El himno de un pueblo-XVIII

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Part of El Misionero

Title
El himno de un pueblo-XVIII
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
209 El himno de un pueblo Costumbres igorrotas en el este de Benguet Por el Rdo. P. Claerhoudt, Misionero en Bokod, Renguet XVIII Salchi, Kiad y Ampasit Continuación. ERAN seis, seis pequeñuelos, senttaditos, muy junticos; seis pequeñuelos, morenos, muy morenos, de cabellos largos, lasios y negros, ojos vivos, redondos, carrillos rechonchos, sucios y pegajosos. Eran seis chiquitines, niñitos, que palmoteaban alegremente al compás de la canción que cantaban con sus vocecita:s infantiles. Y cantaban asi: -Asok tchi Badjat Asok 'tchi Umaidla Umaidla, cha-em-chem-chem ... . Cha-em-chem, cha-em-chem .... . Kabelbeldjat, Kubelbeldjat, madjare .... . Madjare, madjare, toré-toré .. . Toré-toré, bágoo-koo .... Bágoo-koo, bagoo Kalanka .... Nantilid tchi Puang-keé .... Pu-pu-ankeé Kisemba .... Kisemba-Kisemba-joo-joo! Eran seis; Pichai, Kétong, Kitong, Tapoi, Tingai y Kalub. Kalub, la niñita más pequeña del grupo, había estado muy malita. Los vecinos del pueblo, viéndola tan débil y demacrada, creyeron que moriría. Y llenos de compasión por la enfermita, se decían tristemente: "¡Morirá, morirá la pobrecita! Está tan delgada ...... singa anchi ipokel i angelto." En medi•o de la alegre algazara que armaban los pequeñuelos, oyóse de ,pronto la voz potente del Tambi-joog, que convocaba a todos los vecinos de la ftldea en la choza de K~sal, para recibir un EMPLEE UN DÍA DE VACACION 210 trocito de la carne fresca de carabao que acababa de ser llevada a la aldea. Cesaron los ruidosos palmoteos, callaron las vocecitas chillonas, y las seis cabecitas negras se volvieron de una, en dirección de donde iparecíá venía la voz del Tambo-joog, y escucharon atentamente, mientras levantaban el índice de sus manecitas para imponer silencio. -¡Debe haber algún buen trozo de carne en la choza de Kisaldijo quedamente Tapai a sus compañeros. -¿Té undawitka... iPues allá vamos! Y acto seguido se pusieron en pie, saltaron el muro de piedra, vadearon el lodoso riachuelo que corre <letras de la cabaña de Koreempap, y después de algunos instantes más de rápida marcha, llegaron a la choza de Kisal, e inmediatamente tomaron asiento junto con los vecinos del pueblo al rededor de un hermoso vacuno, un carabao, muerto. El animal, que pertenecía ai ganado de Binean, había sido hallado muerto entre las rocas de Kansbas. __:_Kasepa, a:bujog.... ¡Qué lástima!-exclamaban los del pueblo ¡y a está descompuesto! Pero esto no impidió que se hiciera la repartición entre los circunstantes, de la carne del animal muerto. Los seis rapazuelos recibieron también su parte, y luego llenos de júbilo, corrieron a sus chozas para dárselo cada uno a su madre. Y aquella noche toda la aldea comió de la carne del vacuno de Binean. Al siguiente día, amaneció Kitong enfermo y transcurrieron más días sin que el enfermo mejorara. Bwalasbas, el mambunong, dijo que Kitong había contraido el mal del carabao de Binean, porque Kitong, como el resto de los vecinos de la aldea, había también partidpado de la carne aquella. Y el .hechicero aconsejó que se exorcisara al enfermo, pues era este el único medio de aliviarlo. Y dirigiéndose al corral, cogió un huevo de gallina, y colocándolo cuidadosamente en la tierra, comenzó a mascullar unas frases misteriosas e ininteligibles. Y en efecto, a la mañana siguiente, Kitong !pudo dejar el lecho, y viósele junto con Tangai y Kalub, entregado a sus travesuras infantiles. El pobre padre de Kitong, Silas, había tenido un sueño desasosegado. La noche anterior, momentos antes del primer canto del gallo, casi ya a la madrugada, apareciósele en medio de su sueño, el alma de su difunto padre Anté, y con acento suplicante y dolorido le dijo: -Maniadka ni nuang .... Necesito un carabao. Celebra un kaniaw Kiad y sacríficame un carabao. Y dichas estas palabras desapareció. Quedó acongojadísimo y preocupado Silas, al despertar de aquel BUSCANDO UNA NUEVA SUSCRIPCIÓN sueño. . ¿Cómo sacrificar un carabao ..... cómo, si eran escacísimos sus recursos? No, se decía tristemente, no era posible, no podría satisfacer a su padre ..... Mas, el pobre Silas sentía escalofrios ·al pensar de que su padre le enviaría tribulaciones si no cumplía su voluntad. Así es que después de mucho titubeo, de reflexiones y cálculos, terminó por decidir que era menester celebrar el kaniaw. Y enseguida compró un carabao. Con el permiso de los mayores de la aldea, había escogido uno de tamaño regular, porque como Silas era pobre, sus humildes recursos no le petmitían hacer grandes g¡astos. Llegó el día del kaniaw, y el mambunung comenzó a primeras horas del día, a exorcisar dos jarros de tapoei que estaban en la choza de Silas. Y cuando hubo llegado la hora de las ceremonias, salió Silas de su choza, y cogiendo unos cuantos pedazos de bejuco "sap-sap", se 211 dirigió hacia el enimal que iba a ser sacrificado, y dióle unos cuantos laügazos. Terminada esta ceremonia, retiróse de nuevo a su choza. Cogiendo un afilado "gwasi" (hacha) un individuo asestó un fuerte golpe al pescuezo del animal, e inmediatamente otro individuo le hundió un cuchillo en el costado. Brotó la sangre a borbotones, y arrimando a la herida un receptáculo, recogieron hasta la última gota. Después de haber sido descuartizado el animal, pusieron a cocer al fuego las tripas, sangre, higado y corazón, que seria lo que reservarian para los espíritus, y para los que tomarían parte en las ceremonias del kaniaw. El resto de la victima fué cortado en pedazos, y cocidos éstos, y luego repartidos a la gente moza que se hallaba reunida en el solar. El rabo y la cadera fueron guar.dados para el día siguiente ..... (Continuará) ---·<tjP,·---Un niño, que deseaba instruirse, EL EFECTO Y LA CAUSA.- No preguntaba a su maestro. paso vez por la calle de la Montera, -¿Hace V. favor de decirme, qué se que no encuentre dos o tres entierros entiende por obra póstuma? en la puerta de San Luis, decía un -Se llama póst~ma, respondió el amigo nuestro. Pero, señor, ¿que ha maestr~. aquella obra, que escribe un de suceder en un pueblo, que tiene de autor después de muerto. setecientos a ochocientos médicos? Es --i··I-- claro. EL SACRIFICIO TRAE CONSIGO LA RECOMPENSA
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