El Aglipayanismo es Herejia Dios es distinto del mundo.pdf

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Diciembre ESTUDIO 22, 1923 El Aglipayanismo es Herejía DIOS ES DISTINTO DEL MUNDO . .: A filosofía cristiana nunca ha podido admitir la afirmación absurda e impía de Thiberghien al afirmar que "tanta imposibilidad se encuentra en que viva Dios sin el mundo, como en que e:rista el mundo sin Dios". Verdad fuera de toda duda la segunda parte, para los verdaderos pensadores y filósofos sinceros; porque como quiera que no hay efecto sin causa, no pudo habu existido el mundo sin la voluntad y creación divina. Pero la primera afirmación es a todas luces absurda y ridícula. La causa racional, es libre para obrar o no obrar, para producir un efecto o dejar de producirlo. Porque ¿no son acaso libres el relojero, el pintor y el escultor para realizar sus obras? El principio absurdo de Thiberghien podría aplicarse a todas las acciones de los agentes libre.~ en esta forma: tan absurdo es que exista el Moisés de Miguel Angel, como que exista Miguel Angel, sin su Moisés. Tan absurdo ·es que exista la torre de Eiffel sin Eiffel, como que exista Eiffel sin la torre Eiffel. Absurdos que nadie que estime su dignidad de pensador serio, podrá admitir jamás. Ahora bien "la filosofía cristiana iluminada por los celestiales rayos de la revelación divina, y advertida por ésta de que Dios es un Ser independiente del mundo. . . ha demostrado en efecto que Dios como Ser absoluto, necesario y a se ... todo cuanto tiene es en virtud de su misma esencia, no pudiendo recibir nada de nadie, ni darse a sí propio una cosa que antes de recibirla, no la tuviera, según aquel celebérrimo axioma que dice: Nadie da lo que no tiene" (P. M endive). Los pánteistas, materialistas, monistas y filósofos incrédulos llegan a afirmar que, aun cuando admiten la existencia de Dios, éste no es realmente distinto del mundo; puesto que todas las criaturas son evoluciones sucesivas de ese primer ser eterno, sin que se separen de él, ni vengan a ser otra cosa, que él mismo. Pero eso equivale a suponer a Dios finito e infinito a la vez, eterno y temporal, etc., absurdos que no merecen el honor de ser refutados, por su. desmesurada monstruosidad y palmaria aberrración. El mundo, como efecto, ha de ser necesariamente distinto de su causa creadora. Dios, en cambio, no necesita para nada del mundo para existir; y efectivamente desde toda la eternidad existió sin que le hiciera falta este acto temporal que llamanws creación. Hay, pues, distinción real entre Dios y el Universo, como la hay entre cualquier artífice y su obra. Dios, conforme enseña la sana filosofía, no necesita para nada del mundo para su felicidad, ni produce el mundo, como afirma el panteísmo por necesidad esencial, sino por un acto libérrimo de su naturaleza; y el mismo orden, grandeza, hermosura y perfección, que en el mundo resplandece, es el que ha querido Dios darle, entre las infinitas variedades que hubieran podido escoger su sabiduría y poder, si lo hubieran querido. ¡Nosotros nos agotamos; pero la sabiduría y poder divino son infinitos! ¡Qué aberración tan lamentable la de los miserables panteístas, cuando nos describen a Dios como una mera máquina, que va desarrollando fatalmente sin cesar este Universo contenido en sn propio ser sin qne pueda parar un instante en su precipitada carrera, ni tenga libertad para hacer otra cosa que la que está ejecutando en cada instante! ¡Qué insensatez! ¡Qué modo de rebajar la esencia y voluntad de Dios a los pies de sus mismas criaturas racionales, que somos libres en nuestras acciones! En cambio ¡qué claridad no derrama sobre todos estos problemas la filosofía iluminada por la revelación! Este mnndo que contemplamos tan bello en su conjunto, tan armónico en sus partes. tan ordenado en sus relaciones de unas criaturas con otras, tan artístico, tan arrebatador, brotó de un solo deseo de Dios, de una sola palabra suya creadora, del fiat sublime del Génesis. Pero con todo, Dios después de su admirable creación ad extra, permaneció tan feliz, tan eterno y tan sabio, como existió antes de crear cosa alguna. Y cuando en el último día de los tiempos los cielos se replieguen sobre sí mismos, como un abanico gigantesco, y cuando la tierra padezca desmayos, y el sol recoja su luz, y se apaguen las estrellas", segnn la hermosa frase del gran Donoso Cortés, permanecerá él solo, sin sombra de mudanza ni alteración en su ser eterno. P. DE ISLA. r:AVAlfllA, ABOITIZ & AGAll 1 ABOGADOS 1 Roxas Bldg. N.o 212 Tel. 572 Vol. II. -11- Núm. 51
Date
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted