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Septiembre ESTUDIO 15, 1923. EL MILAGRO DEL "CONVENTO" ®------Nadie crea que sea nuestro animo convertir "ESTUDIO" en un libro piadoso, en el que vayamos a relatar los milagros más o menos auténticos que hayan sucedido en uno o en varios conrentos. Nada de eso. ¡De ello se encarga el amigo· de enfrente. Científicamente convencidos de. la posibilidad del milagro, pues la sana razón 11 la buena (Uosofía demuestran esa posibilidad, 11 crevendo corno creemos en los hechos milagrosos relatados en los Santos Evangelios, no somos partidarios como no lo es la I ylcsia Católic(l,-por más que digan lo contrario quienes jamás se detuvieron, ni por un momento. a estudiar la Hist1Jria de La Iglesia 11 los cánones criteriol6gicos que la guian e1" cuestiones rnara11illosas-de multiplicar los hechos milagrosos. ¿Para que? Cuando Dios quiere demostrar su poder y su bondad por medio de hechos sobrenaturales y milaqrosos lo hace. Y entonces sólo ·los ciegos pueden no ver la evidencia; y al ciego voluntario se le deja que si(fa un momento. Pero es el caso, lector amigo. 11 no has de llevar a mal que tal tratamiento te dé 11á desde los comienzos de mi campaiia periorlisti.ca, que día y noche, por activa, por pasiva y por participio 11 qerundio, por ai·riba y por aba.in·. en la prensa, en la tribuna, en el libro en el mismo parlamiento los malos, 11 hasta los buenos se' han empeñado en Filipinas en hacer del "fraile" algo así como un ente "diabólico". "r¡ue n-i ci'istiano siquiera puede ser", ser1ún frase del amable coler1a "Tío Tijeras" (a) Inde·pe11dent. Y tan es así, que no faltan quienes sutilizando. sutilizando lleaan "muy guapamente" a establecer una mu1/ "guaoa" distinción, (que en términos escolásticos debiéramos 11 pudiéramos llnmar de razón raciocinada-rationis ratiocinatae-pues que sobre un pequeño fundamento en la realidad han establecido un nJllOSCOPV ESTEREOSCOPY Vol. 11. castillo de viento o de naipes, que para el caso es lo mismo,) entre la Iglesia Católica, de la que se confiesan hijos sumisos y fieles, y los "frailes" esos entes raros y mal olientes que con tan feos colores nos pintan los modernos novelistas, y nos pintaron antes los renacientes y más tarde los Padres de la reforma. a quienes siguieron los hijos y hermanos ?J nietos y demis parientes naturales o políticos. Pero; vengamos al cuento del milagro. ¿Quién crees tú, lector. que ha afirmado y de un modo que no deja lugar a duda a.cerca de su pensamiento. que la vida del convento es un "continuo milagro", que no tenemos más remedio que aceptar querámoslo o no? ¿Quién te parece que ha tenido agallas para sentar p1·oposición semejante? Pues: ha sido nada menos que el incrédulo y DISOLUTO GOMEZ CARRILLO. Ese brillante cronista parisien-diqo parisien, no por su nacionalidad, sino por que en Parfo ha pasado la mayor parte de su vida y desde París escribe sus crónicas-ese literato insigne, ha afirmado en Iris columnas de un periódico tan leido como el A B C de Madrid, aue la vida del convento y la permanencia de la vida conventual F,8 TTN MTJ,Ar;RO, 11 un milP,<>To DE AMOR Y DE CARIDAD. Y cuando él lo dice no le faltará.n razones para ello. ¡Que 11enaan ahora todos los gozquecillos la.drando! Para mi coleto habíami, yo de tiempo atras hecho el siguiente raciocinio. cuyo valor lógico no podrá negarme quien sea alao mis que un mísero "gramático": Si cada "fraile" en particular es 11na sima sin fondo de pecridos. malicias y crímenes, hasta el punto de que bien se le pueda tr¡. mar por un demonio encarnado: ¡, aué será. todo un convento? ; Qué será sino un lugar infernal donde reinen la discordia, la desunión, la ·riña, el escándalo, el asesinato, la muerte? Pronto, empero, asaltábame l'I realidad y me decía con no menos lóqica: Por siglos 11 siglos ha habido conventos. y de esos conventos salieron hombres de talento indiscutible 11 de vida a~ mirable; de esos claustros emanó siempre el perfume de la s(tn-12tidad y de la ciencia; esos conventos fueron los principio J de las grandes ciudades; los monas~erios de la Edad media se trlsformaron en florecientes universidades; los mendicantes salvaron a los s.;.glos medios de la barbarie y los encaminaron hacia la civilización 11 el progreso; aun en nuestros días de corrupción de costumbres, de los conventos salen los hombres más ilustres en santidad 11 cienr.ia. ;,Cómo es posible que de un conjunto de "diablos frailes" salgan obras tan admirables de abnegación, de celo, de santidad, de ciencia? Cómo han podido esos retiros donde no "iven sino hombres "glotones, lujuriosos, enemi(fos del progreso y de la sociedad", dar albergue a hombres de tan subido mérito y de tan reconocido valer como un Sechi, un Erhle, un Weise, un Denifle, una So1· Teresita, un Gabriel de la Dolorosa, un Lavigiere. y para no hablar más que de Filipinas, un Faura, un Alyué, un Pa11á. un Velazquez, un Paredes. un del Prado, un Marin. un Peipoch, a quienes -nadie tendrá que tachar jamás ni en el negro de una uña? ltem mis. seguía 110 prequntándome: Si la vida de fraile es tan regalada 11 tan facilmente llevadera. cual la pintan lo.~ enemigos .. ¿por qué han fracasado cuantos quisieron establecer la 1•ida conventual sobre bases puramente naturales? ¿Por qué fallaron los famnsterios de Furrie1· 11 Saint-Simon? Y aquí viene el cuento, que deiamos para otro artículo, si a bien htviere el lector es1Jerar hasta el sir1uiente número. JULIAN. OO"df. quier• 4-1• vieje Vd LH lie.l•te• y 6auieJ RIU t Ohc.., C-o4'idnd r Seguridad. 1 z ~t, EU~=l;~~U ~ \~ MONTURAS POl.AINAS lATlúOS PORTrQLl05 ClfHURONE CARTERAS y PHTAl&ON Núm. 87.
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1923
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