Conversion de un Ministro Anglicano

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Part of El Misionero

Title
Conversion de un Ministro Anglicano
Language
Spanish
Year
1930
Subject
Christian spirituality
Worship (Christianity)
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
121 ~ PAGINA TJER1ESIANA~ Conversión de un Ministro Anglicano ENTRE los más recientes favores recibidos de Santa Teresita, cuéntase el de la conversión de un ministro anglocatólico llamadoVernon Johnson, quien estuvo desempeñando su ministerio rpor espacio de trece años. En el relato de su conversión, que él mismo escribe, dice el Sr. Johnson lo siguiente: "Aunque tenía a la Iglesia Católica Romana como la más grande sociedad cristiana, la atribuía numerosísimos errores y entre éstos contaba como el más grave sus pretensiones a la infalibilidad del papado." La instrucción teológica del Sr. Johnson, como él mismo admite, fué muy deficiente, consistiendo tan sólo en un año de estudio en un colegio teológico. Consequentemente era incapaz de resolver ciertas dudas que con frecuencia venían a turbar su mente; y procura ba calmar su turbación cohtem.pland-0 los buenos resultados que iba alcanzando en su ministerio. Así .pasó Johnson quince años de su vida, e indudablemente así hubiera continuado a no ser por una feliz coincidencia que puso en sus manos la Historia de un Alma. Un amigo suyu presentóle cierto día el librito del que es autora la Santita misma, y le recoIT!endó que lo leyem. Claro está, al principio se negó el Sr. J ohnson a leerlo, diciendo que era un relato artificial, lleno de sentimentalismo e~tranjero. Sin embargo terminó por leerlo. Los primeros capítulos le fueron sumamente cansados, .pero los siguientes fueron deapertando su interés con tal fuerza, que sin darse cuenta fué deverando página tras página sin percatarse siquiera que había llegad-0 la madrugada y que él permanecía sentado en el sillón con ROBERTS 31, INT. 78, PASAY 122 el libro en las manos. Johnson admitió ,después que ningún otro libro había cautivado tan hondamente su atención y despertado su _interés como éste. "En él, dijo, descubrí un alma que había amado al Señor hasta un · grado hasta entonces para mi desconocido, que había amado con un amor tan fuerte como el de los mártires pero a la par tierno y delicado como el de un niño, tan tierno y delicado que casi no deja percibir el encendido· horno en que fué purificado. Y más que nada fué su doctrina de sufrimiento como el medio más cierto de conseguir la unión de amor con Dios. y su inte:ripretación del dolor y del sufrimiento como cosas que pueden ser ofrecidas en unión a la Cruz del Señor para remedio de la Iglesia y la salvación de almas. la que, descubriendo yo en aquella época tan turbada de mi vida, iluminó mi mente r~ecto de ciertas verdade.5 espirituales que hasta entonces había yo tratado en vano de esclarecer, verdades que yo tenía por malsanas y que sólo entonces descubrí eran base de la santidad." Seis meses más tarde el Sr. Johnson hizo una visita a Lisieux, y alli visitó todos los lugares que suelen visitar los peregrinos, la Capilla, la Sala en donde se hallan expuestas las reliquias de la Santita, la casa de la familia Martín, y la Catedra:! en donde Teresita hizo su Primera Comunión y en donde oía Misa en los días de su niñez. Al día sigu:ente tuvo por mera casualidad una entrevista con la Madre Inés, Paulina, la hermana mayor de la Santita que ahora es superiora del Carmelo de Lisieux. La entrevista no duró mas que unos cuantos minutos y lo único que después de ella pudo recordar el Sr. Johnson fué la palabra "abjurer" que pronunció la Madre Inés cuando le aconsejó que renunciara sus falsas creencias. El Sr. Johnson expresa así sus impresiones de aquella su primera visita a Lisieux. "Nunca como entonces, dice, me había sentido , en 1presencia de lo Sobrenatural, y ésto p.ara mi ex;presóse en la vida de Santa Teresita, en su vida de amor, de amor puro, completo, ah" soluto, tan abrasador que no es posible analizarlo pues sobrepasa el entendimiento humano; tan severo en su renunciación, pero a la par tan sencillo y humano que no era posible resistirlo. .. También sentí como si alguien me guiaba misteriosamente en aqµella vi~ita. Los obstáculos que se oponían a mi conversión fueron desapareciendo uno tras otro sin ningún esfuerzo de parte mía. Al principio todo aquello parecía una mera coincidencia, y quizás aún habrá alguno que explique el caso de este modo; pero con el tiempo bien claro vi que no fué solamente una coincidencia la que me llevó a mí, extranjero y desconocido, al locutorio carmelitano para recibir de rodillas la bendición de la ACORDÁOS DE LAS MISIONES EN VUESTROS OFFRECIMIENTOS DIARIOS Madre Inés. Creo que aquello no fué mas que el resultado de las oraciones de la misma Santita." Un año más tarde el Sr. Johnson hizo otra visita a Lisieux, en la que recibió nuevas impresiones y revelaciones. Y poco después de librar una lucha contra si mismo, después de pasar las duras pruebas impuestas por la mano Divina, después de sufrir dudas, incertidumbres, abandono, después de luchar contra los amigos que ridiculizaron su conducta, después de tener que deshacerse de las ideas y convicciones de su juventud, después de haber luchado heróicamente contra todo ésto, el Sr. Johnson encontró en la Iglesia Católica la paz que anhelaba su alma. 123 Las obras sin amor, aun las más extraordinarias, no son mas que nada. -·H·Al considerar la desequilibrada proporción que existe entre las eternas recompensas y los insignificantes sacrificios de esta vida, deseaba amar, amar a Jesús con pasión, y darle mil pruebas de ternura mientras podía hacerlo todavía. --1··~El día de mi conversión entró la caridad en mi corazón junto con la necesidad de olvidarme perpetuamente de mi misma, y desde entonces fui dichosa. SANTA TERESITA Madres Cristianas Un día que el Santo cura de Ars recordaba con ternura la época de su infancia. -Bien feliz habéis sido-dijeron-al experimentar desde vuestra tierna edad los sentimientos religiosos que habéis conservado toda la vida. -Después _de Dios-replicó él,--a quien se.lo debo es, a mi madre, que era tan buena y cristiana y que solía decirme: "Hijo mío, si te viera ofender a Dios, me causarías una grandísima pena." Y por no causársela yo hacía lo posible por no ofender a Dios. ¡Cuántas madres cristianas, verdaderos dechados de mujeres, de madres amantísimas, han marcado a sus hijos el camíno de la santidad y de la gloria! -Quiero hacer de mi hijo un santo-decía la madre de San Atanasia. -¡Dios mío!-decía San Agustín¡todo se lo debo a mi madre, después de Vos! AYUDAD A LOS POBRES IGORROTES
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English title: "Conversion of an Anglican Minister"