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- Octubre D.espués de la ;;alr!gardn de los preparativos .dectorales y del dia de la elección, reina el silencio en la aldea. P.ero es el silencio de las 1·uilws. Los unos pueden parodim· la célebre frase de Francisco Primero, al nan·(.o- su prision en las cercanías de Pavía: "¡Todo se ha perdido ... hasta. el honor!" Fué lo único qu.e le quedó al monarca francés. Los 'VCncon el epicúreo Desban·eaux: "¡Tanto ruido }JOI' una tortilla d!! tocino!" cedores están en postura de e.t:clamcU" La alegria del t1·iunfo se mennará notabl211101fc al ¡mrangonarlo con las energías incertidru; en su consecación. El (drJanismo e.reilado por la. combustión del amor propio pudo sobrdlevm· las penalidades de la campmia, pero dc . .;;pués del esfuerzo realizado, asoma en todos los ánimos el estrago de la fatiga. Unfl y ofro contendiente han ·l•enido a ser. sin culpa af.quna suya, fábula de las gentes, suf1iendo el buen nomb1:e de ambo.~ un eclipse del que acaso no alcanzarán yá a salir. El honor y la dignidad personal aparecen distintamente entre los escombros 11 rr. uy difícil se nos antoja la tarea de rol-1:e1·los a cincelar hasta comunicar/.es su primitiva limpidez. Las salpicaduras del an·oyo han llegado a, embadurnar las figuras de más talfo, que cuando pone sus ojos la plebe en quien algo vale, porque con ella sr: iguale, no escasea los sonrojos. Mas no tiene la culpa ,el pueblo. 1 gnorante, porque la conquista de la >·ación cotidiana no le consintió tiempo y ragar para f1·ecuentar el templo de los dioses, y sencillo, como quien poco o nada 'Ve más allá de sus sentidos, escucha con respeto y swnisión a sus ídolos y siempre tomará de barato lo que le quieran dar. "El mal ,está en quienes, conociendo por menudo los flacos de la muchedumbre, se den ma11.a para sacar las castañas del fu.ego ccn mano de gato y condenar luégo al se1·vicial felino a roer las cáscaras, VOL. II. ESTUDIO desp1·ovistas a buen /'ccuudo de toda su utilidad. A nosotros se nos du una higa, !f aun po1· ventura menos, del triunfo de éste o de aquél. Situados en la serena de 1·egión de los espacios a donde no llegun los graznidos d,'3 la política, miramos con igus.les simpatías a los de uno y oh·o bando antes de su actuación y los juzgamos, después di corrido el telón, con entera frialdad. A un antes de conoc.'31" el resultado de las elecciones, t'ito1·eamos yá al candidato electo por el Cuarto Distrito Senatorial. Hoy que sabemos cuál lwyu sido la mayoría de lu '!)Otación, nada hallamos que retocat· en nuestra crónica anterior. Quienes apelaron al fallo de la voluntad popular, deben someterse resignadamente al rt?sultado áe la apelación. Czwntos pusieron su fe patriótica en los beneficios del sufragio universal, tampoco han de permitirse una sola frase de censura con13, 1923 t ra los que valiéndose de esa u1·1wi de doble filo se llevaron la pal'te mejor. Tf,empo há que d-ijo, 11111y accrtadomente a mi entender, cierto poeta ,;wnbón: El sufntgio universal se explica en breves minutos: Es que pu,eden más DOS brutos que UN talento colosal. No lamentar.<>e, seiiores politicos n quienes tocó esta i•ez mol'dCI' el pol1·0 de la d,errofa. Es muy veleidosa .. la nwda de la fortuna y quizá no está lejos el día en que os correspondu frÍlwfar. No son menos pasujeras las simpatías de la.<; masa.o:.: y aca.<;o están yá a1Te}J/?11tidas de haberse deJado engaiíar. Entretanto, bueno scní que rencedores y vencidos o[riden los antagonismo.~ del pasado, /HU'a ira1Jaja1· como hermano.~ po1· la causa común. Es muy fácil most l'aTse patriota cuando sopla por la popa la b1·isa ru·rtriDESPUES DE LAS ELECCIONES Final de cuentas -6- Núm. 41 Ocbbre ciante d.e la 'victoria, pero no lo es tanto continuar trabajando sin desaliento, si acaso nos azota de proa. el cier~:o de la contrariedad. Demócratas y Colectivistas, el partido en el poder y .el de la oposición, todos son 1gualmente Filipinos y todos debeu contribuir al cumpHmiento de la aspiración Nacional. Quienes mandan están obligados a mandar con esa finalidad y cuantos obr,decemos nos sujetamos gustosos, en la esperanza de dar así alguna puntada et la bandera de la Liber cid. Si el Senador electo se sale de los lindes de -Para que una campaña de apostolado religioso rinda todos los frutos que de ella se esperan, no basta conocer la historia, ias tradiciones, la fisonomía, en una palabra, de los pueblos en los cuales se ha d1' librar Ja batalla; tampoco es suficiente tener idea de las costumbres, de las ne~esidades, de las virtudeo y defectos de las parroquias y de los barrios, objeto del apostolado. Sería un conocimiento demasiado general para que fuese eficaz, con aquella eficacia propia de toda acción .católica inteligentemente desarrollada. -Por general que se la suponga, no se puede discutir que cGnstituye excelente preparación para el ejercicio fructuoso de la acción que planeamos. El conocimiento topográfico del terreno es un poderoso auxiliar para Ja conveniente distribución del ejército que ha de tomar parte en Ja contienda. -Efectivamente, es una preparación que demanda ser completada por un .conocimiento detallado de todas y de cada una de las personas que viven en la parroquia o en el distrito que tratamos de conquistar. La religión es de incumbencia esencialtrente personal. -Después de algún tiempo de convivencia, es dificil encont,.arse con caras desconocidas. Sobre todo, si procedemos con espíritu de atenta observación. -No es suficiente que las caras lleguen a ser conocidas; es imprescindible acercarse a los individuos y ver de penetrar en el fondo de sus corazones. Para ello se impone saber cuales son los católicos de verdad, los católicos prácticos, y cuales los indiferentes: cuantos y quienes Vol. II. ESTUDIO ,ese 1n·ograma, todo buen ·Filipino se arrepentirá un día de haber t•otado po'r él. Si por el contrario, antepone el bienestar del pueblo a su p,.opia comodidad, hasta los mismos que fo n.ega1'on el i•oto se congratularán de haberle tenido por legislador . . . . . . . .. Pero, basta. Que en política y amor escribfr es necedad: lo que hoy es una verdad es m<niana un sandio error. EL FIGARO. Dondt qvi•ra ""e ritij• Vd LH "l.&\et.e• y 6eu!es RIU 13, 1923 t 0fl'1ICl"n Co111odid.o' y Seguridllll 1 ~ -~ ~~ [LL~=~l~E~fltH- \ MONTUR~\S POLAINAS LATIGOS PORTFOLIOS CINTURONES ARTERAS PORTA --~----------· -~--son los protestantes, los aglipayanos, los masones; conocerlos individualmente por sus nombres, apellidos y profesiones ; tener idea clara de los niños, de los ancianos y de Jos pobres que viven en la parroquia; informa1 se de quienes están casados civilmente o unidos de cualquier otra forma que no sea la prescrita y santificada por Ja Iglesia católicas ; es de necesidad absoluta conocer el terreno en el que vamos a depositar la se:nilla del Evangelio, es decir la inteligencia y el corazón de los que han de escuchar la palabra de la civilización cristiana. -Estimo algo exagerada la pretensión. Poco a poco, por sus pasos contados, se llega a ese término, sin hacer tan gran alarde de procedimientos estratégicos. Las conquistas de orden sobrenatural fian más de otros factores. -Aun no hemos penetrado en el terreno de la estrategia; nos limitamos a consignar la necesidad de emprender la marcha siguiendo los derroteros que fija el buen sentido. -Sería una presunción querer monopolizar el buen sentido. Las opiniones no están acordes y, sin e'Tlbargo, sus respectivos patrocinadores las defienden con argumentos basados en ese buen sentido, tan decantado. -Fiel al programa de moverme siempre dentro de la esfera de los principios, no estoy disouesto a descender al campo de los personalismos, donde toda discusión, por alta y noble que sea, pierde su rancia y elevada estirpe para tornarse en plebeya de baja estofa. -Sin salir de la doctrina general, entiendo que pueden po-6nerse en tela de juicio l9s procedimientos de apostolado que defiendes con tenaz empeño. -Nada tiene de particular. Son procedimientos seguidos .cuidadosamente desde la fundación de la Iglesia. Algo debiera pesar en Ja balanza de nuestra estima, la tradición no· interrumpida de veinte siglos. -El apostolado, en la Iglesia, se ha atemperado siempre a la diversidad de tiempos y de circunstancias. A nuevas necesidades, nuevos métodos de trabajo. -No es signo de prudencia cambiar de \táctii::a, cuando la sancionada por la experiencia goza de legítimos prestigios. Lo fundamental nunca ha cambiado ni puede cambiar. El mismo Salvador del mundo nos ha dado la pauta y sería temeridad manifiesta empeñarse en enmendar la plana, escrita con infinita Sabiduría. "El buen pastor cono.ce a sus ovejas y sus ovejas le conocen a él y las llama por sus propios nombres". El vocat proprias oves nominatim, es todo un programa de apostolado. A ese conocimiento claro, distinto, adecuado, debemos aspirar nosotros y cuantos crean una obligación convertirse en auxiliares de los pastores legítimos de las ahras. Dar un mitin en una parroquia, pronunciar una serie de conferencias desde un estra•. do, evangelizar en bloque un pueblo, no entraña especial y notable dificultad. Hasta puede ir aureolado con algún triunfo ruidoso, ganado en buena lid por la elocuencia de los oradores; pero los resultados permanentes, vistos a través del cambio en las costumbres, de la frecuencia en les sacramentos y de otras Núm. 41
- Date
- 1923