Jean Jacques Rousseau
Media
Part of Estudio
- Title
- Jean Jacques Rousseau
- Language
- Spanish
- Year
- 1924
- Fulltext
- Agosto ESTUDIO 30, 1924 Jean Jacques Rousseau VEDÁBAMOS en el último artículo, en que Rousseau el escritor, ,es inseparable de Rousseau el hombre, ya que su obra literaria y filosófica no es mas que el eco, digámoslo así, de su caracter y de su vida. Nacido en Génova en 1712 mul'ió en Ermenonville en 1778. Su niñ,ez fué seguida de unci juventud de vagabundo. Desde el 1732, fecha de su tercera convivencia con Madani.e de Wan·ens, hasta f?l 1741, si bien no dió fin, ni puso término a su vida de. vagabundo, estaba reconcentrando sus fuerzas y educando su inteligencia con estudios, a los que se dedicó, con todo f.ervor. Su madre había muerto al darle a luz, y su padre, relojero de oficio, ,llenó la cabeza del niño con. las mas absurdas ideas románticas, de las que se empapaban ambos con la lectura de romances heróicos, y con el repciso asiduo y continuado de las obras de Plutarco. Desde muy niño dió muestras Rousseau de un grande senti~i,ento de amor a la naturaleza; amor que se desarrolló en él más y más durante su p,ermanencia como jardinero del Pastor de Bossey. Pasó después a servfr a un notario, donde adquirió fama de tonto de capirote por su cortedad de ingenio; y como no ~e fuera muy bien con el servidor de la ley, púsose a trabajar con un grabador de relojes, hombre de cruel caracter, y bajo cuyo aprendizaje se desarrollaron en el joven Jacobo todos los vicios que nacen del m·i,tJdo, que no son pocos, ni de pequeña importancia. Diez y seis años contaba, cuando se escapó de la tutela y de los palos del fie1"0 relojero, yendo a dar con sus tundidos huesos en Annecy, dond.e fué recogido poi· Madame Warrens, joven y relamida damisela, convertida recientemente a la fe católica. Era la tal Warrens ·de carácter franco, bondcidoso y alegre, pero tan destituida de prin~ c1p1os morales como pudiera serlo cua,lquiera de los animales de los que se estudian ,en Historia. Natural. (Dawden). Fué enviado por la rica Warrens a Turín, Piamonte, para que continuase y ampliase sus ,estudios. Allí abjuró de su fe protestante, para hacerse católico, encontrando en el Abate Gaime un consejero y un amigo, que mas adelante le sirvió como modelo para su Vicario de Savoya. Algunas s,emanas de servicios domésticos de diversas clases fueron seguidas por un año en A nnecy, durante el cual, el talento prodigioso de Rousseau tomó la dirección musical. De los diez y ocho a los veinte llevó de nuevo vida de vagabundo en la qu,e "hambriento o saciado, desespercido o alegre fué dichoso". Esto lo asegura él y habrá que creérselo. Vuelve -a juntarse-arrimarse vendría mejor-a Madame Warrens en Chambéry en 1732; interésase grandemente por la música, poi· la física, la botánica y sobre toda y mas que todo por el estudio de la literatura. Metodiza su lectura y con apasionamiento se consag1·a a su propia educación literaria, científica.· y filosófica. Las relaciones de Rousseau con su "bonne maman", Madam,e Warrens, se vieron turbadas y contraricidas-y y perdónemos el lect<Yt· que tratemos y escribamos de estas cosas-por el último de sus otros amores y amorios. Como 1rnede suponer el lector por esta indicación, la vida privcida de Rousseau no era ni mucho menos modelo de continencia. El mismo lo confiesa así, con un cinismo sin igual, en sus Confesiones. A nosotros no nos es permHido entrar en mas detalles. En 1741 · encamínase a París, llevando en su· valija de caminante un manuscrito sobre un nuevo método de notación musical, que ofreció a la "Academié des Sciences", método que, despues de detenido examen, fué declarado ni nuevo ni útil para los ·instrumentistas que era para quienes estaba escrito! ¡Se había lucido con. su nuevo método! ¡Con el sociológico le sucedió otro tanto; tampoco es nuevo, ni sirve para nada, como no sea para estropear las ciencias políticas. Agenciose para qu,e ·lo hicieran secretario del Embajado1· francés en Venecia y despues de catorce_ meses hubo de ser despedido de mala manera,, gracias a su conducta desarreglada y a la frecuencia ·con que se entr,etenía en hacer de Ro,meo con fáciles Julietas. Vuelto ci París, .Rousseau metiose a comediante y a músico; y dicho sea en honor de la verdad. Consiguió cierta f <llnia como escritor d,e óperas y de comedias; las puertas de los "salons" s,e le abrieron y le vemos asociarse ··con perillanes como Diderot, Marmontel y Grimm. Deseoso de arreglar su vida doméstica, se "pescó" una vulgar fregona, una iliterata menestrala, Therese La Vasseu, para que le hiciera compañía ,en sus soledades y para que l,e diera alientos en sus momentos de "desolación". Los frutos del concubinato fueron aband<mados en el torno de un Hospicio. ¡ Va./iente pareja! ¡Y ese es el hombre que escribió libros, pr,etendiendo reformar la so'Ciedad y acusando de inmorales a sus conciudadanos! Hasta aquí, habrá observado el lector que Rousseau apenas S'i ha escrito ncida. Unas cuantas comedias, que hoy ci ncidie preocupan y de las que ncidie se acuerda, Alguna que· otra ópera a la que le sucede lo mismo que a las comedins; y nada mas. Su vida ha sido un continuo vagabundear; un ir de acá para allá, hambriento y huido. Arrojado de todas partes. Asociándose con la "peor canalla.". Y viviendo en todas partes, y desde que puda llevar "calzones", amancebado, bien con la Warness, uien con la Ther.ese Le Vasseur, o con cualquiera pelafustana. Su vida mJOral f ué de lo más perverso que puede darse. Y su vida social no fué mejor. ¿C<Ytno, pues, podríamos esperar que sus libros fueran otra cosa de lo que son? Es una verdad demostrada P<YI" la experiencia de veinte siglos, que el mayor enemigo que ha tenido y tiene .el .Cristianismo es el corazón humano, al que no se ha querido controlar y someter al juicio de la razón. Cuando el corazón esta muerto; cuando dentro del pecho no se lleva una víscera, sino una pi.edra o un trozo de carne corrompida por el vicio y la molicie, entonces es casi imposible que no repelcin y hieran las doctrinas cristianas. Y el proceso mas expeditivo para libertarse de esa molestia es negarlas. La irreligión y la incredulidad no son algo que esté en el cerebro. Están en el corazón. Las vidas de los grandes enemigos de las doctrinas de Cristo, ponen bien de manifiesto, que desd,e Simón Mago hasta los últimos modernistas, S'in hacer la exclusión de los mismos jansenistas, todos ellos han caminado por las vias de la inmoralidcid; y qne solo, cuando no han podido sofrenar .ms pasiones, es cuando han declarado guerra a esas doctrinas. Y el final de todos ellos ha sido siempre, quizá sin ninguna excepC'ión, EL CONCUBINATO. La Historia Eclesiástica, y 1nas en particular la Historia de los Heterodoxos es un gran libro para estudiar la psicolo- · gía de los heresiarcas, y de los motivos que determinaron su ra::;ón a la apostasía. Rousseau no ha S'ido una excepción a ,esta regla. Escribió lo que escribió porque tenía que escribirlo. Y tenía que escribirlo porque su vida lo estaba demandando. Cuando el corazón está corrupto y enfangado en un charca/, las emanaciones de· esa charca tienen que obscui-ecei· el juicio. Y es lo que le sucedió a Rousseau. FILAD ELFO. l Vol IV -10 Núm. 87