Desde Negros En la playa.pdf

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Octubre ESTUDIO 13, 1923 flíij:;:~:;~:r.--~::~:¡:~~:~;;~~::::~j!!~1H¡;::~::~~:::~,:::~:::~:::1IDID-:::li!@::::~::::~;::~~:::~;::~;.~:::~;::~;::~:::~;::~::: ~ ~ 1 <!u la fPlaua i ~ o 'ii' DESDE NEGROS ~j L::=-~"::=imiib::=1tcmf~IIDID:~=~::=~::=(fil!ij:;::1ruj!J::~~::=~::=~::~n!l::::Em::;~~w::=~:::=igJ!'j::;.li!lW-::=r;@l::=~::~~::=~:::=liimF::=@li:::=~~::::~:::~:::~ No se equivocó el tío Antón cuando 1m• aseguró que Inés, al drspedirse de los trabajadores, lrabía de llorar. y con sus lágrimas lrabía de contagiar a todos. La conmovrdora rsuna que /rn lt>nido lw¡ar Jioy. dos de Oclttbrr, a las siete de fo mañaua, me lia demostrado que el buen a11cia110 estaba en lo cierto, J nada cxagerV en sus predicciones. Bien convencido estaba J.'O del franco y leal cariñ.o que estas buenas gentes del campo profesan a Inés, pero confieso que ese cariño es más intenso de lo qul! J.'O suponía. Los autos estaban preparados a las siete a. m., hora fijada para la marcha de lnéJ. Pero una hora autesi a las seis. habíau ya llegado los trabajadore.f de la hacienda, que venían a despedir a la señorita, como todos la llaman. No eran solos los nobles y honrados campesinos. Allí estaban las mujeres, incluso las más ancianas; y con ellas los niños, aseaditos, limpios, con sus mejores ropitas; pues todo se lo merece la señorita, como tne decia una pobre octogenaria. Desde el balcón lve contemplarlo ,¡ esos sencillos hijos del campo, cuyos rostros reflejaba11 la pena y aflicción que sentían en stts agradecidos corazones. Su silencio, ta,, profundo como elocuente y t?xpresivo, me ha conmovido. No sé si por curiosidad, {Jor simpatía, o por afinidad de sentimientos he bajado, mientras Inés se preparaba. Sentada en el umbral de la puerta estaba la anciaua octogenaria. Al verme ha querido levantarse, pero no se lo he permitido. ¡Cuán cierto es que tam. bién estas snicillas gentes saben practicar una educación. más sincera, más cordial, más intima y respetuosa, que esa otra educación fria, glacial, oficiosa y mentida del gran mundo! -Ya vé usted, señorito-me dice la pobre anciana con tono de aflicción¡qué desgracia! ¡marcharse la señorita!... ¡Tanto como la queremos todos! ... Si no ha de encontrar en uing1in sitio quien la quiera tanto. . . Ayer lo supimos yo y mi hija Ramona, que no ha podido venir porque ayer mismo dió a luz. ¡Si viera usted cuánto ha sentido no venir¡ Aún quería levantarse, y salir. Eso que se lo prohibió anoche la señorita. -¡Cómo! ibiés estuvo anoche con ustedes? /lasta la tarde 110 salió de casa y dijo que iba a dar "" paseo por la playa. -Pues estuvo en mi casa anoche; sí, señor. Apenas supo qut? mi hija habia Vol. 11. dado a /u:;, se pr.L·se11tó en casa, como lo hace con todas. Y lo de siempre. Trajo los vestiditos para el niño, y otras cosillas para nosotros. l!stuvo habl<indoiios con u11 carhío... En esto llega Lorí'11:;0, que es mi yerno el trabajador más alfo 3' más fuerte de toda la haci~11da. Jl/irelo usted: allí está jimio al carro ,Je aquella pared. Ya vé qué buen mo.::o, qué bra::os tic11e. Da gusto verlo trabajar. El otro día, al caruar u11 carro ..• -Bueno: pero, ¿qui pasó al llc!Jar l.oren.::o a casa? -¡ J l!SlÍS, qut cabc:;a f }'a me había olvidado de lo que estaba co11ta11do. Pues verá usted. Al eutrar Loren.::o, le dice la señorita :-Toma, Lort?nzo: para que Vl!as que también me acuerdo de tiy le dió un puñado de tabaco. ¡Cómo no hemos de querer a rse augel de Dios! Si no puede ser que haya otra como ella en el mmtdo! No se olvida de nadie: ni de los trabajadores, ni de nosotras, ni de los niños... ¡Y lo dá todo co1i. u11. cariño, y un corazón!... Bien: pues al marchar u, cogió la mano de mi hija Ramona, y le dió la limosna. Porque ya sabrá usted que el dinero l!S lo último qul! dá. Siempre lo dá cu.ando se marcha. No quiere ni que le demos las gracias. ¡Qué corazón! Y entonces, señorito, entonces mismo nos dijo desde la puerta :-Yá os habrá dicho Lorenzo que mañana salgo para vivir con mi esposo Lucio eu la otra hacienda. Adiós a todos. Y tú, Ramona, no salgas hasta que no estés bit?n. Adiós ... Quisimos coutestarfo, pero como si 110. Yá había desaparecido. Mi pobre hija le gritó llorando desde la cama: ¡Señorita Inés! ¡Por Dios!... Tan pronto.'... ¡mañana!.. . Gracias por todo... ¡Adiós, señorita, adiós ... ¡Qué rato tan malo pasamos al saber esa noticia tan. triste! /-/asta el mismo Loren.::o qu.: tieue mucha serenidad, estaba con una cara que daba compasión. Eso que lo sabía yá.. ¡Pobres trabajadores! Yá vé usted cómo están; todos triste.~, y sin 11ablar .... ¡Y estos angelitos dt? Dios!... Porque todos, se-ñorito, lodos cuaiufo 1111cieron, raibierou las primeras ropitas dr manos de la señorita. Y después ... qué sé yo. Ella ha hecho de mat?stra,enslñandoles todo lo qHL' sabr11, y dái:cloles dulces y juguetes y de todo. Así es que no la de jau~ cuaudo la ven. ¡Pobres criaturas ¡Cuánto vaii a llorar al ver marchar a l11l'sita, como la llamau todos los chiquillos! ¿Por qtuJ 110 dice usted a la señor~ta . .. -13l.a auciaua calla de rcpc11lc, )' St' lcvauta al ver que baja /11és aompañada de su 11111iya .\' cm1c:da C!arita. Sif/llCll detrás Ysaac y I~ucio. mas cuatro jóvc11cs dc Saravia .).' Talisa)'. Quic11 1w aparccc por parir al!11t11a es rl tío A11tón. Va 111c dijo que 110 se atrevía ci presenciar rl acto de la dt•spcdir/a, .\' cumple su palabra. Inés se adcla11ta queriendo so11rcir; pero la sonrisa dibujada en el borde de sus labios, le cuesta esfucr:;os giga11fcscos. klejor que en la so11risa, aparece su cora:;ón en su rostro descolorido, .).' en sus ojos, que se h1w1cdecrn por momclltos, a pesar de lo que lucha por mostrarse tranquila. Habla a los trabajadores cou dulzura, a media vo::; pero no puede terminar las frases. Se lo impide la emoción, de la que todos participamos. Un anciano u adelanta, y le dice en nombre de todos: -¡Adiós, señorita Inés! Vuelva usted pronto por aquí, que la queremos todos mucho.-Y el buen campesino se ha limpiado los ojos con su callosa mano. /11és, emociouadísima, quiere hablar a las mujeres. Imposible. Al acercarse a ellas, un grupo de niños, dejando a s10 madres, corren y se abra::an a sus faldas diciéndole: ¡ l11esita, Inesita, 110 te vayas! ... ¡Aquí, aquí, con nosotros!¡ Pobres criaturas! Cómo saben expresar su gratitud a esa mujer ideal, que las ha colmado siempre de halagos J.' caricias! Es im momento de ternura y emociVtt indescriptibles. Inés no habla: llora, besando a los niños con efusión. Y saac no puede resistir, y entra en el attto. Su esposa Clorita hace lo mismo, con el pañuelo en los ojos . Lucio, sobreponiéndose a la emoción, y entusiasmado ante la demostración de cariño que recibe su esposa, dice a todos: !Adiós! Buen ánimo J 110 apurarse. Inés vendrá. aquí mañana, y pasado, y al otro, y todos los d1as. ¡Adiós! Y tomando a Inés del brasa suben al auto, que drranca velo::, carretera adelante seguido de los otros dos. Hombres y mujeres agitan sombreros y pañuelos, fija la vista en el auto de Inés, que no cesa de saludar con .:m pañuelo, hasta perderse de vista. ¡Y el tío A11tón? .... He preguntado si había salido de casa, y me han dicho que nó; porque el "moreno'' estaba en la cuadra, 11 mmca sale el tío Autón sin su caballo. A la cuadra me he dirigido; y allí, en un riuconcito, junto al "moreno", es~ taba el buen A11tón sentado, triste y abatido. -¡Pero, hombrr, tio Antón; vaya mi Núm. 41 Octubre ánimo que tiene usted! Acurrucado aquí, mientras Inés se despedía de la gente! -¡Se ha marchado 31 0?-me pregunta-Sí, hombre, sí. Ya 110 se ·veu los autos. -Bul'110; dí lo f.}1U quieras. Pero yá sabC's que le dije que yo 110 tenía pecho para verla despl'dirs1' de la gente. -Está bil'11; pero .áquicra un momento para decirle adiús. -¡Toma! ¿Pero piensas que 110 me he dt'Sp1°dido? Ya se vé que 110 sabes qlliéu es /11h J' el tío Antón. Pues para ESTUDIO que veas. Ella misma ha venido a buscarme aquí, antes de despedirse de la gente. Eso sí: {a pobre estaba triste J' ap!'nas si le he .)ido cuando mr ha dicho odies. No sahc nadie lo 11rnc!10 que quiere Inés al tío Antón ... Pero bueno: y t1í ¡por qué 110 has ido con ellos? -Anoche y esta mañmia, al salir, se ha emteñado Inés eu que fui:Sc l.rnac quería obliaarmc; pero a los du) /,·s /¡,• c!1 cho que 1111? p,;rrcía mejor 1..·spcrar 11n dia mú5. 1l!,11laJllz ,\C marclwn esas Cl!t1tro jávcues a Saravia .)' TaliS'J.V, y /w sado mañana iré. 1lfe ha parecido esto lo 13, 1923 mrjor .. 4 sí esfar1..·11.o: snlo.· l·; ·!,• ca(',1. -Bun pensado; y ahora vamos arriba que alÍu no he probado nada, y sou las ocho. lle seguido al tío Antón; y rebosando satis/accién me decía al subir, que cuando se marchan Isaac e Inés, a él le eulrcgan las llavt?s, quedando dueño de la casa. -¡Ya ves si me quieren, y si tie11e11 corifimi:;a en el tío Antó11 !-dice coii legítimo orgullo sentáudosc a la mesa.li!, SOUTAR/O. GOBIERNO DE LAS ISLAS FILIPINAS Departamento de Comercio y Comunicaciones BUREAU DE CORREOS RELACION DE PROPIEDAD, ADMINISTRACION, CIRCULACION, ETC. (Requerida por la Ley N.o 2580 de la Legislatura Filipina). Título de la publicación ESTUDIO Periodo de expedición SEMANALMENTE. Nombre del. .. ,, ...... , . , . , Director ALEJANDRO DE ABOITIZ Director gerente ALEJANDRO DE ABOITIZ Administrador VICENTE AGAN Editor ALEJANDRO DE ABOITIZ Dirección postal: Apartado 1659 Dueños o tenedores de acciones al 1 por ciento o más de capital, bonos u otros valores: ALEJANDRO DE ABOITIZ Y VICENTE AGAN Tenedores de obligaciones, acreedores hipotecarios u otros tenedores de valores al 1 por ciento o más del valor total: (Si no existen obligacione pendientes, manifiéstese así. Dese la naturaleza de la obligación), ESTUDIO no tiene ninguna obligacion ni gravamen. Número medio diario de ejemplares vendidos y distribuidos a suscritos pagados durante el mes precedente, (Se contestará sola'llente si el periódico es diario,) Suscrito y jurado ante mí hoy 1 de octubre de 1923, Mi n.,mbramiento expira el 31 de diciembre de 1924, Vol. II. -14Firma A. DE ABOITIZ Y PíNAGA Capacidad del declarante Director generente Cédula No. F-29708 expedida en Manila 27 de febrero de 1923, JOSE Ma. CAVANNA. Notario Público Núm. 41
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1923
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