Mandiit

Media

Part of El Misionero

Title
Mandiit
Language
Spanish
Source
El Misionero VI (2) Julio 1931
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
44 de Magoc nos escribe lo siguiente: "Cada dos semanas visito la misión de Magoc y cada vez no solamente los cristianos si no hasta algunos paganos oyen misa. Buena señal. Attribuyo aquellas buenas disposiciones de la gente a las actividades de nuestro benemérito catequista Jacinto, quien durante meses ha vivido entre estos pobres, hablándoles de la religión y del fin que busca el misionero entre y para ellos. La semana pasada he bautizado a dos niñas de unos catorce años que durante meses habían acudido regularmente a mis instrucciones. Tengo la intención de mandarlas a la escuela de las madres en Quiañgan para que una vez allí educadas cristianamente puedan volver a su pueblo para trabajar a la conversión y educación cristiana de sus parientes y paisanos. El éxito de la misión de Magoc queda asegurado mientras tengamos al catequista ósea al generoso bienhechor que le sostenga." Mandiit U N PÉTALO era .... un pétalo de una rosa celestial que dejó caer en la tierra la Santa que antes de morir profetizaba pasaría su cielo haciendo el bien en la tierra. Y el pétalo cayó en Banaao, al pie del gigantesco monte Data, en medio de la provincia Montañosa.... y Rquel pétalo se convertirá en semilla de otras flores, de muchas rosas y aún de una corona de almas salvadas. Mandiit era un pagano que en la tierra de Banaao y de los pobres podía llamarse rico y acaudalado: padre de muchos hijos, poseía inmensos arrozales y un ganado numeroso. No sin dificultades el Padre Misionero del distrito pudo bauti~ zar al hijo menor de Mandiit. Pero eso aconteció al principio de este año y después, a pesar de haber el Padre multiplicado sus esfuerzos para ganar a Cristo no solamente la familia de Mandiit si no también a los demás habitantes de Banaao, fuer.a de algunos niños, nadie se preocupaba de la religión.... el Padre predicaba en el desierto y fuera de algutios jovencitos y pocas familias ilocanas Banaao era completamente pagano. Cuando el Misionero insistía en que Mandiit recibiera lo que había permitido a su hijo, entonces el viejo se puso pensativo y moviendo la cabeza siempre contestaba: "No todavia; ya vendrá el tiempo; cuando me haga muy viejo y se acerca la muerte, entonces, sí, ine podrá bautizar.'·' AL "THE LITTLE APOSTLE" Estaba el Padre casi desesperado poder convertir aquel pueblo de Banaao y especialmente a Mandiit que tanto por su influencia hubiese podido influir en la conversión de los demas habitantes, y por eso tanto más puso su confianza en el poder de la patrona de las misiones, Santa Teresita de Lisieux. Dos semanas después de un último esfuerzo para convencer al anciano, el Misionero fué notificado de la enfermedad de Mandiit: el hombre en vez de acudir al Dios verdadero pasaba el tiempo en ofrecer caniaos ó sean sacrificios a los espiritus q~ según sus supersticiones le causaban .su malestar. ¿Acaso ahora cedería a nuevas instancias? El Misionero se apresuró en acudir a Banaao, pero a sus nuevas súplicas el viejo no hizo más ql!e contestar diciendo: ~"Sí, Padre; si es que puedo yo continuar mis sacrificios." A· lo cual, claro está, el Padre objetaba que uno no puede servir a dos .amos. Es que la enfermedad no había llegado a tal punt~ que el interesado viese la muerte y ademas sus muchos. amigos se empeñaban en continuar los caniaos, acabando· así con algunas vacas más del acaudalado enf ermo. ¡Lástima que el Misionero no pueda sostener a un catequista en aquellos lugares! el apóstol de las misiones viviendo entre los paganos hubiera podido entrevistarse más que el .sacerdote con estos 45 hombres sentados en las tinieblas de la ignorancia. ¿Acaso Santa Teresita abandonaría al hombre confiado a su poder casi ilimitado? En el entretanto sucedió que un inspector de sanidad, un joven cristiano modelo, educado antes en una de nuestras misiones, pasó por la casa de Mandiit y tratando de la -enfermedad también hablaba de la religión cristiana. Pasaron .algunas semanas· más: decididamente la enfermedad del pagano se agravaba visiblemente. Ei hombre padecía de un cancer en el estómago: era necesario llevar a Mandiit al hospital, lo que él rehusó ·enérgicamente porque según él sus compañeros por medio de sus caniaos pronto acabarían con su enfermedad. ¡Pobrecito! Y siempre confiando en estas obras satánicas, siempre rehu'saba el bautismo. Un dia pasaba el Misionero por el pueblo de Banaao en camino para ·Mancayan situado al otro lado del monte Data, y hé aquí que una persona le invitó para pasar a la casa de Mandiit. ¿Que había pasado? El compañero del mi~ sionero, como se había adelantado, había parado en Banaao y anunciado a la gente la visita de su amo. Claro está que el Padre se alegraba por la invitación y acudió en seguida a la casa del ahora moribundo Mandiit. El pobre estaba extendido sobre un petate debajo la casa: la flaqueza de su cuerpo y sus profundos geO A "EL MISIONERO" 46 midos repetidos anunciaban la proximidad del fin. En seguida el Padre tomó asiento al lado del enfermo y repitió las instrucciones más elementarias y necesarias de la santa Fe. Mandiit escuchaba con toda la intensidad de la cual aun era capaz mientras miraba fijadamente unos cuantos rayos de luz que penetraban por la pared en el sitio oscuro. -"Levántame" susurró Mandiit y dos hombres cogiendole por los brazos y el cuerpo levantaron un tanto su cuerpo extenuado, pero le era imposible aguantar la nueva posición: apenas podía respirar y sus ojos aterrizados volvíanse ansiosamente en sus órbitas profundas. -"Bautízame ...• " gimió el hombre, "bautízame .... agbabaoiac .... Me .arrepiento de mis pecados." En un abrir y cerrar de ojos el compañero del Padre preparó el agua y unos momentos después Mandiit, el archipagano, era un hijo de Dios. Apenas el Padre le había dejado para comer, cuando otra vez le llamaron a la casa de Mandiit. En seguida fué y a penas llegado, el moribundo perfectamente consciente le cogió la mano entre sus dedos temblantes y apretándola murmuraba: "continue...... continue .... Padre." El Misionero empezó a: rezar el Padre Nuestro, el Ave Maria y los actos de Fe, Esperanza, Caridad y Contrición; Mandiit mov1a los labios; también rezaba; era la primera y sería la última vez en su vida. Después de unos cuantos momentos el hombre parecía dormir cuando de repente abrió largamente los ojos fijándoles inmóviles en cierto punto: el sudor le caía de la frente, todo su cuerpo temblaba; hiw un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y habiendo podido hacerlo, el Padre aprovechó la nueva posición para pasar un rosario bendecido al cuello del pobre. Entonces bajó otra vez la cabeza, los ojos perdían su espanto y volvieron a mirar con paz y tranquilidad; todo miedo se había desvanecido. Las oraciones de los agonizantes algunas veces fueron interrumpidas por la voz de Mandiit que repetía: "nasayaat ... nasayaat,-está bien ... está bien", y cogiendo entre los dedos el crucifijo del rosario que quedaba sobre su pecho, su mano una última vez deslizó pero guardando la señal de la redención y Mandiit estaba frente a su Juez y Salvador. NUESTRA DIRECCIÓN: P. O. BOX 1393
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