Al levar anclas el Juan Sebastian de Elcano

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Title
Al levar anclas el Juan Sebastian de Elcano
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
.JI) le~ar anclas el "Juan Sebaslián de E/cano" En la nobilísima y dilatada historia de la marina de gu-E\rra española abundan las páginas de épicas y gloriosas hazañas, que son una lección ejemplar y ponen de manifiesto todo el acendrado patriotismo, la. austera caballerosidad y el· singular espíritu de sacrificio del marino español, virtudes estas tan arraigadas en el mismo, que han venido a ser en él connaturales. Al zarpar de nuestra bahía para continuar su vaje de prácticas el buque escuela de ,guardi~s marinas c:Juan Sebastián de Elcano», donde se forman los caballeros cad~es que han de ser después brillantes oficiales de la gloriosa marina de España, creemos oportuno reproducir un articulo de don Pedro de Novo y C'olson, que retrata de manera exacta, al glosar el hondo significado que para todo marino español tiene el botón de 'ancla, las virtudes que e•n él se inculcan desde que por primera vez luce en su uniforme ese honroso distintivo. Dicho egregio marino, honra de la Real Armada Española a la que prestó sus más brillantes servicios, nació en la dudad de Cádiz en octubre de 1846. Por su perída y valor i::e distinguió continuamente en l~.s .tampañas de Cuba. Fué profesor de la Escuela Naval flotante. Admirador del malogrado Isaac Peral, contribuyó con todo su esfuerzo a que el ilustre inventor del submal'ino de su nombre hiciera fáctible la realización del invento. Acérrimo cultiva.dor de las letras españolas a las que dedicó con ahinco sus ratos de ocio produjo con acierto buen número de obras eme solazan a los que las leen por la fluidez de su estilo y por los magníficos pensamientos que entierran, sobresaliendo su novela cie.1.tífica c:Un marino del siglo XIX», de la que se han agotado va· rias ediciones. Dedícose también a dar al Teatro varias producciones en las que ha demostrado ser un dramaturgo formidable, logrando triunfos resonantes, sobre todo, con su drama «La bof.etatada.», que fué un verdadero succés la ncche de su estreno. Su cualidad de Sf>r autor de numerosas obras 1 históricas y literarias le han dado derecho a su ingreso como Individuo de Número en las Reales Academias de la Lengua y de la Historia. Hoy, retirado ya del servcio activo por su a van. zada edad, todavía S(\ complace en contribuir con su humanitaria labor a la Sociedad de Salvamento de Náufragos de la qu~ es su Secretario general desde su fundación. Es Benemérito de la Pátria y posee las más distinguidas condecoraciones. He aqui el artículo del Sr. Novo y Colson: EL BOTON DE ANCLA Cuando veais a cualquier marino, joven o vieJo, preguntadle qué significa para él un botón de ancla. Y os contestará: c:Apenas adoleiscente tuve la ambición de Uevar el ancla en mi chaqueta. Para el1o necesité estudiar años y años, sacrificando .iuE:gos y placeres: después de bien instruído lue:hé en un t'lrneo de sabiduría y hube. de ·triunfar sobre diez opositores, porque éstos éramos muchos y mt·y pocas las plazas. «Aquella primera victori2 hizo felices a mis padres e hizo latir mi corazón de legítimo orgullo. Había ingresado en una Cor poraeión gloriosa y nobilísima, varonil por excelencia, cabo.lle~esca por tradición, en la. cual me esperaban riesgos, trabajm::, p:M.vadones, honores, prestigios, y a.entro todo de un horizonte limitado por la dignidad de Almirante. c:El botón de ancla I epresenta, pues, para mí los ensueños de la niñez, Jac; lucha~ 2rrogante:J •de la juve:1tud y la garantía de una vejez respetada «Luciendo el botón de ancla me apuntó el bozo, ge.:::~ del primer amor, ~.bandoné mi hogar por largo tiempo, aprendí a obedecer y a mandar horrbres; templé mi ánimo con el choque de. las borrascas y mi cuerpo con rudas Y constantes breas. D:sde la camareta de t uardia marina, doí:de toc~a incomodidad tiene su nsiento, pasé a la cámara de Ofitir.les ~· luego a la del Jefe de bordo,· autócrata sdmetido a responsabilidades tremendas. «Los hermanos dispersos y los padres muertos de un marLno no lo dejan sin familia y sin casa, pues bajo las cubiertas de los buques halla otros padres y hermanos y lecciones prácticas del honor, de la bondad y del deber. •Así, cuando veo brillar sobre mi pecho el bfltón de ancla, paréceme un triple símbolo de la bandera de la patria, del santuario del hogar y de mis propias virtudes. • ¡ B~ndito seas!» 11 Sabed cómo se enseña a bordo a no mentir Por el año 1866 era Comandante de la fragata Princesa de Asturias el Capitán de navio D. Rafael de Sostoa, de la Orden de Calatrava. Cie,rto día fuí acusado por un Oficial de bah~ faltado a mi puesto de guardia, pero sin prueba plena en qué fundarse. • Sostoa me llamó a su cámara. -Para const.arme que usted no ha faltado sólo necesito que me lo asegure bajo pa.labra de honor, pues un caballero no miente nunca, aunque sea e'n su daño. ¿Qué me dice usted? -Que no doy, que no puedo dar mi palabrale respondí. -Perfectamente-replicó satisfecho-. Entonces vaya a cumplir su castigo; pero antes, caballero guardia, estrécheme ust.ed la mano y sepa que desde ahora lo estimo mucho más. III De cómo se aprende a practicar el desinterés y la hidalguía. Cuando Topet.e bloqueaba con la Blanca las costas de Chile (1865) apresó la barca Constancia, que iba cargada de vív'eres para el hospital de Copiapó. La hermana superiora fué a bordo del buque de guerra y le dijo a su Comandante: -Señor, vengo a pedirle solamente, y como limosna, los víveres necesarios para que mis enfermos no se mueran de hambre. -Concedido--respondió Topete--. Élija y Uévese cuantos desee. La madre superiora le dió las gracias y separó una buena cantidad. -Esos son muy pocos, señora--dijo el noble mari~o. Y ordenó que se le entregase el c;uádruplo de lo que aquélla había juzgado suficiente. En segUida hizo calcular el importe de los víveres regalados, que ascendía a mH duros, y los abonó de su bolsillo particular, a fin de no mermar en esa cifra lo que debía corresponder a la tripulación como derecho de pl'eSa. IV Para citar un ejemplo de abnegación y de energía también recordaremos al ilustre Topete. Durante aqueUa asombrosa y larga c;ampaña del Pacífico las tripulaciones (incluso sus JEf.es) llegaron a la necesidad de alimentarse mañana y tarde, únicamente., con arroz y habichuelas cocidas en agua y sal. Pero Topete av.eriguó que algunos marineros agregaban a su raneho buen aceit.e y que éste procedía del destinado a las máquinas, pu·eis en vez de aceite de borras habían abast.ecido el buque, por equivocación, con mil botellas de aceite refinado. .Su custodia hubiese sido difícil y su merma inevitable. Entonces el ilustre marino hizo vaciar en un aljibe todas las botellas y en seguida llamó al médieo de a bordo y le dijo: -Escoja usted en el botiquín un veneno activo, que haga mortal la bebida de este aceite, y arrój~lo en el aljibe. Así se verificó. -Ahora-repuso-confío en que hasta su última gota sólo podrá utilizarse en las máquinas. No es preciso comentarlo. V La práctica de esta y otras muchas virtudes sirven d~ estímulo mutuo a cuantos visten el botón de <mela. En circunstancias donde interviene ~l honor, ofreiciendo dos caminos decorosos, elígese siempre el indiscutible. As!, hemos visto hacie pocos años al anciano Ministro de Marina Sr. Beránger abandonar la po~trona para retar a un joven periodista y batirse con él a pistola. La Historia ha recogido frases y hechos sublimes de esa pléyade de héroes que combatieron en las aguas de Perú ; pe.ro su concurrencia no fué debida a la sueri,;, y otra guerra internacional nos revelaría nuevos Méndez Nuñez, Topetes y Barcáizteguis. Estas revelaciones son difíciles cuando se opera en plena paz y esclavizado a instrucciones diplomáticas. Entonces la fuerza de la disciplina vence en absoluto. Pero cuando el honor peligra, todo se amolda a su defensa. ¿Sabéis por qué se batieron los españoles en el Callao? Porque Méndez Núñez faltó a la disciplina, pues la vfspera del combate llegó a la NumanC'Ía el Alférez de navío Alvarez de Toledo y le entregó un pliego del Gobierno e.n el que se le ordenaba el regreso de Jos buques, con la prohibición expresa de intentar ninguna nueva agresión, y aquel insigne marino le dijo al emisario, de.volviéndole el pliego: -Convengamos fn que no hn llegado usted al Pacífico hasta el 9 de mayo; entonces me entregm·á esas instrucciones. Si Méndez Núñez hubiera obedecido a los políticos y diplomáticos de Madrid la eseuadra habría vuelto deshonrada ante el mundo. VI No tengo perfecto derecho para al,ard:ar de mi amor al océano, porque dejé de cruzarlo desde hace larga fecha; pero siento a veces la nostalgia. de la mar y siempre un hondo cariño al botOn &e ancla. Este cariño ¿se extingue o se aminora con los años en los hombres que lo han llevado continuamente por más de medio siglo? ¿Puede sobrenadar como una réliquia de la juventud en esa época de desilusiones y de egoísmos? Sí, y con grande a.sombro adquirí la prueba cuando por un momento creímos inmediato el conflicto internacional. Y la adquirí oyendo exclamar con toda su ahra al ilustre veterano Berán'ger: -¡Así podr'.a realizar mi suprema aspiración! -¿Cuál? -¡Morir sob1·e la cubierta de im buque! ¡ Que Dios se lo conceda ! Y a mí con él. PEDRO DE NOVO y. .COLSON En el Casino Espafrol. Me,<1a presidencial del suntuoso banquete dado por el consul de España, D. Marmel de la Escos11rn, al comandante, jefes y oficiales y g11ardias marinas del «.!. Sebasticin de E/('(1110». Baile de gala del Casino ERpafwl en honor de los marinos cspmioles. (Fotografía superfor) Una de las mesas ocupadas p01· varios inv-itados, e011 /,a Srta. Filipinas de JfJi/O, Srta. Com:melo Acuña. (Fotografía inferior) Brillante aspecto de la regia y aristocrática fiesta, en 11no de los momentos más animados del lmile, que se efectuó en los aniplios jm·dines de la Casa de EspaFw. t'ulo -F.XCELSIOR 10,-r¡.,)