Hadacan de bobbani

Media

Part of El Misionero

Title
Hadacan de bobbani
Creator
El Reverendo Padre Desnick
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
crucis que hacemos todos en común por la tarde de los domingos. No digo nada de mi pobre casa, si es que puede llamarse casa: consiste de dos cuartos que más bien parecen una tienda; pero de esono tengo culpa. Rev. Leo Lindemans Naneng. -~··>--Del Reverendo Padre Deldaele. Todo comienzo tiene sus dificultades: estamos levantando 363 una casa. El hermano Enrique que dirige las obras y yo ocupamos uri cuarto de seis metros cuadrados. Por ahora unos sesenta niños asisten regularmente a la instrucción del catecismo. Ayer he bendecido el primer matrimonio: los novios se presentaron espontaneamente. Muchísimas gracias al generoso bienhechor de Sabangan: ayer recibí su donación para el catequista. Hadacan de Bobbani Por el Reverendo Padre DESNICK, Burnay, Jfugao PUNGOT, esposo de Intanap, el día 28 de Deciembre, 1930, perdió un pato que había puesto debajo su casa situada ·en el ·Centro del pueblo de Burnay. Pumihic, esposo de Tomasa Pitpitungo, a las 7 de la noche en aquel dia iba a sus arrozales, para ver si tenían bastante agua, y he aquí que, al llegar frente a la capilla, vió un hombre desnudo teniendo en las manos un pato y un bolo. Preguntó al desconocido a.donde iba, pero no contestó y se escapó. Al día siguiente, así que fué descubierta la desaparición del pato, Pumihic dijo lo que había pasado frente a la capilla, añadiendo que el hombre con el pato había corrido hacía el dormitorio de los niños, donde había luz. Pumihic y Pungot fueron a dicho lugar y encontraron allí unas cuantas plumas reconocidas por Pungot como procedentes de su pato. Pumihic dijo que no había reconoddo la cara del individuo desnudo, pero que sospechaba era uno de los niños del dormitorio, muy probablemente Boboban, ó Aquilino ó Filemon. Los niños sospechados se quejaron de la acusación ante el Presidente del pueblo: Bacay. Este llamó a P.umihic y los muchachos acusados par.a confrontarles. Pumihic repitió la acusación, pero Filemon pronto fué absuelto de toda sospecha. Boboban y Aquilino pidieron el castigo de Pumihic porUNA SUSCRIPCIÓN PARA TODA LA VIDA: PlS.00 364 qué este mismo declaró que no había reconocido la cara del hombre que se escapó con el pato. Poco a poco se reunió mucha gente al rededor, se formaron dos partidos, la ex:dtadón llegó a tal punto que Pumihic pidió que el caso se decidiera por el Hadaoon: que significa lo que en los tiempos medievales se llamaba: juicio cie Dios. Ante el Hadacan se desigmm dos individuos, uno por cada partido litigante y representantes de los mismos: los dos luchan a brazo partido dandose por vencedor aquel cuyo representante resulta tal en la mencionada lid. Pues si el luchador del partido acusado gana, es una señal que ha sido acusado fa1semente y en este caso, de que no había robado el pato. Todos convinieron en la proposición de Pumihic: los amigos y pari·entes del acusador y del acusado se reunieron y arreglaron ws condiciones para la lucha. Sin saber como todo ei pueblo se halló dividido en dos campos: él de Pumihic y él de Boboban. El dia 5 de Enero, hacia medio dia, me halla ha en el camino de Buliwung de vuelta para Burnay. Al enwar en el pueblo, ví una muchedumbre debajo la casa de Pumihic compuesta de amigos y enemigos del mismo: trataban de concertar las condiciones de la lucha. A la una todos se seipararon. El :partido de Boboban fué a Banha1an a la casa de Dadli-i, padre de Aquilino, a U!Ila distancia de cerea de un kilómetro de 1a presidencia. Allí ofrecieron un sacrificio a los espiritus: Boboban ofreció dos gallinas y Aquilino una. Los augurios de los sacrificios eren buenos. También Pumihic ofreció un sacrificio: dos gallinas; los augurios eran igualmente buenos. A las cuatro de la tarde el parti<lo de Boboban salió de Banhalan y fué a la presidencia de Burnay para la lucha. Les ví pasar por los arrozales y me dirigí a la presidencia para.presenciar el espectáculo. El partido de Boboban llegó algo tarde porque en el camino encontraron una culebra.:. En tiempos ordinarios hubieron vuelto a casa pero mediante un sacrificio consistente en una gallina, pudieron proseguir su camino y efectivamente llegaron a la presidencia, donde los encontré. Bacay, el presidente, tenía en las manos dos mantas y Aquilino llevaba una manta en los hombros. Una fue regalada por Pumihic y las tres constituían el premio para el vencedor en la lucha, una especie de compensación por los esfuerzos desplegados. El· valor de cada manta era de unos siete pesos; era lo que se llama un GAMUNG ó una manta que se usa para sepultar a los muertos. Los partidarios de Bobohan y Aquilino se colocaron en un lado de la presidencia: en frente estaba el jefe, Imingle, con la lanza en la mano y mirando con toda seriedad; detrás de él venían siete hombres colocados en fila y más AL "THE LITTLE APOSTLE" atras muchos hombres, mujeres y nmos. El partido de Pumihic estaba reunido a unos cien metros de la presidencia. Pronto se susótó una discusión: ningún partido quería adelantar hasta el· punto de la lucha. El mismo presidente mostraba sumo empeño por terminarla: varios jefes del pueblo estaban presentes, como también los amigos y parientes de los contrincantes. Después de unos diez minutos; el par-· tido de Pumihic cedió y avanzó en direoción a la arena improvisada, frente a la ·capilla, abandonande el camino y marchando rectos a dicho lugar. Entonces Imingle y sus secu,aces todos en una sola linea y con mucha solemnidad también se adelantaron. Boboban y Aquilino parecieron muy nerviosos como si hubiesen estado entre el demonio y el océano. U na vez llegados a unos cien metros de la capi1la: se detuvieron y rehusaron proceder más adelante, dkiendo que la lucha debía efectuarse en el camino y no en el terreno de la iglesia. En el entretanto el partido de Pumihic había llegado al punto en donde habían encontrado las plumas del pato: allí mismo querían que se hiciese la lucha y efectivamente empezaron las ceremonias del combfllte. Pumihic grifo con toda la fuerza de sus pulmones, esperó unos momentos y gritó otra vez diciendo: "Algo ya bulang yuhum to tinigoc hi Boboban an indonana 365 nang gogua ... " Invocaba el sol y la luna como testigos de que había visto a Boboban llevando el pato. Los gritos resonaban por el valle y el silencio después de la invocación se parecía á la calma que sigue á la tempestad. El partido de Boboban otra vez declaró Il!O querer avanzar. Los jefes del pueblo intervinieron para arreglar la diferencia. Después de diez minutos, lmingle cedió a sus consejos y procedió en en dirección al campo de la iglesia, donde el partido de Boboban llegó en sentido contrario al de Pumihic. U na vez que los dos partidos se hallaron frente a frente y ya en el lugar acordado para la pelea, ambos empezaron a gritar, provocándose mutuamente de una manera singular: gesticulando con sus cuerpos y modulando sus gritos al compas de los movimientos haciendo altibajos provooativos unos frente de otros. Pumihic quedaba en medio de sus secuaces, con Natol a la izquierda como padrino. Natol no llevaba su lanza sino un bastón armado de una punta aguda de hierro, como los If ugaos suelen llevar para via1ar. Todos gritaban y levantaban los brazos. Boboban invocaba ahora el sol y la luna como testigos de su inocencia:" yunum bulang ya algo to maid tini gokhi nang papa, ya uggoc quinan mo inpfütna." Los dos partidos estaban prestos a trabar la pelea; el presidente del pueblo paseaba por entre los O A "EL MISIONERO" 366 dos, no sabiendo que hacer, llevando siempre las mantas y procurando mantener el orden entre los espectadores. Quimayung, designado por el partido de Boboban para luchar, avanzó. Era un hombre fuerte, de aspecto brurtal, impasible en medio de todo aquel ruido y excitación. Se detuvo a mitad del camino que separaba a ambos partidos esperando a su contrincante. Pumihk al verle protestó viole!1temente contra la designación de aquel hombre y rogó a Boboban se adelantara él mismo para luchar. El partido de Boboban había decidido que éste de ninguna manera aceptase el combate. porque en estos momentos padecía un acceso de calentura y se éncontraba debil de fuerzas. La discusión entre ambos partidos se animó, cada. uno pretendía tener razon. NaturaJmente toda fa escená me hizo recordar a los Filisteos de hace 4,000 años, provocando a los Israelitas, con Go1iath entre los dos campos, provocando a Saul y no atreviendose nadie a medir sus fuerza.5 con el g gante Filisteo, hasta que Dav,id se presentó. Quimayung había sido legalmente designado, siendo un pariente cercano de Boboban, "inbalayona." Estando tan excitados los ánimos de la multitud era impos ble proceder al combate, entonces un::i de los secuaces de Boboban h zo la proposición sigu'.ente: Yo mi·smo dijo al pueblo, lucharé contra Natol, padrino de Pumihic. Esta proposición cayó como agua fria sobre la cabeza del padrino N atol... éste casi se volvió loco de indignación, de ninguna manera quería él luchar. El pobrecito Nato!, concentró en si las miradas de ambos partidos, era tal su indignación que furioso no cesaba de revolver la tierra con la punta de su bastón. Viendo que la situac'.ón iba de mal en peor y temi:endo sucediera algo grave entre los dos campos, un tal Lunag se adelantó y empezó a hablar con Natol para pacificarle. Le habló con mucho cariño y hasta le caricºó amigablemente pasando su mano por las ~paldas como se hiciera con algun perito cuando se le vé furioso. Poco a poco Natol se calmó y el incidente se consideró como terminado, pero la diferenicia entre los campos no estaba aun arreglada. En el entretanto se acercaba la noche y la batalla debía darse inmediatamente ó diferirse para otro dia. Efectivamente uno del partido de Boboban propuso lo último: en el entretanto Pumihic podría buscar a uno para oponerle a Quimayung. La proposición era del agrado de la mayoría y Pumihic fué forzado a acceder a la oferta. Quimayung, Boboban, Aquilino, Pumihic y algunos otros más no se les permitía dormir aquella noche, porque entonces ciertamente tendrían un sueño sobre el asunto y en este caso el desgraNUESTRA DIRECCIÓN: P. O. BOX 1393 ciado moriría sin duda. Hacía el medio dia del dia siguiente se realizaron los sacrificios prescritos. Lagutao ofreció fres gallinas en la casa de Pumihk. Esta vez los augurios eran malos. Como Pumihic era muy pobre, prohab.lemente tuvo que pedir ]as gallinas prestadas. Por el contrario los augurios del sacrificio de Boboban eran buenos. A las dos de la tarde unos cuantos gritos fuertes reunieron en breve los partidarios de los dos campos y a las tr·es todos estaban en frente de mi convento. Ví ·que habían venido para presenciar la ceremo~üas muchos más que el dia anterior, hasta de Buliwung y Hinguion habían acudido. Había visto a los part · darios de Boboban pasar por los arrozales y ya se aproximaban á la presidencia. Esta vez ninguna culebra había pasado por su camino pero dos "budbud", pájaros grandes, habían volado por encima del grupo y por eso todos se habían sentado hasta haber desaparecido los pájaros, pero no hubo necesidad de ofrecer sacrificio alguno para contrarestar el efecto de lo ocurrido, y sin otro incidente llegaron. También Pumihic había reunido a los suyos y venía en direcc· ón ala iglesia. Los secuaces de Boboban erán mucho más numerosos que los de Pumihic. lmingle, el leader de Boboban, tenia su lanza en la mano derecha, llevaba su manta a modo de un turbante en su cabeza según la costumbre 367 de los !fugaos y su "bango" (especie de cesto) pendía de sus espaldas. Inopinadamente el partido de Pumih~c llegó en la direcdón opuesta; esta vez el leader de Pumihic era su mismo padre, Bandao, de Amalobon. El viejo llevaba su "gayang", lanza, en la mano derecha y en la izquierda su "hapio" ó escudo pintado con sangre de las gallinas del sacrifido. También llevaba su "bango" en las espaldas, pero la cabeza no estaba cubierta. Era muy nervio~ so y jugaba con su lanza, moviendola continuamente y dando vueltas con ellra como suelen hacer los !fugaos cuando están para tirarla: "quilquilbatonan nang gayang." Al ver estos movimientos me asusté sospechando que el hombre iba á atacar á los del campo opuesto y que se derramaría sangre, porque toda la muchedumbre quedaba grandemente ex. citada. Dos policias estaban presentes, el uno lanza en mano y el otro amiado de fusil. Cuando ambos partidos estaban ya situados en el terreno de la iglesia reanudaron los gritos al compas de los movimientos de sus cuerpos doblando y en actitud agresiva se provocaban mutuamente. Los dos leaders en ambos lados también se provocaban mutuamente llenos de furor "gigihigida" y cimbreaban sus cuerpos inclinando y estümulando su cornge. La exdtación era general. Y cuanDONATIVOS INCONDICIONADOS LOS MEJORES 368 do los dos jefes se adelantJaron a.oe:ricandose el uno al otro, creí llegado· el momento de la lucha. Los dos agitaban sus lanzas, se acel'caban más y más, ejecutando siempre identJÍJcos movimientos del ,cuerpo y a la vez tornando de izquieroa a derecha y viceversa. Bandao se escondía detrás de su ~seudo; Imingle sin escudo estaba completamente indefenso. Cuando ya no estaba.o más que a quince metros de distancia el uno del otro, inopinadamente lmingle tiró su lanm con frenesí. Cierto que no intentaba herir a Bandao, porque su lanza paró casi derecha en tierr:a a unos ouantos metros de Bandao a quien hubriera podido matar, si asi lo hubiese querido. Gracias que Bandao conteniendose no tiró la suya. Inmediatamente los gritos un momento suspendidos fueron reanudados. Pumihic detrás de su padre gritaba más que nunca incitando a Boboban a luchar contra él. En vez de Boboban, se presentó otro: Báquiiug, quien había sido designado por Boboban para sustituir a QÜimayung, rechazad.o el dia anterior por el partido de Pumihic. Baquiug no era tan fuerte oomo Quimayung, pero parecía tener buenos músculos aptos para v;enéer a su contrincante. Estaba entre los dos bandos, dispuesto a asaltar a Pumihic quj,en gritaba llamando a Boboban sin hacer caso de Baquiug. Otra vez hubo una discusión larga y animada como el dia anterior. Boboban y su partido rehusaron retirar a su representante Baquiug, a pesar de la furia de Lagutao, el hombre que había ofrecido los sacrificios de Pumihi1c. Por fin tomaron la decisiór. siguiente: Pum hic y Boboban ti:riarían huc:}vos y flechas de caña el uno contra el otro. . El que c¿n un huevo ó u~a flecha tocase el primero a su contrinoante sería declarado el vencedor en el caso. Pugun trajó los huevos y las flechas ... pero Boboban tenía tanta vergüenza que declaró aceptar el ,combate y se ofreció a luchar contra Pumihic. Los secuaces de Boboban sorprendidos por su contestación guardaron silencio. Ahora los amigos de Pumihic pl'eparo.ron a su heroe: le ajustaron bien el bajaque úniico vestido que llevaba en el cuerpo. Boboban se quitó la pobre americana y sus amigos también le arreglaron el bajaque para que no le perdiese dumnte el combate. Pobre Boboban: padecía de calentura y no había dormido toda la noche anterior. Pumihic y Boboban se provocaron de nuevo y acercaron el uno al otro. Todos los presentes se adelantaron para ver de cerca la lucha. En el círculo tan estrecho asi formado era imposible pelear, por eso algunos apartaron a los demasiado cer:canos y el cuadro quedó formado. La esposa de Pumihic quería ayudar a su marido, pero claro está se lo impidieron. Inmediatamente y conEMPLEE UN DÍA DE VACACION tra toda esperanza Boboban al empezar la lucha se mostró superior a Pumihic y le agarró con violencia. Pumi.hic sostuvo aquel primer choque y también agarró a Boboban y hasta le levantó en el aire. Boboban parecía perdido, pero él también sostuvo aquel primer choque y presto se levantó. Los dos parecían más bien un solo cuerpo con cuatro pies, balanceando de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Probablemente Boboban sentía disminuir sus fuerzas; Pumihic parecía peligrosamente fuerte. En la ex-asperación de la lucha ambos de repente movían unos dos metros hacia un lado; Boboban, doblando su cuerpo sobre Pumihic y quizás asi quitandole la respiración, trataba de terminar con su adversario. Efectivamente el cuervo de Pumihic se inclinaba con la cabeza echada hacia aiTás y los pies apenas tocando ·en tierra. Bajo la presión de Boboban, Pumihic cedió y ambos oayeron en tierra pero de tal manera que Boboban estaba encima de su adversario quien por algunos momentos quedó espaldas por tierra. La lucha estaha terminada. Inmediatamente los amigos de Boboban gritaron que :Soboban había vencido. Los del otro bando gritaron que no y que la lucha debía continuar, pero se veía que ellos mismos no estaban del todo convencidos de lo que dijeron y poco a poco la mayor parte de los espectadores impidie369 ron a los dos contrincantes continuar el combate que seguía aun, como .si tuviesen un solo cuerpo, agarrado el uno al otro. Después de algunos momentos los dos fueron separados. Bo'boban triunfaba; sus amigos le felicitaron; Pumihic disgustado pretendía que la lucha no había terminado. Algunos le apoyaron pero la mayor parte de los espectadores proclamaron a Boboban el vencedor en el singular duelo. Entonces Iming1e con algunos de sus amigos se marcharon, lo que era contra todas las reglas de la urbanidad If ugao. Debiera haber quedado para tomar parte en el sacrificio que se debfa ofrecer en seguida. Pues ahora se había comprobado con toda evidencia la absoluta inocencia de Bobohan, y los <lemas acusados de haber ro'bado el pato. Boboban recibió las mantas: es decir se le devolvió su propi.a manta, y como una de las tres era de Aquilino, la devolvió a su propriietario legítimo y se quedó con la tercera que era de Pumihic. Sin embal"go los doo partidos no se habían reconciliado completamente aun. Había que pacificar los animos antes de la separación de ambos oampos, sino, pudiera .suceder algo peor que la lucha a brazo partido. Malingan y Lunag, dos principales del pueblo, llamaron a algunos otros principales para ofreoer juntos un sacrificio de paz. Bandao estaba enfadado contr·a Imingle porque había BUSCANDO UNA NUEVA SUSCRIPCIÓN 370 partido contra todas las reglas de la etiqueta, como si no quisiera hacer la paz con los del otro bando. Por eso Bandao también se marchó furioso. Los demás detuvieron a la esposa de Pumihic y la obligaron a sentarse con los hombres que ibain ofrecer el sacrificio. Trajeron un cesto con algun "tubung" ó sean pedazos de carne de cerdo que suelen guardar en sus •Casas por si acaso se les ocurre deber ofrecer algúni sacrificio sin gallina ó cerdo. Colocaron en el cesto cierta cantidad de cal y algunas hojas de la enredadera llamada "hapit", que usan para mascar el fruto de la areca. Faltaba el vino de arroz porque era imposible encontrarlo en la población; para sUJStituirlo colocaron en el cesto dos basos de agua y empezaron el sacrificio. Una vez terminado, Lunag y Malingan se levantaron, tomaron cierta parte del agua del cesto y en seguida la derramaron el uno hacia el este y el otro hacia el oeste. Los dos también mascaron la areca: el uno empezando y el otro terminando la misma areca. Asi se restableció la paz: nadie podía tomar venganza alguna y los dos bandos erán amigos: aquí no había pasado nada. Pero a los que habían tomado parte en la ceremonia no les era permitido dormir aquella noche, porque dormiendo tendrían sueños acerca de la lucha y el efecto sería la muerte: hasta el vencedor era obligado vigiJar. Al día siguiente encontré a Boboban el vencedor de la batalla. Le pregunté .si había dormido y me contestó que no: los vecinos le impidieron; todos habían pasado la noche entera en su casa al lado del fuego. El hadocan demuestra cómo toda la vida de los !fugaos esta saturada de superstiición pero también que creen en una "justicia inmanente." Después de la lucha uno de los espectadores expresaba su sorpresa de que Boboban aunque bastante debil había ganado contra Pumihic. Inmediata y espontaneamente alguién · 1e contestó diciendo: "Pues eso es precisamente lo que demuestra su inocencia, porque de ser culpable hubiera perdido." Y o pregunté a uno: "¿Por qué tanto alboroto por el robo de un pato?" Y me contestó: "Robar es peor que matar: los ladrones quedan en el pueblo y los asesinos se escapan." ¡Que mentalidad! EL SACRIFICIO TRAE CONSIGO LA RECOMPENSA