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- Septiembre ESTUDIO 15, 1923. li!@!;:!!@;i@ll»!i!li!)-;:<!lrolr.~'1!!.'@¡¡¡m,,;l!!'@::'l!!illli'::,1!!:1!!l0::'!lilll'~:'llli~:;IID!!lm!P::<i!1Y~'l!!®::'l!!il?~,~~'~.llli'.:'l!J!!P::,l!I.iiJ>::,l!Mio':<fi©::,'i!iiillffim>:;l!!l!!Jl;IM!l'~'ll!lli ¡ 1 j LIMADURAS i ~:;.:.:::.§~:~~~:~:::~:;::~~:::~;,~~!!l~;::íi!J~:;::~:;::f1i" ~:::~FJ!::::@J!~;i:~:::[!fñ!J::::~.::::~:::~.::::~.:;:,::::[if{i(::::¡~m>:::~e:~~e::~:i:1m~>:::~~::l!ilH -La acción católica filipina entrará pronto en un período de gran actividad. De Roma viene el impulso y es hora yá de que demostremos a todo el mundo que nuei;tro catolicismo es un catolicismo real. sincero, con reservas vitales. -Es el anhelo de todos los buenos. La quietud es precur· ><ora de la muerte. iPero somos tan enemigos del sacrificio! ... - Sa brernos cumplir con nuestro deber. La voz del Papa in funde en el corazón de los católicos extraflos y nunca sofla· dos arrestos. - Los hechos pasados no ga· rantizan en demasía el porvenir. Dios haga que, al fin, entremos por las vtas de la cor.dura y del instinto de la propia conservación. -Las circunstancias han cambiado extraordinariamente. Lo pretérito no puede adoptarse como norma segura de lo futuro. -La diferencia del tiempo es insuficiente para introducir en el engranaje de nuestra psico· logía un factor que sea capaz de modificar la marcha real de los intereses católicos en Filipinas. -Hay algo más que la dife· rencia de tiempo. Los rnandat-0s soberanos del Romano P ontífice abren profundo surco en la conciencia de los creyentes y determinan cambios sustan· ciales en la historia de la hu· rnanidad. -La justicia así lo reclama. Sin embargo, "!a insensibilidad de las almas" de que nos habla Pio X en la Encíclica "Acerbo nimis", frustra, por desgracia, los propósitos más nobles y los más levantados ernpeflos. Para justipreciar la eficacia de un antecedente, no basta considerarle en su propia y exclusiva realidad, es necesario ponderar también su adaptación al medio en que se ha de desenvolver su energía. Y, en el orden de los hechos humanos, esta proporción desempel'!a un papel decisivo. Los mandatos del Romano Pontífice, por claros y terminantes que sean, se per· derán en el vacío, si no existe, en Filipinas, un organismo especialmente encargado de lle· varios a la práctica. La bis· toria es la gran maestra de la Vol. II. vida .. - La jerarquía católica es una cadena mística que une itl pueblo creyente con el Jefe Supremo de Ja Iglesia. - En el npostol~ do de que venimos hablando, se requiere Ja colaboración de los católicos. Es una empre'ª demasiado amplia para que pueda ser suficientemente atendida por el clero Sobre todo, cuando escasea, como acaece en Filipinas. -Todo está sabiamente preve· nido. En el "Boletín Ecle~iás· tico de Filipinas". número de i;etiernbre, página 257 y siguien· tes, seflálanse excelentes noi·mas prácticas para llevar a cabo la obra de nuestra redención re Jigiosa. - De los escarmentados salen los avisados. - En todas las diócesis del Ar· chipiélago, se creará la "Obra de los Catecismos". E 1 director ha· brá de ser un sacerdote verdaderamente celoso, que se consagre exclusivamente a promover los intereses catequísticos en toda la diócesis. 8us funciones pro pias serán: a) "organizar, de acuerdo con los párrncos, '' La Con.qregación de la Doctrina Cristia11a" y establecer en los pueblos y en los barrios centros de instrucción religiosa": b) "nombrar de entre los elementos más capaces (ya sean caballeros ce !osos que conocen suficiente mente lo principal de la doctrina, ya piadosas sefioras y sefioritas educadas en familias o centros profundamente religiosos) los m•estros y maestras que ense !len el catecismo en los pueblos y aún eu los barrios más alejados y en las familias más dejadas": c) "ayudar a todos con el consejo, con oportunas explicaciones y normas, y con aquellos recursos que para misión tan su. blime obtuviere": d) "hacer lle· gar a todas partes catecismos, folletos, hojitas de propaganda catequística, pues corno los ma· los para el mal, así también los buenos deben valerse pua el bien de un medio tan poderoso como la prensa, difundiendo por doquiera las saludables ensefian· zas de nuestra religión": e) " valerse de algunos subdirectores en cada provincia o distrito del territorio de la diócesis, cornu· nicándose frecuentemente con ellos": f) "comunicarse ~on un -6centro general que convendría establecPr en Manila con un fun. cionarniento apropiado, que, respetando la autonornfa de to· dos los centros esparcidos en las Islas, les ><irviera de oportuna ayuda:" g) "convocar alguna reunión, de vez en cuando, en cada diócesis o bien en cada provincia o distrito, de todos los interesados en esta acción magnífica": h) "prorno\•er concertaciones y fies· tas catequísticas con distribución de premios para estímulo de nifios y nifl.as y escuelas de religión": k) " formar un catálogo de bienhechores que con curran con su caridad a los gastos de la "Obra del Catecismo": 1) "en fin, hacer al Sef!or Obispo una relación fiel y diligente de los principios y progresos de la misma en la diócesis". - Se ha puesto el dedo en la llaga. Si encontramos un director que reuna las condicione• necesarias para desernpeflar el espino•o cargo de promotor catequista, podernos garantizar el resultado definitivo de la ern· presa. La experiencia ha de· mostrado que la vitalidad de las obras sociales está siempre en razón dire~ta de la inteligencia, habilidad y trabajo desarollado por la persona que las dirige. Fácil sería confirmar esta afirmación con hechos concretos to· rnados de la historia contemporánea. - PrecisR.mente, por esa raz(Jn, se han fijado con tan mar· cada preferencia en el director diocesano de la "Obra de los Ca tecismos". - Bien está que se tienda al fin y se determine el camino, pero no es suficiente. La principal dificultad radica en reducir a la práctica los medios excogitados. Coando se acomete una empre9a, es preciso tener presentes los obstáculos que se oponen a su realización y, so· bre todo, no olvidar nnestr:f.· marcada tendencia al desa liE n to y a la inercia. - El celo de nuestros Pasto res será el acicate que tornará perseverantes a todos los cató licos de buena voluntad. E . L. FERREIRO. Núm. 37.
- Date
- 1923