Leyendas de los Ibalois

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Part of El Misionero

Title
Leyendas de los Ibalois
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
177 Leyendas de los lbalois FOR EL REVERENDO PADRE CLAERHOUDT Misionero. Itogon. Benguet. Provincia Montañosa. INTRODUCCIÓN EN LA región tan pacífica y tranquila de la subprovincia de Benguet, entre montes y colinas, vive una tribu de montañeses: los Ibalois. En los valles estrechos, al lado de las riberas de los espumosos torrentes, se extienden sus pocos arrozales. En los tiempos de arar y sembrar, sus aguas como tantos espejos reverberan el inmaculado azul de la expansión celeste y en los tiempos de la cosecha las olas de oro del palay maduro aumen~ tan el'encanto del paisaje encantador. En la mañana, apenas los primeros rayos del sol han dorado el horizonte, ya se dirigen largas lineas de mujeres por el sendero serpentino hacia los campos de camotes en las laderas y cumbres de los montes, y el repetido batido de los Ba-congs, cañas medio rajadas, en sus brazos al compas de sus pasos anima a sus pies que pisan las piedras y la grava del camino. En la noche, cuando las sombras ascienden de los precipicios y la procesión interminable de las estrellas se pone en marcha por el vasto firmamento, larigos fuegos de pino eje,cutan sus bailes pintorescos en frente de las pobres casuchas y entonces, los ancianos como los jovenes, se sientan al lado de las llamas brillantes en espera de la bajada silenciosa de la noche tranquila. Durante el dia, las casas quedan abandonadas, pero en las selvas sombrías y entre las laderas rocosas resuenan los golpes vigorosos de los machetes y los estallidos crepitantes de ramas cortadas para leña del fogón, mientrás abajo, en el rio los niños se divierten charlando, gritando, corriendo, saltando, escalando y nadando en las aguas espumosas de la rápida corriente. Durante el dia, las casitas y los pueblecitos quedan desiertos, pero al llegar la noche, cuando en las tinieblas algunos espíritus muestran sus sombras misteriosas como unas tantas estatuas menguando entre los techos y las paredes de las habitaciones, y cuando enfermedades y aflicciones suceden después de estas apariciones fantasticas, entonces, ¡Ay entonces! si, los habitantes se reunen y se quedan en la población. El sulibow, el tambor, resuena a lo larBUSCANDO UNA NUEVA SUSCRIPCIÓN 178 go; las calsas, los batintines, retiñen y los habitantes espantados bailan el Bat-bat para exorcisar a los espíritus malos. Entonces, ¡Ay entonces! el mambunung, el hechicero, ofrece sus ora::iones sobre los animales matados y exorciza las víctimas sacrificadas y a nadie se permite entrar en el pueblo ó salir para los campos hasta que todos los comestibles exorcizados y todas las bebidas estimulantes se hayan acabado. Durante varios meses un azul limpio sin nubes se extiende por encima de los precipicios morados en las barrancas y sobre los valles verdes, de color de bronce, del este de Benguet. En la mañana el primer fuego ardiente del sol borra los blancos raudales de neblinas que suben desde los desfiladeros y a la vez sus rayos ardientes arroján por las hierbas y arboles una infinidad de diamantes y esmeraldas, y por la noche cuando las sombras y tinieblas envuelven los montes gigantescos en una manta de paz y silen:cio, todavia el fuego del sol desapare::ido se refleja en los troncos de los pinos que más bien parecen fantasmas. Pero hay tiempos en que nubes negras y pesadas se acumulan, tempestades desfogan, huracanes rugen, tornados siembran la desolación, relámpagos fulguran y truenos retumban y entonces, ¡Ay entonces! los senderos con las laderas de las colinas se desmoronan, rocas se desploman y se derriban hacia los precipicios; los torrentes crecen y corrientes de lodo se precipitan de las barrancas llevando arboles y cantos rodados en una carrera loca hacia el rio Agno. El viento juega con los gigantes de los bosques, el trueno crepita; el cielo y la tierra se encuentran en turbiones como si intentasen devorarse mutuamente; en una palabra, toda la naturaleza tiembla y hierve de furor como para devorar y aniquilar la creación entera y aun mucho tiempo después, cuando los elementos ya se han calmado y cuando muy alto en el azul celeste el Bocao, el halcón de los montes, revolotea sobre los pueblos en busca de presa, todavía olas enormes entre rocas y cantos se precipitan en el Agno hacia los valles y el océano. Pacíficos y quietos son el ánimo y el corazón del montañés. Al igual del humo azul que asciende de las casas, Hevado en alas de la brisa mañanesca y suspendido en ondulaciones graciosas por encima de los techos, así también su corazón sencillo se eleva sobre todo lo que le rodea. Sentado sobre el muro que rodea su casucha, por la noche mira la naturaleza obscureciente; escucha las voses melodiosas que cucuchean y silban entre las hojas de los arboles y las ramas crepitantes de las cañas. ¿Acaso no era aquel murmullo el gemido de espíritus que bajaron del monte Polac? Escucha el ruido de las aguas EL SACRIFICIO TRAE CONSfGO LA RECOMPENSA del rio que susurrando ó rugiendo prosiguen su camino entre los precipicios hacia el mar; pero sucede que le parece haber percibido el alarido del espíritu envidioso de las aguas ... Escucha el chirrido agudo del pel-pel y del pitaat que viven en el lodo de los arrozales y fangales, pero ... ¿Que era eso? ... ¿Acaso era el grito aterrador del tet-tet, el pájaro de la muerte? .... Observa los camcamtés centellantes, las luciernagas, que saltan y bailan alrededor de las coronas de los arboles camantilis y entre los arbustos djataan, pero algunas veces durante estas noches encantadoras le parece oir algo y ver la sombra volante del fantasma Bagbagisen precipitándose entre las ramas ... Ni figuras ni escritos han enseúado al montaúés los primeros elementos de la vida, ó descrito los siempre presentes espíritus, ó manifestado algo del pasado y del porvenir, ó comunicado el arte y la ciencia del "Mambunung" el hechichero, ó explicado los misterios de los sueúos y de las visiones que le aparecen durante las h-0ras sombrias de las noches ... Ni figuras ni escritos le revelaron los nombres de las plantas y flores, y animales y pájaros, pero las sagas y leyendas de sus abuelos quedan gravadas en su memoria y corazón como en un santuario. El montañés conoce todas las historias y badiews, cantos, desusantepasados y hasta los hechos y fe179 chorias más ancianas de sus más antiguos abuelos: todo esto constituye la tradición de los Ibalois y inicia al montañés en el origen, la existencia y la desap·arición de las cosas .... En la literatura sincillísima de sus sagas y leyendas se revela toda el alma del montaúés ..... El extranjero que ha vivido a su lado, que ha hablado con él sobre las costumbres de sus paisanos, que ha visto sus hechos, que ha escuchado sus cuentos, que ha tomado parte en sus alegrías como en sus aflicciones, ha visto como el espíritu de varios siglos se ha conservado en el montañés, tanto en sus palabras, como en sus cantos y acciones y ha comprendido que la tradición de los antepasados sirve hasta ahora como una garantía respetada de la afección del Igorrote para su pobre casucha y sus pocos arrozales y como su más preciosa inherencia. Esta tradición hace rebosar los corazones de los Ibalois siempre cuando contemplan sus altas montañas sobre las cuales Cabunian, la divinidad, derrama con generosa abundancia toda su majestad y a la vez su bendición. --~~Nota del Ed. Esta es la introducción de las leyendas siguientes de los Ibalois, tribu del este de Benguet: l. Por qué el Cuervo lleva plumas negras. (Esta se ha publicado en el número de El Misionero LAS MISIONES NECESITAN ESCUELAS 180 de Octubre, y así podrán los lectores formarse una idea <le las demás leyendas). 2. Compáquey, el grillo. 3. El fantasma Bagbaguisen. 4. Por qué el gato existe. 5. U na historia de estrellas. 6. Los tres Hermanos. 7. Un pobre Pescadorcito. 8. La Morera. 9. Bocao, el halcón de los montes. 10. Butching, la Maya. 11. Quéling-quéling and the Rat. 12. Un Mono pequeño y un Ratón. 13. Téc-téc. 14. Del Sol y de la Luna. 15. El súbito Origen del dia y de la noche. 16. Bulidacao y la Cometa. 17. El origen de las Pulgas y Mosquitos. 18. Tchiha ni Igudot. Se aconseja a los lectores no perder ni un sólo número y a los que no han suscrito aun a "El Misionero" no tardar en suscribir. QUE SUSCRIBAN AHORA MISMO. O mejor aún: que tomen una suscrición vitalicia por P15 en Filipinas; entonces recibirán El Misionero por toda su vida y, después de su muerte, todavia participarán en las oraciones y misas de los Misioneros de la Provincia Montañosa. SUSCRIBANSE HOY MISMO. LA MAYOR NECESIDAD :