La Caverna de Rui-Gomez
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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina
- Title
- La Caverna de Rui-Gomez
- Language
- Spanish
- Year
- 1949
- Subject
- Religious relics--Catholicism
- Religious festivals--Spain
- Fiestas--Madrid, Spain
- Fulltext
- 10 de Marzo, 1949 SEMANA-15 La Caverna de .Rui-Go111ez Sabida es la predilecciOn que las hordas marxistas tienen pm· dest ruir iglesias y conventos, crmitas y santuarios. cuanto tenga perfume de tradici~n y savia religiosa. Bastante Jejos de nuestro Cuar-. telillo de Requetes, que entonr.es aUn estaba provisionalmente instalado en el Convento de las Ul'sulitias molinesas. unos cuarenta kiIOmetros hacia las rochas del Tajo, y prccisamente al pie de la imponente Muela de Ribagorda. en el termino de Peralejos de las Truthas, se alza el famoso Santuarin de la Virgen serrana que lleva el nonibre del Arroyo que besa piado1\amente sus muros, i·egando su::s praderas, y el de l·a Muela. Pues bfen, el enemigo tenia pueslDs sus mejores deseos en quemar la ermita y robar la .a.rtistica imagen con sus votos y joyas. Y 0118. fu·e en la mafiana hlcida una Compafiia <lei Tercio "Dofi.a Maria 00 Molina", por la carretera de las Salinas al Tajo, a defender el Santuario e impedir que fuera destrui<lo poi· las hordas. Gracias a lo• requetes rnoliueses, aUn se alza el Santuario de Ribagorda a la vera del arroyo y al pie de las ingentcs "terreras" de la Muela. ~ientras hacfamos guardia baju Jos porches, Jes conte a mis com pa· iieros el por que de la gran fama y veneraci6n que goza la Virgen peralejana en toda la cornarca. E:-; una bella tradici6n del pais que yo, peralejano y devoto de la Imagen serrana, habia escuchado en la nifiez de labios temblantes de arrugaditas abuelas. Corria el afio de gracia de 112S) en que Alfonso "El Batallador", Rey de Arag6n, habia Jibertado estas pintorescas comarcas del poder de los ·infieles. Una plicida tarde de primavera y cuando ya empezaban las sombras del crepU.sculo a envolver con sus velos tupidos los riscos imponentes que bordean el Tajo, un joven cabrero que, al encerrar su hato, habia notado la falta de algunas de su1; reses, se dispuso a buscarlas entr~ Jos asperos breilales que cubrian las rochas del sitio hoy llamado LA TiPICA FIESTA DE SAN ANTON EN MADRID (Vease nuesh'a edicion de! 24 de Febrero 1949) (/ n hermosu ejcmvla1· de toro de rU.:a. stiiza que J"ui premiado tm el .c1Jnc11i·so. /_,ox Pies y Courn, que (lisla-<·omo sabeis -una lcgua c~cmm <le nuesti-o pueblo. Siguiendo el curso de} arroyo d£' Ribagorda lleg6, abriendosc paSo por entre Ia salvaje nspereza del monte, a la cumbre rlel macizo roquero que bordea la sima profunda. el h6rrido precipicio donde girnen, al estrellarse, las aguas de los arroyos, formando pintorescas cascadas, para despuE!s ir a engrosar el caudal del padre Tajo que alhi, en el fo~do del cafi6n, se retuerce .furioso coma una sierpe mons·· truosa. i Hermosa paisaje el que se oft-eci6 entonces a su vista! Las cumbres fronteras de Belva1le, que SO!l los picachos mis altos de esta.. co sierras, cubiertas de espesisimos matorrales y bafi.adas per las Ultimas reflejos del sol, hablaban al espiritu sencillo del cabrero d~ la suprema gr,andeza de Dios. La tarde vencida por el vE!spero, caia sobre los tupidos avellanal'es de taUos rectos y espesos, cuajados de verdes hojas; sobre las tilos centenaries en flcr, que impregnaban de sua visimas esencias el barranco; sobre las encinas robustas, que se aferraban con sus raices potentes en las grictas de las rocas y sobr~ las chaparros. que se despleg.<:ban en· guerrilla por la r3.pida ladel'<:i. de imposible asc~nsi6n. Oiase e1 cuchichi de la pcrd:z. que se dilntaba en el grave silencio del barranco des:erto, ha!',ttt morir sepultado en el seno de hn aguas; cl bniiclo fercz <lei jabali; el precipit'1.~b manoteo de' una jabalina, seg'tiida de sus ariscos jabatos, Qi'.C bajaban de! mont"e µI jrio, ahuycntaudo a \:a1·ios cicrv"o.:; nedroscs qi:e pacian tranquilamente en !a rn;;t rec:ha franja de la'> riberas. SEMANA-16 Despues todo volvi6 a quedar en silencio, no escuch3.ndose mas que el ruido que hacia el cabrero al buscar un posible descenso. Des~·. parecian los fragmentos de roca '11 J.osar en ellos los pies, rodando con cstrepito hasta el fondo <lei ahi-1rno. C.rncias a la resistcncia de ia 1m1leza y a los salientes profuso:~ del grnnito, pudo bajar por la gab~1'3 de Las Llank~. hasta el pie de las imponentes riscos. Los reptiles y las lep6ridos corrian espantadoS a ocultarse en las grietas de los canchales y en la tupida malezn <le los enebros. Sigui6 andando, escudrifi.8.ndolo todo, par ver si lograba descubrir la res perdida, cuando, al abrirse i::aso entre "las ramas frondosas de unas carrascas que Jc impedian avanzar. vi6 la boca imponente de una cucva ·singular, elf• quc nadi!: Pn cl contorno tenia la menor noticia. Er.a amplia y 'alta como la b6veda de una catedral. El cabrero, habituado a deamubular solo por fragosidades y \'ericuetos, no se arredr6 lo mAs mifiimo y penetr6 en ella. La luz plateada de la luna e1; creciente iluminaba con su luz le~hosa el vestibulo del astro. Sigui6 avanzando, como impu!-· sado por una fuerza sobrenaturai. viendo en el fondo, pillido y temblcmte ya de religioso temor, de admiraci6n y de sorpresa, un altarcillo rU.Stico, formado con toscas peiias, sin argamasa ni trabaz6n algu~a. y sobre e1 una bella irnagen romiinica de la Virgen, que por circunstancias de Jugar (la dennrninaci6n de! arroyo que se despeiia junto a la gruta) se llam6 despues Nuestra Seiiora de Ribagorda. Aquel espacio de la caverna misteriosa estaba alumbrado por ln luz agonizante de un candil romano 'de barro, se alimentaba con scbo y manteca. Una fuerte armadura, mahosa par el abandono Y la humedad, pendia de Unff estaca rlavada en Joi.; intersticios del muro natural. . Y tendido en un Jecho miserable de hojas y retama, reposaba el caditver-envue1to en pardo, tosco y desgarrado saya,1-de un anciano Y venerabje ermitaiio, a quien habian respetado las fieras que par entonces infestaban las fragosas e inhabitadas rochas del Tajo. la> que bajaban a diaria a apagar su sed en la 1impida corriente. J unto al cuerpo inanimado de) ermitaiio habia un viejo pergam1no enrrollado y escrito, que el asustado cabrero no supo descifrar, porno saber leer. Decia asi: "Ye. Rui-G6mez, antiguo guerrillero ~· primer ermitaiio de esta cueva, habienda despreciado mi nobleza de orige'n y las lauros ganados con mi espada por amor a la Virgen Maria, acultC esta imagen a la rapifia de los infie:es, construi este riistico santuario en su honor y aqui muero, tras de haber dedicada toda mi vida a defender la Patria y la Religi6n, y a rezar per ellas, ya que tan ci"-uelmente las afendieron las mesnadas agarenas". Cuando el miedo y el asombra cortaran las raices que retenian los pies <lei cabrero al suelo de la gruta, corri6 este como un fantasma bajo el claror lunar, par las verP.das inverosimiles <lei macizo. aferritndose a las hiedras y a Joi.; chaparros, y herido, sangrante, con las ropas destrozadas, lleg6 al puP.SAL6N DE BELLEZA - ESCUELA DE PEINADORAS Gerente - Jos<; R. D'el Rosario Anterior Director, Realistic Institute 210!> AZCARRACA MANILA 10 de Marzo, 1949 blo, cantanda su descubrimiento, ltt aparici6n, la aventura oue le habia. sucedido. Al otro dia, apenas los dorados rayos del sol empezaron a pintar d~ miel las crestas del M·achorro y la Peiia Vi•eja, una comitiva de aldeanas, guiada por el cahrero. 1leg6 a la Cueva, y, despues de dar cristiana sepultura en la misma al vene·rable cadaver <lei ermitafio, quisieron Ilevar la milagr~sa imagen en dificil procesicin hasta el poblado; pero al llegar a un prado delicioso, situado frente a las blancas terrl'ras de la Muela, .en ,cuyos churtales nace el arroyo Ribagor<la, los pies de los que la conducian neg{t.ronse a andar. La voluntad de la imagen quedaba bien manifiesta: no qt\eria avanzar mlis, escogiendo aquel hermaso pa.raje, en las altas planicies de la Sierra, para morada y alivio de cuantas caminantes, lefiadares, cabreros y cazadores transitaran por ella. Una ermita modesta fue levantada en aquel lugar, por los cuidados y solicitud de aquellos buenos lugarefios del siglo XII, de Peralejos de las Truchas. Aquella fe recia, propia de corazones nobles y de espiritu elevado, no ha decaido a tr-aves de Ins siglos, y todos los afios, por las Pascuas de Mayo, se celebra una rervida y pintoresca romeria a la pradera santa, donde esta enclavada la ermita. Call6 la voz -de la Tradici6n, y vi que los bravos requetCs estab:H1 emocianados con el relato. i Que vinieran ahora los 1·ojas a incen· <liar el. Santuario! -J. S. D. RIZADO PEINADO MANICURA CERCA DF. ~A 1'~.E.U.
- Date Issued
- I(12) March, 1949