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Noviembre. feccionó el vestido. Pero, por Dios, Lagasca de mi alma, no te ocurra sacar eso a colación. Recuerda que tú caiste en la misma falta, pues no presentaste otros títulos para constituirte en parepare, que aquella sotana que te prestó la modistilla de niarras, más los pesos qu,e hubiste de soltar con tanto duelo del no repleto bolsillo. Bien sabes, Pedro de mis pupilas, y bien sabemos todos, que para ser parepare o pseudoobispo en tu cómica secta, basta un sastre y unos pesos. La ciencia y las cualidad.es del individuo no pesan en la balanza de la provisión de cargas. Cuando el tribunal comience a exigirte cuentas, y a lanzar cargos contra tí, no hagas más que oir. Procura hablar poco, aunque bien seguro estoy de que así lo harás. Cuando haya llegado el momento de def,enderte, considera b'ien que toda tu defensa se reduce a negar todos los cargos lanzados. Niega mucho, niega siempre, ·niega con valentía; y que tus negaciones sean un ESTUDIO reto al mismo tribunal. Si te exigen la razón de tantas negaciones, contéstales sereno y tranquilo ·que, como buen aglipayano, tú no sabes ni entiendes más que de n,egacioneS: que el catecismo aglipayano desde la primera a la últlma página, es una continua ne,qación: que niega hasta las verdades de sentido común sin dar a nadie razón de sus negaciones. Para que ,el golpe de t.u propia defensa saa más efectista, pnedes lleva1· t~se catecismo negativo en el bolsillo; y cuando estés en el summum de la inspiración, lo sacas, lo abres al azar, y lizes unas cuantas d,e sus disparatadas páginas. Y yo te aseguro, Lagasca amigo, que el tribunal se queda turulato, y su p1·esidente con una boca, que yá, yá. Aún puedes avanzar más; prometiendo a los atónitos jueces que tú, Lagasca en persona, Lagasca el reo, Lagasca el del sermón de Porta Vaga, estás dispuesto a salir en defensa de la dulcinea cfglipayana. con tu bien 10, 1928 cortada pluma, rebatiendo uno por uno los argumentos que escuchaste en el sermón. Y añades con énfasis, que en "The lndependent" podrá ver el tribunal quién es Lagasca cuando del honor de su dama se trata. Si ese caso llega, te aconsejo, Pedro de mi corazón, que las lechugas sean de tu huerto; es decir que lo que escribas, sea bueno o malo, largo o breve, salga de tu magin. No imites a muchos, aún de los -mismos conspícuos miembros del tribunal, que con firmar art-ículos de ajena procedencia, se constituyen en autore.i;;. De lógica no te cuides; pues todos estarnos convencidos de que esa señora es desconocida ent r,e tu gente. Arrójate, pues, a la arena con briO.<; nuevos. ¡Quién sabe si está próximo el día, en que merced a tu pluma, ocupes el sitial de D. Gregario! Adiós, querido; hasta que nos vea. mos de nHC'UO en Porta Vaga. EL SOLITARIO. ~~:;:::;~::~~:;:::;:::;:::;:!:;'.::::~:::::;:::;::~;::;::~:::;:::::::;:::;:::;:::::::;:: ~:;::::;:::::::::::;:::;:::;::~>::: :.::::;:::;:::;:::;::::::::::::~~:::;:::;::~:::;:::;:::;:::;:::;:::;:::::::::::>::. ::::::: ):::<::;::;;:::::::;::::: ;:::;:::::<::;::;;:::::::;:::;;::;:::;:::;:::;:::;~:;:::~!' f~ HISTORIAS HUMANAMENTE INTERESANTES ¡!,,::,,~ El miebro más jóven de la Cruz Roja Juvenil de Manila es, sin duda alguna, Patrocinio Reyes pues solo tiene seis meses. Su IMb.dre la llevaba todos los días a la Cruz Roja para pesarla, y medirla y allí le inspiraron la idea del servicio que la Cruz Roja quiere enseñar. Patrocinio era m1uy jóven para pertenecer a la· Cruz Roja de mayores pero poseía toda la juventud necesaria para pertenecer a la Cruz Roja Juvenil y un día con sus ojitos asustados y cogiendo fuertemente los 30 centavos fué conducida a la oficina central de la Cruz Roja Juvenil donde le dieron el alfiler de esta institución para 1923. Una de las más interesantes actividades de la Cruz Roja en Manila ha sid'o la a·pertura de un campo de recreo en la Escuela Central de Nagcarlan, Laguna. A este campo se envían niños y niñas para que disfruten de aire fresco durante los meses calurosos de Abril y 1M.,.yo. En 1923, 100 niñas disfrutaron de las delicias de este campo durante el mes de Abril y 100 niños durante el mes de Mayo. La 44 Associated Cha-rities" ayudó a decidir cuales eran los niños o niñas que más necesitaban de este tratamiento y el Servicio de Sanidad y de Crianza cuidó de la salud de estos párvulos. . Este campo es pues una verdadera actividad de la Cruz Roja·. Como prueba del éxito de ésto véase la carta del pequeño Nene: Vol. 11. SOBRE LA CRUZ ROJA JUVENIL. ;; "Madre, aquí nos cuidan muy bien. Nunca tenemos hambre pues comemos a todas horas. Cada uno tiene su petate, su manta, sus almohadas, su toalla, su cepillo de dientes, su taza, su pasta Colgate, y su peine. Madre, uno nos dijo que volveríamos a nuestras casas a fin d~ mes, pero otro nos aseguré que sería a mediados. No sabemos a punto fijo cuándo volveremos, pero no te preocupes por nosotros porque las enfermeras nos cuidan muy bien. Nos tratan tan bien como tu misma no.3 tratabas cuando estábamos contigo. Charing está muy gruesa". Pilar Flores escribe: "Acabamo<; de pesarnos y Luising y yo hemos ganado mucho". La gente de Pangasinán está demostrr:.ndo su profundo interés por las clínicas dentales; y lo demuestra de varias maneras. No hace mucho, tres bancas llenas de niños y personas mayores hizo un viaje de un día para visitar al dentista de la Cruz Roja Juvenil. Que los consejos sobre aseo que da la Cruz Roja penetran aun en las casas de los barrios más retirados se demuestra plenamente con esto, pues los padres de los niños hicieron, gustosamente, este viaje para tener ocasión de ver el trabajo que el dentista hacía con sus hijos. El siguiente incidente ocurrió en -7Pangasinán. La pequeña Rita estuvo muy enferma. De corno curó lo verán en la carta que va a continuación, carta escrita por el padre de la· niña al Director de la Cruz Roja Juvenil: "Sirva esta corno un testimonio de los excelentes servicios prestados por los oficiales de la Cruz Roja en general y por el Dr. C. C. Punzalan en particular, pues dicho doctor operó a mi hija y la curó en seis días. Mi hija se llama Rita y tiene ocho años. Padecía desde hace algún tiempo de dolores de .muelas y la llevé a que la vieran dos dentista.;; y un médico. Le arrancaron la muela y Ja operaron. Después de algunos meses mi hija empeoró tanto, que deje de consultar a dentistas o médi.::os creyendo que ya no podría· l'Urarse. Cuando vino el dentista de la Cruz; Roja a que llevara a Rita para que la viera el dentista. La operó y a los seis dfas estaba la niña curada. Después de este servicio prestado a mi hija por la Cruz Roja, francamente, no encuentro palabras adecuadas para expresar mi profundo ágTadecimiento". Núm. 45
Date
1923
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