El Sr. Vera Razona su mocion de posposicion

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Part of Diario de Sesiones de la Legislatura Filipina

Title
El Sr. Vera Razona su mocion de posposicion
Language
Spanish
Source
Diario de Sesiones de la Legistura Filipina II (85) November 4, 1927
Year
1927
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
2020 DIARIO DE SESIONES Por tanto, insisto en que no se debe enmendar la ley, y por ese rnotivo pido que se rechace el proyecto. MOCI6N VERA DE POSPOSICION El Sr. VERA. Senor Presidente, voy a presentar la moci6n de que se posponga indefinidarnente este proyecto de ley. El Sr. VILLANUEVA. Nos oponemos a la moci6n. El Sr. VERA. Voy a razonar mi moci6n, seiior Presidente. El PRESIDENTE [NTERINO. Puede hacerlo Su Senoria. EL SR. VERA RAZONA SU MOCI6N DE POSPOSICI6N El Sr. VERA. Senor Presidente, en este gran palenque de opiniones donde se templan los fuertes aceros de la palabra y del ingenio, y adonde, par imperativos del deber, nos conduce nuestt"a cotidiana labor parlamentaria, voy a echai' mi cuarto a espadas, coma suele decirse, para dar expresi6n a lo que pienso y siento sabre una cuesti6n tan trascendental coma este del cabotaj e. Confieso paladinamente que hasta hace algunos d:ias no tenia formada mi propia opini6n sabre esta materia, aunque eso sf debo decir y manifestar que el sentimiento nacionalista llamaba con fuertes aldabonazos a las puertas de mi coraz6n. Pero, por lo mismo que se trata de un asunto que no debe decidirse tan s61o bajo los impulsos del coraz6n, sino tambien por la convicci6n de que la raz6n lleva al 3.nimo de uno, y tambien porque se trata de una cuesti6n tan trascendental, como dije antes, que repele toda actitud ambigua o equivoca, voy a escudrifiar y analizar las pruebas aportadas por ambas partes. He escuchado con atenci6n los argumentos aducidos, favorables y adversos; he Jeido los urecords" de las audiencias pl'.iblicas celebradas por Jos dos Comites de Navigaci6n de ambas C:imaras; he estudiado la Jey actual y he analizado con mis cortos alcances el bill propuesto, objeto hoy de nuestra consideraci6n, hasta tal punto que hoy, en este momento, apoyado en mi• propia conciencia, contemplo satisfecho mis puntos de vista, mis personales conviceiones que, felizmente para mi, estin fuera del alcance de las salpicaduras de la intriga y de la maledieencia. Esa convicci6n es la que me ha impelido a presentar esta moci6n de posposici6n indefinida. Sefior Presidente: me opongo a este proyecto de ley por mochas y varias razones que pueden resumirse en una sola. Esta raz6n que conceptUo primordial y que ya se adujo aqui por los que han combatido la medida propuesta, no es mas que el principio de nacionalizaci6n que ha sido ya consagrado y materializado por la Legislatura, sobre todo en aquel periodo memorable de la Cuarta Legislatura en que esta, Jibre de las cortapisas de una administraci6n adversa a un avance r:ipido de nuestra autonomia, logr6 que se revelaran con hechos tangibles el genio y el estadismo de nuestros caudillos naeionales. Recuerdo perfectamente,-porque tu~e el honor de pertenecer, aunque como el mas humilde miembro, a aquella Cuarta Legislatura a que me he referido antes,---que en aquella Legislatura se reorganiz6 nuestro Gobierno, en su estructura administrativa, dentro de las restricciones constitucionales puestas en la Ley Jones, restricciones que de ninguna manera podemos violar, pero dentro de Io que pueden permitir esas restricciones, nuestro Gobierno, como ya dije, fue reorganizado. La Legislatura Filipina, siempre previsora y aleccionada por la experiencia de otras naciones, aparte de otras medidas a cual mas sabia y beneficiosa, implant6 en el pafs la politica de nacionalizar ciertas empresas industriales y comerciales, ahora comprindolas con el dinero del pueblo o bien colocandolas bajo la influencia preponderante del capital filipino. El comercio de cabotaje, naturalmente, no podia hurtarse al ojo avizor de la Legislatura, asi es que, por la Ley No. 2912 primero y por la Ley No. 3084 despues, !eyes que estan concretadas en el articulo 1172 de la Ley 2711, se proclam6 que este ramo de nuestras actividades econ6micas debfa residir exclusiva· rnente en manos filipinas, si bien respetando dentro de un reducido espacio los intereses extranjeros en consideraci6n a los lazos irrompibles anudados en un pasado hist6rico. Senor Presidente: basandome en esta pol!tica de nacionalizaci6n establecida por la Legislatura, me opongo tenazmente a este proyecto de Jey ob.icto de nuestro estudio. La politica de nacionalizaci6n arranca de varias fuentes: una de ellas, la soberanfa misma que se confunde con la autoridad ejercida dentro de Jos Jindel"OS territoriales de una naci6n soberana que implica la facultad innata por parte de un Estado de buscar y otorgar a sus ciudadanos todo el bien posible que permitan las eircunstancias; otra fuente de esta politica de nacionalizaci6n es la defensa Jegitima que ejercen todas las naciones en las Juchas econ6micas en que se ven todas ellas enVueltas en su af:in de desenvolver hasta su J!T&do mAximo todas sus fuentes de riqueza nacional. Esta polftica de nacionalizaci6n eorresponde por derecho natural a cada Estado, como es derecho natural de todo hombre def enderse en los casos en que Jucha por su existencia, y es preciso nor consiguiente, velar nor que se mantenga en toda suplenitud e integridad. Este principio, que ha sido adoptado por las naciones mii.s grandes del mundo, con mayor raz6n debe ser aceptado y observado por las naciones debiles, j6venes y pobres como Filipinas. Y lo necesitan estas por la sencilla raz6n de que son los paises que mis ban menester de sus propios esfuerzos y de· un mayor desenvolvimiento, de tal manera que tienen que reconcentrar en sus propios recursos toda su atenci6n, no permitiendo que elementos extrafios compitan con Jos elementos de dentro. Tambien necesitan de este principio esas naciones debiles, j6venes y pobres, porque, como ya dije, son las que mis necesitan de la mutua protecci6n, a fin de no quedar absorbidas por el capital extranjero, sobre todo, si ese capital procede de una naci6n poderosa y rica, que tiene, por Jo general, su capital sabia y fuertemente organizado. Tambimt necesitan de este principio, sefi.or Presidente, las naciones pobres, debiles y j6venes por otra raz6n que voy a puntualizar despues de responder a la interpelaci6n que parece quiere formular mi distinguido ami!(O, el Senador por el 8egundo Distrito (Sr. Mabanag). El Sr. MABANAG. Yo estoy conforme con su principio nacionalista, pero quisiera saber si ·su Sefioria, LEGISLATURA FILIPINA 2021 una vez convencido de que la aplicaci6n de ese principio cedia en perjuicio del pl'.iblico, no permitiria ninguna relajaci6n de ese principio. El Sr. VERA. No puedo aceptar que la aplicaci6n de este principio redunde en perjuicio del pUblico, y digo esto, porque si bien es verdad que pueden surgir ocasiones y hechos espor3.dicos que acaso se juzguen perjudicales al pllblico, tambien es verdad que contamos con una Legislatura Filipina que vela por el bienestar pliblico y mediante sabias enmiendas puede corregir los defectos de que pudiera adolecer ese servicio nacionalizado, que, como toda instituci6n humana, no puede ser completo ni perfecta. El Sr. MABANAG. ;, De manera que, segt'.in Su Sefi.oria, aunque se sacrificara a la mayor parte de los filipinos, se debe salvar a toda costa ese principio? El Sr. VERA. Digo que seriamos demasiado necios los filipinos si no pudiesemos poner coto y remedio a los males, cuando se sabe que todas las naciones que han aceptado este principio han podido remediar los males que han surgido de la aplicaci6n del mismo; y si ellas lo han podido hacer, ;, por quf nosotros los filipinos no habiamos de poder hacer lo propio mediante una nueva y adecuada legislaci6n? ' El Sr. MABANAG. Y ;,que remedio aplicaria Su Sefi.oria a ese estado de cosas? El Sr. VERA. Meis tarde se lo dire, en el curso de mi peroraci6n, para no alterar el orden de mi razonamiento. El Sr. MABANAG. Esperare, pues. EL SR. VERA PROSIGUE CON SU DISCURSO El Sr. VERA. Sefior Presidente: como ya dije, con mayor raz6n las naciones j6venes, pobres y debiles necesitan adoptar este principio de nacionalizaci6n, por las razones que ya he expuesto y por esta otra, a saber, que inculcando, aunque mediante legislaci6n, en la mente del pueblo la idea de nacionalizaci6n, educamos a ese pueblo para que tenga conciencia nacional y tambien para disciplinar la voluntad de sus habitantes y tener unidad nacional. Jamcis llegaremos a producir los heroes que otras naciones han producido y que son su gloria y prez, si no echamos mano de todos los medios para educar y formar no solamente el carcicter de! individuo filipino, sino el de toda la naci6n filipina. Y una de las circunstancias o medios que contribuirian a esa labor nacional es el mantenimiento de este principio de nacionalizaci6n incrustado por Ia Legislatura, no solamente en la ley de cabotaje, sino tambien en otras medidas legislativas referentes a otros organismos y actividades de! Gobierno Insular. -,~ Ahora, sefior Presidente, se propone la enmienda de-.)a ley vigente sobre cabotaje que no permite que el 2~pital extranjero pueda tomar parte en e1, con excep.ci6n de esa reducida porci6n de! capital extranjero qu~ autoriza la ley actual por respeto a un pasado his.t6rico. Y yo pregunto: ;, es la intenci6n de la Legisla,tura volverse atrcis o claudicar? ;, Es la intenci6n de los que favorecen este proyecto de ley renunciar al derecho de soberania que asiste a todo pueblo, por dependiente que sea, como lo es Filipinas en rdaci6n con los Estados Unidos? ;,Sera, por ventura, el deseo de los que favorecen esta medida que vulnera tal principio renunciar al derecho 23G610--2 de propia conservaci6n y de propia defensa que asiste al pueblo filipino? ;,Sera quizas el deseo de todos estos caballeros o de los autores de esta medida el que nosotros los filipinos no nos unamos ya en nuestras empresas, ni que, en estrecho tacto de codos, podamos mutuamente ayudarnos en la pobreza en que estamos sumidos? ;. Sera, por ventura, que ellos creen que ya somos capaces para cualquier empresa, individualmente hablando, sin la ayuda del vecino, del nacional, del compaiiero, del filipino? ;,Sera que no queremos ya la unidad nacional? Que hablen francamente los que quieren a toda costa, invocando sentimentalismos, que este principio llevado a nuestros leyes sea violado. EL SR. QUIRINO FORMULA VARIAS PREGUNTAS AL SR. VERA El Sr. QUIRINO. ;, Me permitiria algunas preguntas el orador, sefior Presidente? El Sr. VERA. Con mucho gusto, sefi.or Presidente. El PRESIDENTE lNTERINO. Puede formular sus preguntas el Senador por el Primer Distrito. El Sr. QUIRINO. ;,No es verdad que cuando se aprob6 el C6digo Administrativo de 1916, o sea la Ley No. 2657, no habia ninguna disposici6n en el C6digo Administrativo en el sentido de nacionalizar algunos buques pertenecientes a los extranjeros entonces? El Sr. VERA. Creo que tiene raz6n Su Sefioria, pero lo cierto es que en el aiio 1918 se aprob6 la ley ... El 'Sr. QUIRINO. No. 2761, correspondiente a la Cuarta Legislatura, en la que Su Seiioria, como miembro de la Legislatura, tom6 parte, y fue cuando esa disposici6n nacionalizando estos buques se insert6 en er C6digo Administrativo; de modo que fue en el tiempo de Su Seiioria cuando se nacionalizaron estos barcos . . . El Sr. VERA. Si, sefior. El Sr. QUIRINO. Entonces esa politica data del tiempo en que Su 'Sefioria era miembro de la Cuarta Legislatura. El Sr. VERA. Si, sefior, pero no po'rque haya pertenecido a la Cuarta Legislatura como uno de sus mcis insignificantes miembros, no por eso, he defendido, este principio, sino por mi convicci6n de que si queremos avanzar en nuestra vida ec6nomica como en nuestra vida politica o en las conquistas de mayor autonomia o de un gobierno completamente independiente, debemos reconcentrar nuestra mirada, nuestra atenci6n y nuestros esfuerzos en estos principios que dan vigor a un pueblo. Se trata de ampliar, digcimoslo asi, la excepci6n otorgada por la ley a favor de ese grupo de extranjeros a quienes se les permite operar barcos en Filipinas bajo Ia bandera filipina y bajo la ficci6n legal de que son filipinos. Se puede decir QHe es una excepci6n la otorgada y que ahora se trata de ampliar. Yo digo que no puedo dar mi consentimiento ni mi voto a una politica asi que conceptllo y conceptuare siempre como una politica desastrosa. i Ay de nosotros, seiior Presidente, si permitimos quc se abra una gran brecha en esa politica al ampliar esa excepci6n ! Sera el comienzo del fin. Yo me horrorizo al pensar en las consecuencias fatales que se derivarian de una politica asi, de una politica de laxitud,
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