Emparedados

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Part of Estudio

Title
Emparedados
Language
Spanish
Year
1924
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Julio ESTUDIO 26, 1924 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ 1 ~m\>ateaaaos 1 sistema parlamentario es una calamidad. Lo reconocen yá hasta los charlatanes. Dirán algunos que ello es demasiado crudo para decirlo sin prólogo de preparación. Pero cada cual posee su iiiosincrasia y hay que juzgar al hombre a través de ese prisma personal. La nuestra gusta de la lín~a recta y es enamorada de la concisión cuando se trata de encerrar un pensamiento en la cárcel de los vocablos. Cuanto menor fuere el número de los empleados para el caso, mejor. La meta de la economía. Cuanto más intensa llegare a ser la fuerza de la e:rpresión dentro del laconismo límite, miel sobre hojuelas. Aspiración suprema de la mecánica. De acuerdo con ,,..,tos principios científicos hemos sentado la primera afirmación . . El sistema parlfl.mentario es una calamidad proUjica ... Digna émula de aquella reina india Soumati, la cual parió sesenta mil de una vez . .. Y dentro de una calabaza. Es decir, den.tro de un salón de sesiones. Cuando una institución es radicalmente mal],, de nada sirve que la integren elementos de valer. Podrá el prestigio de éstos cubrir los lunare3 fundamentales de aquélla. Podrán la honradez y el trabajó, equilibrada,nente amalgamados, comunicarle apariencfos de carácter beneficioso. Hasta conseguirán despertar en el eleniento gregario de la Nación el convencimiento de se1· una corporación insustituible. Pero la columna i·ertebral del organismo esti roíqa por la espondilitis inicial y a la corta o a la larga tiene que caer en manos del ci1·ujano. ' El cual posponiendo acaso el bien del individuo al de la comunidad, provocará quizá el desenlace de la enfermedad. Claro que no a la ruelta de cada esquina se tropieza ccn un genera.l Pavía . .. Ni tienen todos los entorchados las oc1ffrencias del "fiero corso" para deshacer a zapatazos el Consejo de los Quinientos . .. Aunque hubiúan sido mil.. . Bueno estaba a la sazón el 1•encedor de los mamelucos para aguantar cosq1iillas de unos parlanchines que ni sabían cargar un fusil. La simpática Fernin Caballao tenía razón en quejarse de la injusticia masculina al juzgar tan ligeramente a la mujer. "¡Tienen cara, e:rclama, para llamarnos habladoras en el siglo de los discursos, arengas, improvisaciones y alocuciones! ¡Y luégo dirán los hambres que no sabemos callar!" Bien dicho. Estamos de todo en todo conformes con la defensom de la bella mitad del género humano. Con mayor motiuo que nos motejan de "sexo feo'', con causa infinitamente más poderosa de la que tienen para favorecernos con el titulo de "sexo fuerte" ... ¡Ejem! ¡Sea:o fuerte! Pudieran tildarnos de "se:rn charlatán". Y no podríamos adu~ir pretexto alguno para protestar. Porque es la 'verdad. Aunque nos duela. Tirar la cara es lo que impm·ta, que el espejo no hay por qué ... Y no nos miren de reojo los parlamentarios por esto que venimos diciendo. Que en las naciones civilizadas es yá cuanto hemos afirmado opinión general. Que aun allá dijo uno de. ellos, y fué nada menos que Gambetta, cuando se levantó a hablar del proyecto de ley. de amnistía relativa a los criminales de "la Commune". Se habia hablado tanto ?J tan estérilmente que, al subir a la tribima, e:rclamó: "La questión n'est pas mure, elle est pourrie!" Ya beneficio de nuestros diputados y senadores daremos la versión a la lengua de Castilla. Vol. IV -8- Núm. 82 Julio ESTUDIO "El asunto, dijo Gambetta, no está maduro, es que está podrido!"' Y eso sucede la mayoría de las veces en nuestros parlamentos: pudren la cuestión. Y el amor a la higiene nos pone en el caso de "Qarrer todo lo corrupto. Si estuviese en nuestra mano imitar la gallarda actitud de Pavía y Napoleón . .. 26, 1924 "Le parlamentarisme épuise la France", ha ~scrito en la "Revue Hebdomadaire'' el gran Bourget. Lo cual viene a ser una aplicación particular del apotegma que encabeza estos empa.redados. · "La historia parlamentaria, dice el autor d "Le Divorce", es un interminable relato de corrupción intelectual". Verdad es que también esto suena un poquill) fuerte, pero yá no lo dice un pobre pastelero como yo. Y para los entendimientos plebeyos, y son lo más aun entre diputados y senadores, el mérito de la tesis está en razón directa de la autoridad lel enunciador . . La nuestra es sobrado mezquina, porque teiemos las manos en melaza o, cuando más, en sacarnsa de mediana cristalización. Pero, en cambio, la de Bourget vale por cua ·enta diputados de cualquier parlamento . .. Y no digo más porque me acuerdo de Sotto, a quien no le llega la camisa al cuerpo, y nos mueve a lástima su apostura conejil . .. Tod0t cuanto va dicho es en el supuesto de es~ar compuestos los Congresos y Senados de individuos de reconoqida calidad. Y es que no hay valor personal ni fuerza de voluntad que pueda curar las dolencias constitucionales del sistema parlamentario. Mas si a esto. se añade el error de llevar a la,; Cámaras ciudadanos de discutible personalidad, nada hemos dicho en nuestra frase inicial. Porque entonces resultan los parlamentos la calamidad de las calamidades y todo calamidad. Vamos a ·/Jer: ¿qué nos hacemos, por ejemplo, con legisladores como don Vicente Sotto? ¿Qué méritos tiene ese señor para sentarse en la poltrona del salón del mármol correspondiente al Diputado por el Segundo Dfatrito de Cebú? ¡Maldigo del sistema electivo, si nos ha de proporcionar tales resultados la elección! Uno de los primeros proyectos de ley o reso ución presentados a la nueva Legislatura es de Sotto. Y pide en él que se investigue a cuantos intervinieron en los asuntos del Banco Nacional. ¡Recato! A ese paso se reducirá la labor de los d·iputados a satis/ acer venganzas personales o la impotencia de la envidia. Yo pido que se investigue el histo,rial cívico de todos los Representantes de la Nación. Y si hubiere entre ellos alguno que haya sido alguna. vez suspendido judicialmente del ejercicio de su profesión por darse a prácticas inmorales . .. Que se le arroje incontinente del salón 11 quede pri1•ado del derecho de ser elegido y de ser electoq·, ¿Acepta el Hon. don Vicente Sotto, Diputado por el Segundo Distrito de Cebú, este proyecto de ley? ¿Me promete votar a su favor? Porque en ta caso lo presento ... Pues tengo en la Asamblea un buen amigo que está dispuesto a barrer . .. El Senado ha citado al Hon. Agoncillo a dar explicaciones de su proceder. El Hon. Agoncillo ha contestado a la Cámara Alta que no ha menester de andadores. ¡Bien, hombre, bien! Pe1'o muy requetebién. ¡Caray! ¡Aquí jase farta un ·hombre! Y lo es de cuerpo entero el Secretario del Interior. Antes romperá el nombramiento que acceder a los caprichos de Un Senado1'. Y hará perf ectísimamente. ¡Lástima de las botas del general Pavía! ¡Lástima de las polainas de Napoleón! Nos han dicho que cuando Sotto se enteró del gesto del Hon. Agoncillo, sonrió. Se sonrió, con sonrisa de conejo, diciendo para su pelleja: "¡Si yo pudiese hcicer otro tanto con esos oscurantistas de ESTUDIO"! Es decir, no nombró a ESTUDIO. Lo tuvo en la punta de los labios, pero no salió. Se los hubiera quemado. ¡Pobre 'conejito! Vol. IV -9- Núm. 82