El Sr. Galicano prosigue con su discurso
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Part of Diario de Sesiones de la Legislatura Filipina
- Title
- El Sr. Galicano prosigue con su discurso
- Language
- Spanish
- Source
- Diario de Sesiones de la Legistura Filipina II (85) November 4, 1927
- Year
- 1927
- Fulltext
- LEG ISLA TURA FILIPINA 2019 Dej emos este ca so tan desagradable que me recuerda hechos tristes al presenciar la muerte de tantas criaturas, y voy a mencionar otro caso que revela de una manera evidente que aun cambiando los barcos de la Compaii.ia Tabacalera, no se si se cambiaria el trato. En una ocasi6n en que el Fiscal Diaz estaba ya ocupando un camarote fue notificado de que debia salir de alli, porque venia uno a relevarle, y todo porque el Fiscal Diaz es de las nuestros. LOS SEllORES QUIRINO Y VILLANUEVA FORMULAN VARIAS PREGUNTAS AL SR. GALICANO El Sr. QUIRINO. • Quiere decir Su Sefioria que el Fiscal Diaz fue desalojado del sitio a que tenia derecho par el solo hecho de ser filipino "! El Sr. GALICANO. •No significa desalojar el hacerle salir? El Sr. QUIRINO. Y cuando fue objeto de esa humillaci6n, ;,ya era fiscal el Sr. Diaz? El Sr. GALICANO. Fiscal de Misamis, y jurO no volver a tomar pasaj e en aquel buq ue. El Sr. QUIRINO. • Y el Fiscal Diaz permitio que le desalojaran del sitio a que tenia derecho? El Sr. GALIC'ANO. Consinti6, porque e1 no mandaba el buque. El Sr. QUIRINO. Y el Fiscal Diaz, • que hizo despues? El Sr. GALICANO. Hizo el proposito de no embarcar mas en aquel vapor. El Sr. QUIRINO. Y zcree Su Seftoria que eso constituye un defecto de la compaii.ia o del FisCal Diaz que no supo defender su dignidad? El Sr. GALICANO. Hay circunstancias en que no es prudente para nadie hacer prevalecer su derecho cuando cree que no cuenta con la fuerza necesaria para hacerlo prevalecer. El Sr. VILLANUEVA. Y zse present6 alguna queja ante la Comisi6n de Servicios Pllblicos como consecuencia del abuso cometido '? El Sr. GALICANO. No estoy enterado de ello. El Sr. VILLANUEVA. Su Sefioria, como abogado, debe, seglln supongo, saber que para esos abusos esta la Comisi6n de Servicios Pllblicas,-z no es verdad? El Sr. GALICANO. Creo que si. El Sr. VILLANUEVA. •No es verdad que si hay abusos es porque hay personas que los consienten? El Sr. GALICANO. Eso se pregunta a un niii.o de la escuela. El Sr. QUIRINO. Cuando el capitan de! vapor en que se embarc6 el Fiscal Diaz cometi6 ese abuso que nos ha referido Su Seii.oria, z sabe Su Seii.oria si Io realiz6 por orden de la compaiiia o si luego esta se enter6 de tal hecho? EI Sr. GALICANO. Esa pregunta presupone que yo estaba presente cuando lleg6 el vapor a CebU. El Sr. QUIRINO. Pero •lo ha sabido o no? El Sr. GALICANO. No lose. El Sr. QUIRINO. z Entonces Su Seii.oria cree que aquel capitan se port6 muy mal por ser espaii.ol? El Sr. GALICANO. Para suavizar la frase dire que se port6 descortesmente. El Sr. QUIRINO. zNo cree Su Seftoria que, segtin los. rcglamentos de Aduanas, ningtin buque de cabot.a~e. puede scr comandmlo por extrnnjeros, sino por hhpmos"! El Sr. GALICANO. Creo que si. El Sr. QUIRINO. •De modo que el capitan de aquel buque, aunque fuera blanco, era filipino? El Sr. GALICANO. Tan poco enterado estaba que ni siquiera llegue a conocer su nombre. El Sr. QUIRINO. Muchas gracias. EL SR. GALICANO PROSIGUE CON SU DISCURSO El Sr. GALICANO. Seii.or Presidente: no quiero ser demasiado prolijo, porque se que todavia hay otros que ban solicitado turno; pero antes voy a insistir en que la ley vigente sobre cabotaje no debe ser enmendada, porque si real y verdaderamente esperamos vivir vida propia e independiente, yo considero el servicio de cabotaje como una de las fuentes principales de riqueza de toda naci6n o como una de las columnas que deben sostener el edificio de nuestra propia nacionalidad. Si levant8.ramos la prohibici6n contenida en Ia Iey, entonces, tarde o temprano, la flota mercante filipina tendria que desaparecer. Digo esto, porque en la lucha o competencia que se habria de entablar sucumbiria el filipino, porque en toda lucha generalmente sucumbe el mas debil. Las compaiiias navieras extranjeras, una de ellas, la mas poderosa de cuantas existen en Filipinas, o sea la Compaiiia Tabacalera, cuentan con acaparadores de productos del pais en todos los municipios, no solamente de la provincia de Misamis y de la isla de Mindanao, sino tambien en casi todas las provincias del Archipielago. Si antes de ahora los barcos de la Compaii.ia Tabacalera han rehusado aceptar cargamentos de los productores, como lo ha manifestado el Caballero por el Primer Distrito (Sr. De los Reyes), en la lucha tendria que sucumbir entonces, tarde o temprano, la flota filipina. Por eso digo que la enmienda constituye un peligro para el interes nacional. Digo interes nacional, porque el servicio de cabota.ie constituye una de las fuentes principales de riqueza de una naci6n. Yo digo que en la lucha sucumbiria la ftota filipina, porque, aun despues de dictada la ley en 1918, antes del accidente del vapor La-Loe, habia observado que la compaiiia, o sea, sus agentes compradores que iban a bordo de los barcos habian distribuido cantidades entre todos los chinos a fin de preparar cargamentos para el vapor. Esto obedecia a que inmediatamente despues del caso del vapor La-Loe se not6 que varios desisti~n de cargar, y en vista de eso, se distribuyeron cantidades para preparar cargamentos. Adem8.s, no es verdad que porque ra Compaii.ia Tabacalera ha prodigado millones, lo hiciera asi en favor de los productores solamente por amor al bien de estos. Hace tiempo estuve en contacto con la agencia de la Tabacalera en Barili, entonces dirigida por el Sr. Rocamora, y durante aquellos aii.os llegue a saber que la Compaftia Tabacalera no prestaba dinero a los productores de tabaco. Yo digo esto para salir al encuentro del que di.io que la Tabacalera habia derramado millones en beneficio de los productGres filipinos. Seii.or Presidente, voy a repetir lo que ya dije, a saber, que no hay necesidad de cambiar la ley. Todos los defectos que se han alegado aqui acerCa del servicio de cabotaje son remediahles sin <(ue sea preciso enmendar la ley. 2020 DIARIO DE SESIONES Por tanto, insisto en que no se debe enmendar la ley, y por ese rnotivo pido que se rechace el proyecto. MOCI6N VERA DE POSPOSICION El Sr. VERA. Senor Presidente, voy a presentar la moci6n de que se posponga indefinidarnente este proyecto de ley. El Sr. VILLANUEVA. Nos oponemos a la moci6n. El Sr. VERA. Voy a razonar mi moci6n, seiior Presidente. El PRESIDENTE [NTERINO. Puede hacerlo Su Senoria. EL SR. VERA RAZONA SU MOCI6N DE POSPOSICI6N El Sr. VERA. Senor Presidente, en este gran palenque de opiniones donde se templan los fuertes aceros de la palabra y del ingenio, y adonde, par imperativos del deber, nos conduce nuestt"a cotidiana labor parlamentaria, voy a echai' mi cuarto a espadas, coma suele decirse, para dar expresi6n a lo que pienso y siento sabre una cuesti6n tan trascendental coma este del cabotaj e. Confieso paladinamente que hasta hace algunos d:ias no tenia formada mi propia opini6n sabre esta materia, aunque eso sf debo decir y manifestar que el sentimiento nacionalista llamaba con fuertes aldabonazos a las puertas de mi coraz6n. Pero, por lo mismo que se trata de un asunto que no debe decidirse tan s61o bajo los impulsos del coraz6n, sino tambien por la convicci6n de que la raz6n lleva al 3.nimo de uno, y tambien porque se trata de una cuesti6n tan trascendental, como dije antes, que repele toda actitud ambigua o equivoca, voy a escudrifiar y analizar las pruebas aportadas por ambas partes. He escuchado con atenci6n los argumentos aducidos, favorables y adversos; he Jeido los urecords" de las audiencias pl'.iblicas celebradas por Jos dos Comites de Navigaci6n de ambas C:imaras; he estudiado la Jey actual y he analizado con mis cortos alcances el bill propuesto, objeto hoy de nuestra consideraci6n, hasta tal punto que hoy, en este momento, apoyado en mi• propia conciencia, contemplo satisfecho mis puntos de vista, mis personales conviceiones que, felizmente para mi, estin fuera del alcance de las salpicaduras de la intriga y de la maledieencia. Esa convicci6n es la que me ha impelido a presentar esta moci6n de posposici6n indefinida. Sefior Presidente: me opongo a este proyecto de ley por mochas y varias razones que pueden resumirse en una sola. Esta raz6n que conceptUo primordial y que ya se adujo aqui por los que han combatido la medida propuesta, no es mas que el principio de nacionalizaci6n que ha sido ya consagrado y materializado por la Legislatura, sobre todo en aquel periodo memorable de la Cuarta Legislatura en que esta, Jibre de las cortapisas de una administraci6n adversa a un avance r:ipido de nuestra autonomia, logr6 que se revelaran con hechos tangibles el genio y el estadismo de nuestros caudillos naeionales. Recuerdo perfectamente,-porque tu~e el honor de pertenecer, aunque como el mas humilde miembro, a aquella Cuarta Legislatura a que me he referido antes,---que en aquella Legislatura se reorganiz6 nuestro Gobierno, en su estructura administrativa, dentro de las restricciones constitucionales puestas en la Ley Jones, restricciones que de ninguna manera podemos violar, pero dentro de Io que pueden permitir esas restricciones, nuestro Gobierno, como ya dije, fue reorganizado. La Legislatura Filipina, siempre previsora y aleccionada por la experiencia de otras naciones, aparte de otras medidas a cual mas sabia y beneficiosa, implant6 en el pafs la politica de nacionalizar ciertas empresas industriales y comerciales, ahora comprindolas con el dinero del pueblo o bien colocandolas bajo la influencia preponderante del capital filipino. El comercio de cabotaje, naturalmente, no podia hurtarse al ojo avizor de la Legislatura, asi es que, por la Ley No. 2912 primero y por la Ley No. 3084 despues, !eyes que estan concretadas en el articulo 1172 de la Ley 2711, se proclam6 que este ramo de nuestras actividades econ6micas debfa residir exclusiva· rnente en manos filipinas, si bien respetando dentro de un reducido espacio los intereses extranjeros en consideraci6n a los lazos irrompibles anudados en un pasado hist6rico. Senor Presidente: basandome en esta pol!tica de nacionalizaci6n establecida por la Legislatura, me opongo tenazmente a este proyecto de Jey ob.icto de nuestro estudio. La politica de nacionalizaci6n arranca de varias fuentes: una de ellas, la soberanfa misma que se confunde con la autoridad ejercida dentro de Jos Jindel"OS territoriales de una naci6n soberana que implica la facultad innata por parte de un Estado de buscar y otorgar a sus ciudadanos todo el bien posible que permitan las eircunstancias; otra fuente de esta politica de nacionalizaci6n es la defensa Jegitima que ejercen todas las naciones en las Juchas econ6micas en que se ven todas ellas enVueltas en su af:in de desenvolver hasta su J!T&do mAximo todas sus fuentes de riqueza nacional. Esta polftica de nacionalizaci6n eorresponde por derecho natural a cada Estado, como es derecho natural de todo hombre def enderse en los casos en que Jucha por su existencia, y es preciso nor consiguiente, velar nor que se mantenga en toda suplenitud e integridad. Este principio, que ha sido adoptado por las naciones mii.s grandes del mundo, con mayor raz6n debe ser aceptado y observado por las naciones debiles, j6venes y pobres como Filipinas. Y lo necesitan estas por la sencilla raz6n de que son los paises que mis ban menester de sus propios esfuerzos y de· un mayor desenvolvimiento, de tal manera que tienen que reconcentrar en sus propios recursos toda su atenci6n, no permitiendo que elementos extrafios compitan con Jos elementos de dentro. Tambien necesitan de este principio esas naciones debiles, j6venes y pobres, porque, como ya dije, son las que mis necesitan de la mutua protecci6n, a fin de no quedar absorbidas por el capital extranjero, sobre todo, si ese capital procede de una naci6n poderosa y rica, que tiene, por Jo general, su capital sabia y fuertemente organizado. Tambimt necesitan de este principio, sefi.or Presidente, las naciones pobres, debiles y j6venes por otra raz6n que voy a puntualizar despues de responder a la interpelaci6n que parece quiere formular mi distinguido ami!(O, el Senador por el 8egundo Distrito (Sr. Mabanag). El Sr. MABANAG. Yo estoy conforme con su principio nacionalista, pero quisiera saber si ·su Sefioria,
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