7 En La Playa.pdf

Media

Part of Estudio

extracted text
Noviembre. ESTUDIO 17, 1923 su parte primera caps. XII y XIII encontrayá ámpliamente explicada ba teoría hobbesiana. nociones de derecho y torcido, de justicia y de injusticia, no tienen allí lugar alguno. . . La fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales en este estado de guerra. La justicia y la injusNcia no son facultades ni del cuerp1> mi del alma". (Leviathan, part. 1.a cap. XIII). Para terminar, por hoy, un parrafico más y "al avío". Otro día Dios dirá. "Esta guerra de todo hombre contra todo hombre tiene por consecuencia que nada hay qu.e ]n.teda ser injusto. Las "FILADELFO". r~~€~:t::1P·~~~1= ~ POR LAGASCA. ; ~(!-<!:~~<!:@~~~~~~~ ¡Oh nii buen amigo FiladClfo, q1w pocos días hace, en uno de tus bien pensados artículos, ext,eriorizabas el deseo de acompañar a este pobre y desconocido Solitario en sus paseos poi· esta tranqidla playa de mis a.mores! ¡Qué hora de esparciniiento y solaz Jwbiéramos pasado ayer tarde, aqui, sentados en esta piedra dond,e ahora estoy! Pero cuando fui a invitarte para ir a unestras soledades, habfos ya salido de casa; y hube de marchar, solo, al lugar de mis paseos favoritos. De Pedro La gasea, mi qu,erido Filadelfo, nada menos que del c,elebérrimo Pedro Lagasca hubiésemos hablado. Y conste que en el calificativo de celebérrimo no hay ni un átomo de exageración ni de ironía; ¡mes yá sabes la celebridad que adquirió en sus precipitadas fugas a las montañas ibocanas, cuando las plumas de "Estudio" apuntaron contra. él. ¡Madre 'mía, qué hombre tan agilísimo en huir, tan magistral en taconear y tan h(tbilísimo en esconde'rse! Pero dejémonos de exclamaciones, y vamos al grano. Invitado por varios amigos, uno de ellos 1niembro del Comité d.e festejos, acudí a las fiestas de Cavite, que en verdad resultaron magníficas y divertidas. Asistí a la Afisa solemne que en lu Iglesia de Porta Vaga se cel.ebl'ó a las 8 a. m., en honor de la Vfrgen de la Soledad, Patrona de Cavite. Y allí, entre la ola inmensa de gente, hombres en su nwyoría, qu,e escucharon el sennon atentos y devotos, estaba el celebérrimo Pedro Lagasca en persona, en carne y hueso, en cuerpo y alma. Y lo ví d'?lantc de mi, a dos pasos, casi rozando con el mio su brazo. -¿Pero de ve1·as es él?-pre,qHnté en ·l'OZ baja a uno de mis amigos. -Sí, hombre, sí: Pedro La,qasca. Lo conozco tan bien como a tí. No insistí,· pues en aqHel momento el predicado1· combatía con fuertes y positivos ar,qum,t?nfos al, aglipayanismo. Fijé en Lagasca mi vista y atención por un momento .. 4llí estaba el ex-pare-· pare, el célebre f1~gitivo, aguantando impasible e inmóvil el chaparrón de pru"bas contundentes que desde el púlVOL. 11. pito caian sobre la falsedad de la secta agz.ipayana, aborto del orgullo y de fa IM[JUCÍÓn. ¡Oh Lagasca de mis entretelas! ¡Qué protestas no bullirían en tu p»i11if.1Jgfoda mente contra las descargas del predicador, todas dirigidas al blanco rtglipayano! ¡Si hasta 1ne pareció que se fijaba en ti! Cómo eres tan célebre, es de suponer que te conoció. Dime en confianza, Pedro d/~ mis pecados: ¿Qué setdiste en la mañana del día once, en la iglesia de Porta Vaga, cwrndo tan perseguida y malparada viste a la dama de tus ensHeños, la dulcinea agbipayana, cuyo honor has cefodo tanto ,en otros tiempos, no sé si verdaderamente enamorado de sus dotes personales, o de su dote pecu,nario? ~te 1·efiero, oh Lagasca de todas mis a1·tcrias y venas, a aquellos felices años du.l'ante los cuales vivías, como el pez en el agua, pegadito a la capillita aglipayr.tna de San Roque: a aquella capilli~a de nipa, de la que fuiste arro~ jado o suplantado, no recuerdo b1~en, a pesar de tu sentimiento y de tus lágrimas, capaces de ablandar todos los corazones, pero incapaces de conseguir el reblandecimiento del d.e D. Gregario, tan duro, tan férreo, tan diamantino. ¡Oh lágrimas de Lagasca, cuán de pocn estimación fuisteis para quien tanto debía a la sumisión y humillaciones del dueño que os derramó! Y r.thora, Lagasca de mi alma, ¿que rá. a suceder? ¿Qué consecuencias acarrear·á a tu porvenir el acto de presencia en Porta Vaga? ¿Qué va a ser de tí, cuando los directores de la compañía teatral se enteren del desagulsado qW! has cometido entre basti~ dores? ¿Qué dirá, ·sobre todo, el jefe, el máximo, c1wndo sepa que Lagasca, d celebrJrrimo Lagasca, ha tenido la osadía. de escuchar, con la impasibilidad de wi poste, los ataques lanzados contra !os intereses de la compañia desdt! Hn púlpito? ¡Válamc Dios, Perico mío, en que berenjenal te has 1netido! Tu piel peHgra seriam,ente. Ya puedes poner en práctica tus reconocidas habilidades en las fugas prontas y rápidas, si no quiere.~ i:er sobre tus lomos la estaca de marras, empuñada por manos máxi-6mas. Y á basta con aqueUa lluvia de golpes; y a todo trance y por todos los medios debes evitar otra descarga cen·ada. Huy.e, pues, Pedro mío: huye pronto: huye lejos. Bien sé que para aplicarte ese remedio, no necesitas que nadie te aconseje; pero, ¡qué quieres! siento tanta compasión hacía tí! . .. Se cie1·· ne tan amenazadora la tormenta . .. ! Además, créeme, mi compadecido Pedro; te has captado mis simpatías, desde que te ví tan atento en Porta Vaga escuchando el se1·m6n contra la comedia aglipayana. Por eso, P,erico de mi alma, a fuer de sincero amigo, te aconsejo una fuga que .mpere en rapidez y celebridad a todas las anteriores. Va en ello tu pe ... lleja, tu salvación corporal; pues la espiritual poco o nada os importa a ~os galanteador.es de la dulcinea aglipa,yana. Pero si por mal de tus pecados eres tan infeliz que caes en el cepo: si al fin te atrapan manos máximas: si eres tan torpe en huir que pierdes tu ce(ebridad tan bien adquirida en fugas anteriores. . . no de.sesperes por eso, mi idolatrado Lagasca. Aún me ocurre otra solución para salvar la piel. Es un remedio que .Quizá te resulte mejor que la fuga; pues al fin y al cabo por maestro que ,11n ella seas, y por muchas habilidades que en huir demuestres, no me negarán que siempre es ve1·gonzoso volver la espalda al enem·igo, cuando se le pu.ede combatir y hasta vencer. El remedio es éste. El tribunal aglipayano se reunirá para juzgar de. la gravedad del delito que has cometido asistiendo a la iglesm de Porta Vaga y esruchando al predicador. Te obligará a comparecer. Sus miembros estm·án vestidos con el uniforme que yá conoces. Su presidente, el O. Máximo, aparecerá con su tt"aje de pseudoprelado. Aunque te miren graves, se~ ríos y amenazadores, no te a.pures, ni tiembles, wi aparezca tu rostro como carne d.e gallina. Claro está que puedes comenzar por desconocer al O. Máximo co?m> tal, y como presidente; pu.es no tiene otros títulos para esos cargos que los que le dieron las manos del sastre que conNúm. 46 Noviembre. feccionó el vestido. Pero, por Dios, Lagasca de mi alma, no te ocurra sacar eso a colación. Recuerda que tú caiste en la misma falta, pues no presentaste otros títulos para constituirte en parepare, que aquella sotana que te prestó la modistilla de niarras, más los pesos qu,e hubiste de soltar con tanto duelo del no repleto bolsillo. Bien sabes, Pedro de mis pupilas, y bien sabemos todos, que para ser parepare o pseudoobispo en tu cómica secta, basta un sastre y unos pesos. La ciencia y las cualidad.es del individuo no pesan en la balanza de la provisión de cargas. Cuando el tribunal comience a exigirte cuentas, y a lanzar cargos contra tí, no hagas más que oir. Procura hablar poco, aunque bien seguro estoy de que así lo harás. Cuando haya llegado el momento de def,enderte, considera b'ien que toda tu defensa se reduce a negar todos los cargos lanzados. Niega mucho, niega siempre, ·niega con valentía; y que tus negaciones sean un ESTUDIO reto al mismo tribunal. Si te exigen la razón de tantas negaciones, contéstales sereno y tranquilo ·que, como buen aglipayano, tú no sabes ni entiendes más que de n,egacioneS: que el catecismo aglipayano desde la primera a la últlma página, es una continua ne,qación: que niega hasta las verdades de sentido común sin dar a nadie razón de sus negaciones. Para que ,el golpe de t.u propia defensa saa más efectista, pnedes lleva1· t~se catecismo negativo en el bolsillo; y cuando estés en el summum de la inspiración, lo sacas, lo abres al azar, y lizes unas cuantas d,e sus disparatadas páginas. Y yo te aseguro, Lagasca amigo, que el tribunal se queda turulato, y su p1·esidente con una boca, que yá, yá. Aún puedes avanzar más; prometiendo a los atónitos jueces que tú, Lagasca en persona, Lagasca el reo, Lagasca el del sermón de Porta Vaga, estás dispuesto a salir en defensa de la dulcinea cfglipayana. con tu bien 10, 1928 cortada pluma, rebatiendo uno por uno los argumentos que escuchaste en el sermón. Y añades con énfasis, que en "The lndependent" podrá ver el tribunal quién es Lagasca cuando del honor de su dama se trata. Si ese caso llega, te aconsejo, Pedro de mi corazón, que las lechugas sean de tu huerto; es decir que lo que escribas, sea bueno o malo, largo o breve, salga de tu magin. No imites a muchos, aún de los -mismos conspícuos miembros del tribunal, que con firmar art-ículos de ajena procedencia, se constituyen en autore.i;;. De lógica no te cuides; pues todos estarnos convencidos de que esa señora es desconocida ent r,e tu gente. Arrójate, pues, a la arena con briO.<; nuevos. ¡Quién sabe si está próximo el día, en que merced a tu pluma, ocupes el sitial de D. Gregario! Adiós, querido; hasta que nos vea. mos de nHC'UO en Porta Vaga. EL SOLITARIO. ~~:;:::;~::~~:;:::;:::;:::;:!:;'.::::~:::::;:::;::~;::;::~:::;:::::::;:::;:::;:::::::;:: ~:;::::;:::::::::::;:::;:::;::~>::: :.::::;:::;:::;:::;::::::::::::~~:::;:::;::~:::;:::;:::;:::;:::;:::;:::::::::::>::. ::::::: ):::<::;::;;:::::::;::::: ;:::;:::::<::;::;;:::::::;:::;;::;:::;:::;:::;:::;~:;:::~!' f~ HISTORIAS HUMANAMENTE INTERESANTES ¡!,,::,,~ El miebro más jóven de la Cruz Roja Juvenil de Manila es, sin duda alguna, Patrocinio Reyes pues solo tiene seis meses. Su IMb.dre la llevaba todos los días a la Cruz Roja para pesarla, y medirla y allí le inspiraron la idea del servicio que la Cruz Roja quiere enseñar. Patrocinio era m1uy jóven para pertenecer a la· Cruz Roja de mayores pero poseía toda la juventud necesaria para pertenecer a la Cruz Roja Juvenil y un día con sus ojitos asustados y cogiendo fuertemente los 30 centavos fué conducida a la oficina central de la Cruz Roja Juvenil donde le dieron el alfiler de esta institución para 1923. Una de las más interesantes actividades de la Cruz Roja en Manila ha sid'o la a·pertura de un campo de recreo en la Escuela Central de Nagcarlan, Laguna. A este campo se envían niños y niñas para que disfruten de aire fresco durante los meses calurosos de Abril y 1M.,.yo. En 1923, 100 niñas disfrutaron de las delicias de este campo durante el mes de Abril y 100 niños durante el mes de Mayo. La 44 Associated Cha-rities" ayudó a decidir cuales eran los niños o niñas que más necesitaban de este tratamiento y el Servicio de Sanidad y de Crianza cuidó de la salud de estos párvulos. . Este campo es pues una verdadera actividad de la Cruz Roja·. Como prueba del éxito de ésto véase la carta del pequeño Nene: Vol. 11. SOBRE LA CRUZ ROJA JUVENIL. ;; "Madre, aquí nos cuidan muy bien. Nunca tenemos hambre pues comemos a todas horas. Cada uno tiene su petate, su manta, sus almohadas, su toalla, su cepillo de dientes, su taza, su pasta Colgate, y su peine. Madre, uno nos dijo que volveríamos a nuestras casas a fin d~ mes, pero otro nos aseguré que sería a mediados. No sabemos a punto fijo cuándo volveremos, pero no te preocupes por nosotros porque las enfermeras nos cuidan muy bien. Nos tratan tan bien como tu misma no.3 tratabas cuando estábamos contigo. Charing está muy gruesa". Pilar Flores escribe: "Acabamo<; de pesarnos y Luising y yo hemos ganado mucho". La gente de Pangasinán está demostrr:.ndo su profundo interés por las clínicas dentales; y lo demuestra de varias maneras. No hace mucho, tres bancas llenas de niños y personas mayores hizo un viaje de un día para visitar al dentista de la Cruz Roja Juvenil. Que los consejos sobre aseo que da la Cruz Roja penetran aun en las casas de los barrios más retirados se demuestra plenamente con esto, pues los padres de los niños hicieron, gustosamente, este viaje para tener ocasión de ver el trabajo que el dentista hacía con sus hijos. El siguiente incidente ocurrió en -7Pangasinán. La pequeña Rita estuvo muy enferma. De corno curó lo verán en la carta que va a continuación, carta escrita por el padre de la· niña al Director de la Cruz Roja Juvenil: "Sirva esta corno un testimonio de los excelentes servicios prestados por los oficiales de la Cruz Roja en general y por el Dr. C. C. Punzalan en particular, pues dicho doctor operó a mi hija y la curó en seis días. Mi hija se llama Rita y tiene ocho años. Padecía desde hace algún tiempo de dolores de .muelas y la llevé a que la vieran dos dentista.;; y un médico. Le arrancaron la muela y Ja operaron. Después de algunos meses mi hija empeoró tanto, que deje de consultar a dentistas o médi.::os creyendo que ya no podría· l'Urarse. Cuando vino el dentista de la Cruz; Roja a que llevara a Rita para que la viera el dentista. La operó y a los seis dfas estaba la niña curada. Después de este servicio prestado a mi hija por la Cruz Roja, francamente, no encuentro palabras adecuadas para expresar mi profundo ágTadecimiento". Núm. 45
Date
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted