La Saga de Pumbachayon

Media

Part of El Misionero

Title
La Saga de Pumbachayon
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
aunque sea aún pagano, que os dará en mi nombre una copa de agua para beber porque sois de Cristo, eri verdad, os digo: no perderá su recompensa". Pero si aún una copa de agua ofrecida en el nombre del Señor no quedará sin recompensa, ¿cuanto más podrán esperar la bendición del Señor aquellos que se 111 sacrifican para la salvación de las almas para las cuales el mismo Señor ha ofrecido su sangre preciosísima? Sinceramente suyo en Cto. Padre Marcelo Ghysebrechts. Barlig (la Nueva Pampanga) Bontoc Prov. Mont. -~~La Saga de Pumbachayon ContinuaciOn. POR EL PADRE F. LAMBRECHTS, BANAUE --+VENGANZA DE DAULA YAN Naturalmente en cada pueblo se hablaba de la felicidad de Aliguyun y Pumbachayon y la noticia de su dicha habiendo llegado hasta los oidos de Daulayan, el hombre se puso furioso y su envidia no le dejaba en paz; ya no podía dormir y un día dijo: -"Vosotros, espíritus de sordera y locura, procurad hacerles sordos y locos." Apenas había pronunciado estas palabras los espíritus de sordera y locura empezaban a moverse; como nubes pasaban por encima del pueblo y volaban hasta el rio. Aquí se separaban en dos grupos: uno fué hacia Hananga y entró en el cuerpo de Aliguyun; el otro se dirigió hacia Daligdigan y entró en Pumbachayon. Entonces Aliguyun dijo a Bugan su esposa preguntándola: -"Bugan, ¿me quieres aún?" Bugan estupefacta contestó: -"¿Qué? ¿Acaso quieres repudiarme?" -"Sí, mi intención es repudiarte y ·desde ahora ya te rechazo." Pero Bugan ni se movía. Entonces Aliguyun agarrando a su esposa, la llevó hasta la puerta abierta y la dejó resbalar por la escalera. Bugan lloraba pero siempre rehusaba partir. En eso, Aliguyun la empujó hasta los límites de las alturas del. pueblo. Por fin Bugan empezó a andar y se dirigió a los arrozales siempre llorando, y solamente cuando llegó al rio secaba sus lágrimas y habiendo vadeado el rio desapareció. En el entretanto Pumbachayon NUESTRA DIRECCIÓN: P. O. BOX 139.3 112 en Daligdigan dijo a Aguinaya: -"Aguinaya apártate de aquí, vete ya a Hananga porque tu no me quieres más." -"¿Qué, me repudias?" preguntó Aguinaya. -"Sí, te rechazo de mí." Pero Aguinaya no quizo salir y quedaba sentada en casa. Entonces Pumbachayon la empujó hacia la puerta abierta y Aguinaya resbalando por la escalera cayó en el patio de 1a casa. Y como ahí quedaba sin moverse, Pumbachayon bajó y empujaba a Aguinaya hasta los límites de las alturas del pueblo. Aquí la mujer empezó a andar y se dirigía a los arrozales siempre llorando porque no sabía a donde ir y por fin desapareció de Daligdigan. Por casualidad Bugan encontró a Aguinaya en ia orilla del rio Natbuoan. Atónita, Aguinaya preguntó a Bugan: -"¿Qué pasa, qué pasa? ¿Por qué has venido aquí, Bugan." -"Vuelvo a Daligdigan" contestó Bugan, "porque Aliguyun me ha repudiado." -"A mí también me ha repudiado mi esposo Pumbachayón" replicó Aguinaya. Con estas palabras ambas empezaban a llorar amargamente. Por fi~ Aguinaya esforzándose para consolar a Bugan, dijo: -"No llores más, Aguinaya. Ven, iremos buscar a quien quiera darnos algo de comer; yo tengo vergüenza de volver a la casa de mis padres." Bugan consintió porque ella también tenía vergii'enza de volver a la casa de sus padres en Daligdigan y ambas poniéndose en camino llegaron a Mumpolua aquella misma tarde en frente de la casa de Inohiaban, el viejo lnohiában. -"¿Cómo os llamáis, niñas?" preguntó el anciano. -"Somos Aguinaya y Bugan y estamos de viaje." -"Entrad, niñas," dijo Inohiaban. Aguinaya susurró a Bugan: -"Ven, entremos para comer porque tenemos hambre." Ambas entraron en la casa de Inohiaban y se sentaron apoyadas contra la pared al lado de la puerta. Esperaban y esperaban, pero el viejo no las ofreció nada de comer y por fin empezaron a dormir. Cuando estaban durmiendo profondamente, el viejo pensaba: -"Mejor es que venda yo a estas mujeres por algunos manojos de palay; pero ¿en qué las et).volveré para llevarlas a algún comprador?" Y el viejo en toda la noche no podía dormir. Cuando los primeros gallos empezaron a cantar, se levantó, metió a Bugan y Aguinaya dentro de un saco y colocólo todo encima de su cabeza. Entonces se puso en marcha, llegó a los límites de las alturas del pueblo y bajando a los arrozales desapareció de Mumpolua. Apenas el camino era visible cuando Inohiaban llegó al pueblo DONATIVOS INCONDICIONADOS LOS MEJORES de Amlinay y fué directamente a la casa de la vieja Aguinaya, esposa del anciano Aliguyun. Viéndole venir, la vieja Aguinaya dijo: -"Conozco a muchos pero yo no sé quien eres tu." El viejo Inohiaban contestó: -"Y o soy Inohiaban de Mumpolua y aquí llevo a dos niñas que quiero vender por unos manojos de palay." -"Hombre cruel, ¿no tienes ninguna piedad de ellas?" preguntó la vieja Aguinaya. -"Está bien; si tu no quieres comprarlas, pues las venderé a otro." -"No, no. Yo las compraré" interrumpió la vieja; y bajó de su casa y despert~ a Bugan y Aguinaya que estaban siempre dormiendo aún en el saco. La joven Aguinaya abriendo los ojos y viendo al viejo lnohiaban, se levantó y fué al viejo pinchándole y rasguñándole. -"¡Oh, oh, niña!" exclamó Inohiaban. "¿Por qué me estás pinchándo? · Ahora misma precisamente tendráis algo de comer; yo no tengo morisqueta en casa.~· La vieja Aguinaya también dijo: -"No le pinches, niña, el viejo está para morir. ¿Pero cómo os llamáis, niñas?" La joven Aguinaya contestó: -"Y o soy Aguinaya, la esposa de Pumbachayon y esa es Bugan, la esposa de Aliguyun de Hananga." 113 -"¡Que rico!" exclamó la vieja Aguinaya con sorpresa: "¿Acaso eres tu la hija del viejo Amtalao, mi hermano, a quien dejé en Hananga cuando me casé y vine a establecerme aquí?" -"Y o soy también de Hananga" dijo el viejo Aliguyun· acercándose, "Mi hermana es lndumlao, la esposa de Amtalao." Entonces Bugan dijo a su compañera Aguinaya: -"Tu tienes suerte: estás en la casa de tu tia." En eso el viejo lnohiaban perdiendo ya la paciencia dijo: -"Apúrate ya un poco, Aguinaya, esposa del viejo Aliguyun, y dame los manojos de palay, porque quiero volver a casa." La vieja Aguinaya y Inohiaban fueron a los graneros y cuando llegaron al décimo la víeja abrió la puerta, entró y sacando buen número de manojos de palay, los colocó en ambas puntas de la caña del viejo Inohiabart diciendo: -"Bueno, ya ves viejo lnohiaban que ya tienes más que lo que puedes cargar." Inohiaban levantando la carga, no podía andar, tanto era el peso del palay; por eso quitó algunos manojos y se marchó. La vieja Aguinaya volvió al pueblo y dió a las niñas abundante comida. Mientras estaban comiendo, llegó Liquiyayu, el hijo del viejo Aliguyun y viendo a las niñas, dijo: -" iQuienes son estas niñas guapas, madre?" EMPLEE UN DÍA DE VACACION 114 -"Pues, son Aguinaya y Bugan; Pumbachayon y Aliguyun las han repudiado y el viejo Inohiaban vino a venderlas por algunos manojos de palay. Aquella es Aguinaya, la hija de mi hermano Amtalao que vive en Hananga." El viejo Aliguyun entrando en la conversación dijo: -"Y o creo que Pumbachayon debe estar muy enfadado." A lo que contestó Liquiyayu: -"Pumbachayon y Aliguyun no las hubiesen repudiado si no hubiesen sido maldecidos por alguién." Y volviéndose a las _niñas añadió: "Está bien, niñas, ya volveremos juntos: indicadme el camino." -"No, no," Aguinaya replicó, "no queremos volver, ya somos repudiadas." Y la vieja Aguinaya dijo: -"Déjalas ya, hijo, déjalas comer y vete solo." Liquiyayu se Jevantó, se puso el cinturón con el puñal y tomando su lanza, una lanza igual a una flor de caña, saltó de la casa en el patio, anduvo entre las casas del pueblo, bajó hasta los arrozales, pasó por los cercos de los campos, llegó al rio y desapareció de Amlinay. Antes del medio día Liquiyayu llegó en Hananga. Mirando un momento alrededor dijo: -"Aquí sera, aquí es, porque los ramos y las hojas de los arboles se han doblado y están para morir.'' En eso subió a las alturas del pueblo y llegó frente a la casa de Aliguyun. El hombre estaba sentado cerca de su habitación en su "kamalig," inmoble como una estatua. En seguida Liquiyayu tira de su puñal, y habiéndolo blandido encima de su cabeza, apunta a Aliguyun. Viendo todo eso, los espíritus de sordera y locura se dijeron: -"¡Oh, Oh! ¡Un varón! Sus ojos demuestran su ira. Venid, escapemos, porque pudiera darnos a todos de puñaladas." Y diciendo eso, los espíritus de sordera y locura se escaparon volando y flotando por encima del pueblo bajaron hasta los arrozales. En seguida Aliguyun empezó a moverse y pidió agua para beber. Liquiyayu dirigiéndose a los compañeros de Hananga les dijo: ;. -"Pronto, compañeros; vosotros cuidad a Aliguyun, porque yo debo perseguir a los espíritus." Los espíritus bajando el rio y pasando por varios pueblos, llegaron en Daligdigan y se unieron a sus hermanos en el cuerpo de Pumbachayon. Pero Liquiyayu llegó también en Daligdigan donde encontró a Pumbachayon sentado inmoble c-0mo una estátua. Otra vez sacó su puñal blandiéndolo encima de la cabeza y apuntó a Pumbachayon. -"¡Pronto, pronto!" gritaron los espíritus, "¡Pronto, pronto! Volvamos ya a Mumbuluan." Y apenas lo habían dicho que ya esBUSCANDO UNA NUEVA SUSCRIPCIÓN taban volando por encima de los arrozales y se escaparon. Una vez salidos los espíritus, Pumbachayon mueve y pide agua para beber, pero Liquiyayu no lo hace caso y esta ya persiguiendo a los espíritus: baja hasta los arrozales, salta los cercos de los campos, llega al rio, lo vadea y cada vez que los espíritus cambian de dirección, él también toma la misma y así llega en Mumbuluan un momento después de la llegada de los espíritus. Daulayan desde el día anterior ha estado sentado debajo su casa maldiciendo continuamente a sus enemigos: "iAh, ah! tu AHguyun. ¡Ah, ah! tu Pumbachayon, ahora tengo mi venganza: vuestra f elicidad se acabó y vuestras esposas que mueran." Pero he aquí que llegaron los espíritus. Inopinadamente Daulayan se levanta y grita: -"¿Por qué habéis vuelto? Aicaso han muerto ya Aliguyun y Pumbachayon?" Los espíritus no contestan porque Liquiyayu está detrás y ya. para ltegar, corriendo hacia la casa de Daulayan. El hombre espantado como un búfalo se escapa pero Liquiyayu le persi·gue. Daulayan corre y desaparece entre la caña y sin hacer caso de su cuerpo déjase resbalar por la montaña. Como Liquiyayu no le percibe más, grita: -"¡Hola, Daulayan, muestra donde estás que voy a matarte y cortar tu cabeza!" 115 Pero en vano grita; Daulayan ya desapareció para no volver. Entonces Liquiyayu dejó ya de perseguir a su enemigo y volvió a la casa de Daulayan en Mumbuluan. Entrando reunió todos los adornos que encontró; escogió las alhajas preciosas y echó los demás en el patio; el terreno debajo la casa estaba lleno de perlas rotas y collares estropeados. Los buenos collares y las buenas cintas que hay los reune y los coloca en ambas puntas de una caña que lleva en los hombros y así cargado corre bajando hasta los arrozales y llega al rio que vadea y desaparece. Primero llega a Daligdigan. En seguida se dirige a la casa de Pumbachayon que está sentado sobre el mortero debajo su casa. Pumbachayon al ver a Liquiyayu le dice: -"Y o conozco a muchas personas pero tu nombre lo ignoro, varón." -"¿Es verdad que tu no conoces mi nombre?" pregunta Liquiyayu. "Y o soy Liquiyayu de Amlinay. Tampoco yo conocía tu nombre, pero Bugan y Aguinaya que llegaron en Amlinay me lo enseñaron y también me dijeron que habían sido repudiadas y que tu estabas muy _enfadado." -"Eso no es verdad" contesta Pumbachayon, "no sé absolutamente nada de lo que me dices." -"Y a lo sospechaba yo. Gracias a mí no te has muerto. Mira: aquí están las alhajas de DaulaEL SACRIFICIO TRAE CONSIGO J.A RECOMPENSA 116 yan; él te había maldecido y yo quería matarle pero desapareció, si no, aquí estaría con su cabeza." Pumbachayon comprendió todo y dijo: -"Verdad, Daulayan me envidiaba y quedaba enfadado porque Aliguyun le había herido en la pierna el día que vino a verme pa~a suplicarme le aceptase como. cuñado, pero yo no le acepté, sabes." -"¿Pero donde están Bugan y Aguinaya?" preguntó lndangunay, la madre de Pumbachayon. -"Están en Amlinay. El viejo lnohiaban nos las vendió por .palay." · Y Indangunay con muchas gesticulaciones replicó: -"¡Qué suerte han tenido! ¡Pero que suerte para ellas de haber llegado a tu pueblo!" Liquiyayu después de haber tomado algún alimento quería salir para volver y Pumbachayon le dijo: -"Bueno, está bien, Liquiyayu; sí, vete a casa y no te olvida de volver con las mujeres." -"Claro," contestó Liquiyayu, "ya las he dichó de volver a sus casas, pero ni Bugan ni Aguinaya querían escucharme diciendo que están repudiadas." En eso Liquiyaru sale de casa de Pumbachayon, y se mete en camino para Hananga. Aliguyun levé venir y grita: -"¡Hola! ¡Hola! Liquiyayu. ¿Qué estás llevando en los hombros?" -"Alhajas ... .las alhajas de Daulayan" replica Liquiyayu. -"¿Pero donde está Bugan?" -"Bugan y Aguinaya están en Amlinay," afirma Liquiyayu, "mi madre las compró por palay." -"¿Qué veo yo?" interrumpe la vieja Indumlao, "¿No eres tu el hijo del viejo Aliguyun, mi hermano?" y acariciando al joven continua diciendo: "¿Qué dices? ¿Qué las niñas han llegado en Amlinay?" Y Aliguyun dice: -"Listo, Liquiyayu, vete buscarlas y traelas aquí/' -"Sí," contesta Liq uiyayu, "pero ellas no quieren venir; mejor que tu mismo vengas tan pronto como te repongas." Liquiyayu se levanta, anda entre las casas del pueblo, baja hasta los arrozales y hasta el rio y desaparece de Hartanga. Ya era muy tarde cuando llegó a casa en Amlinay. Su madre, la vieja Aguinaya, estaba muy impaciente y preguntó a su hijo: -"¿Por fin, estás aquí? ¿Qué noticias buenas traes?" -"Sí, estoy aquí, pero ni Aliguyun ni Pumbachayon está enfadado. Los dos estaban sentados debajo sus casas, sin poder moverse; eran como estátuas. En~ tonces cuando llegué allí, blandí mi puñal apuntándoles y en seguida los espíritus de sordera y locura salieron de sus cuerpos y flotando como nubes volaron escapándose, pero yo les seguí hasta la casa de Daulayan en MumbuLAS MISIONES NECESITAN ESCUELAS luan. Lástima que pudo esconderse el hombre entre las cañas; así es que no he podido cortarle la cabeza, pero he sacado todas sus alhajas que yo dejé en Hananga." Después de haber narrado todo lo que le sucedió, comió y entonces .todos ellos se acostaron porque era ya de noche. Entonces una mañana Aliguyun fué a Daligdigan. Encontró a Pumbachayon en la rivera del ria y juntos se dirigieron a Amlinay. Llegando a este pueblo admiraban los largos arrozales y las riquezas de Liquiyayu. Después de un rato continuaron hasta la casa de Liquiyayu. Este viendoles venir, tomó un pedazo de madera ardiente que colocó en frente a Pumbachayon y Aliguyun y se sentó al lado de ellos. Juntos mascan la areca, e~tran en casa, comen y otra vez mascan areca. Entonces Aliguyun dice: -"Pµes, Bugan y Aguinaya, vamos a casa ya." -"No, no," contestó Aguinaya, "¿Qué clase de m~eres quisieran acompañaros? Si nos repudiais de nuevo, ¿a donde iremos? Si, por ejemplo, Bugan y Aguinaya no hubiesen encontrado a esta buena gente que nos dieron de comer, a donde hubieráis ido vo117 sotros para hallarnos? No, no, no os acompañaremos." Aliguyun y Pumbachayon se acercaron a ellas y probaron convencerlas. -"Ha sido la culpa de Daula~ yan," así dicen, "pero desde ahota Daulayah ya no nos envidiará inás y ya no sera causa de que os repudiemos." Y a era la tarde cuando por fin Aliguyun y Pumbachayon lograron convencer a las mujeres; por fin juntos se marcharon . . Era oscuro ya cuando llegaron en Daligdigan. Entonces Pumbachayon dijo a Aliguyun: -"Quédate aquí para pasar la noche." -"No," contestó Aliguyun; "ya me voy a casa; y vendré mañana por la tarde." -"Está bien," contestó Pumbachayon y él con Aguinaya fueron a .su casa y Aliguyun con Bugan continuaron el viaje y por fin llegaron en Hananga. Otra vez Aliguyun y Bugan estaban felices en Hananga é igualmente Pumbachayon y Aguinaya en Daligdigan. La mar de gente venían a visitarles y eran tantos· que al rededor de sus casas parecía haber un cerco de lanzas ahí plantadas por las visitas. -e<ci~----<·<>»---Dos sordos se encuentran y tienen Segundo: "No, voy a pescar." la siguiente conversación: Primero: "Ha! Creía que iba a pesPrimero: "¿Va V. a pescar?" car." LA MAYOR NECESIDAD :