Cayo una Estrella ... del cielo ...

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Part of El Misionero

Title
Cayo una Estrella ... del cielo ...
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
AÑO VI, No. 5 OCTUBRE 1931 ~ayn una Estrella . • • hel rieln ... '' H ALLOL.. iEh!.... iMit rad!.... iU. na estrella " 1" , • que se cae.... as1 gntaron .... Pero no era una estrella, era un Peso que bajó del cielo. Vestido de blanco y ardiendo como un astro, girando y volteando y remolinando, el Peso pasó por el espacio donde Ciro encabeza y guia la procesión inmensa de las estrellas, atravesó el mundo de las cometas que lo cegaban con la lúz penetrante de sus colas, cruzó el sendero de 'Neptuno, voló por la atmósfera nebulosa de Urano, miró al cinturón ardiente de Saturno, admiró el brillo de Júpiter cuya luz desvanecía ante los rayos del sol, y cuando había bajado hasta las planetas menores, mirando atrás, el Peso se extrañó ante el resplandor rojizo de Marzo y las sombrais de las hondonadas de la luna y por fin penetró quedito y suavemente una neblina argentina que rodeaba la cima de un monte alto de la Provincia Montañosa y se sentó sobre los musgos de una roca prominente .... . Ahí quedaba .... solito .... encantado por las maravillas de las vistas y una sonrisa celestial iluminaba su blanca cara, cuando de repente la tierra tembló y desde un precipicio entre las rocas surgió ~a forma horrenda del espíritu de las tinieblas. -"Bienvenido, precioso Señor," el demonio exclamaba saludando al Peso con una sonrisa burlona entre sus dientes y a la vez con su voz la más complaciente y maulera: "Bienvenido, noble RENUEVE SU SUSCRIPClON ENSEGUIDA 130 varón tan deseado y el más guapo del mundo" continuaba Satanás jubilando y al mismo tiempo de sus órbitas profundas brotaban llamas infernales. "Más pronto y rápido que la aureola de la madrugada, su cara brillante y su voz encantadora iluminarán el mundo y llenarán los corazones mortales hasta el borde." Al principio la aparición tan horrenda había aterrorizado al Peso, pero ahora sonreía lastimosamente ante los saludos y bienvenidas del padre die las mentiras. -"Oh, Rey nobilísimo" continuaba el espíritu de la perdición, "oh, emperador poderosísimo, en cuanto los hijos de los hombres se despierten y conozcan su feliz llegada, los grandes y los pequeños, los fuertes y los ricos como los débiles y los miserables saludarán a su Excelencia y adorarán a su noble majestad; todos con todo el anhelo de sus corazones extenderán sus manos codiciosas hacia su aureola encantadora. No, nadie en este mundo, será honrado como su nobleza, nada arrebatará: los corazones humanos como su belleza celestial. Yo sé lo que digo, porque conozco el mundo que es mío. Su llegada significa una era de alegrías indecibles: y esta alegría será la señal evidente y omnipresente de su reino universal. El oro está encerrado en las arcas de unos pocos que dominan la tierra ó queda escondido en los bolsillos de algunos avarientos, pero su abundancia argentina será distribuida generosamente entre las multitudes, y la gente, los pobres, que a la vista del lujo de los ricos han sentido el hambre por la molicie y la sed de las diversiones, harán lo imposible para ganar a su merced. Y o conozco al hombre desde su principio y yo sé que en su corazón arde un fuego dispuesto a causar una conflagración de alegrías terrestres y deseos insaciables." El espíritu del pecado guardó el silencio y la brisa refrescante de los montes soplaba misteriosamente entre el ramaje de los árboles de la selva, cuando inopinadamente desde lo más profundo de las tinieblas subieron con el ruido del trueno unas voces infernales y gritos burlones que resonaban a lo largo de las colinas: eran los olamo~es de vecinos reñiendo y las risas de los bórrasqueros nocturnos: "¡Dinero ... dinero ... !", eran los 'rechinamientos de las fábriéas pestilentes y de los talleres polvorientos mezclados con los gemidos de sus esclavos exhaustos: "iDinero .... dinero ... !'', eran los clamoreos de naciones en guerra, los truenos de miles de cañones y otras máquinas infernales sembrando la destrucción y la muerte; eran las lamentaciones de soldados moribundos, de viudas desamparadas, y de huérfanos con lágrimas: "¡Dinero .... dinero .... !"; los individuos como las naciones, los ancianos como los jóvenes, los hombres como las mujeres, todos en una carrera loca, gritando y voeiferanSOSTENGA UN CATEQUISTA 1 do, cazaban con delirio y frénesi al Peso, tni:bajando hasta el sudor y la sangre, y extenuándose hasta no poder más y hasta la muerte, pero siempre aullando: "¡Dinero ... dinero .... más y más dinero ... !" -"¿Su Merced percibe la bienvenida que la dan?" preguntó el demonio. Pero en aquel momento súbitamente las tinieblas de la noche infernal desaparecieron y todo el ronquido de trueno se desvaneció dando lugar al retintín de músicas trepidantes y armonías sensuales. Una luz resplandeciente iluminaba una aglomeración de cinemas, salones de baile, teatros, cabarets, salones de conciertos y antros de juego y en cada uno de esos centros de corrupción los pecados y los crímenes más escandalosos bailaban al compas de risas salvajes y admiraciones forzadas de innumerables bobos y necios. A través del resplande>r de aquel infierno el Peso pudo distinguir miles de jóvenes en trajes pi-ovocadores al pecado, es decir casi desnudas, bailando y alegremente guiando a su par2ja hacia los precipicios eternos. Toda la vista más. bien parecía un vasto tanque en ebulición lleno de pálidos espectros humanos, cada uno ardiendo de envidia, odio, orgullo y lujuria y todos devorados por el insaciable deseo de dinero .... pesos .... más dinero .... más pesos, para engrasar sus pasiones y más bajos instintos.... Más alto y más fuerte resonaban las bandas de jazz, más y más brillantes 131 ardían las luces de esos vestíbulos de Satanás; los cantos inmundos aumentaban la sensualidad, y las risas locas y los gritos salvajes no fueron más interrumpidos si no por los clamoreos de "¡dinero .... dinero .... !", los lamentos del honor manchado y los gemidos de almas perdidas .... Esa visión horrenda no duró más que unos cuantos instantes, cuando un metéoro atravesó en nn "momento el espacio .... pero en el entretanto tuvo tiempo para gritar con voz de trueno: "¡Maldito seas, espíritu de las tinieblas y de la perdición!" y el demonio con toda su visión infernal desapareció al instante dentro de un océano rojizo de pasiones y de sangre .... Otra vez la noche tranquila envolvía con su manto el monte donde quedaba el Peso cubierto de su traje de plata inmaculada, cuando .un ángel de Dios tan suavemente como el rocio de la madrugada sobre las flores, descendió del cielo y quedaba suspenso sobre sus alas de oro en frente del Peso. -"¿Has visto?" preguntó el mensajero divino con una voz de música celestial. "¿Has visto al fantasma? ¿Has oido esos clamores por dinero y más dinero con que satisfacer el hambre fernz de alegría y la sed ardient~ de diversión? ¿Comprendes todo el poder bulliendo en tu pecho? ¿Y puedes sondar todo lo horrendo del mal LAS MISIONES ~ECESITAN CAPILLAS 132 y de los pecados que tu puedes causar?" El Peso se sonrojó y gimiendo inclinó la cabeza. -"Pero las tinieblas de la noche no siempre envuelven las hermosuras de la naturaleza" continuó el ángel, "las neblinas hasta más pesadas también se levantan y desaparecen y las barrancas más hondas de vez en cuando se llenan del brillo del dia. Así tambi~n, a la noche sucede la luz, las fuerzas que aplastan y matan pueden servir de salvación y vida; y el poder abusado del infierno puede convertirse en vigor para lograr el cielo ... Animo pues, Peso, ánimo ... y ójala que gracias a Tí las criaturas reconozcan la bondad infinita de Dios y su caridad piadosa.'' Y al decir estas palabras el espíritu indicó en el Este una cruz que quedaba como gravada en la aureola de la madrugada y sobre la cual estaba suspendido el cuerpo agonizante del Salvador ensangrentado. -"Es el Señor que procura todo" prosiguió el ángel, "y en cambio no pide más que amor. El es el amor eterno sacrificado en el Calvario y cada dia inmolado con su cuerpo y sangre en cada Comunión y cada Misa para la salvación de almas. Su caridad abnegada sirve de modelo del amor verdadero para el alma por su abnegación .y sacrificios para la gloria del Padre y la salvación de las almas, imágenes de la divinidad. Por encima de las colinas y de los montes de la Provincia Montañosa queda suspendida la sombra de la Redención mientrás que allá por las tierras bajas la luz de la salvación brilla y ha brillado por varios siglos, porque el Señor en su piedad infinita para sus habitantes ha mandado allá a sus Apóstoles antes de conducirles por estos montes, para que los primeros redimidos pudiesen cooperar con El en la salvación de los más mínimos de sus hermanos aun sentados en las tinieblas de la ignorancia y de-la superstición y enclavados en las cadenas de Satanás. Por fin, Dios en estos últimos dias ha mirado con más piedad sobre estos pobres montañeses: El conoce su pobreza y las necesidades de sus cuenpos y almas. Ha oido la voz imploradora de estos también sus hijos y ha visto como sus súplicas no han encontrado el eco merecido en los corazones de SUIS hijos privilegiadbs de los valles civilizados. El conoce a los más pequeños de sus hermanos y se compadece de ellos porque si sus almas con los frutos de la Sangre de su Hijo se pierden, es más bien por falta del socorro material que sin embargo entre sus hijos privilegiados se tira en vanidades y aun pecados .... " Estas palabras hicieron temblar al Peso y no pudo contener sus lágrimas al contemplar en su visión a un Dios hecho hombre muriendo en aquella cruz por amor a las almas y sin embargo privado de los frutos de su pasión y muerte, AFILIESE A LOS CRUZADOS DE STA. TERESITA almas, que son los objetos de su amor infinito y eterno. -"¿Qué es lo que yo, pequeño Peso, puedo hacer para agradecer al Todopoderoso?" preguntó el Pesillo. Y el ángel como extasiado por el amor que constituye el cielo, contestó: -"¡Oh, si solamente aquel dinero que tantas veces en los valles se pierde en vanidades y pecados, fuese ofrecido p_ara la expansión del reino de Cristo en la tierra en general y en la Montañosa más en particulair, dentro de poco el Cristo de la Cruz sería conocido y amado ·por los pobres Montañeses.... Los Misioneros se multiplicarían mandando numerosos catequistas a los pueblos y barrios esparcidos por sus colinas; en todas partes se levantarían escuelas, capillas é iglesias y por encima de las más altas montañas resonarían los cánticos de gracias de tres cientos mil Montañeses en unión con las alabanzas que subirían de los valles por las bendiciones divinas concedidas en cambio por sus sacrificios y caridad cristiana." Y mientrás hablaba el ángel, el Peso vió surgir de la Cruz y del Salvador una aureola de oro extendiéndose sobre los montes de la Provincia; el Peso víó las cumbres y laderas de las colinas iluminadas por un rayo divino y las barrancas cargadas de aromas de incienso que subían al cielo. En todas partes las campanas tocaban el Angelus mil veces repetido por 133 el eco entre los ramos de los pinos. y de aquel paraíso de la Perla del Oriente himnos de adoración y gratitud ascendían hasta el trono divino para después volver a la tierra como tantas bendiciones que formaban una visión de paz sobre los valles de los generosos y caritativos cristianos. El ángel había desaparecido ..... Y feliz, el Peso bajaba despacio las montañas en dirección del mar .. Un rayo blanco de esperanza y confianza oomo una aureola gloriosa ,rodeaba su cuerpo. Pero antes de dejar las últimas colinas, el Peso una vez más miró al panorama de la Provincia Montañosa y de una voz poderosa que resonaba entre las olas gigantescas de sus montes, dijo: "Ya os ganaré para Cristo y el cielo y Filipinas. Os dejo, p_ero para ir a susurrar a los corazones tan blandos de los cristianos vuestros paisanos que aun aman a Dios y a vos los hermanos del Salvador. La voz del Santo Padre, no, la voz de Cristo mism<> a quien el Pontífice representa en esta tierra, manda a sus hijos espirituales y a la vez hijos de Dios, de tener piedad de vosotros, Igorrotes, pobres habitantes de estas montañas. En contestación al motto del Santo Padre 'Cada Cristi11no un misionero' yo también, pequeño Peso me haré Misionero, 'el Misionero de la Provincia Montañosa.' Para contribuir a la redención de vosotros Montañeses, y ROGAD PQR LAS MISIONES 134 para la mayor gloria de Dios, iré mendigando por los pueblos cristianos para suplicar a los Cristianos se hagan también misioneros según su estado y condiciones, y hasta hablaré con aquellos que parecen haberse olvidado de sus deberes de gratitud, rogándoles procuren la obra de Dios en vuestros corazones tal como Dios lo hizo en los suyos. Rogaré a todos me libren de la deshonra de ser convertido en vanidades y pecado y me usen a mí para que ellos distribuyan los meritos de la pasión y de la sangre de Cristo entre vosotros y limpien vuestras almas de las manchas del pecado y del peligro de la muerte eterna." Y volviéndose a los valles cristianos, el Peso con una voz de trumpeta añadió: "Queridos Cristianos, hijos privilegiados del Todopoderoso y queridísimos hijos del Salvador, en vez de despilfarrarme en vanidades, en vez de tirarme quizás con Dios mismo por el pecado, convertidme en apóstol, "el Misionero de la Provincia Montañosa" y en cambio yo os convertiré en apóstoles y Misioneros de vuestros hermanos de la Montañosa mereciendo el título y las redompensas de Apóstoles modernos. ¿Como? Sacadme de vuestros bolsillos donde quedo escondido é inutil para la eternidoad y mandadme a P. O. B. 1393 Manila con la súplica de convertirme en "El Misionero", añadiendo vuestro nombre y dirección, y entonces cada mes durante vuestra vida os visitaré hablando a vuestros oorazones de la causa de Cristo y de la salvación de las almas. Vosotros que ya me conocéis como "El Misionero" desde que os visito mensualmente, vosotros que -sois ya apóstoles de la Montañosa, sed también apóstoles entre vuestros hermanos y amigos de los valles: decidles como por mí, pobre pesillo, ellos también deberian procurar que yo, un servidor de ellos, sea para ellos "El Misionero" y explicadles como entonces ellos también se convertirán en Misioneros ó sea verdaderos cristianos de los cuales el Sumo Pontífice quisieria que cada uno sea un Misionero. Por eso, amigos Misioneros, no os pido más que unos cuantos pasos y cinco palabras .... y vuestros amigos también me mandarán al al P.0.B. 1393 con sus direcciones. ¿Acaso es · pedir demasiado, si de esta manera actuáis como Misioneros convertiendo a vuestros hermanos y amigos en Misioneros ú otros Cristos?" Natural, desde su bajada hasta Filipinas el Peso no ha pronunciado todo este discurso de una sola vez, sino hace años que bajo la inspiradón divina no cesa de hablar de este modo, especialmente desde la coronación del Pontífice actual, el Papa de las Misiones, y más aun ahora durante este mes de las Misiones, de Santa Teresita y de la Prensa Católica. ESTIPENDIOS DE MISAS SON UNA GRAN AYUDA
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English title: "A star fell from the sky [The missionary]"