Conversion de una Agonizante

Media

Part of El Misionero

Title
Conversion de una Agonizante
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
153 "" PAGINA TJERESIANA~ Conversión de una Agonizante L A SEÑORA Angélica Monti, de Palermo, Sicilia, relata la milagrosa conversión de una joven agonizante, obrada por intercesión de Santa Teresita de Lisieux, siendo dicho relato firmado por unos cuantos sacerdotes, quienes conocían a la enferma, y quienes estuvieron junto a su lecho de muerte. Habiéndome enterado, dice la Señora Monti, de que cierta joven recién casada, había enfermado gravemente y que se negaba a confesarse, decidí hacerle una visita, no sin antes encomendarla a Santa Teresita del Niño Jesús. María Rozetta, como se llamaba la joven enferma, no 'contaba mas que veinticuatro años de edad, estando casada con un tal Signar Amoroso a quien amaba con ternura; y al ver que la muerte iba tan tempranamente a dar fin a su dicha, desesperóse la joven esposa y negóse ·a morir cdstianamente; ni las lágrimas de su esposo, ni las palabras consoladoras de sus amigas lograban ablandarle el corazón. Cuando fuí a verla, me encontré con varios sacerdotes, U:no de ellos era tío de la enferma, quienes habían acudido a su lado en la esperanza de conseguir que se confesara antes de morir. Pero todos sus esfuerzos fueron inútiles, pues María no quería ni oir mencionar la confesión, poniéndose muy seria cuando la hablaban de ello. Viendo yo las disposiciones de la .enferma, me entristecí hondamente, y desesperanzada y convencida de que nada lograría, iba a retirarme, cuando la enferma me miró, se sonrió, y me dijo con voz débil:-¿Cuándo volverá usted? - Renacieron de nuevo mis esperanzas, y aproximándome a su lecho, la dije cariñosamente: -Mañana. Pero, ¿no querría usted confesarse?-y acto ROBERTS 31, INT. 78, PASAY 154 seguido la mostré una estampa de la Santita: -Mírela, la dije: jQué hermosa es! También tenía ella veinticuatro. años de edad cuando rindió su alma al Creador. ¡Pero qué diferencia entl"ie ella y usted! Teresa del Niño Jesús murió santamente, fortalecida con los auxilios de nuestra religión, mientras que usted rechaza la gracia divina. -Vi un nuevo fulgor brillar en los ojos de la enferma, y viendo que me escuchaba atentamente, proseguí con mayor confianza: -¿Quiere usted imitarla? ¿No desearía usted confesarse?-Sí, sí, me confesaré!-balbuceó al fin la enferma. Y acto seguido, y sin pérdida· de tiempo fuí yo en busca de un padr.e. En cuanto llegó el sacerdote confesóse la enferma, dando vivas muestras de su sinoero arrepentimiento. A la tarde se le dió el Viático y Extremaunción, y poco después ·expiró, serena y resignada. Una Curación Milagrosa También la señora Leontine Jaunault relata otro prodigioso milagro· obrado por esta misma Santita, en la persona de su hija Adolfina. Cuenta la Señora Jaunault lo siguiente: Contaba mi hija Adolfina diez años de edad, cuando le salió un absceso de cará~ter maligno en la cadera. La llevé al médico, quien mandó que se le aplicaran cataplasmas en el absceso cada dos horas. Por espacio de un mes seguí la prescripqión, pero al término de este tiempo vi que el absceso n:o se iba, y en vez de sanar le salieron otros nuevos en ambas piernas y en una rodilla. Tenía 1a pobreoita Adolfina una pierna completamente enoogida por oausa de los abscesos, y era tan triste el :aspecto que presentaba, que todos ·quantos la veían decían que era casi imposible que la infeliz niña volviese a andar. La pequeñuela tenía gran devoción a Santa Teresita del Niño Jesús, y la invocaba oon grandísima devoción, suplicándola le curara; y a la par pedía la gracia de poder hacer su Primera Comunión junto con sus demás compañeras, con quien Adolfina se había estado preparando para hacerla, antes de su enfermedad. Algunas de sus amigas prometiéronla que harían una novena a la Santita para obtener su curación. Algunos días después se le apareció la Santa a Adolfina, como ésta misma dice, "vestida de blanco y cogiendo un crucifijo cubierto de flores." Y después de este extraño incidente, la pequeña inválidad fué mejorando rápidamente, logrando muy pronto realizar su ardiente deseo de ha.cer su Primera Comunión junto con sus compañeras. Aquel mismo día, Adolfina asistió a la procesión que se paseó por to.das· lrus calles del pueblo, no habiendo sentido ningún dolor ni cansancio en las piernas. Desde ent,onoes goza de muy buena saACORDÁOS DE LAS MISIONES EN VUESTROS OFFRECIMIENTOS DIARIOS lud, y profosa .un tiernísimo afecto a la Santa Carmelita. Y para afirmar la verdad del hecho, firman el relato· misma Adolfina, SUJS padres y el ~ura párroc.o del pueblo. ---~--El amor de Nuestro Señor revélase lo mismo en el alma más sencilla, que no opone ningún obstáculo a su gracia, como en la más sublime. En efecto: propio del amor es humillarse; si todas las almas se asemejasen a las de los Santos Doctores que iluminaron la Iglesia, parece que Dios no descendería bastante llegándose a ellas. Pero ha creado también al niño desvalido, que no sabe sino gemir debilmente; ha creado al 155 pobre salvaje, sin más brújula para gobernarse que la ley natural, y hasta esos corazones se digna bajar. -·H·El amor puede suplir una larga vida. Jesús no mira el tiempo, puesto que es eterno. Sólo antiende al amor. -·H·La caridad se mu~stra siempre en el exterior cuando está profundamente arraigada en el corazón. -'i .. 1-Si, lo siento cuando soy caritativa, Jesús es quien sólo obra en mi; cuanto más unida estoy a El, mayor es el amor que tengo a mis hermanas. SANTA TERESITA. A La Santísima Virgen Cuando la aurora con sus haces de oro Y sus tintes de rosa y de zafir Asome por oriente iVirgen Madre! ¡Acuérdate de mi! Cuando se oculte el sol tras la montaña Y aparezca la luna en el cenit! Con su plateada faz iMadre del alma! iAcuérdate de mi! Cuando el fúnebre son de la campana De mi agonía anuncie ya su fin En tan postrer momento iMadre querida! ¡Acuérdate de mi! Y ya la aurora asome por oriente O la luna aparezca por el cenit O suene la campana en mi agonía iAcuérdate de mi! AYUDAD A LOS POBRES IGORROTES