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Vol. XXIX CAMARA DE COMERCIO ESPAÑOLA DE FILIPINAS Núm. 389 LA ESTABILIZACION -------- oOo--------Hemos venido leyendo, desde hace varios meses, las opiniones que en una revista financiera inglesa de gran prestigio han expuesto varios economistas sobre el importantísimo tema de la estabilización; y aunque lo que vamos a decir carezca de origina­ lidad y, por tanto, de interés para cuantos, como nosotros, hayan seguido la lectura de esa discusión, creemos que para una mayoría — la de los que no han tenido a su alcance esa revista —, resultará de algún provecho la lectura del resumen que nos pro­ ponemos hacer de cuanto hemos leído. M. Rist, el técnico francés que durante la Dic­ tadura, y por encargo del entonces ministro de Ha­ ciendo señor Calvo Sotelo hizo un estudio de la situa­ ción monetaria de España, ha abogado por la fijación de paridades definitivas. Mr. Robbins, economista inglés, ha sugerido que la libra esterlina, mediante un previo acuerdo con los gobiernos de los Estados Uni­ dos y Francia, sea fijada en su valor respecto al dó­ lar y el franco francés. Ambos eren que no puede es­ perarse una próxima desaparición de las trabas aran­ celarias y de otra índole que se oponen hoy día al trá­ fico internacional, como cosa previa a la estabilización, pues las mismas son impuestas precisamente por la inestabilidad monetaria; y creen que el restableci­ miento de la confianza que seguiría a la estabilización, resultaría en una elevación *de los precios tanto en los Estados Unidos como en Europa — como efecto na­ tural de un aumento en el volumen del crédito dispo­ nible, que eliminaría del bloque oro. Mr. Robbins, hace resaltar el peligro de que la actual^ política mo­ netaria puede conducir a una pulverización del bloque oro, con la consecuente iniciativa de una carrera, que podría resultar desenfrenada, de desvalorizaciones mo­ netaria; y M. Rist, ya citado antes, arguye que sólo una estabilización monetaria podría poner fin al enor­ me trasiego de oro que tantos trastornos ha causado durante los últimos años. Ambos economistas—Rob­ bins y Rist—están de acuerdo en que si no se va a una estabilización monetaria, será imposible llegar al tan deseado renacimiento del comercio internacional y a la consecuente elevación en el nivel de vida de los pueblos. Los señores Henderson y Keyes, por otra parte, aseguran que su intento de fijar la libra a otras mo­ nedas no conducía a fines prácticos, si antes no se ajustan las paridades oro, de modo que se evite el ac­ tual desequilibrio en los niveles de precios de Europa y Estados Unidos. Ambos se oponen a que se haga nada que pueda entorpecer la marcha ascendente del tráfico interno de Inglaterra el cual — dice Mr? Hen­ derson — está aun muy abajo del nivel que puede al­ canzar aunque no se reavive "élYrafico internacional. Mr. Henderson arguye que si la libra esterlina hubiera estado fija al oro durante los últimos años, la palanca del tipo de descuento habría tenido que ser empleada varias veces, y’que hubiera sido imposible mantener la baratura del dinero, que tan favorable ha sido a la recuperación lograda en el comercio interno inglés. Expresa también sus dudas de que, vista la actual ten­ dencia al nacionalismo económico que se observa en todo el mundo, pueda la estabilización ser causa de una reducción de los aranceles y de una remoción de las trabas que cada país viene imponiendo a su comer­ cio con los demás. Como vemos, los doctores no se ponen de acuer­ do. Esto obedece a que el problema monetario, que pudo haber sido resuelto hace quince años con re­ lativa facilidad, ha ido agravándose paulatinamente, hasta convertirse en algo tan enormemente confuso, de tan difícil solución, que sólo con el tiempo, cuando las dificultades que hoy ofrece se hayan centuplicado, podrá ser resuelto, y eso, entonces, mediante medidas cuya adopción hoy día parecería deméncial. Es indu­ dable que hay que buscar la solución, y que cuantos piensan en estas cosas están en el deber de exponer sus opiniones, contribuyendo así con el clásico grano de arena a la formación de un coágulo de opinión que sea base para la ulterior solución del magno problema. Pensemos un momento en lo que es el dinero para que podamos darnos cuenta de lo que es, desde todos los puntos de vista que se enfoque la cuestión, incluso desde el punto de vista moral, la necesidad de darle uñ valor estable. El dinero, nos dice el economista alemán Dr. Max, no debe considerarse sino como un valor de cambio. Mientras que en la economía de las edades primitivas — la economía del trueque—, el que necesitaba un bien sólo podría lograrlo mediante la entrega de otro bien, actualmente, mediante el uso del dinero, todo acto de cambio se divide en dos partes: la primera en aquella en que se cambia un bien por dinero, y la segunda aquella en que se cambia el dine­ ro por otro bien. Sólo al realizarse esta segunda ope­ ración queda terminado el acto de cambio. Pero para que el dinero pueda servir fielmente a la realización del acto de cambio como queda descrito, es esencial que tenga un valor estable; y esto, por una razón mo­ ral. Efectivamente, cuando se entrega un bien a cam­ bio de dinero, debe tenerse la seguridad de que con ese dinero podrá adquirirse otro bien equivalente, fi­ jaos bien: equivalente; y tan inmoral será que por una alteración en el poder de compra del dinero reci­ bido a cambio de un bien pueda, posteriormente, cam­ biarse por un bien mayor, como si sólo pueda cambiar­ se por un bien menor. Por eso se dice en el actual ré­ gimen de inestabilidad todos, grandes y pequeños, se ven convertidos, aun contra su voluntad, consciente o inconscientemente, en especuladores: porque tanto se especula convirtiendo el dinero en bienes inmediata­ mente después de recibido, para huir del peligro de una depreciación, como conservándole en espera de una posible apreciación. (Véase un caso ejemplar: el súbdito alemán que había ido, durante su vida entera, depositando marcos «verdad» en una cuenta de ahor­ ros, pensando en que constituía una reserva para la adquisición de bienes en la vejez, y que vió convertido el fiuto de toda la acumulación de sacrificios y esfuer­ zos de su vida, en un saldo de cuenta liquidable en marcos papel, que valían exactamente una milloniesma parte de lo que deberían haber valido. Completa­ mente inmoral). Y puesto que hemos dicho que todos los oue pien­ san en estas cosas están obligados a contribuir con sus ideas para ir, poco a poco, formando un núcleo de opinión; y como hasta aquí sólo hemos expuesto lo que otros piensan, diremos, de nuestra propia cosecha que, en nuestro sentir, el camino que debe seguirse es el de procurar encauzar las cosas de manera que, mediante un paulatino retroceso en la marcha hoy as­ cendente del nacionalismo económico, se llegue a un 14 Vol. XXIX CÁMARA DE COMERCIO ESPAÑOLA DE FILIPINAS Núm. 389 aflojamiento, por decirlo así, de las cadenas que ac­ tualmente esclavizan al comercio internacional. Los esfuerzos por llegar a la estabilización de las monedas y nivelación de los precios — y en esto estamos de acuerdo con M. Rist —, deben preceder a los que se encaminen a suprimir trabas de carácter fiscal al trá­ fico entre naciones. Para desandar lo andado durante los últimos veinte años en el pedregoso camino de los nacionalismos, es preciso procurar volvei’ a la situa­ ción cambiaría, monetaria, de antes de la guerra. Y no estaría mal que España, a la que corresponde el privilegio de ser una de las naciones que abrieron la brecha en ese camino, fuera ahora la que iniciara la marcha hacia atrás. FRANCISCO QUIJANO -------- oOo--------BARCELONA LA FERIA DE MUESTRAS Ninguna otra capital de España podrá encontrar­ se que ofrezca en mayor grado al visitante el agrada­ ble contraste entre la actividad fabril de la época pre­ sente de progreso y las reliquias de un glorioso pasado histórico. Situada a orillas del Mediterráneo en el N. E. de la Península Ibérica, es Barcelona una de las tres ciudades que se disputan la supiemacía comercial de dicho mar, en el cual cuenta la antigua ciudad condal con una gran tradición que se remonta a tiempos muy remotos. De clima muy benigno, frente al mar azul, con las montañas a la espalda y alrededores pintorescos, Bar­ celona ofrece un gran número de atractivos. Ciudad moderna en todo, cuenta con numerosas comunicacio­ nes de toda clase, férreas, aéreas y marítimas, que la sitúan a pocas horas de distancia de las demás pobla­ ciones de España y de las distintas capitales europeas. En Barcelona puede distinguirse claramente la ciudad antigua, de los modernos ensanches que la han convertido en una gran capital con ritmo y aspecto de magnífica población moderna. Lo más importante en arte y en arqueología se encuentra en el casco ae la ciudad antigua, donde se conservan aún callejones es­ trechos y típicos de aspecto medioeval e iglesias de gran valor histórico y arqueológico, así como casero­ nes románicos y edificios señoriales de épocas diver­ sas, conservados con gran esmero algunos de ellos, cuya contemplación nos retrotrae a tiempos pretéri­ tos de gran esplendor para la ciudad. Además, los mu­ seos y colecciones particulares de Barcelona, contie­ nen verdaderos tesoros artísticos de mundial fama. La parte moderna de Barcelona, de calles amplias y bien trazadas, ofrece una vista inconfundible de gran ciudad activa, limpia y progresiva sin presentar por ello el monótono aspecto peculiar de todos los grandes centros industriales. Al contrario, los mo­ numentos del pasado, que se descubren a cada paso en medio de la ciudad de perfil europeo perfectamente acusado y acentuado por la incesante actividad comer­ cial de su magnífico puerto, contribuyen, por la fuerza del contraste, a hacernos apreciar más a fondo las be­ llezas propias de cada época. Los barrios extremos de Barcelona están atendi­ dos por un ferrocarril eléctrico y otros medios de co­ municación; ofrecen un aspecto risueño, de calles rec­ tas, amplias y soleadas, bordeadas de jardines. Son dignas de mención especial las bellezas y curiosida­ des de la inmediata montaña del Tibidabo. excursión inexcusable para todo visitante de Barcelona, desde ¡ cuya ciudad pueden, además, realizarse gran número de excursiones que dejan al visitante grato y perenne recuerdo. Las bellezas del santuario de Montserrat, son co­ nocidas en demasía para intentar hacer ahora la apo­ logía de las mismas; el litoral de la provincia de Gerona, conocido con el nombre de Costa Brava, es de una belleza maravillosa e inolvidable; los monas­ terios de Poblet y Santes Creus, en la provincia de Tarragona, son tesoros artísticos de gran valía, y los paisajes incomparables de los Pirineos catalanes, no decepcionarán nunca a quien vaya a contemplar su grandeza. En ellos se encuentra el santuario de Nulia, magnífico lugar para la práctica de los deportes de invierno y servido por un funicular que ofrece oca­ sión de contemplar la belleza agreste de la montaña. Por lo que respecta a la actividad comeicial de Barcelona, debemos citar con carácter regular y pe­ riódico la primera quincena del mes de junio de cada' año, se celebra brillantemente y con éxito creciente la Feria de Muestras Internacional que el Gobierno da la República ha reconocido Oficial y de utilidad pública, según Orden del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio, del 26 de noviembre de 1932, ratificada por la del 1 de noviembre de 1933 del Ministeiio de Industria y Comercio. En esta Manifestación, a la que concurie una im­ portante representación de las industrias nacionales y una aportación muy respetable de aquellas extranje­ ras que mejor pueden servir de índice al inte* cambio con España, encuentran adecuado marco en los suntuo­ sos palacios del Parque de Montuich, que en 1929 sir­ vieron de escenario a la grandiosa. Exposición Inter­ nacional. Contribuye a dar gran realce a la Feria las buenas condiciones que para ello concurren en la ciu­ dad que la alberga. Barcelona, ciudad de ambiento moderno y cosmopolita, reúne todas las garantías que se requieren para asegurar el éxito más resonante a una Manifestación de esta índole, durante cuya cele­ bración se pone una vez más de manifiesto el dinamis­ mo que siempre es característico de esta ciudad. Por todo ello y debido a esta reunión de circuns­ tancias todas ellas agradables al espíritu y que pre­ disponen a su favor el ánimo del más exigente, Bar­ celona se ve visitada por gran número de turistas y comerciantes de todos los países durante la celebra­ ción de la Feria de Muestras, que tan digna y eficien­ temente responde a las necesidades que hoy siente el moderno hombre de negocios. 15
Date
1936
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