Ecos de la mision

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Part of El Misionero

Title
Ecos de la mision
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
136 Tamilan había sido invitado cierta noche a un gran festín que celebraba un opulento hombre de una aldea vecina. En medio de la algazara y bullicio de la fiesta, ap~o­ . ximóse Tamilan a una ventana que da1ba a un riachuelo y mientras qontemplaba el sol poniente, llega:rion a sus oídos las lejanas notas de una músioa dulce y melodiosa, que procedía de la capilla católica del pueblo. Movido por la curiosidad, dejó T.amilan la choza y tomó el camino que conducía a la capillita 'católica. Al llegar al umbral, detúvose Tamilan y miró adentro. El aspecto del interi'or de la "Gasa de Dios", como llamaban su capilla los cristianos, la actitud recogida de los que oraban, la paz que allí reinaba, pareció muy extraño al pobre pagano acostumbrado a las ruidosas ceremonias del rito igorrote. ¡Qué diferentes, qué diferentes eran las ceremonias de los cristianos! ¡Cuánto le deleitaban aquellos cantos dulces y melodiosos! iPobre viejecito! iCómo le palpitaba el corazón mientras parado en el umbral seguía con la vista las ceremonias de loo cristianos! Péro ¿qué era aquello que el sacerdote elevaba lentamente, por encima de la débil luz de las candelas y de las delicadas flores que adornaban el altar? iPobrecito Tainilan! ¿qué pensabas entonces? ¿No sabías que el Salvador te miraba tiernamente desde la Sagrada Custodia, que te pedía el corazón? iCómo te mirruba Jesús, con qué ternura, con qué amor! Aquella Víctima Inmaic.ulada pedía al Padre Eterno por la salvación de tu alma. ¿No oíste acaso la voz de la gracia que llamaba a las puertas de tu corazón, pidiéndote te entregaras al Esposo Divino de las almas, rogándote que le amaras porque deseaba tu amor? Desde aquel domingo en que Tamilan estuvo en la capilla de los cristianos, ya no fué el mismo. Tornóse triste y taciturno, y su semb'lante cada vez más pálido y maci,lento. En sus pupilas tristes, hundidas en las ojeras profundas adivinábase una honda pena .... iAh, pobrecito Tamilan! si te hubiel"ain escuchado cuando yacías en tu 1 lecho de muerte! Ecos de la Misión El Rdo. P. Ghysebrechts desde BARLIG: Reciba mis agradecimientos la generosa bienhechora que me envió V'einte pesos el mes pasado por el LITTLE APOSTLE, para la construcción de la capillita y convento de esta nueva estación misi-0nal. ¡Ojalá que muchos se muevan a imitar a esta generosa Señora, ayudándome con sus limosnas a continuar mis obras de caridad en esta M!ilsión! La cap'illita die NATONIN, la SOSTENGA EL EJÉRCITO DE CRISTO 137 La Iglesia de Barlig que espero ver concluida muy .pronto, ha sido dedicada a S. Roque. ~pero ardientemente que el Santo dejará sentir su benévola influencia en este pueblecito. Ya le he pedido libre a los habitantes de enfermedades cutáneas y de tumores, enfermedades que los afligen icon muchísima.frecuencia. Todos muestran vivos deseos de ser instruidos en el cristianismo. Estoy seguro que para el próximo semestre el número de bautismos será crecidísimo. -Pero, dígame Padre, cuando llegará esa campana?-me ha preguntado ya no sé cuántas veces mi catequista. Y yo no sé qué respbnderle. Es verdad que le prometí en cierta ocasión que compraría una campana para la capillita, pero al presente me veo obligado a ir aplazando la compra por falta de fondos. Mas el joven no ceja, y no deja de recordarme la promesa, porque ~e es imposfüle creer el que no pueda yo hacer un gasto tan insignificante. Queridos lectores, ¿quién de ustedes quiere ayudarme? El P. De Brabandere desde TRINIDAD: Hace cuarto meses que estoy sin catequista, habiéndome visto obligado a despachar al que tenía en TUBLA Y por no poderle ya pagar la mensualidad la que importa veinte pesos. Pero si esta Misión ha de mantenerse cristiana, es menester que tenga su catequista, pues el catequista puede decirse es el alma de la Misión. Él es el que visita a los cristianos, él anima a los neófitos y conversos a cumplir con sus deberes cristianos, él visita a los enfermos. TUBLA Y necesita un catequista. ¡Ayúdenos! PROPAGUE SU FE