En la choza de Tchifeng

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Part of El Misionero

Title
En la choza de Tchifeng
Language
Spanish
Year
1934
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
hasta artistas e intelectuales como entre sus vecinos más privilegiados, pero que se les ayuden cuanto antes los que por amor al Salvador y por el bien general _de la patria son los más llamados a socorrerles. Y a los Misioneros, Sacerdotes y Religiosas y Catequistas, les asisten con cuerpo y alma; ¡que vengan los otros! Aquí, amantes de Dios y de la patria, está vuestra oportunidad de hacer algo grande, algo suhlime en bien 45 de vuestros hermanos y de la patria. Si quereís un país enteramente Católico, si deseaís borrar d~l mapa el nombre de "tribus non-Cristianas'', cooperad con los llamados divinamente a repartir ciencia, convicción y virtud. La civilización de los paganos exige sacrificios, pues que se hagan: es por Dios y la patria, significan un patriotismo verdadero y una recompensa eterna; aquí se presentan oportunidades únicas. __ ,rep-En la Choza de Tchifeng (FIN) Tchifeng, extendido como una causar la miseria más negra a los masa inerta en una cama blanca y suyos que iba a dejar sin sostén. limpia, consolado por los conti- Natural que insistía en volverse a nuos cuidados de las Madres que casa, el hogar antes testigo de su le parecían otros tantos ángeles felicidad y ahora de infinitas de caridad, a principios mejoró un angustias presentes y futuras. tanto; lejos de la vista de sus hijos Tan pronto como los paisanos del famélicos, de su esposa en lágri- barrio se enteraron del legítimo mas y también de sus verdugos deseo de Tchifeng, pronto se fuesanguijuelas, no sentía tanto la ron al hospital llevand.o una manansiedad y el dolor, pero el mejo- ta y un asta; depositaron su víctiramiento no era más que de algu- ma en una hamaca improvisada y nos momentos; pronto le asaltaban se marcharon alegres en dirección de nuevo las ideas más sombrías de su barrio sin preocuparse de la primero al dormirse y después en incomodidad del paciente, únicasus insomnios. Lo sentía perfec- mente pensando en nuevos sacritamente: iba a morirse. Pero ficios y otros festejos al costo de siendo un padre de familia, su su carga humana. Pero la muerte amor para con sus hijos le empu- misma tuvo más piedad de Tchijaba a volver a casa para darles feng que sus hermanos paganos. sus últimos consejos y su bendi- Tan pronto como el paciente llegó ción paternal antes de separarse a casa, sus ojos empezaron a rede ellos hasta la eternidad, una volverse desatinadamente en sus vida mejor para él, pero que debía órbitas. Tchipang sollozaba amaro a "EL MISIONERO" 46 gamente y sus hijos, al ver las lágITimas de su madre, lloraban a su lado. ¡Pobres pequeñuelos! Guardad vuestras lágrimas para más tarde, porque vuestra vida será una cruz siempre pesadísima y vuestra existencia peor que la muerte. -''Dios os bendiga, Tchipang .. . Emanuel (don de Dios) .... María .... . José ... Federico .. y .. " pero Tchifeng no pudo terminar el nombre de su hijito menor que desde las espaldas de su madre miraba a su padre con ojos grandes; debe haberle pronunciado en el cielo al cual su alma se escapó, porque en este preciso momento el Juez eterno acababa de entregar a Tchifeng la recompensa de tanto sufrir, reservándose Su sentencia contra los verdugos de su cuerpo y también contra aquellos otros ejecutores de su vida que no tienen el corazón de hacer un sacrificio para quitar las armas mortíferas del paganismo a sus hermanos. Nadie podrá describir el dolor de la miserable viuda en estos momentos de la terrible separación, pero ni una palabra de conmiseración se escapó de los labios de aquellos que habían causado en gran parte la muerte de Tchifeng y una vida miserable a Tchipang con sus pequeñuelos huérfanos. -"A ver si pidas un poco de dinero prestado y compres un cerdo para ofrecer a tu marido para su largo viaje," susurró el mambunung a los oidos de la viuda dolorida, pero esta vez recibió la contestación merecida tantas veces. -"No .... " replicó la mujer y en este "no" expresaba toda la determinación de su corazón quebrantado y decidido a no deshonrar los restos mortales que en vida habían sido el templo del Espíritu Santo. "No," el espíritu de todo mal no triunfaría más, bastaba ya su victoria de siglos sobre sus vecinos y sobre ella y sus hijos hasta el fin de sus días. Desgraciadamente esta es una de las muchas historias conmovedoras que se desarrollan en la Provincia Montañosa y que brotan de la profunda ignorancia religiosa de los paganos, los ancianos y los mambunungs. La esclavitud de la familia de Tchifeng no es más que un ejemplo de tantas existencias miserables de otras familias cuyos bienes han sido disipados y su esperanza aniquilada por las órdenes inhumanas de jefes obcecados por la superstición del paganismo. ¿Cuando, ioh cuando! iluminará la Fe Cristiana las inteligencias de todos nuestros Montañeses y refrenará esta destrucción extravagante de propriedades tan necesarias a la vida de esta gente tan trabajadora? Señor, ten piedad de ellos todos, y vosotros, hijos de la Luz, no resistid a la gracia del Señor de servir de instrumentos a la salvación tanto material como espiritual de vuestros hermanos. Nuestra dirección postal: P. O. Box 8, Baguio.