Cronicas de Espana

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Title
Cronicas de Espana
Language
Spanish
Year
1929
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
& A cobardía de ·un profesional del matonismo de la que pudo ser víctima una dama sudamericana, que resultó gravemente he~ rida, en sitio tan céntl'ico como nuestra Gran Vía, en las prime1·as horas de la noche; ha 'traido como consecuencia la· adopción de medidas gubernativas y policiacas, para acabar ,de una vez con la arraigada y española costumbre del piropo. Habían llegado las cosas en este particular a un intolerable límite, en parte por lenidad de los llamados a impedirlo, en parte también por indiferencia del público, y finalmente y no en pequeña parte, pot culpa de las mismas mujeres, ya que a ellas les ha faltado el valor cívico de impedir en los hombr~s ·desafueros y libertades, y nunca en mejor ocasión pudieron llevar a . la práctica la conocida frase de "que manos blancas no ofenden", y sin género alguno de duda, unas cuantas bofetadas a su debido tiempo, ·hubieran acabado de una vez, con esta costumbre, no del piropo caballeresco, fino, para el que acaso pudiera· encontrarse alguna discu"pa, sino con el relincho y la andanada de frases soeces a que se creía autorizado" el llamado señorito ( ?) , a juzgar por la ropa, pero que en su vocabulario mere~ía. el. apelativo de rufián; que se ha hecho precisa la intervención de las autoridades ¡ya era hora! para acabar con esta enfermedad en'demica. Las calles de Madrid eran fondo de los ga:anteadores de oficio sin otra profesión conoeida y nuestras mujeres, nuestras hermanas o Puestras hijas, tenían que salir a la calle .. a-· todo l'iesgo de oir e incluso sentir sus oidos y sus Cuerpos, continuamente molestados, por verdaderas legiones de micos en celo, que pre\talidos de la debilidad del sexo y de~ temor aJ •.. escándalo gue sellaba los labios de ellas, los constituía en invulnerables. De hoy en adelante bastará la simple denuncia de una dama, para que el majadero que se haya permitido oc8sionarle la mns pequeña molestia, pase unos días en el Abanico (Carcel Modelo) o Palace de la Moncloa, como también se la llama, y aparezca su nombre expuesto a la vindicta pública en las columnas de los periódicos, que todavía les publican a diario con expresión de su profesión u oficio para que no haya lugar a dudas. Todos los comentarios, son favorables a las medidas de rigor adoptadas, y lo que y:;e precisa es, que no sean una cosa pasajera; pero apena ver y considerar que con tantas pretensiones de "europeos" sea ·España la única o una de las pocas naciones en qlle durante años se ha tolerado, con toda nuestra aureola de hidalguía y caballerosidad, este asalto a las damas sin· distinCiQn Qe _estado ni categoría social, .aun cuando la mujer, por serlo, merece iguales respetos, pertenezca a la clase que sea. El tema ele todas las conversaciones, es IR ola de fuego en que llevamos sumergidós, mas vale no ·saber cuantos días; la átmosfera es de fuego, y hace recordar la frase del periodista Ferreras, pues aunque el Observatorio nos dice la temperatura, indudablemente quita algunos grados, y por eso Ferreras en sus tiempos de periodismo, decía siempre en su periódico en la información meteorológica "que la temperatul'a digan lo que digan los ter1nómtlfros, fué asfixiante"; esto po-. demos repetirlo .ahora, qiJe el sol para no dejar mal a N uñez de Arce en "La siesta", No alumbra, que arde. Ciega, no brilla. Esto durante el día, pues el padre Febo vá en su ocaso a alumbrar vuestras latitudes, y continua;; mos" al frito", viendo con dolor que este hermosa cielo madrileño, no aparece empañado por nube alguna que haga pensar con deljcia en la proxi• midad de la llµvia que refresqu.~. el arribiente, limpie la atmósfera ... y algunOs .cu~rpos, que solo cuando las cataratas del cielo cumplen su· misión, lo hacen con el doble papel de producir beneficios a la argicultura, y sanear algunos' cuerpos. Y aun nuestras enc8.ntadoras mujercitas, pueden defenderse de los rigores· de la· temperatura, pero y nosotros, ¡ah nosotros, qµerid_ísimos lectores!;·¡ que defensa pod-em-os· tener -Con ·-esto!f'"·odio.:sos tubos de chimenea que encubren nuestras ex:.. tremidades, con estas inverosímiles chaqueta~ con .sus tubos también en forma .de mangas, co* estos cuellos especie de instrumento de tortura:, que para hacerla mayor llevan el aditamento d~ una corbata, con estos puños, bien ápretaditoS con unos gemelos para que no se escapen, y par;;t. fin de fiestas el paja o el flexible, ambos en franca decadencia, con desesperación de sombre:. reros, pues la costumbre de andar en pelo se h~ generalizado, y en verdad que si de día tiene alguna disculpa, el ridículo es espantoso al llegar la noche y tener que cargar con el dichoso sombrero para. . . llevarlo continuamente en la mano, o abanicarnos con él, cOn ese garbo y esa fiereza con que todos los hombres lo hacemos. ·Fémina, mas práctica que nosotros ha suprimido las mangas, las faldas las ha reducido a su mas mínima expresión, los escotes los ha amplia. do a su máxima id, en cuanto a las medias ... son de una finura y transparencia tal, que hay que fijarse mucho para saber si las llevan o no, (algunas no, que conste) y finalmente el cubrecabezas c(lda día lo van usan.do m~mos, y _l_o$ usan mas sencillos, aunque no por ello ¡hijitas mías! cuesten menos. La Ó.nica I}be:rc.ad que er sexo feo·. nos . hemos ido permitiendo es la supresión . de . la Chaqueta, pero esta se lleva al honlbro por lo que nuestra juventud y aun decr~pitµd dorada, se alsemeja. a n.uestros honrados obreros:, de vuel_ta de su faena. Pero también en este particular parece que se· van a tomar medidas de adecentamiento, en verdad algo necesarias; jamás en Madrid, y eso que el estío madrileño ha tenido· fama de anteRala del Averno se ha visto que las terrazas de los cafés, los círculos y casino.s y la vía pública, sean teatro de· una exposición de carhisas en sus diversas hechuras y matices, de tirantes en diferentes coloridos y de morbideces masculinas que al que estas líneas escrib.e como a otras muchas person8.s, producen unil· desagradable sens8.ción. ' 'y efectivamente la Produce el ir acompañado de 'una señora, sentarse a tomar la refrigerante horchata o el frigido helado, y verse rodeado de una serie de caballeros en mangas de camisa, ¡cualquier dia 'Se consen.iía·e:sto en los ¡ay! pasado·s tiemPos de mi florida: juventud! No hay derecho ·.señores a estas ~xpa.nsiones cani_cula res, triste y desgraci~da copi~ de paises en que el calor es .mayor que el de la coronada. Villa. Seguimos en plan de concurso de belleza, raro es el día en que ora para acudir a uno de ellos en el extrangero, ora en la mamá patria, no se organiza una exhibición de esta clase, con todo el argumento que tiene la obra, acuden unas cuantas profesionales, el. Jurado se reune muy seriamente, presencia el desfile de las o de la futura reina, y la e!egida pasa por el trance de la serie de fotogr~fías en diversas posturas completamente académfoas, bien aisladamente o rodeada de su~ rivales, y hay que ver las caritas de las nó favoreCidas; después hay que tragarse columnas y cóluninas en -forma -de interview con la agra,.. cia~a. ¿ Cuánt9s. platos deglute V d. en el almuerzo? ¿Vd. se consideró suficientemente apta p3.ra presefttarse a este concurso? ¿Cuál es fa medida de su calzado?. . . Y cuando ncis partimos el pecho proclamando la superiordad de la belleza que exportamos, viene el J1,1rado definitiYO y proclama Reina de la belleza a cualquiera menos -a la que se. afirmaba con toda certeza que se. llevaría esta corona real de unas horas, con lo c"rial · 1a presunta agráCiáda .queda en mal lugar .. y empiezan las discordias y luchas internas entre ellas. Basta pues de Srta. España y Srta. Francia y Srta Torrejon de Ardoz; dejémoslas dedicadas a ·las labores propias de su sexo, y dejemonos de maniquies y de hacer desgraciadas y desilusionadas a tantas y tantas muchachas, como logran hacer estos concursos. La verbenomania también continúa en pleno éxito por estas tierras; el ,.Montepio de Act:>res organizó otra en su beneficio, se celebró en.. el . Rétiro. hace pocas noches, y actuaron como gentHes. ·.ho·r.clíS.teras, ·churreras y escanciadoras de , Jer.ez y - Montilla, · ·nuéstras· más bellas actrices, obtenieitdo un buen· -puñado de pesetas, ya que no había ·preció~ f~JadOs para los cOmestibles · y bebestibles que· Se consumieran, sino que todo queqab~ a voluntad del consumidor, que ante la sonrisa de La Goya, o la mirada lánguida .de Mari~ Caballé, se entregaba y el portamonedas qlledaba en un :am"entable estado de flacidez. Y estamos ya de IleÍlo eri. el clásico mes de las verbenas, pues agonizando la de Santiago, hay que prepararse a la de San Lorenzo y la Paloma, donde ' las hijas del pueblo de Madrid" lticen ·el encanto de la bendita tierra que. las vió nae~r,· y el manton de chinos y el manubrio conservan todavía algo de cI3.sieismo, que por desgracia d~a­ pare"ée. La seña Antonia, Rita, Julian, don Hilarión ..... ·que pena os daría ver a las actuales Casta Y Susana, peinadas a lo Manolo, y bailando charleston, y llamando "cursi" a aquel madrileñísimo schoti,ss, ·bebiendo. "Cottel" en lugar de aquel bar1·eño de limoná que quitaba la. sed harto mejor que estas bebidas exóticas .. E;n fiii.· .. ·. ri.:. novarsi o morire. La 'vida madrileña languidedendo por mómentos, el Gobierno disperso accidentalmente y veraneando en diversos puntos, nuestro PreSidente haciendo su cura de aguas en Mondariz, sin que ello sea obstáculo a la realización dé ún trabajo intenso, la Real Familia en Santander, dfsfrutando de los. encantos de aquella tierra montañas: aquí las estaciones abarrotadas de viajeros, y saliendo los trenes pletóricos de veraneantes, en busca de las brisas o·c.eánicas, o de los aromas de la sierra, mientras · lo&:_.PQ}lres desheredados de la fortuna poéo a po_co noi:;. ·liquidamos y escudriñamos las alturas en e.SP.e'ra':de la refrigeradora toririenta que aten.lle al~ 1~;;, rigores de la canícula, pero ni hay tra.zas de -ello ni la más. ligera nube empeña la limpidez" .de nuestro admjrable cielo mad"rileñO. Desde la 8.talaya dó escribo estas líneas avizoro en la lej~nfa)a torre ·del_ Círculo cie -~~lliis Artes, y veo .. unos ~uantOs' socios iiistaládoS ·en · 10 más alto de ella, que indudablemente tratan de captar el leve· soplo del Guadarrama, sin resuÍtado alguno, · ¡qué diremos lós que no podemos disfrutar de una posición tan eleVada ! y recorremós las calles de la Corte, con escalas, esto es, haciendo paradas en cervecerías, puestos de horchata e incluso en las fuentes públicas, según la categoría social de los sedientos, solo nos quedan fuerzas para compadecer a los pobrecitos extremeños y sevillanos que con sus 40 grados a la sombra, toda-vía viven. Por hoy no ha dado más de si la decena, así es que a falta de otra cosa que hacer, hago punto.