismo, lejos de ser un peligro para la religión, puede convertirse en su auxiliar haciéndolo más luminoso a las inteligencias humanas. . . pode­ mos concluir sin la menor vacilación que, no solamente un cristiano puede ser marxista, sino que debe serlo... Todos tienen el deber de someterse al- proceso histó­ rico (establecido por Marx. NdlR) : los materialistas, para no menguar la marcha del progreso humano; los cristianos para conformarse a la Voluntad divina que mueve al mundo.” A esta propaganda envenenada no hay mejor res­ puesta que la de Pío XI: “El comunismo es intrínsecamente perverso y no se puede admitir ninguna colaboración con él para salvar a la civilización cristiana.” (E. I. A.) 14