Un gran misionero paso a su eterno descanso

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Part of El Misionero

Title
Un gran misionero paso a su eterno descanso
Language
Spanish
Year
1934
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
198 Un Gran Misionero Pasó a su Eterno Descanso El Rvdo. Padre José Van Runckelen nació el 16 de Abril del año 1883, en Cortenaken, Bélgica, y falleció el 24 de Octubre de este año en Parañaque, Rizal, Islas Filiipinas. Como estudiante en el "Petit Séminaire" de Hoogstra ten, Bélgica, era un joven ejemplar, de piedad sólida, animado de un espíritu generoso y abnegado y sobre todo era un devoto siervo de nuestra Madre Celestial. El día 8 de Septie_ mbre del año 1902, entró en el noviciado de la Congregación del Inmaculado Corazón de Maria, en Scheut, Bélgica, y un año después profesó en la misma Congregación cuyos miembros, todos Misioneros, trabajan en las viñas del Congo, de China y de Filipinas. Durante sus estudios de filosofía y de teología en Scheut y Lovaina, el Padre José siempre estaba algo enfermizo por lo que sus Superiores, al ordenarse de Sacerdote, creyeron imprudente mandarle enseguida a las misiones. Sin embargo al año siguiente, como insistía en marchar obtuvo venir a Filipinas, pero el médico del Instituto no le ocultó su opinión, de que en un país tropical no viviEstipendios de M'tsas son una gran ayuda ria siquiera un año. Llegó a Filipinas el 24 de Octubre del año 1909, sin pensar que su ministerio laborioso y fructuoso duraría veinticinco años. A principios fué nombrado profesor en el entonces nuestro colegio de la Trinidad en Cavite, pero, según lo deelaró el Rvdo. Padre Vromant, el Padre José siempre insistía por obtener de sus Superiores que le mandasen cuanto antes a alguna parroquia sin Sacerdote o a la Provincia Montañosa, para dedicarse antes de su muerte a los trabajos mlSloneros. Es un hecho digno de notarse que el Padre falleció exactamente el día que debía haber celebrado su vigésimo quinto aniversario de estancia en Filipinas, señal de que la Divina Providencia, a pesar de las declaraciones del médico, quería salvar muchas almas por medio de su fiel servidor, escuchando en eso el deseo ardiente del Padre de trabajar con ahinco y denuedo por la mayor gloria de Dios y el bien de las almas. En Marzo 1909, fué destinado a la parroquia de Amadeo, Cavite, donde en poco tiempo supo cautivar el afecto de toda la población como se demostró cuando años más tarde todavía los de Amadeo le visitaban con frecuencia en la parroquia de Parañaque y varias veces le invitaban a predicar el sermón en la fiesta de su pueblo. Debido a varias circunstancias, el Padre Van Runckelen fué trasladado de una parroquia a otra: en Di199 ciembre de 1912 a Silang, para suceder al Rvdo. Padre J. Tahon nombrado en Cavite; en Mayo de 1913, en San Juan del Monte donde sucedió al Rvdo. Padre G. Vromant y en Julio de 1913, en Las Piñas, Rizal, sucediendo al Rvdo. Padre F. Beck, S. V. D. En este pueblo el Rvdo. Padre José pudo desplegar su celo ardientede Misionero como también su caridad fraternal para con sus hermanos de la Congregación, destinados en varias parroquias alrededor de Manila. Varias veces su convento se convirtió en casa de ejercicios espirituales para los Sacerdotes del Inmaculado Corazón de Maria y allí estaban en su "Home Sweet Home" reconfortándose corporal y espiritualmente, bajo el cuidado del Padre José que a la vez les servía de ejemplo de ·buen Pastor de almas. Los Padres Belgas que en aquellos tiempos hicieron los ejercicios en Las Piñas, recuerdan aún cómo algunas veces encontraban en la puerta de su aposento una nota suplicándoles recomendasen al Señor la conversión de ciertas almas que vivían en pecado. Efectivamente el Padre José pudo convertir a muchos como lo demuestra el Rvdo. Padre Procurador, A. Van Hecke (q. e. p. d.) quien tenía la costumbre de escribir con tinta en~ camada el número de los matrimonios canónicamente legalizados por el Padre José, llamando así la atención de los demás Padres so~ bre su ministerio activísimo· y los Suscribase por un amigo 200 resultados consoladores. El mes de Octubre, 1915, el Rvdo. Padre Van Runckelen sucedíó en Parañaque al R vdo. Padre C. De Brouwer y desde entonces pudo ejercer más que nunca su celo apostólico en bien de las almas. Hablando perfectamente el idioma Tagalog y gozando de una salud relativamente buena, pronto conoció a sus parroquianos e inmediatamente conquistó la confianza y la estima de todos. Siempre alegre y lleno de confianza en la Santa Providencia, se consagró en cuerpo y alma a extender la escuela parroquial, cuyo edificio pronto vino a ser pequeño. En pocos meses tuvo una escuela nueva, los bajos de su casa llenos de alumnos y también parte del convento de las Madres convertido en aula de instrucción: tal era el anhelo de la gente joven en acudir a la escuela del buen Padre José, que hasta tres veces tuvo que construir edificios nuevos y más amplios para el número siempre creciente de candidatos alumnos en la escuela Católica de San Andrés, que actualmente tiene 680 en la Primaria, Intermedia y la High School. El progreso y el éxito de su escuela le ocupaban día y noche. Muchos se extrañaban cómo era posible costear año tras año el sostén de la misma, pero sabemos que para el Padre José no había sacrificio desde e 1 m o - mento que se trataba de educar niños a quienes como otro Cristo amaba con todo su corazón. A pesar de los continous quehaceres que le proporcionaban sus escuelas, no por eso dejaba sus trabajos parroquiales como lo demuestran los números siguientes: el total de Comuniones Pascuales, que a su llegada en Parañaque eran de 1,000, se aumentaron hasta 2,000 y las de devoción que eran de 26,000 al año se elevaron a 39,000. El día 23 de Octubre, el Padre José celebró la Santa Misa y como de costumbre visitó sus escuelas y se ocupó de su ministerio cotidiano en la parroquia, pero por la tarde, llamó al médico porque se sentía algo indispuesto. El doctor diagnosticó palpitaciones del corazón y le mandó poner hielo en el pecho, asegurando al paciente una noche tranquila. Sin embargo el buen Padre José tenía su propia opinión sobre su indisposición y aúnque tres días antes se había confesado, llamó a su asistente para reconciliarse de nuevo antes de acostarse diciendo al Padre A. Van Overvelt: "Haga el favor de oir mi confesión porque antes de dormir quiero estar preparado para lo que pudiera suceder esta noche." A la mañana siguiente, el Padre no se levantó temprano como acostumbraba a hacerlo y cuando más tarde su asistente, el Padre Antonio, entró en su aposento para ver como estaba, le encontró ya cadaver. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, se celebró una Misa de Requiem con asistenci_a del PrelaSostenga el ejército de Cristo do, Su Excelencia Mons. O'Doherty, Arzobispo de Manila, quien terminado el Santo Sacrificio, hizo el responso por el querido difunto. A las 4 de la tarde Su Excelencia Mons. Piani, Delegado Apostólico, también oró ante el cadaver del Padre José expuesto en la iglesia parroquial. La condución del cadaver con201 do por los que tanto ha amado en vida y por quienes se ha sacrificado hasta el último momento. Los habitantes de Parañaque se han mostrado sumamente agradecidos a su querido Párroco. El consejo municipal adoptó unánimamente una resolución expresando su sincero aprecio y profunda gratitud al Padre José por ¡Felices Pascuas! stituyó una imponente manifestación de duelo; todo el pueblo de Parañaque acompañó a su fenado Párroco hasta el cementerio, donde ahora descansa en medio de tantos feligre~es a quienes había enseñado el camino del cielo. Sin duda el Padre José desde el paraíso continuará su trabajo intercedientodo el bien realizado en favor del pueblo, especialmente de los niños y de los pobres. Una copia de la resolución fué mandada a Su Excelencia Mons. el Arzobispo de Manila, otra al Superior de los Padres Belgas y una tercera al R vdo. Padre A. Van Overvelt, asistente del muy deplorado Cura Párroco. Propague su Fe 202 Ofrezcamos una oración por el eterno descanso del querido difunto, porque los decretos del Padre Celestial siempre permanecen en secreto. Sin embargo los que han conocido al Rvdo.Padre Van Runckelen y que han sido testigos de su vida sacerdotal, quedan convencidos de que el Divino Maestro ha dado la bienvenida más cordial al que en vida Le ha servido en cuerpo y alma: "¡Regocíjate, buen y fiel servidor ... Entra en la alegría de tu Señor!" ---~-Del Sol y de la Luna Leyenda de los Igorrotes lbaloi, del Este de Benguet, por el Rdo. P. A. Claerhoudt, Misionero, Itogon. SÍ, que aquel chubasco fuétremendo, pero ahora reina ya la calma. Pude oir a un anciano que subconcienzudamente expresaba su opinión al ver el arco iris brillando en las nubes por encima de Calai: "buscando cangrejos"; musitó, sacudiendo la cabeza. Es lo que dicen aquí en los montes, cuando ven el arco iris extenderse por encima de los montes y cordilleras: "Bungdul, el arco iris, zambulle sus manos en las aguas del estero en busca de cangrejos." iAy del individuo que esté cerca del sitio donde Bungdul explora las aguas!... .. Ciertísimamente morirá dentro de muy poco tiempo .... nadie lo duda. Y tan pronto como el hombre que conduce una piara por el camiino, vea aparecer el arco iris, enseguida se detiene, enciende el fuego, y se sienta, esperando que Bungdul haya menguado y desaparecido; de lo contrario, sus animales enfermarían, enflaquecerían y se morirían, como todo el mundo lo sabe muy bien. Sin embargo Bungdul no tiene ninguna historia propia, me dijo el anciano, no es como Acu, el sol, y Bulan, la luna, que los dos tienen su leyenda. Bungdul no es más que una criatura de Acu, el sol, y su esposa, Bulan, la luna; y si V d. quiere saber algo más de Acu, el sol y de Bulan, la luna, pués aquí está su historia: iAy!... .. dichosos eran los tiempos pasados para nuestros abuelos, de veras que en aquellos días eran felicísimos. En aquella época, ningún ser humano debía trabajar en el calor del dia como suele . hacerlo en nuestros tiempos; en aquella época dichosa, la gente cavaban y araban sus campos cuando Bulan, la luna, desde lo alto del cielo miraba la tierra, pero durante el día, mientras Acu, el sol, lanzaba sus rayos de fuego sobre los montes, entonces cada uno y todos descansaban y dorUna suscripción anual; Pl. 00