El Arte De Ceramica En España.pdf

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Vol. XXIX CÁMARA DE COMERCIO ESPAÑOLA DE FILIPINAS Núm. 389 El arte de cerámica en Espana -------- oOo--------DESDE la época fenicia, la cerámica forma parte del ajuar doméstico en todo hogar español. España es, por naturaleza, ceramista, y dentro de este arte, eminentemente tradicional. El arte del barro cocido es, desde tiempos remo­ tos, una manifestación nacida del pueblo y con tradi­ ción antiquísima. El torno de alfarero, usado por los árabes para la construcción de vasijas de barro de for­ mas variadísimas, todavía se usa hoy en toda España sin variante alguna. El procedimiento para cocer estas piezas hechas en estos tomos tradicionales es igualmente tan rudi­ mentario como lo era en aquellos tiempos. Muy raro es el pueblo, por pequeño que sea, que no tenga su alfar, y puede desde luego asegurarse que el pueblo que no lo posea es a causa de no haber en sus proximidades tier­ ra arcillosa para poder tornear las piezas. Los medios técnicos que se emplean en los pueblos son igualmen­ te rudimentarios, aun cuando ya los alfareros empie­ zan a preocuparse de hacer con el barro no solamente formas variadas y aplicadas a diferentes usos, sino que intentan llegar a cubrir sus vasijas con cubiertas coloreadas, y otras veces se limitan a aplicar un bar­ niz blanco, que oculta las tierras roías y tascas oue suelen emplear en ocasiones como primeras materias. No es el oficio de alfarero cosa fácil y casual: su aprendizaje requiere mucho tiempo de práctica hasta dominar bien la rueda. Tiene el alfarero que sentir bellas líneas y elegantes contornos, que son los que traducidos al barro con el ritmo de su pulso los que hacen crear bellas formas. Toledo tiene en su historia buenísimos artistas alfareros, que hasta en los tiempos actuales siguen la tradición de construir ánforas árabes y formas muy remotas, lo hazcen con profusión y belleza. Sevilla (Triana) tiene muchas alfarerías y desde luego, guarda siempre la tradición de formas y con­ ceptos renacimiento, aun cuando la mayor riqueza que posee se basa igualmente que Sevilla en la cerámica artística e industrial. Granada ha remontado menos su producción ar­ tística y tiene gran número de alfareros, más quizá ha llegado a cuidar más ese tipo medio de alfarerosceramistas que la caracteriza, y hace objetos de barro se­ mi vidriados, que tienen gran carácter y son de una rica variedad y de una tosquedad interesante. Valencia (Manises), como pueblo eminentemen­ te ceramista, tiene de todo, y como tiradores de rueda para fabricar piezas cuenta con obreros expertísimos; pero este núcleo de ceramista de Manises tiene, co­ mo en Sevilla y Talavera, una producción más bien ar­ tística. Andújar, tierra ceramista por su historia, está hoy por desgracia, relegada al mandato de unos cuan­ tos alfareros, de mucho talento y sentido artístico, produce en abundancia y se caracteriza por un tipo tradicional de jarra, famosa por su porosidad y, por consiguiente, muy práctica para hacer el agua iresca en el verano. Acaso Andújar sea una de las regiones de España donde haya más ricas y finas tierras apro­ piadas para la industria de la cerámica. En el norte de España existen tierras blancas y rojas de una bella calidad y muy aptas para resistir los ochocientos grados de calor a que generalmente se las somete; pero son tanto más apreciables si se tiene en cuenta su plasticidad y la gran cantidad de arcilla que contienen, tierras que después de tamizadas pue­ den servir para la formación de pastas cerámico-industriales. En la Mancha abunda una tierra roja de carácter muy peculiar, que se utiliza para la fabricación de las famosas tinajas de aceite y vino, tan extendidas en Castilla y Andalucía. También son regiones eminentemente alfareras las provincias de Zamora, Cuenca, Salamanca, León, Huesca, Lérida y algunas más: las buenas tierras que posee y la destreza de sus obreros procuran profusión de cacharros que en todas partes se aplican al uso do­ méstico. LA CERAMICA MODERNA Bosquejado el panorama español de la cerámica rudimentaria y tradicionalista de tipo secundario, va­ mos a examinar la posición de nuestra cerámica mo­ derna, considerándola manifestación de arte. En realidad, hace apenas quince años que se ini­ ció en los espíritus selectos la preocupación de dar a la técnica cerámica motivos artísticos nuevos y sensi­ bles en contraposición a los tradicionales. A causa de esa preocupación, gran parte de los objetos de cerámi­ ca se expenden hoy en el comercio, son copia en serie de los dibujos y modelos más famosos de azulejos, ja­ rros, vajilla y platos decorativos antiguos. Las pri­ meras tentativas dignas de mención realizadas en Es­ paña para emanciparse del sentido tradicionalista par­ tieron de la familia del ilustre pintor don Daniel Zulua­ ga; artista antes que ceramista, Zuluaga, crea un tipo de cerámica representativo de costumbres y paisajes castellanos, que fueron y son sus colores y motivos y, esclavo de su arte, habilita la nave de un viejo edifi­ cio segoviano, que fué iglesia en otros tiempos, y de estos talleres es de donde surgen piezas de carácter y estilo moderno y original. Sin separarse de las esencias fundamentales de nuestra cerámica tradicionalista, crea en España por primera vez un nuevo molde y con él la enseñanza a nuestras industrias de la evolución que habían de se­ guir como único medio para que la cerámica nacional no quedara relegada a una curiosa imitación de nobles y bellas obras, creadas en épocas más espontáneas y más ricas espiritualmente que las actuales. Quede, pues, bien claro que ha habido quien con su producción peculiar ha trazado nuevos rumbos a la cerámica y dado la voz de alarma, a quien con cla­ ra visión de la realidad y del progreso haya querido recoger sus enseñanzas. Hoy en España existen más continuadores de una nueva estética cerámica, y para ellos y para sus pro­ ducciones ha de ser el porvenir cerámico nacional. 7 Vol. XXIX CAMARA DE COMERCIO ESPAÑOLA DE FILIPINAS Núm. 389 No queremos decir con esto que la cerámica nue­ va suponga abandono de lo tradicional para hacerse francamente industrial muy al contrario, es la indus­ tria la que, produciendo en gran cantidad, puede y de­ be elevar el nivel de este tan prestigioso arte español. Claro está que esta producción en gran escala no podrán llevarla a cabo ni crearla cerebros limitados ni hornos antiguos: son necesarios obreros, artistas o di­ rectores sensibles y materiales modernos científica­ mente edificados y construidos al ritmo del actual pro­ greso, sin que esto signifique que haya de destruirse lo creado con muchos sacrificios y entusiasmos, muy plausibles y respetables; todo es perfectamente posi­ ble en un sentido cíclico y progresivo, que, aunque len­ to, se inspire en el diario deseo de renovar una indus­ tria que con sus glorias pretéritas muestra el camino a seguir. El reciente despertar del arte de la cerámica ha sido hasta ahora obra de la iniciativa privada. En los últimos años, sin embargo, ha logrado merecer el apo­ yo aficial. El Estado, de acuerdo con el Municipio de Madrid, fundó hace catorce años en esta capital una manufactura, donde se ha conseguido el clásico con­ cepto de taller regido por el maestro, con el sentido de la técnica moderna. Los alumnos de esta escuela ha­ brán de ser los futuros depositarios y propagadores de las ideas artísticas contemporáneas. En la produc­ ción se atiende no sólo al valor decorativo, sino tam­ bién a la finalidad práctica que impone el ritmo de nuestros tiempos. He aquí la labor que en tan breve tiempo se ha obtenido bajo la dirección artística del profesor don Jacinto Alcántara, quien ha conseguido elevar a gran altura la elaboración técnica del material que se pro­ duce de la fantasía exhuberante de maestro y alum­ nos brotan abundantes los objetos más variables: des­ de sencilla vasija, a la fuente monumental de relieve; desde la pequeñas figuras plásticas, a los gigantescos cuadros murales; desde el retrato, al paisaje dilatado; desde el altar místico, a las retozonas danzas popula­ res, típicas en España, hay una colección variadísima de composiciones, de azulejo, destinadas a la decora­ ción de construcciones arquitectónicas modernas. Intimamente legada con la arquitectura, la pro­ ducción ceramista, aquélla influye de un modo decisi­ vo en los motivos. En este sentido se vislumbran ya para este arte, netamente madrileño, nuevos horizontes, que salen de los más estrechos límites de las de las regiones meri­ dionales, con su luz deslumbradora. Todos los objetos, grandes y pequeños, irradian calor de vida tienen una sorprendente luminosidad propia. Corresponde a los dominios del gusto estético su­ bordinar los efectos de color y ornamentación a las más altas exigencias del arte de la decoración de in­ teriores. En cuantas obras produce la Escuela Oficial de Cerámica, sorprende en primer lugar el esfuerzo rea­ lizado para combinar la práctica tradicional con los refinamientos de la técnica moderna. Y puede asegu­ rarse que estos intentos se han visto coronados por el éxito, a pesar de que el empleo de hornos primitivos y otras instalaciones anticuadas en los talleres, hoy en vía de absoluta transformación, había constituido has­ ta ahora obstáculo no pequeño para el aprovechamien­ to de todas las posibilidades inteligentes. Pero ya se empieza a adoptar en los laboratorios de la escuela los últimos perfeccionamientos, que per­ mitirán extraer del esmalte las tonalidades más su­ tiles. En la Escuela Oficial de Cerámica de Madrid no hay matrícula; la inscripción de los alumnos se verifi­ ca, previa selección del director, en las Escuelas Na­ cionales y donde quiera que algún niño manifiesta ine­ quívocas aptitudes para las Bellas Artes. En esta es­ cuela no ha entrado nunca una sola estampa ni un yeso para servir de modelo; se va a los museos lo menos posible, y, en cambio, se estudia directamente del na­ tural plantas, flores, animales y figuras humanas; y. siempre que el tiempo lo permite, con preferencia, al aire libre. Todos los años, concluido el curso ordinario, pre­ via autorización del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, se plantea el curso del verano. La Escuela^ ha realizado tantas excursiones cani­ culares como años lleva de existencia. Los documen­ tos artísticos que en su Archivo-Museo reune este Ins­ tituto son millares, procedentes de todas las regiones españolas por las Escuelas visitadas, y gran parte de ellos han aparecido ante el público en las decoraciones cerámicas presentadas en las pasadas exposiciones, y bu en número de trabajos han atravesado ya el Atlán­ tico^ y sirven de ornamento y valioso exponente del arte cerámico español en numerosas residencias distribui­ das por los diversos territorios de la América españo­ la. Acuarelas, apuntes, cuadros con reproducciones admirables, figuras en barro y escayola, bajo relieves y otros estilos, constituyen la nueva semilla ceramista revolucionaria, que ha conseguido rompei' los moldes añejos, imponiendo el prestigio patrio fuera de Espa­ ña. Entre los documentos artísticos notables que po­ see la Escuela de Cerámica de Madrid, figuran nume­ rosos trabajos realizados en “gres” a altas tempera­ turas, con vitrificaciones a 1.500 grados. Otros tra­ bajos han sido realizados en pasta porcelana, a 1.450 grados. Son esmaltes de una duración eterna, y entre ellos hay importantes relieves, cuyos asuntos de ar­ monías decorativas son muy bellos por su composición y entonación; están inspirados en Burgos, Alba de Tormes, Zamora, Fraga, Valle de Ansó y Salamanca. Temas todos ellos aplicados dentro de estilizaciones, que son bien de estilo mudé jar o de un bello barro­ quismo y dentro del concepto moderno y del buen gus­ to. He aquí levemente reflejada la obra de la Escuela Oficial de Cerámica de Madrid de la que fué fundador y primer director don Francisco Alcántara, el ilustreartista que, cual verdadero taumaturgo, dió vigor ju­ venil a un antiguo arte de España, arte que tuvo en tiempos lejanos prestigio y aureola de gloria. Nuestra cerámica, herencia de la helénica, con re­ miniscencias de artistas alfareros árabes y de sabios químicos alemanes y de los Países Bajos, fué don Francisco Alcántara el que la galvanizó con su “leván­ tate y anda”, y así no extraña a nadie que su hijo don Jacinto sienta el tirón misterioso que le lleva a conti­ nuar la obra imperecedera de su padre. 8
Date
1936
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