El Via Crucis-Sexta Estacion

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Part of El Misionero

Title
El Via Crucis-Sexta Estacion
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
156 El Via Crucis Por el R. P. Van TRICHT, S. J. - - < t j p - - SEXTA ESTACIÓN EL ENCUENTRO CON LA VERÓNICA EL EJEMPLO de Maria Santísima siguiendo a su Hijo llena de compasión y de fortaleza infundió ardimiento en otros corazones tímidos. Pronto se le reunieron otras mujeres que se compadecían también y lloraban como Ella .. Jesús entonces tenía un aspecto desgarrador. Encorvado bajo el peso de la cruz, cada vez más jadeante y más palido, avanzaba penosamente y vacilando, mientras que gruesas gotas de sudor ·corrían y se mezdaban con su sangre, velando sus ojos y su hermosísimo r.astro. Los judíos le insultaban, los soldados le aguijoneaban con los cuentos de sus lanzas, como si fuera una oveja á quien empujaran hlicia el matadero, y Jesús no oponía resistencia a nada, ni exhalaba una queja. Ante tantos dolores, a vista de tantos ultrajes y en presencia de aquella sant.a faz ensangrentada, una mujer sinttó que 1 se le desbordaba de pena el corazón; abrióse paso a triavés de la fila de soldados, cayó de rodillas delante de Jesús y le ofreció un limpio lienzo, en el cual Jesucristo enjugó su rostro. Cuenta la tradición que al dev;olvérselo dejó en aqueUa tela dibujados los rasgos ensangrentados de su santa faz, su misma imágen. Por ignorarse el nombre de esta piadosa mujer se la empezó a llamar la Verónica, es decir, la velidadera imagen el verdadero 11etrato. Esta había sido la segunda señal de afecto que recibía Jesús, y la aceptó agradecido; la primera se la había dado su Santísima Madre, domo si se nos quisiera indiOa.r con esto cuáles son los dos primeros manantiales de consuelo en los que podemos refrigerar nuestras almas: la familia y la amistad. -HLa Sagrada Escritura llama a la amistad "el remedio de la vida," Medicamentum vitae, pintándonos en David y en Jonatás el cuadro más lleno de ternura y atractivo. "El alma de Jonatás se unió estrechamente eon el de David, y HACEDLO POR AMOR DE CRISTO amóla Jonatás como a su propia vida." Mas jay! cuán rara es entre los hombres esta santa y deliciosa am~stad! ¡Cuánto interés propio, cuánto egoismo, cuantos caprichos y pasiones se ocultan bajo este nombre! Si Dios en su bondad infinita ha puesto en nuestro camino un amigo, un verdadero amigo profundamente afectuoso y tierno, sincero y fiel, ¡oh! ibendecidle y tenedle en gran.piieció!Abrid vuestro corazón que sufre a vuestro amigo, y esto sólo bastará para mitigar el dolor de vuestra alma. ¿Acaso -quitaron de 'las espaldas de Cristo el madero de la cruz ni el amor de María ni la amistad de la Verónica? .... No; encima de El estaba clavándose en su hombro, mas por lo menos lograron verter algunas gotas de dulzum en el amargado Corazón del Maestro. Esto os sucederá con vuestros amigos: ante las manifestaciones de su . amistad no se desvanecerá por ,completo vuestro dolor, que llevaréis siempre punzándoos en el fondo del alma, pero se amortiguará algún tanto. Serán sus cariñosas palabras ¿orno los bálsamos que no cierran la herida, pero que disminuyen lo agudo del dolor. Gustad, pues de la dulzura de la amistad, puesto que Dios a ello os éonvida con su ejemplo. Mas jay! ¿qué es lo que he dicho yo al empezar estas páginas? ¿Acaso nuestros amigos no nos dejan, no nos abandonan? .... ¿Acaso la ausenci3; no nos los quita de los 157 ojos y nos los arranca del corazón? ¿Acaso no mueren nuestros amigos? iAh! ¡qué dolor el del abandono!.. .. ¡qué tristeza la de las despedidas!...iqué dlesconsolador y desgarmdor vacío el de la muerte! ¿No es este, por ventura, uno de los mas crueles suplicios del pobre conazón humano? Oid a David llomndo la muerte de J onatás: "Montes de Gelboe, ni el rocío ni La lluvia caigan ya jamás sobre vosotros .... Mas dcómo es que así hayan los valientes perecido ~n el dOmbate? ¿Como es, ioh montes de Gelboe! que J onatás haya ,sido muerto en vuestras alturas? iOh hermano mío Jonatás, gallardo sobremanera y digno de ser amado más que la amable doncella, yo lloro por ti! Del modo que una madre ama a un hijo único que tiene, así te amaba yo. "¡Cámo han caido esos valientes y se han perdido las armas con que peleaban!" ¡Ay! ¿quién no sabe cómo han podido morir los .amados de nuestro corazón? ¿Quién no lleva luto en .el alma por algunos de esos muertos? ¿Nos quedaremos, pues, solos si todas las amistades nos llegan a faltar sin poner lenitivo en nuestras penas? iNo! Nos queda un amigo, que no muere, que de día y de noche nos espera, nos llama y está pronto a entregarnos con su amistad todos los tesoros de su amor. J esuc:risto. El mismo se ha dado ese nomDIOS PREMIA LA GENEROSIDAD 158 bre al dárnoslo a nosotros. Non iam dicam vos servos sed amicos. "Y o no os llamaré s~ervos, sino amigos." He ahí al amigo inmortal de nuestra alma. Antes de cargar C-Oll esa cruz que va a llevar hasta el Calvario, había dado a comer su 'Cuerpo y a beber su sangre a sus Apóstoles, queriendo, por dedrlo así, fundirse con ellos, no formar más que una cosa con ellos. "El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él," les había dioho. Leed, leed una y muchas veces la escellla die la despedida de Jesús a los que llama sus amigos y por los que iba a padecer. iSu Corazón divino parece que se desborda de ternura y de amor! ¿Por qué, pues, no vamos a este Amigo divino? ¿Por qué nos olvidamos de El cuan<l o sufrimos? ¿Por qué le dejamos solo en el sagrario de tos templos? ¡La amistad de Cristo! ¡Cuántos cristianos hay que no entienden nada de lo que esta palabra encierra, y pierden por culpa de su ignorancia todos los consuelos y 101s santas alegrías de esta ramistad divina! Atollados y como hundidos en la 1 carnt'l y ,sangre, segun decíamos más ,arriba, no piensan que hay nada en este mundo fuera de esta vida material. ¡Oh almas! cuando sufrís, id al pié del altar, delante del tabernáculo 1donde r.eposa Jesucristo, y allí de rodillas, entrelazadas Jas manos, sin buscar fórmula alguna, ni,frases, sencillamente, como habla un amigo a otro amigo, decidle que sufrís, exponedle vuestras penas, vuestras desazones,· vuestros deseos, y pedidle so.corro y remedio. Después aplicad el oido al interior de vuestra alma .... porque Jesucristo es quien la mueve, su gr.acia quien la solicita y la ama, es el .amigo que la consuela y le responde. "No lo puede la lengua decir ni expresar por escrito: sólo el que lo ha experimentado puede creer y comprender lo que es amar a Jesús."