La vida de jesus de Strauss.pdf

Media

Part of Estudio

extracted text
Abril Muy lejos estábamos, a~ escribir el anterior artículo, de sospechar que esta disertación histórica, que a no pocos de los ,}ectores les parecerá, ta1l vez, sino inútil, por b menes de escasícSimo valor, según que alguno ha tenido la bondad de asegurarnos, que habríamos de te::i.er en ella ocasión de desenmaiscarar a los que, vistiéndose c'ln plumas ajenas, quieren aparentar ser águilas caudailes, cuando no pasan de la categoría de humildísimos vefpertiliones. En fecha rec.iente una (llamémos,]a así) revista de la capita1 l atrevióse a Hcopiar"-hácelo a las mil maravillas y sus redactores pud!era creerse haber estado cursamdo el arte de la "tijera" en alguna "Academia Sartorial"-un ar-tículo firma<!o por un tal L. W. W., en el que pretendíase negar la divinidad de Cristo, apelando a :las teorías "novÍ·simas" del trasnochado doctor protestante alemán, cu(Ya historia vamos nosotros tejiendo, ea est:::s artículos. No les vendrá mal a esos "copistas" leer y med~tar estoi& apuntes, siquiera para no ·endilgar a sus lect3'res tales y tan rancios fiambres. Decía·mo1s qve Strauss no se atrevió a negar los re· latos bíblic-;-s, ni pre~endió exp!icar los hechos m:,lagro· sos, que nos cuentan 1 los Escritore·s Sagrados; le fué más fác:J, negar la autenticidad de los Libros, negando que hub!eri'ln sido escritos en las fechas en que hasta entonces se creía habíarr~o s~do. Los Evangelios, por ejemplo, no habían aparec!d::> sino dos o tres siglos con posterioridad a la muerte de Cristo. El por qué de ta.l empeño es lo que nos interesa. La idea de Strauu, a1 l poner como base de su sistema tal afirmación, era dejar que entre e, suceso verdadero y el st.•ceso, ta1l cual los libros lo relatan, quedase un espacio de tiempo Jo sufic!entemente amplio, para que en rlcrredor del zcontecim;ento se fuera fo1·mando la leJ"enda popu'lar, el mito, de donde !e vino a su teoría eJ ~ombre de la "TEORIA DE LOS MITOS". Entrando ya de lleno en la exposición de su sistema diremos que, para él, el e>stado de 1Ja Judea y el modo de ser de los espíritus en los primeros siglos cristianos son causas más que suficientes para exp'licar el origen y desarroMo de1 l cristianismo. Según él-y ésto yá lo hicimos notar anteriormente -una religión no puede nacer más que en épocas en que predomina la fantasía sobre la razón. La primitiva iglesia, por un trabajo excesivo y sucesivo de que ella misma no tenía conciencia, se representó, bajo la forma de la h:storia de un hombre, la idea religiosa cuyo principal protagonista era Jesús de Nazareth. No sólo le aplicó las formas míticas comunes a todas las religiones antiguaJs, tales como el nacimiento de una madre virgen y la eneal-nación, sino también cuanto el judaismo después de la cautividad, hahía atribuido en su exailtación patriót~ca al prete.ndido Mesías. Así t¡ue la expectación del Cristo creó el Jesús de los Evangenios. ( 1 •Nouvelle vie de Jesus". Tomo l. pág. 193). Por escasos conocimientos históricos que se tengan y c:>n haber siquiera saJludado la hermenéutica crítica, había más que sufidente para da.rse cuenta de que la exéges~.s de Strauss es una contradicción palmaria con ,la realidad de los hechos. En los mismos Evangelios, que se supone no ser más que un reflejo de las creencias judías, se echa de ver bien claramente que Jesús en su vida, lo mismo que en sus predicaciones, no hizo sino c-p::>nerse y contradecir el concepto materialista que del Cristo se habían formado los judíos, Creían éstos, que había de se<r un Rey poderoso, que 'los había de librar 7, 1923 de la tiranía de 1os romanos y Uevarlos a la victoria y conquista, de los pueblos, y aparece en los Evangelios pintado por los escritores sagrados como un pobre artesa·no, sin ruido de armas, ni esplendores de corte. Podría preguntarse a Strauss y a cuantos después de él se han empeñado en desfigurar la personalidad de Cristo ¿por qué crucificaron los judíos al taumaturgo, ai que veían obrar tantos y tailes prodigios? ¿No fué por hacerse Mesías, por asegurar que El era el Salvador esperado? Y, ¿por qué no quisieron recibirle los suyos, sino por que, contra lo que ellos esperaban, Jesús se presentó pabre humilde y abatido? Desconoce él!SÍmi-smo, el profesor alemán, o no quiere hacerse cargo la tendencia verdaderamerft:e admirable de los tres evangelios sinópticos, tendencia que propende a poner más y más de relieve la naturaleza humana y pasible de aquel M~ías que la menta.Jidad judía se había imaginado omnipotente. j Diríase que los Evangelistas no tratan sino se contraponer su Cristo al judío! Preteinde no saber-aunque saberlo debiera-que desde los orígenes del mundo ha habido una revelación div:na, que todos los pueblos han conservado más o menos ve.lada y oculta por los mitos y leyendas que en derredor de ese núcleo de revelación divina se fué formando. Cierto es, que los Indios y los Persas y otras razas primitivas han conservado vivo el recuerdo de un Dios que había de e111carnarse y hacerse hombre; y que había de nacer de una virgen. Los Profetas de Israel han visto con claridad meridiana el futuro y nos han hablado can toda precisión acerca del Mesías prometido. Todos los dichos proféticos se han cumplido en Cristo: ¿por qué suponer que todo no sea más que ficción popular? ¿No debiera fingir la pasión de la multitud un Cristo en conformidad con sus deseos? ¿Y cuáles eran los deseos de la plebe judáica con respecto a su Cristo? Basta leer un poco el Talmud y los mismos libros de Filón y Josefo para darse cuenta de eUo; más aun; basta con dar un vistazo a los mismos evange'lios para convencerse plenamente de la oposición entre el Cristo Evangélico y el Cristo por los Judíos esperado. ¡Hasta dónde llega la crítica y cuán grandes son las inconsecuencias en que hace incurrir a hombres, a los que, por otra parte, no fa.Ita ta·lento ! ¡Cómo extrañarse de que a nuestros "rapaces intelectuale4i, los neo-protestaniHos, 1les suceda algo similar! ¡Aunque buenos es tan ellos para andarse con estos dibujos! De los escritos de Strauss llégase a sacar la conclusión de que, para él, apenas si existe el Cristo histórico, no siendo más que una ficción mitológica, al estilo de las ficciones paganas de Júpiter y Saturno. ¡Hasta donde puede llegar, y hasta donde hacen que se llegue la impiedad y el culto estúpido de la razón endiosada! j Y ~sos mismos hombres creen en las ficciones mitológicas y en los duendes y endriagos! Las aspiraciones de una época, su manera de concebir 1 las cosas, sus de1Seos y sus esperanzas son otras tantas causas de que la imaginación popular vaya centralizando en una persona todas ·las buena.s o mailas cualidades y oree un personaje mítico. A la manera que un novelista, estudiando ,Jas realidades de la vida, Jlega a crear en su imaginación un tipo que él cree representativo de una época y fiel expresión de los sentires y quereres de un período y de una raza; a1 sÍ el pueblo se va forjando sus héroes y va danda vida de ficción, que más tarde quiere hacer real, asus grandes héroes y a Vol L -5- Núm. 14 ,\hl'il ESTUDIO 7. 1923 grandes hombres. ¡Bonito princ1p10 en historia crítica I ¡ Aplicáramoslo a los grandes hombrea de Grecia y Roma y dijéramos que Cesar, y Alejandro, y Atcibiades, Y Platon, y Aristóteles no fueron más que ficciones pOpu• la1·es, sin re&lidad histórica alguna, y veriamos que, como a desequilibrados menta·les, querrían encerrarnos en una csaa de Orale<s ! El m:to, según las doctrinas de Strau11, no es una creación del ·escritor¡ no ea éste o el otro individuo aial~do quien lo forja¡ es la masa, la colectividad ainónima, espontá.ne:.., inconsciente, en la que cada uno ha ido poniendo un rasgo, un elemento, sin que sea posible de· terminar la parle que a cada cual corresponde. de dejar sin notaT que, hoy por hoy, la lucha de ·loe exégetas católicos contra ·loa exégetaa li'berallea ha de .. jado ya de venaT y tener 1u centro en derredor de la fecha en que fueron escritos las evangelios. El mismo He.rnack, que tanto y tanto ha estudiado esta materia y que con tanto tesón ha defendido el origen no apostólico de lo.s evangelios, ha tenido que ir abandonando una por una sus posicione.s, gracias a ,Jos ataques vigoro1oa de loa católicos. Al presente no hay exégeta digno de taJl nom· bre, que no admita, ser loa Evangelios anteriores al •egundo siglo cristiano, con lo que dicho se está, que tu teorías de Strauss quedan del todo fuera de combate. Termina sus escritos sacando la terrible conclu1ión de que ha sido de ese modo como se formaron 10$ Evangelios. Hermosamen,te refutóle el gran orador de Nuestra Señora de Pa.ris, P. Lacordaire en aquellas hermosas pá· ginaa que consagró a demostrar cómo ea impo.ible que en los tiempos hillóricos ae forme el mito. No intentamos, según que repetidas vecea hemos dicho, refutar los eTrores racionalistas; empero no hemoa Aquí hacemCM hoy alto. FILAD ELFO . COPLfl.S DE . C fl. L fl. l N O CONFECCIONANDO UNA REVISTA ¿Quieres saber, lector amado y bueno cómo se confecciona la reuista de "calleja" y del "soto.,? Pues¡ escucha y lee con '"cuidaoº estas coplicaa. Redactor soy en jefe del "/nJependent"; y qué bien me la arreglo todos los uiernes, en que por cualquier causa n·ateriales no uienen; y el no venir, señores, es muy frecuente, pues mi "gente menuda" es una gente que Je "fosforo y seso casi carece .. Pues cojo la "tijera", y en un momento un montón de recortes hago muy fresco¡ a la imprenta lo mando y así me arreglo para que el mundo .sepa soy un usabueso", que a los frailes y curas ucrudos me meto entre pecho y espalda", cual a un conejo que bien condimentado, me dieran hecho. Busco por las re11istas y por los libros de la peor calaña, que han producido unos cuantos "chiflaoa", y me imagino, que hasta las "luminarias" del cielo empíreo y que mi uoy a apoyar ualiente ªcirio" intelectual y culto será el gran cirio Vol. L Endosado al ' 'The lndependent" que al mortal ilumine en sus caminos en busca de lo "ignoto" que yo le indico. Qué requetebien que me las compongo con mi gran tijera con la que bien corto. ris . .. ria . .... ras ¡Soy un hombre listo! ris. . . ris. . . . . ras ¡Soy un gran talento! ris. . . ris. . . . . ras Si tengo "Motine•" ris . .. ria . .... raa me pongo contento. ¡Ah ! mi gran patriarca el "sabio N airen•" es todo un estuche con mucho "quinqué". Ri.s. . . ris . . . . . ras. Aquí corto, y allá corto; un retazo, otro retazo; un copita y otro copo y así mi reuista hago. ¿Y quién duda que aoy yo periodista "talentudo"? ¿Quién duda que mi opinión de ualor es sin segundo? Soy el jele indiscutible de los "ea.tres de la prenaa" y que nadie ae al/enture, donde yo meta tijera. Porque en un aegundo y con mucha maña corto unos retazos que dan mucha gracia a mi "ualentísima" reví.ta de "charca''. Soy Redactor en jele del "lndependent" y qué bien me la arreglo todos los vierne•. ¿Qué escuela Je periodi•mo -&no• hará falta ¡ reconcho I teniendo un tal profesor, que gratis da muy orondo, estaa hermosas leccione• en la que se condensa todo el "éxito" colosal y la lama de "coloso" escritor, que ha conquistado el "listo guardián del "soto"? ¿Y quien dudará ¡canario! que deba exigirse el uoto Je nuestros representante• para que corten un poco de lo mucho que nos cuesta postener, con el decoro que se debe,· la alta escuela de periodismo, que há poco en la U. P. establecieron los directores del "corro"? ¿Con tres "editorialiHoa", y una• cuantas 11noticiejaa", mas una "serie de artícula." de todas castas y menas, "cortados" impunemente de reuistas e:xtranjeras, o de libros trasnochadoa, donde •e ataca a la Iglesia, a loa curas, y a los frailea, a la• monjas, y abadeaas, se forma muy guapamente un "revistón" de "calleja". Pueblo inculto aprende, aprende, de• los chicos de "lndepenJent", que suplen con el amaño lo que Je sesoa no tienen. Ria ... ria ..... ra• ••• e on unas "tijeriJ.la1" me entré en el campo ameno Je hazañas "motinescas" ria. . . ris. . . ra. Corre, corre tijera corre, corre velo~, que la gente te pide material Je valar. C. ALA/NO. Núm. 14
Date
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted