Falta material ferroviario en la zona roja - el oro ha desaparecido

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Part of Boletin de la Camara de Comercio

Title
Falta material ferroviario en la zona roja - el oro ha desaparecido
Language
Spanish
Source
XXXI (Issue No. 415) Mayo 1938
Year
1938
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Vol. XXXI CÁMARA DE COMERCIO ESPAÑOLA DE FILIPINAS Núm. 415 FALTA MATERIAL FERROVIARIO EN LA ZONA ROJA.—EL ORO HA DESAPARECIDO Fermín Mendiejta publica en “La. Vanguardia” un articulo sobre “Ferroviarios y locomotoras”, que contiene interesantes confesiones. “Resulta—dice— inexplicable, que en Barcelona se carezca de produc­ tos que, a no mucha distancia de ella, se dan con una abundancia excepcional”. Luego añade: “La huerta valenciana está sobrecargada de naranjas y no está falta de existencias de arroz. La cosecha de aceite en Jaén es abundantísima. ¿Cómo es que en Barcelona se carece de estos artículos?” Mas el mismo periódico dá la explicación. Antes de la guerra no sobraban ya locomotoras. Hoy día apenas las hay. Muchas fueron destruidas y en ma­ yor número quedaron seriamente averiadas por la me­ tralla de los aviones nacionalistas. “Los aviones— dice—descendían a alturas inverosímiles y enfilaban el plomo enconado de sus ametralladoras sobre nues­ tras locomotoras. Nos hicieron en ellas bajas defini­ tivas y bajas temporales”. Y esto sólo con las ame­ tralladoras, pues “las bombas—dice—se reservaban para aquellas zonas vivas—puentes, cruces, depósitos, estaciones—de nuestra instalación ferroviaria”. ¿Qué remedio ve el rojo Fermín Mendieta a esta situación? En el fondo, paciencia. No hay camiones para sustituir a las locomotoras intensificando el trá­ fico por carretera. No los hay ni siquiera para aten| der a las necesidades del frente. Claro está que todo esto tendría arreglo si hu­ biese dinero, pero parece ser que en la zona roja ya i no lo hay. Pues, refiriéndose a los transportes y a la falta de alimentación, el periódico dice: “Lo que nos falta, absolutamente todo lo que nos falta, podemos I encontrarlo en los mercados del extrangero. No hay sino aprontar su contravalor en oro”. Más, ¿dónde está el oro? El articulista hace una alusión al rey Midas, diciendo que “a ninguno de los ministros de Hacienda que han administrado los caudales de la Re­ pública le ha sido dado repetir su aventura”. Por lo que pacientemente exclama: “Los mercados exterioj res nos están vedados para todo aquellos que no sea absolutamente preciso.” Y finalmente, como es costumbre en el campo i rojo, el articulista de “La Vanguardia” busca la. ma­ nera de que alguien cargue con la responsabilidad de la situación. Esta vez les toca el turno a los ferro­ viarios, a los cuales les exige qué, con las contadas locomotoras que quedan, y expuestos a las temidas ametralladoras, realicen lo imposible. En espera de que esos esfuerzos titánicos se produzcan, las naran­ jas se pudren en los naranjales valencianos... Más felices los agricultores de Jaén podrán guardar el aceite, que no se echa a perder. ¡ Dichosos ellos si pue­ den reservarlo “hasta que llegue Franco”! Pues los nacionalistas no lo “colectivizan”, sino que lo pagan I en buena moneda. Ayala y Compañía FUNDADA EN 1834 Filipinas Bldg., Plaza Moraga Tel. 2-22-42 MANILA 20