Declaraciones del ministro de asuntos exteriores de Espana
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Part of Espana Boletin Informativo
- Title
- Declaraciones del ministro de asuntos exteriores de Espana
- Language
- Spanish
- Year
- 1952
- Fulltext
- Declaraciones Del Ministro De Asuntos Exteriores De España a Un Periodista De La Agencia Logos Merced a ]a Providencia y bajo la guía de Franco, h1 política exterior de España registra en el año 51 no pocos acontecimientos venturosos. Es uno de los primeros lo que· se ha dado en llamar la "vuelta a la normalidad diplomática". Abandonada, al terminar el anterior, más pcr torpe que por injusta, la política ele aislamiento que Practicaron con España las Naciones Unidas, los gobiernos dejaron apenas transcurrir el plazo necesario para salvar el pudor ele una rectificación tan ruidosa; y, con el nuevo año y todo a lo largo de él, comenzaron a llegar a Madrid Embajadores y Ministros, hasta hacer de la ceremonia de presentación de Credenciales de cada jueYes uno de los atractivos del turismo madrileño. En 1946, la ONU, al dictado de Rusia, se había propuesto que en Madrid no hubiera Embajadores ni Ministros, y llegó a conseguir que el número de Embajadores se redujera a tres y a cuatro el de los Ministros Plenipotenciarios, siendo todos los demás Encargados de Negocios. Pues bien, el año termina con un Cuerpo Diplomátfo::> compuesto por veinticuatro Embajadores, dieciocho Ministros Plenipotenciarios y sólo dos Encargados de Nagocios. No creo que nunca en la Historia -que los investigadores me rectifiquen- se hayan r·eunido en la capital de España número tan elevado de Jefes de Misiones extranjeras. Los primeros triunfos electora.les. Llamada también España, en comenzando el año. al seno de los Organismos de carácter técnico de las Naciones Unidas, ha ido entrando en aquellos que la :nteresaba. Hoy pertenece a seis Agencias técnicas y ha alcanzado puestos en el Consejo Directivo de tres de ella~; La Organización de Aviación Civil (ICAO). la Meteoroló~ica (WMO) y la de Agricultura y Alimentación· (FAO). La elección para ésta última ha sido, .además, una revelación para las grandes Potencias. En Asamblea, en que estaban representadas sesenta y dos Naciones y en lucha contra el candidato de una Nación dignísima, al que apoyaban las principales Potencias y al que se inclinó, precisamente por votar contra España, el bloque 80viético, tras dos empates, triunfó el nombre de España por el voto perseverante y fervoroso de casi todos los país.as de nuestra sangre y del mundo islámico. En cuanto al ingreso en la propia Ore:anización de las Naciones Unidas, la verdad es que España no lo ha solicitado nunca, porque es dudoso que en el presente estado de la Sociedad le interese pertenecer a ella. Y, sin embargo, en el seno de la Asamblea, ahora reúnida, se han dejado oir un día y otro voces amigas que llaman a España Para participar en las tareas de ese areópago. Los países amigos. Siempre en lugar preeminente la Santa Sede y Portugal, por la inalterable fidelidad de nuestras relaciones con ·ellos, la comunidad de naciones a que, por ley de naturaleza, E~paña pertenece: el mundo hispánico, y aquella oh;a que le tiene por suya: el mundo árabe, aprietan cada día más sus lazos con nosotros como si quisieran compensar n nuestra Patria de la incomprensión y el des\'Ío de alguna de las llamadas grandes Potencias. ESPAÑA Innúmeras han sido, en este año, las pruebas recíprocas de esta amistad. La \'isita del Presidente de fa República de Filipinas y de los Ministros de Relaciones Exteriores de Portugal, Paraguay, P~rú, Venezuela y Colombia. por no citar sino las más culminantes; ln acogida cli~pensada a los españoles en Asamblea:-:; y Congrei-ms políticos y culturales, y singularmente su triunfo en el de la Unión Latina, celebrado durante el otoño en Río de Janeiro; la copiosa concurrencia a la primera Exposición Iberoamericana de Arte y al Congreso de Seguridad Social Iberoamericano; y los Tratados de amistad, de relaciones culturales, de comercio y da navegación aérea suscritos, en sólo un año, con doce de esos países, nutren ese capítulo de nuestra política exterior. Fuera de esto, deben mencionarse las señales d::! afecto que significan las condecoraciones otorgadas por sus gobiernos, tantas que, con verdad, puede decir el Generalísimo Franco, y aún su Ministro de Asuntos Exteriores, Que cuando visten de gala llevan sobre su pecho a casi todos los países que rezan en ~spañol o hablan en árabe. Otra sorpresa para el mundo ha sido el proceder admirable de los pueblos islámicos respecto de España cuando han tratado en las Naciones Unidas su<> ph~i tos con otras Potencias y en particular en cuanto al problema de Marruecos, conducta que ha demostrado que es sincera y firme la amistad que profesan a nuestra Patria, en contraste con la ·encarecida opinión que otros países encuentran en ese mismo Oriente. En todos los idiomas, ha oído quien esto escribe la frase de que no hay en la actualidad mejor mediador que España entre el mundo occidental y el mundo islámico; y esta frase es muy cierta, porque la simpatía que siente por nosotros la Nación árabe se ha extendido, a favor de la común religión musulmana. por los pueblos asiáticos de otras razas, que han sido también ganados para la causa de España. La defensa de Europa. Los conatos de una Organización federativa de los Estados europeos deben confesar que han merecido de España escasa atención, apenas la necesaria para fines informativos, por cuanto los españoles no tenemos mucha fe en tales intentos. La Europa de hoy, más dividida que lo haya estado nunca por fronteras políticas y militares, ¿cómo puede soñar con una integración unitaria si apenas alcanza a mantener un mínimo equilibrio? Pretender, como se venía haciendo en Estrasburgo, nada menos que una fusión política, la creación de los Estados Unidos Europeos, era construir una casa sin cimientos. Por eso, según confesión de uno de los proyectistas. el Sr. Spaak, el edificio se ha \'enido abajo con estrépito. Antes de Pensar en la unificación política del Continente europeo habría que conseguir una relativa anidad cconó!uica, una cierh;. conexión cultural y, ya que no una mínima homog-eneidad ideológica, cuando menos un elemental respeto mútuo a las di\·ersas posiciones políticas y el acatamiento debido a las normas de buena vecindad que hagan siquiera posible la convivencia. Mús complejo s<• ofret·e nut•stro pa¡wl <'11 la dl'ft•n:-;a de Europa. Las actitudes exteriores de Espafia responden a criterios de absoluta sinceridad, por lo mismo que las horas son graves y no admiten posiciones engañosas. Con este espíritu el Gobierno de Franco no puede mirar ilusionadamente los pasos que se van dando para la defensa del Continente contra el imperialismo soviético. Discrepa, por de pronto, del objetivo mismo de esos planes. Según ellos, con el Pacto Atlántico <;f' trata de prel'lervar a la~ democracias occidentales de! peligro de nuevas agresiones totalitarias. Pero España entiende que están clamando justicia las agresiones ya consumadas por parte del Comunismo ru~o al sojuzgar todos los pu2blos del Oriente europeo y el más vasto y poblado del muncb asiático. El objetivo primordial, por tanto, de cualesquiera planes militares de la Cristiandad libre deberá ser el rescat2 y la liberación de esos pueblos hermanos que sufren la opr2sión más espantosa. Errado el objeth·o, son, asimismo, falaces los medios puestos en juego para alcanzarle. Y así no hay proporción alguna entre el duro sacrificio que la empresa exi~te y los menguados esfuerzos que las Naciones europeas ponen a contribución en el Plan. El "Pact~ directo". Por eso el pueblo español ha optado por preparar por sí mismo, d-2 acuerdo siempre con su veci?io Portugal, la parte que le quepa en la defensa de esa amenazada Europa, empezando por afianzar la seguridad del propio solar ibérico, siempre que cuente con la ayuda directa de los Estados Unidos de América. Luego del nombramiento de Embajador y de la concesión de los primeros crédito1:11, con la visita del malogrado Almirante Sherman, el mejor abogado de esta causa, se abrió en el verano último el primer p2ríodo de esta nueva fase de inteligencia hispano-norte-americana, a saber: el periodo puramente informativo, el cual acaba de cerrarse con los informes Spry y Suffrin; y es de esperar, juzgando por les anuncios americanos. de estos días, que comience pronto un segundo período de conversaciones en qu2 se negocil.' la ayuda económica y militar a nuestra Patria. Bajo tal·es auspicios se cierra un año, para dar paso a otro que se abr·2 con la visita a puertos españoles de una poderosa escuadra que navega bajo la insi~nia de las barras y las estrellas; y es d-e justicia consignar, en este momento, el celo y el tacto. que .zl Embajador de lm-i E~tados Unidos, Mr. Stanton Griffis, viene poniendo en la cam-ia de esta amistad hispano-norteamericana. Inglaterra y Francia. A impulso de una política realista, la Gran Bretaña y la República Francesa han seguido, aunque de Página 4 lejos Y perezo:~amente. la e\"olución internac:ional que nos es fa\·orable. A ello han contribuido también. en el año transcurrido, los cambios electorales acaecidos rm ambos países, cuyos nue\"os Gobiernos parec:en mostrarse mejor dispuestos para las cosas de España, unH vez reintegrados a Madrid sus respecth·os Embajadores. Así se deduce de recientes declaraciones d<!l Foreign Office y del titular del Quai d'Orsay, aunque. de momento, apenas si P.!:las palabras s2 han traducido en hechos, aparte el terreno comercial. en que, por su propio interés, ca:-ii no se habían alterado nuestras relacione:-i. Gibraltar. OTRA NOVEVAV IMPORTANTE VEL AÑO HA SIDO EL PLANTEAMIENTO QUE LA IMPRESCRIPTIBLE RECLAMACION ESPAÑOLA DEL PEI'ION DE GIBRALTAR HA RECIBIDO DE LA MAXIMA AUTORIDAD DE NUESTRO ESTADO. AL DISTINGUIR, SABIAMENTE, ENTRE LA SOBERANIA DEL TERRITORIO Y EL USO DE SUS INSTALACIONES MARITIMAS. LO QUE MAS IMPORTA A LOS ESPAI'IOLES SE HA PUESTO EN CLARO QUE ES LA REINTEGRACION DE LA PLAZA A LA SOBERANIA NACIONAL: QUE ONDEE SOBRE ELLA LA BANDERA BICOLOR Y QUE SEA REGIDA POR SU LEGITIMO AYUNTAMIENTO, LO DEMAS, ESTO ES, LAS INSTALACIONES MARITIMAS, SON BIENES CUYA EXPLOTACION, ACASO CONJUNTA O BIEN ARRENDADA POR UN TIEMPO, PUEDE SER NEGOCIADA CON INGLATERRA. UN CLAMOR INTERNACIONAL CASI UNANIME HA ACOGIDO DE MODO FAVORABLE ESTA ACTUALIZACION DE LOS DERECHOS DE ESPAI'IA QUE, POR LA FUERZA DE SU VERDAD, NO HA DE TARDAR EN ABRIRSE PASO. Las efeméridades políticas que tan brevemente quedan recapituladas no son una mera sucesión ~e acontecimientos casuales o debidos a voluntades ajenas. A salve siempre la divina permisión, son hechos de nuestra Historia, y como tales forjados por nuestro pueblo. Esos triunfos de hoy se deben tan sólo a la ~c titud firme y altiva que el pueblo español mantuvo, Dios sabe con cuanto ~.acrificio, durante el acoso internacional del anterior quinquenio, actitud de entereza que encontró en el Caudillo su más alto intérprete y su mejor guía. ESl'AÑA