Enla cueva de belen.pdf

Media

Part of Estudio

extracted text
Diciembre ESTUDIO 22, 1923 guas de fuego; para el pueblo fiilipino la lengua de sus Apóstoles en la prensa y en el libro no es de fuego, sino de humo y de hielo. ¿Quién tiene motivo y derecho para acusar a la masa su falta de celo y de ardor en confesar su fe? De esa manera se ha fatalmente restringido el campo de batalla entre la gente ilustrada, siempre muy reducida; el honor de portar y cruzar armas ha sido reivindicado como monopolio por los caba"lleros y rehusado a los plebeyos. Por cierto no negaré yo la utilidad y aun la necesidad de esas peleas aristocráticas, pero más interesa a la Religión y a la Patria la suerte de unos nueve millones de humildes que la conveniencia de algunos millares de personas que se creen y dicen selectas. Mejor sería hacer lo uno sin descuidar lo otro. Cierto además que es preciso ilustrar, depurar y rectificar las opiniones de la clase alta, pero no menos necesitado de dirección está el pueblo donde radica la gran fuerza de la Iglesia y del Estado. Yo comparo al escritor o periodista inglés o español en Filipinas a un pescador de caña con su anzuelito y al escritor vernacular pescando con la red de San Pedro. ¡Oh, si se encontrase media docena de pendolistas tagalos y otros tantos bisayas, del empuje, del valor y de la ciencia de los redactores de Estudio! En muy corto tiempo habrían movilizado y organizado las huestes católicas. Porque el pueblo filipino es, lo sé por experiencia, muy bueno, dócil, de recto criterio y amante de justicia; no ha sido contaminado de pecados ajenos como los filosofillos e ilustradillos. Entérense un poco los que duden de mi criterio, de la opinión de los clérigos indígenas y extranjeros, pregúnteseles si no prefieren trabajar en medio de la clase filipina sin más aditamentos. De estas consideraciones, ¿qué vamos a concluir sino que antes de censurar al pueblo filipino de indolente, apático egoista y dormilón, sería conveniente por lo menos ponerse al habla con el pueblo, organizar por medio de la prensa vernacular el apostolado del pueblo, demostrar celo e interés verdadero y práctico para con el mismo? Si así se hiciese, no temo engañarme al pronosticar un éxito halagüeño que cambiaría los más pesimistas en optimistas entusiasmados. CANTA-CLARO. Holanda, octubre de 1923. 1 a quien AUGUSTO DIVINO'*""' -Bien agrndezco -¡Qué bien hablado, tus atenciones, Jesús Lucero! 1 proclama, al justo, ¡bellos florones Trnbajar quiero, . la Creación; del corazón! con gran tesón, de frío, en pajas, Mas en tu Patria porque mi Patrw, verte aterido, hay herejías, de hoy nuís, ostente todo transido, con demasías muy diferente me da aflicción! de ofuscación. decoración. Vente conmigo, Y no me causan, Pero, tú infunde, Infante tierno, ni en cien mil cuentos, Divino Niño, a do el invierno, los elementos con tu carifío es de ficción; la desazón, y bendición, a Filipinas, que me producen perenne aliento, plantel de perlas, las muchedumbres, que se dilate, que sólo el verlas con ciegas lumbres y asfixie y mate ¡ya es suspensión! de ilustración. la irreligión. Porque sabemos, Allí la vida, Procura, amigo, que a multitudes es más serena; que en tus hermanos, las laa•itudes la gente es buena malos cristianos de presunción, de condición; por turbación, las descomponen, te obsequiaremos luzcan y brillen, por sus posturas dándote fieles con sus encantos, con ligaduras a gustar mieles los frutos santos de corrupción. sin parangón. de Redención. UN FILIPINO. Vol. II. -3- Núm. 51
Date
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted