De la Revista publicada por el Padre Taylor, devoto de la Virgen de Lourdes y de Santa Teresita

Media

Part of El Misionero

Title
De la Revista publicada por el Padre Taylor, devoto de la Virgen de Lourdes y de Santa Teresita
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Abstract
Title translation: From the Magazine published by Padre Taylor, devotee of the Virgen de Lourdes y de Santa Teresita
Fulltext
382 PÁGINA l TERESIANA~ De la Revista publica, da por el Padre Tay, lor, devoto de la Vir, gen de Lourdes y de Santa Teresita Continuacion. Hé aquí ahora la historia de "tres rosas" reunidas en una sola. El caso es muy notable: es de una niñ11 protestante de cuatro años y medio, Gladys King, de Leith cerca de Edimburgo. La niña, después de una meningitis, quedó sorda y la pierna izquierda atrofiada. La pobre había estado diez y ocho meses en un hospital; pero sin mejorar. Después fué sometida por algún tiempo a masajes, y por fin, trasladada a una clínica, fué sometida a los rayos ultraviolados, pero siempre sin resultado. Finalmente el doctor de la familia aconsejó a los padres cesasen ya los tratamientos, diciendo que eran inútiles, que no había esperanza alguna de curar la pobrecita, que los gastos por los tratamientos era dinero perdido. -"Si los médicos no pueden nada,'' dijo un amigo de casa, "¿por qué no conducen VV. la niña a Carfin?" Como dijimos, toda la familia de Gladys era protestante; sin embargo la Señora King, con el consentimiento de su esposo, condujó la niña a la gruta el primer domingo de Mayo, 1929. Y a eran tres años que la pequeña no había articulado ni una sóla palabra. Tampoco andaba, si no más bien se arrastraba cojeando miserablemente. Aun cuando estaba sentada., se veia que su cuerpo estaba deformando. Una y;ez llegada a la gruta, Gladys fué bañada en Ia piscina, y según la Señora de King, ya desde el primer baño, su hija se sentía mucho mejor: su ma~cha parecía más facil; por eso la madre llena de esperanza condujo la niña al altar de Santa Teresita del Niño Jesus. Allí un sacerdote bendijó a la pequeña Gladys con la reliquia de 1a Florecita. Inm~­ diatamente Gladys se levantó y anduvo algunos pasos: la marcha le era facil, su pierna izquierda estaba normal. La feliz madre no pudo contener un grito de sorpresa y la amiga que la acompañaba, por respeto al Santísimo Sacramento, tuvo que detenerla en la explosión de su alegría. Quién describirá la emoción del Señor King cuando en la estación de Leith, a donde había ido para recibir a su esposa e hija, vió a la pequeña corriendo hacia él para echarse entre sus b11aws. Juntos volvieron a pie hasta la casa: el padre a cada momento estrechó a su •hija oontra su ¡pecho y casi no podía creer lo que sus ojos contemplaban. La pequeña estaba curada y después de poco tiempo su pierna izquierda estaba tan robusta como la derecha. Desgraciadamente Gladys quedaba muda. Con gran confianza los padres la condujeron por segunda vez a la gruta de Oarfin 383 hacia el fin del mes de Agosto, pero el contaoto de la reliquia en la gar~~mta y los labios quedó sin efecto. Al dia siguiente la Señora de King dijo en alta voz a su hija mayor Ir en a: "Vamos al cine". Inmediatamente la pequeña Gladys, rompiendo el silencio de tres años, · exclamó: ·"Oh, no, Mama, no· está bien ir a aquel cine". "¡Dios mío!" exclamó la madre, "¿es Gladys que ha hablado?" Efectivamente era Gladys la muda que había pronunciado estas palabras. y se puede decir que Santa Teresita había puesto estas palabras en los labios de la niña. La cura estaba completa, pero Santa Teresita que devuelve la salud a los enfermos para qiue "Dios sea amado" según su promesa. debía completar su acción beneficiosa conduciendo toda la familia al seno de la verdadera iglesia. El 17 de Noviembre 1929, el Reverendo Padre Taylor tuvo la dicha de bautizar a toda la familia King; "finis coronat opus," el último favor era la corona de los dos milagros. Santa Teresita Detiene Un Tren Cerca De Manizales Hacía tiempo que un enfermo sufría en cama sin espenmza. A los dolores del cuer;po se añadía la desesperación del alma, pues era incrédulo, y en sus horas de martirio blasfemaba contra Dios que así le hacía sufrir. Por buena suerte tenía a su lado 384 un ángel, una joven piadosa que no podía resignarse a ver perderse para sfem,pre a un ser tan querido. Vanos eran todos sus ruegos y exhortaciones y lágrimas. Por fín, el enfermo, vencido por la constancia del celo santo y ardoroso, promete que se confesará, peru con el párroco de Villamaría, padre Teodoro Jaramillo. No hay obstáculo para las almas intrépidas, dominadas de altos ideales. iQué provocativa conquista! Funciona nerviosamente el teléfono. "Padre Jaramillo: urge que venga usted inmediatamente. El enfermo accede a confesarse; pero ha ·de ser con usted". El párroco se dirige a la estac10n. Su paso es acelerado como el de Jesús cuando iba a Jerusalén. Está ceroa de la Estación. Pero, oh desgracia! El tren sale antes de que pueda .subir a él. El padre, preso de angustia y desconsüelo, ya ve perderse un alma. En ese momento de dolor infinito dirígese a la Santita Misionera y le pide que remedie su gran desgracia y la desgracia del alma del erif ermo. Apenas ha salido el tren con la majestad acostumbrada, el maquinista pita desesperadamente; repite con mayor esfuerzo las pitadas y, por fin, paróse el tren. El PadrE Jarami1lo, volando más que andando, llega al tren; el corazón le da un vuelco de felicidad. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué pitó y paró en seco el maquinista? Figúrense, decía él, que una monjita con los braws extendidos se interpuso en la carrilera y no quería retirarse a pesar de mis ensordecedoras pitadas. El maquinista creyó ser una monja loca escapada de un convento. El Padre Jarami:llo sí, podía decir quién era aquella imprudente monjita que el maquinista identificó al presentarle la fotografía de la gran Santita. de Lisieux, Teresitá del Niño Jesús. Pereira, 27 de julio de 1930. Eleuterio Nebreda, C. M.F. Cum licentia ecclesiastica