Correos

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Part of Excelsior

Title
Correos
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
=~­ CORREOS Para el vulgo, Cor~s no es más que un enorme recipiente oficial donde se recibsn y dei>ositan las cartas que, una vez franqueadas, llegan hasta el rincón más apartado de Filipinas y hasta el confín de la Tierra. Y sin embargo, el correo es algo más que eso; es, entre todos los departamentos gubernamentalm, el más importante y de mayor il\terés para el comercio, ya que es depositario de un servicio de confianza, el más deli.cado quizá de todos Jos servicios públitos, donde se preci3a la mayor honradez, actividad y conocimientos geográ~ ficos para ocupar con e·ficacia un puesto en sus oficinas. Es, además, un departamanto, cuyos empleados tienen que demostrar continuamente un admirable espírifu de abnegación y sacri(i<"io, para el ejercicio del cual se necesita ciertamente tener una verdadera vocatión. Pero aparte de todo esto, Correos es, en fin, un servicio internacional, que. funciona de conformidad con un sistema único y combinado entre todas o cas·i .t.odas las naciones, formnndo asi parte de un bloque t, an bien acoplado, como las piezas de un cronómetro. Sabido es de todos que la correspondencia es sagrada e inviolable. Al decir e_sto, dicho se está también la suma delitadeza e importancia del servicio de coneos y Ja responsabiJidad d~ los q·ue lo realizan, si olvidándose de sus deberes, cometieran alguna falta. Resalta aun más esa d~licadeza e importancia, la gran cantidad de valores y los incontables secretos políticos y socialee que pasan por ese Departamento, para ser despachados <"On absoluta reserva y precisión. Sr. JUAN RUIZ Director de la Oficina de Correos. El servicio de Correoi1 es constante, c.-ome una cadena sin fin. Todas sus secciones son importantes e interesantes. Entre el1as, ocupa el primer lugar la de Apartados particulares, por la rap!dez que requiere la distribución de la correspandencia procedente del interior y del Extranjero. Es turioso. en grado sumo ver como se reglamenta y dispone ~l reparto de cartas. paquetes y certificados, y sobre todo, ver cómo los empleados de esa sección trabajan febrilmente y en silencio, pues cada ºuno tiene que atender al grupo de números o apartado~ que tiene asignado, sin distraerse, poniendo en su cometido la mayor atención y precisión, a fin de evitar e.quivocationes que puedan alterar la buena marcha del 54!rvicio. Lueco viene la sección de cartas certificadas, siempre a.~stada de paquetes y con públit o en ._ _________________ ,. sus ventanillas, que viene a recoger o a certificar cartas y paquetes y que a veces forma una larga tola. Y es de observar, y mejor aun apreciar, el fatigoso trabajo de sus empleados pesando cartas y paquetes, para calcular el costo de ·su franqueo, y extendiendo recibos y numerando y timbrando sin descanso. Y cuando toda esa máquina formidable que es la Oficina de Correos comienza a repartir por toda la ciudad su «mercancía:&, que unas veces lleva el contento y la felicidad y otras el dolor y la desgracia, s·urg~ la simpática figura del Caraun más simpáticos-los mensajeros del Amor, esperados· ansiosamente, a una hora fija, por la bella doncella o el apuesto galán . Asi, no es de extrañar que, a fuerza de ver en los semblarites de las personas a quienes· sirven una ca r't.a, la impresión que les produce su recibo, lleguen a ser inclu~o un poquito psicólogor,. En esta t.emporada del año, la Oficina de Correos se convierte poto menos que en una imponente catarata, por el alud de cartas, de postales y de paquete~ que recu: n da a la Humanidad enteLuego viene fa sección de cartas ce1·•~ificadas, s1·empre at.estada de ¡mquetcs y con público r.n sics ventanillas . . t!?ro que, en época de calor o de lluvias, con bueno o mal tiempo, a la hora reglamentaria, emprende su largo recorrido por el distrito que le corresponde, mientras el personal de oficina coni:•jnua metódica e ininterrumpidamente el servicio de las distintas 8ecciones. ¡Los carteros! Su llegada es siempre bien recibida . Son los portadore::>· de grandes sor presas, buenas o malas, pero al fin sorpresas. Y son también,- ¿cómo no? y quizá por esto sean ra el júbilo íntimo y alboroz.ado de los días pascuales. Es la época del balance anual de amor y de amist• ad, que endulzan y alegran la vida del hombre. En los innumerables paquetes que en estos díia,s atestan la sec<:ión de correspondencia certificada y en las ~acas que, cual botas repletas de rico y enervante zumo, cuelgan en el departamento de expediciones, esperando iel momento de su despacho, van todas las ilusions y cariños, todos los mente en movimfento, sin interrupción, como el lento y constante de-venir del Tiempo, la compleja maquinaria de Ja Oficina de Correos, trabaja en sus puestos afanosa y diligente y sabe descomponer la ola gigante de corres·pondencia que sobre ella cae en estos días, consciente de que al menor descuido, por el más pequeño retraso, ha de hacerse acreedora, sin ninguna justificación ni ateinuante, de la crítica y de la censura, sino de la queja o la reclamación .. Y este servicio--repito--es la cadena sin fin, que alienta la vida íntima de relación de todos los pueblos civilizados; que impulsa sus acLas sacas de correspondencia espe1·ando el momento de su desp~ho. tividades comerciales; que sostiene, en sentido prcgrc:;ivo, sus relaciones políticas y deseos y aspiradones que inspiran y acicatan nuestra existencia. AlJí la carta d~ la madre, de la esposa o de la novia, cLel hijo, del hermano y del amjgo, con las td.rjct&s de felicit:!ción de Pascuas y Año nuevo y los mil y un obsequios y presentes de toCo gér.ero, costosos o insignificantes, pero que tienen en sí un inapreciable valor sentimental, al recordar desde lejanas tierras el bello poema de la Pascua, que llena de cont~nto a miles de hogares ... Asusta pensar si en esta época dejara de funcionar o sufriera siquiera un entorpecinúento la Oficina de Correos. Veríase entonces el funesto desequilibrio que tal he-. cho produciría en la vida económica y social de Filipinas y cómo un sinnumfro de personas que habitan en otl'OZ- pueblos se sumirían en una tenebrosa noche de sobre3altos, tristezas y desenga.ños. económicas, y es. en fin, entre ellos, un fuerte y poderoso lazo de amor, de paz y de amistad. F. CAMPILLA. Pero, afortunadamente, la leeión de empleados que pone cuotidiana· Y he aqui ofro departamento atareado el de paquetes 1·ecibidos de los Estados Unidos. - - ------··- - - - - - - - "~ NARCl§§E BLEU.~e.J'rt.ure..Y-~1~~ l..OCIONES COLO""l4S - POL\#OS ANTONIO VIVES P. O. &OX ,,,.)