Apendice

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Part of Diario de Sesiones de la Legislatura Filipina

Title
Apendice
Language
Spanish
Source
Diario de Sesiones de la Legistura Filipina II (85) November 4, 1927
Year
1927
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
APE ND ICE Nombramiento del nuevo Gobernndor General de Filipinas DISC URSO DEL Hon. MANUEL L. QUEZON EN EL SENADO DE FJLIPINAS Viernes, 9 de septiemb1·e de 1927 El Sr. QUEZON. Senor Presidente, acogiendome a nuestros reglamentos, deseo hacer uso de la palabra durante la primera hora de esta sesi6n. El PRESIDENTE PRO TEMPORE. Tiene la palabra el Senador por el Quinto Distrito. MANIFESTACIONES DEL SR. QUEZON El Sr. QUEZON. Senor Presidente, la prensa de esta maiiana da la informaci6n de que las declaraciones hechas por el Comisionado Guevara que han sido transmitidas por la Prensa Asociada de ayer respecto al Nombramiento del futuro Gobernador General de Filipinas, son declaraciones hechas de acuerdo con unas instrucciones dadas por los "leaders" de la Legislatura Filipina. Deseo manifestar pUblicamente que no es verdad que hayamos dado instrucciones fuera de las que oportunamente hemos manifestado en pUblico, a saber: que no nos consideramos con derecho de recomendar a nadie para el cargo de Gobernador General, aunque tendriamos muchisimo gusto en expresar nuestra opini6n respecto a este particular, si el Presidente de los Estados Unidos consultara con nosotros. No es verdad que en algUn "caucus" celebrado por la mayoria se haya enviado al Comisionado Guevara la instrucci6n de recomendar al General Mcintyre para el cargo de Gobernador General. Parece, sin embargo, cierto que el militar a que aludi6 el Comisionado Guevara en su declaraci6n citada por la Prensa Asociada es el General McIntyre. Y si es asi, yo no tengo inconveniente alguno en decir que creo que el General Mcintyre haria un buen Gobernador General de Filipinas, si fuera nombrado. Recuerdo que cuando expresamos en una conferencia de la mayoria nuestra opini6n de que no deberiamos hacer ninguna recomendaci6n en concreto sobre el cargo de Gobernador General, a menos que nuestra opini6n fuera solicitada por el Presidente, el Senador por el Onceno Distrito (Sr. Clarin) me pregunt6 que opinion tenia yo de! General Mcintyre como Gobernador General. Le conteste que me parecia que el General Mcintyre haria un buen Gobernador General de Filipinas. Es posible que esta pregunta de! Senador por el Onceno Distrito (Sr. Clarin) y mi contestaci6n sean la base de esa creencia de que en el "caucus" se ha 2076 tratado de instruir al Comisionado Guevara para que recomendara al General Mcintyre. No es verdad que hayamos acordado nada sobre este asunto en el "caucus." Esta no es mas que una opini6n personal mia, y creo que la expresada por .el Comisionado Guevara es s6lo resultado de la convicci6n que el Comisionado Guevara se ha formado despues de muchos anos de servicio en Washington donde ha estado en comunicaci6n constante con la Oficina de Asuntos Insulares ; a saber, que el General McIntyre reune condiciones excepcionales para desempefiar el cargo de Jefe Ejecutivo de Filipinas. Tengo entendido que el General Mcintyre vino por primera vez a Filipinas durante la Revoluci6n; que entonces ocup6 un puesto bastante delicado en la provincia de CebU, y que, a pesar de lo delicado que era el puesto, despleg6 tanto tacto que en el cumplimiento de sus deberes no di6 lugar a que los vecinos de Cebll tuvieran contra el la mAs minima queja. Yo conoci al General Mcintyre por primera vez cuando fui elegido Comisionado Residente. El entonces era aun el jefe auxiliar de la Oficina de Asuntos lnsulares, y puedo asegurar al Senado que desde entonces el General Mcintyre era ya la cabeza pensante de la mencionada oficina, y su diplomacia y sus simpatias demostradas hacia el pueblo filipino sirvieron para contrarrestar algUn tanto las inclinaciones bastante imperialistas de! General Edwards, que era entonces el jefe de dicha oficina. No conozco a ningUn americano hoy dia que este tan bien enterado de la situaci6n de Filipinas como el General Mcintyre. Yo se que el no abriga ningiln prejuicio de raza. Todos los miembros de las Misiones que se han enviado a los Estados Unidos, estoy seguro, afirmarAn de consuno que no ban recibido del General Mcintyre mas que atenc1ones y favores. Es un hombre que siempre esti dispuesto a ayudar a cualquier fiilipino que vaya a la Oficina de Asuntos Insulares en demanda de ayuda en todo aquello en que E!l pueda servirle. El General Mcintyre, en mi concepto, es uno de los hombres de mas talento que he conocido en la vida. Tiene una cultura amplia; entiende de finanzas, de derecho politico y administrativo; conoce no solamente la Constituci6n de los Estados Unidos, como un experto en materia constitucional y no como la conocen los militares, sino tambien las constituciones de Europa. Ignoro cu3.les sean las cualificaciones del General Mcintyre como militar. Supongo que, debido a su extraordinario talento, si se le encomendara un cargo de gran responsabilidad en ese ramo del Gobierno, lo desempefiaria bien. Pero Io que si me consta es que en el ramo civil el General Mcintyre esta tan bien preparado para empeiiar las riendas del Gobierno como pocos funcionarios a quienes he tratado podrian hacerlo. Por eso creo que no solamente no puede ser criticado el CoAPENDICE 2077 misionado Guevara al expresar sus preferencias en favor del General Mcintyre, antes al contraio bien podemos decir que si el General Mcintyre fuera nornbrado, e1 podria dotar a Filipinas de una administraci6n eticiente, honrada y libre de todo prejuicio racial, de modo que, a mi juicio, bajo la administraci6n del General Mcintyre, los :filipinos no solamente tendri'an oportunidades de carActer administrativo, sino tambien de carilcter econ6mico. Yo soy, seiior Presidente, de las que mds han comb~tido la pasada administraci6n; soy de las que m:is se han quejado contra el llarnado 11Gabinete de caballeria :" no me retracto de nada de lo que entonces dije; aun mas, sostengo todo cuanto llevo dicho respecto a aquella administraci6n y al mencionado "Gabinete de caballeria." Creo que, gobernando el General Mcintyre, no tendriamos un gabinete de caballeria en Filipinas, porque no solamente no necesitaria el General Mcintyre de ningU.n experto militar que le aconsejase sobre lo que debe hacer en este gobierno, sino que tampoco necesitaria de ningU.n experto de carilcter civil, porque no ·hay nadie que este tan versado en asuntos filipinos como el . General Mcintyre. Siquiera bajo este respecto, significaria una verdadera economia para el Gobierno de Filipinas la presencia en este Gobierno de un hombre tan bien preparado como lo esta el General Mcintyre. Hago estas declaraciones, Sefior Presidente, para evitar toda mala impresi6n sobre la actitud del Comisionado Guevara. Quiero aprovecharme de esta oportunidad para decir tambien al Senado que la idea lanzada por el Comisionado Guevara de que el Presidente de los Estados Unidos convoque a una conferencia en que este representado debidamente el pais por un lado y los Estados Unidos por otro, es una idea que merece nuestra mas sincera y cordial aprobaci6n. Creo que es llegado el momento de que el Gobierno de los Estados Unidos adopte una politica bien clara y definida respecto a Filipinas. Nosotros no podemos admitir ni admitiremos jamis que el pueblo de los Estados Unidos no este comprometido formal y solemnemente a conceder la independencia a Filipinas por virtud del preimbulo de la Ley Jones. No podemos considerar a los que sostienen que el preimbulo de la Ley Jones no significa nada, mis que como hombres que andan en busca de subterfugios para inducir a su propio pueblo y gobierno a no dar valor a una promesa en que su honor nacional esti comprometido. Que no vengan diciendo que el preAmbulo de la Ley Jones no es parte de la Ley: el preambulo de toda ley es la declaraci6n que hace el cuerpo legislativo que dicta esa ley acerca de los prop6sitos del mismo, y cualquiera que sea el valor legal, desde el punto de vista tecnico, del preambulo de la Ley Jones, es indudable que ese preimbulo compromete de una manera solemne al Gobierno de los Estados Unidos, porque alli, en ese preAmbulo, esta contenida la declaraci6n explicita del gobierno americano respecto a sus fines en Filipinas. Pero aun cuando no estamos de acuerdo con los que dicen que el preambulo de la Ley Jones no significa nada, es indudable que, por una raz6n u otra, la cuesti6n filipina esta en el aire; 2S861o----t que se esti creando una gran confusi6n, y que durante las Ultimas afios se ha hecho una campafia bien organizada para frustrar los prop6sitos de la Ley Jones. En justicia al pueblo filipino asi como al americano esta situaci6n no debe prolongarse, por mis tiempo, y al objeto de que dejemos de discutir esta cuesti6n academicamente, creo que el Presidente de Ios Estados Unidos daria un paso de gran importancia si convocase a una autorizada representaci6n del pueblo filipino y a otra del pueblo americano para discutir todos los aspectos de este magno problema y puntualizar los terminos y condiciones bajo los cuales la "independencia ha de conced.erse a nuestro pueblo. Y es tanto mas oportuna esta ocasi6n cuanto que se va a reunir un nuevo Congreso en donde habra tiempo de considerar la medida que los conferenciantes acordaran recomendar, aparte de que las elecciones presidenciales en los Estados Unidos se van aproximando tambien, y estas recomendaciones podrAn ser sometidas a la opini6n pUblica americana. Finalmente, sefior Presidente, quiero aprovecharme tambien de esta oportunidad para rectificar otras noticias que se ban estado publicando estos Ultimas dias respecto al supuesto parlamentarismo o semi-parlamentarismo. Me parece que esta noticia se ha publicado solamente porque alglln caballero se despert6 una mafiana de buen humor, y no teniendo otra cosa mejor que decir, tuvo a bien inventar· la noticia de que los caudillos de la Mayoria dentro de la Legislatura, en una conferencia con el Gobernador General, habian planteado esta cuesti6n; pero, por lo visto, nuestras repetidas negativas no han merecido ninguna atenci6n. La calenturienta fantasia del caballero que invent6 esta noticia ha t@nido mas influencia que Iiuestro mentis ·rotunda. Pues bien, yo quiero decir al pais que nosotros no hemos dado ningUn paso cerca del Gobernador General Gilmore, ni hemos hecho nada fuera de discutir con el ciertos asuntos de legislaci6n y algunos nombramientos que estaban bajo la consider.aci6n del Senado. Hemos anunciado ya repetidas veces que la politica de la Mayoria, por lo menos en estas circunstancias, es una politica de vigilante espera. Sabemos que en una admini$traci6n en que el Poder Ejecutivo y la Legislatura se entienden, se puede marchar arm6nicamente, se pueden hacer progresos, y por eso nuestra politica ha sido, no solamente hoy, sino en todo momento,-y tal fue nuestra politica durante los primeros afios de la administraci6n del Gobernador General Wood,-tratar de discutir amistosamente, friamente y sin pasionamiento alguno con el Jefe Ejecutivo las cuestiones pUblicas con el objeto de Jlegar a un acuerdo, siempre que ha sido posible. Eso estamos haciendo hoy con el Gobernador General Gilmpre: antes de actuar sobre cualquier proyecto de legislaci6n que este en las camaras tratamos de conocer sus puntos de vista para ver si podemos llegar a un acuerdo y evitar asi el ej ercicio del veto. Con respecto a los nombramientos sometidos por el Gobernador General, nuestro procedimiento es exponer ante e1 las razones que tenemos para no confirmar un nombram.iento. :tsta es nuestra actitud. Estamos deseosos realmente de que haya en Filipinas un gobierno en que los repre2078 DIARIO DE SESIONES sentantes de! pueblo y los representantes de la soberania se entiendan. Naturalmente, nuestros deseos en este sentido tienen un limite, y ese limite es el que nos imponen nuestro deber para con el pueblo y nuestro sentido de dignidad. No podemos abdicar de los derechos de! pueblo filipino ni podemos adoptar una actitud por la que se vea que este es un pueblo que no se respeta a si mismo. Mientras podamos estar acordes dentro de esos limites, estamos dispuestos a llegar a una inteligencia con los representantes de la soberania. No hemos pactado con el Gobernador General Gilmore ninguna combinaci6n por vfrtud de la cual queramos obtener al~na ventaja en favor de nuestro partido o de nuestros hombres. Puedo decir pllblicamente que en una conferencia que tuvimos con el Gobernador General Gilmore, yo le dije que en nuestras relaciones con el Poder Ejecutivo nuestra actitud no estaria inspirada par ninglln motivo partidista ni par ningU.n fin <le politica barata, digAmoslo asi. Yo le he dicho al Gobernador Gilmore: "Seiior Gobernador, es mejor que lo sepa usted y lo sepa todo el mundo que nosotros no abrigamos ninglln prop6sito personal ni de caracter politico. Nuestra actitud en todas estas cuestiones esta dictada por un sentido de puro patriotismo." Crea que el Gobernador General Gilmore, en el tiempo, corto por cierto, que lleva desempeftando interinamente el cargo de Gobernador General, ha tenido ocasi6n de saber que nosotros no tratamos de obtener del Poder Ejecutivo ni favores personales ni politicos, porque no los necesitamos tampoco. Para terminar, sefior Presidente, quiero decir que el principal objeto que me ha movido a dirigir la palabra al Senado esta •tarde es mi deseo de decir al pais que no creo que el Comisionado Guevara haya tratado precisamente de abogar par que tengamos en Filipinas un regimen militar. Crea que es hacer una injusticia al Comisionado Guevara suponer que et tenga semejantes prop6sitos. Crea que el Comisionado Guevara se ha referido exclusivamente al General Mcintyre, y como he dicho antes, e1 lo ha hecho par raz6n de que, en su concepto y en el de muchos de nosotros, el General Mclntyre eRb\ mas que debidamente capacitado, quizas mas capacitado que cualquiera, para desempefiar el cargo de Gobernador General de Filipinas, en vista de la experiencia par el adquirida coma jefe de la Oficina de Asuntos Insulares. Ademas, el General Mcintyre ha dejado de pertenecer al Ejercito probablemente desde el aiio 1906 6 1907. Quiero decir que desde el aiio 1906 6 1907 el General Mcintyre, aunque sigue siendo militar, no presta ya servicio activo en el Ejercito, y el cargo del General McIntyre coma General de Brigada es un cargo que ostenta por ser Jefe de la Oficina de Asuntos Insulares, porque el jefe de la citada oficina tiene el rango de general de divisi6n. EL SR. VILLANUEVA FORMULA ALGUNAS PREGUNTAS P ARLAMENTARIAS El Sr. VILLANUEVA. Seiior Presidente, para algunas preguntas al orador. El PRESIDENTE PRO TEMPORE. • Accede a ellas el orador? El Sr. QUEZON. Si, seiior. El Sr. VILLANUEVA. Conozco muy poco al General Mcintyre, y por esta raz6n, voy a hacer la siguiente pregunta: ;. Cua.I seria la probable opini6n de! General Mcintyre respecto a la independencia de Filipinas? El Sr. QUEZON. Yo no puedo contestar por el General Mcintyre. Prefiero, desde luego, que venga aqui a Filipinas un gobernador Jenera! partidario de la independencia; pero despues de la experiencia del Gobernador General Harrison que abog6 por la independencia y recomend6 al Congreso que se nos diera la independencia, sin que nosotros la hayamos obtenido, me parece que lo importante es que el Gobernador General que venga a Filipinas este dispuesto a gobernarnos permitiendo a las filipinos el ejercicio de la mayor autonomia posible dentro de las disposiciones de la Ley Jones. Si yo pudiera tener en Filipinas como gobernador general a un hombre que fuera partidario de la independencia y estuviera dispuesto a dejar a los filipinos a gobernar absollltamente sin intervenci6n de et, yo prefiriria a ese hombre. Pero yo creo que, bajo la administraci6n actual, el mero hecho de que un horn-· bre fuera partidario de la independencia, lo haria inadecuado para ser Gobernador General de Filipinas. El Sr. VILLANUEVA. Suponiendo que fuera verdad que el Comisionado Guevara hubiese abogado de algun modo en favor de la candidatura de! General Mcintyre, si no fuera conocida su opini6n sabre la causa del pais, ;. no podria el Comisionado Guevara, por ejemplo, con estas instrucciones, abogar par aquel hombre que fuese conocidamente independista, mejor dicho, que estuviese en favor de la independencia del pais? El Sr. QUEZON. Creo que podria hacerlo, si tales fueran n uestras instrucciones, pero ya he dicho antes, que bajo la presente administraci6n, un hombre que fuera partidario de la independencia, no seria nombrado Gobernador General de Filipinas. Entiendo que instruir al Comisionado Guevara para abogar por una cosa que no podria conseguir seria ... El Sr. VILLANUEVA. Pero se podria intentarlo. El Sr. QUEZON. Si, pero sabemos que seria un intento inutil. El Sr. VILLANUEVA. Eso no lo podemos decir. El Sr. QUEZON. 4C6mo no? El senador sabe que el Presidente Coolidge se ha manifestado en contra de la independencia. ;. C6mo iba a nombrar a un gobernador general que sea p'artidario de la independencia? Eso seria una inconsecuencia por parte del Presidente Coolidge, y no creo que este quiera ser inconsecuente. El Presidente Coolidge ha dicho en sus declaraciones que el no cree que Filipinas este preparada para la independencia, ni cree que se deba darnos hoy la independencia. ;. C6mo iba a mandar el Presidente a Filipinas un gobernador que, al llegar aqui, empezar3. diciendo que Filipinas debe ser independiente? El Sr. VILLANUEVA. &No ha habido cambio en et? El Sr. QUEZON. Supongo que el senador tiene tantos moti vos co mo yo para conocer si ha habido o no cambio en e1. Duda que las brisas del Oeste, duAPENDICE 2079 rante el periodo de calor, hayan podido inducir al Presidente a modificar su opini6n sabre este asunto. Quiero decir que dentro de este estado actual, dentro de la presente administraci6n, no es posible conseguir que el Presidente nombre coma Gobernador General de Filipinas a un hombre que no este de acuerdo con el en lo que respecta a la politica general del pais, y creo que el Comisionado Guevara tiene raz6n al adoptar la actitud que ha adoptado. Quiero recordar al Senado que cuando el General Mcintyre vino a Filipinas hace siete aiios, las C:imaras legislativas le recibieron en sesi6n conjunta y aprobaron una resoluci6n di:indole las gracias par las servicios valiosisimo'!I que ha prestado al pais. Es el concepto que el pais tiene de el. Creo que el General Mcintyre, sin embargo, no se ha expresado pllblicamente sobre la cuesti6n de la indepedencia. Eso mismo demuestra lo diplom8tico que es ese caballero. Pero yo le he oido decir al General McIntyre que si la Administraci6n quisiera conceder a Filipinas su independencia, no se necesitaria enmendar la Ley Jones; que dentro de las disposiciones de la Ley Jones podria el pueblo filipino constituirse de tal manera que el gobernador americano que estuvieta aqui hiciera entrega al primer Presidente de la Repiiblica Filipina de las riendas de! poder sin mas actuaci6n por parte del Congreso que la aprobaci6n de una ley seiialando el dia y hora en que la entrega de la soberania deberia hacerse. Le he oido decir eso. Desde luego esto me demuestra que el General Mcintyre conoce la gran amplitud de las disposiciones de la Ley Jones para que el pueblo filipino pueda desenvolverse dentro de ella hasta aquel punto en que pueda asumir todas las responsabilidades de una soberania, si el Congreso de los Estados Unidos asi lo acordara.
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