Platica a las señoritas del dormitorio de S. Teresita en la fiesta de su patrona

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Part of El Misionero

Title
Platica a las señoritas del dormitorio de S. Teresita en la fiesta de su patrona
Creator
Agustino P. Santos Abia
Language
Spanish
Source
El Misionero V (7) Diciembre 1930
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
220 I> PAGINA TJERESIANA~ Plática a las Señoritas del Dormitorio de S. Teresita en la fiesta de su Patrona POR EL P. SANTOS ABIA, AGUSTINO. Sitio, tengo sed. S. Juan, XIX - 28. JÓVENES dormitorianas del Dormitorio de S. Teresita: Me pedis cuatro palabras acerca de vuestra celestial Patrona, y me veo precisado a tener que complaceros. Pues bien, al intentar hablaros de ese ángel, de ese serafín, de esa flor celestial, que con sus aromas está embalsamando el mundo, de S. Teresita, patrona y titular de esta casa, yo me he fijando en esa misteriosa palabra, que acabais de oir. Palabra divina, salió de los labios ya moribundos de Jesús clavado en la Cruz. Sitio, tengo sed. De qué, Jesús mio? De celo por la gloria de mi Padre; de amor por las almas. Del mismo modo, cuando se ha pasado un rato de conversación con S. Teresita, despues de haber leido esas admirables páginas, que exhalan de si aromas celestiales, y que se titulan: "Historia de un Alma", ·paréceos que volveis a escuchar el eoo de la misma misteriosa palabra; diríase que es ella la que llana todas las páginas, la que las inspira, la que las da vida; es también el eco que os queda de su lectura, sitio, tengo sed. Sed de qué? En qué os figurais que consiste esa sed? Es acaso sed de placeres, de galas, de modas y de diversiones, de amar y de ser amada .... ? Es la sed en que se abrasan, se consumen y pierden muchas de nuestras jóvenes de hoy? iAh, no! La sed de Teresita es .... sed de amar a Dios, de sacrificarse por Jesús, de ganar almas para Jesús. Al poneros, pues, delante la virtudes de S. Teresita, de esta angelical niña, en cuales otras deAYUDAD A LOS PORRES IGORROTES bía fijarme oon preferencia, sino en su sed ardentísima de amar a Dios? He aquí, pues, lo que me propongo, al tener el gusto de dirigiros una vez más la palabra. ¡Quién me diera que mis palabras llegaran a encendar en vuestros corazones una chispa siquiera de amor a Dios! ¡Oh, por cuán bien pagado me daría! No os contaré la historia de S. Teresita.... Quién no la conoce? Por otra parte, el temor de de profanar una historia que tan inimitablamente nos ha contado ella misma, sería razón más que suficiente para no intentarlo siquiera. Nos encontramos en presencia de una de esas flores de la naturaleza, cuyos suaves aromas os embriagan, cuyos vistosos colores os extasían. Aspirad enhorabuena el suave aroma que exhala, gozaos con su vista; pero, jpor Dios! no la toquei,s, no intenteis tocarla, porque os encontraríais con la desagradable sorpresa de ver como se van cayendo al suelo aquellas hojas galanas cuya hermosura os había cautivado. Pero al tratar de monstraros el amor, para con Jesús, encerrado en el tierno corazón de esta Niña, ¿no tlioperoré con la misma dificultad? ¿Cómo ipodría yo deciros caales fueron sus sentimientos, sus traisportes de amor a Jesús, si estas cos8is, como ella misma nos ha dejado escrito, no pueden traducirse al lenguaje de la tierra, pierden su fragancia cuando se las espone al aire? De este apre221 tamiento, de esta dificultad en que me encuentro, yo no acierto a salir, sino es valiéndome de sus mismas palabras. Emmudezca, pues, mi lengua y sea ella, S. Teresita, quien os hable. Sabais que, caso excepcional en la naturaleza, a los dos años y medio, le fué concedido el uso de la razón. Pues bien, ¿será aventuradi el decir que desde aquella fecha le salió al encuentro el a.mor de Jesús, que desde aquella fecha su alma y la de Jesús se encontraron, se abrazaron, se unieron :para no separarse ya más? Tenía solamente tres años, cuando escribía su santa madre: El otro día me preguntaba Teresita si iría al cielo? Le contesté: si eres buena si que iras. ¡Ay, mamá, si no fuere buena, iría al infierno? Aqui teneis a una niña de treS . años, suspirando por el cielo, temerosa de ir al infierno. Pero sigamos un poco más, adelantemos unos pasos. ¿Visteis al astro de la noche, apareciendo en el horizonte, escaso de luz al principio, luego un poco más brillante, hasta que al fin consigue mostrársenos en toda su redondez y esplendor? Pues tal me parece a mi esta niña priv:ilegiada: es como la hermosa luna de la noche, que va creciendo, siempre creciendo en amor. Hemos llegado a la edad de once años, fecha memorable de su primera comunión! iOh qué dulce, qué tierno y efusivo debió ser aquel ·encuentro de Teresita y Jesús! Si pude hablaros antes de abrazos, uniones .... ahora le llamaHACEDLO POR AMOR DE CRISTO 222 ré fusión. "Sentíame amada, nos di<:e ella misma, y repetía a mi vez: os amo.... me entrego para siempre. Aquel dia no puede llamarse·nuestro encuentro simple mirada; sino verdadera fusión." ¿Comprendeis el significado de esta palabra? Pues yo os lo diré con un ej.emplo. Cojed dos gotas de agua, unidlas. Qué ha sucedido? Se han mezclado, se han fundido; ya no podreis distinguir más una de otra. Pues lo mismo nos dice Teresita que sucedió en el dia feliz de su primera comunión; su alma y la de Jesús se unieron para confundirse, ya no fueron dos almas, dos quereres, dos amores. Teresita había desaparecido, como la gota de agua se pierde en el océano. Jesús quedaba solo, como dueño y Señor. Desde aquel momento, hermanas mi.as, Teresita quedó transportada, fuera de si, enloquencida; porque el amor, cuando es fuerte y verdadero, hace enloquecer por el amado. Vedla. No sabiendo, una noche, cómo demostrar a Jesús su amor, sus ardientes deseos de verle amado en todas partes, se le ocurre pensar que del infierno no se elevará un solo acto de alabanza y de amor a Jesús; entonces, fuera de si, exclama que desearía ser para siempre sumergida en el infierno, a fin die que haya alli, en aquel lugar de blasfemias, un alma que ame, que glorifique a Jesús. Dónde fueron, hermanas mías, aquellas ansias del cielo, aquellos temores del infierno, que le asaltaban cuando pequeñita? Todo, todo ha desaparecido, para dar paso uni<:amente al amor. Ah! "No son riquezas, ni gloría, ni siquiera la gloria del cielo (nos dirá un poco más tarde, ya enferma, próxima a desojarse como una flor a los ardientes rayos del sol), lo que me atrae, lo que yo pido, lo que anxío, Jesús mio, es amaros." Lo hemos dicho todo ya? No. Veamos otras nuevas manifestaciones del amor de Teresita. El amor, hermanas mias, no sabe estar inactivo y oculto; como el fuego, si le comprimis y tratais de encerrarle, romperá y estallará con gran ímpetu. Qué no será capaz de hacer un corazón apasionado por el objeto de su amor? Con qué ímpetu, con qué fuerza, las palabras, los deseos del amado reper;cuten en el corazón de quien ama! Por eso es que todos los santos, las almas todas donde logró prender una sola chispa del amor a Jesús, al oirle exclamar: sitio, tengo sed, me abraso, me consumen los deseos de salvar almas, han sentido como ansias infinitas de calmar esos deseos, de ofrecer almas al que por salvarlas, murió en una cruz. Pues bien, he aqui una nueva manifestacion del amor de Teresita. iAh! ¡Cómo es cierto que el celo por la salvación de las almas abrasaba su tierno corazón! ¿Qué no hubiese dado ella, qué sacrificios no se hubiera impuesto porque un alma menos ofendiera a Jesús y le amara un alma más? DIOS PREMIA LA GENEROSIDAD Escuchad los arrullos de esta inocente tortJolilla. Un domingo, dice, al cerrar el devocionario, despues de misa, una fotografía de Jesús quedó algo fuera, asomando una de sus mano~ perforada y ensangrentada. Al verla .... partióse mi corazón, al contemplar aquella sangre preciosa que caía en tierra, sin que nadie se apresurase a recogerla.. Desde aquel dia el grito de Jesús morfüundo: tengo sed, resonaba a cada instante en mi corazón y le encendía en un amor vivísimo hasta entonces por mi desconocido. Anhelaba dar de beber a mi amado; sentíame yo también devorada por la sed de almas, y quería a todo trance arrancar a los pecadores de las llamas eternas. ¡y era todavía una niña cuando esto sucedía! Pues oidla, un poco más tarde, cuando ya madura y seca la espiga, comienza a inclinarse sobre su tallo; oidla, digo, exhalar entonces sus últimos arrullos, sus últimos gem~dos, sus deseos y aspiraciones últimas: "Quisiera, dice,· recorrer toda la tierra, predicando vuestro nombre, y plantar, amado mío, en tierra infiel vuestra gloriosa cruz. Mas no me bastaría una misión, pues desearía anunciar a un tiempo vuestro evangelio en todas las partes del mundo, hasta en las más lejanas islas! Quisiera ser misionera,ino solo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo, hasta la consumación de los siglos .... " Asi, hermanas mias, esta blan223 ca paloma, milagrosamente salvada del diluvio, en que hoy el mundo se anega, se abrasaba hasta consumirse de amor. Visteis alguna vez manso pajarillo caer herido, y luego como a cada movimiento, a cada latido de su pechezuelo, va dejando escapar una gotita de sangre, hasta quedar al fin rígido, insensible, muerte? Pues así Teresita. Presa del.águila celestial, herida del divino amor, cada palabra, cada suspiro, cada latido de su corazón, eran otros tantos actos de amor, en que la vida se le iba escapando, hasta que llegado el treinta de Septiembre de 1897 abraza.da al crucifijo, con la vista fija en el crucifijo: "Le amo, dice, Dios mío .... os amo .... " y entrega su alma a Jesús, cuando solo habia cumplido venticuatro años. Al llegar aqui, hermanas mías, al tener que imponerme silencio, a fin de no cansaros, debo manifestaros que ne:::esito hacerme violencia. iCon qué satisfacción seguiría yo desojando las flores de las virtudes de la santa, para que tuvierais ocasión vosotras de deleitaros con los suaves aromas que exhalan! Al dejar de seguir hablandoos, me sucede lo que al caminante, que, sintiéndqse abrasar de sed, y comenzando a aplicar sus secos y ardientes labios a un vaso de agua fresca, se le obligara a separarlos, quitándole el vaso. Y ahora.qué me resta, sino exhortaros, poniendo en ello todo mi ameis a Jesús tanto, si cabe, como 224 corazón, al amor de Jesús, a que le amó Teresita? Porque Jesús, hermanas mías, sigue teniendo sed de amor; hoy más que nunca está sediento de amor, y no encuentra quien se lo de. El mundo tiene sus amadores apasionados, Satanas los tiene tambien; solo el pobre Jesús se ve en la precisión de mendigar amor, y apenas lo encuentra. ¿Se lo daréis vosotras? ¿O es que no tiene Jesús derechos a vuestros corazones, a vuestro amor? iAh! ¿Quién le precedió, quién le aventajó en amaros? ¿Que otro amor fué tan firme, tan constante y desinteresado, co~o el suyo? Que el ejemplo y la intercesión de S. Teresita hagan de vosotras constantes y apasionadas amadoras de nuestro Señor Jesucristo. --·.tjP,-IN MEMORIAM tos ROGAMOS Señor absolvais de todo vínculo de pecados las almas de vuestros siervos: Gregoria Gorospe, Laoag, Ilocos Norte; Sixta Peres, Mandaue, Cebu; Tir30 de Paz, Vedasto Abadines, Dulag, Leyte; Andrea Reyes, Raymonda Hernandez, Gapan, Nueva Ecija; Felicidad Bitasa, Dominga Ursia, Alfonsa Romanes, Majayjay, Laguna; Juana Zornosa, Pasay, Rizal; Dominga Natividad, Dagupan, Pangasinan; Hilaria L'.Jlengco, Naga, Camarines Sur; Maximina Arbiol, Matalon, Leyte; Loreto Ocampo, Bruna Santos, Roque Pimpeño, Agustin Lorenzo, Camela Berna!, Segunda Calingo, Felipe Gomez, Pasig, Rizal: para que en la gloria de la resurrección vivan entre vuestros santos y elegidos. Por nuestro Señor Jesucristo que con el Padre y el Espiritu Santo vive y reina por todo3 los siglos de los siglos. Amen. Cum licentia ecclesiastica
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