Nuestras entrevistas

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Title
Nuestras entrevistas
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Spanish
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Fulltext
En la pila bautismal le pusieron el dulce nombre de Angélica; en su casa, dulcificaron más este nombre, haciéndolo Angeling; fué a Milán para cantar ópera y su empresario teatral, para fines de taqui1la, lo japonizó en Ling-Nat; se casó en París en octubre último y al volver a Manila en viaje de luna de miel, hasta el nombre de ella sabía a mieles en los labios de su carisstuw, y sonaba a campanilla alegre y c:ascabel~ra, cuando éste le llamaba-acabaditos de desembarcar ambos del vapor "Fulda", la semana pa~ada en el Pirr 7: ¡Lejos de dar la impresión de haber macan·onizado a su mujer, me causa la grata sensación de haber sido sotanjunüado por ella! El Dr. Valentín Guidote, padre de "Munding" Guidote, otra Milanesa temporera, y que conoce al sill(pático sign01·e desde Italia, de cuando acompañó' allá a su hija, me confirma en la opinión que tuve de él a primqra vista: Se casaron en París civilmente, ante el cónsul americano, para no perder ella su ciudadanía filipina. El novio es de familia noble de Venecia, y un héroe de: la guerra mundial. Su Da. Angelica Natividad de Valdisseri, con su esposo el Sr. Gaetano Valdisseri. ~Liling, Li-ling, dame las cha-11es . .. Y la Hamada con tan sonoro nombre y en el canoro acento italiano le entregaba a su dulce esposo las 11aves que habían de abrir los mil y un maletines y maletas que traían de equipaje, sin contar con la que ya le había entregado mucho antes, la cha-ve de su corazón ... · De esta manera conocí al dueño y poseedor de las 11aves de Angélica Natividad, la donna e :mobile, que salió filipina, fué ,por un tiempo japonesa y volvió «italiana» a sus patrios lares. El esposo, sin embargo, que lleva él mismo un nombre cantabile, Gaetano Valdisseri,, es un italiano «la mar» de simpático. Apretón de manos cálido, palabra insinuante, cabello planchado, porte gentil, aire modesto, ademán cortés ... padre es un conde, a quien por sus ideas antifascistas, despojó Mussolini de título y bienes. El tampoco es ningún vago. Es ingeniero de profesién. Durante la conflagración europea, se hizo aviador. En el aire erizado de balas enemigas, sí que vagó mucho. .Recibió dos o tres balazos en acdón y otras tantas citaciones y meda11as. Pero sus mejores condec~raciones son las cicatrices imborrables que Jleva en la barbilla y en el occipucio ... Con semejante presentación, excuso decir que mis simpatías e interés por él fueron er aumento. Apenas le vi un momento libre del obligado trajín del desembarco--buscar los equipajes, entregarlos a la oficiosidad inquisitiva de los inspectores aduaneros, reunirlos y llevarlos a casa, después da pagar la tarifa. consiguiente, etc. -le abordé y le sometí a mi vez a una rápida «inspección» repoi-teril : -¿Estuvo usted en la guerra? -Sí, 8ign01·. cuatro annos . .. -¿Cómo la hizo usted? --Co·mo oficiole aviat01·e. -¿Y no le ha ocurrido nada en ella? -Sí,, dua bala perditta . .. -y con la mayor naturalidad me descubre una cicatriz larga, como de un navajazo, debajo de la barbilla, y otra en la parte posterior de la cabeza. mal disimulada por el lustroso pelo. -¿No le valieron nada sus heridas? ¿Ni cruces, siquiera? -Me dieron unas cuantas. Pero tÍo tengo ambicioM portare medalyas. MUJ meliores ricordos di guer1·a l.os. l'JJevo dentro dil core, 1YO fuera ... -Y ¿cómo fué que entregó su core a una filipina, y no a una italiana, a una extranjera entre cie~ mil paisans? -ll destino -manda, amico. -¿No fué el amor? -ll amore también. -¿Piensan quedarse aquí para siempre? -Dopo t1·e annos visita1·e, cantare Manila, ritornare .Milano . .. En esto, la signora Valdisseri se unió al gru! po, después de dar órdenes en tagalo a los cargadores, y tuve oportunidad de formula.rle otro cuestiona.rio de sabor aduanero: -¿Con que no se ha olvidado usted del tagalo, por el italiano? -De ningún modo. ¿Acaso he; dejado de ser filipina? -Por lo menos así lo creíamos, dado su nuevo estado civil. -Pues no, señor. Me casé en París, precisamc•nte para no perder mi ciudadanía filipina. Y el hecho mismo de haber regresado aquí, inmediatamente después de mi casamiento, le demuestra a usted que antes que mi arte, mi país~ .. -Y antes que el pa!s, ¿el amor, verdad? No contestó la interpelada al ex abrupto; pero rió en sus labios una confesión de culpabilidad. sonrisa de asentimiento que mi imaginación interpretó de esta forma: -El amor patrio tiene límites, los límites de fa frontera .. En cambio, el otro, el amor de los amores ... ¿quién puede limitar los vuelos del corazón? -¿En qué ciudades cantó usted, durante su estancia en Italia? -Debuté en el Reial Teatro de San Carlos, de Nápoles, en ~nero de este año. Lueio canté en Génova, Udine, Cividale, Venecia, Turina, Sandonna., Piave ... -Aquí recibimos la noticia de que, después de su debut en Nápoles, iría us"ted contratada, con una compañia de ópera, a la Argentina, ¿verdad? -Hubo negociaciones en ese sentido; pero a última hora, tuve que desistir del viaje, por una súbita indisposición mía. -¿No fué porque entonces ya se hablaba de un cariño que le impedía salir de Europa? -No compi-endo. -También se supo aquí que estaba usted en relaciones, si no a punto de casarse, con un filipino que hasta ahora está allí. -No me pregunte usted sobre cosas del pasado ... -y Angeling sonrió con la más feme.ni na y nostálgica de sus sonrisas .. Libre del sombrero rosa transparente que armonizaba perf'EfCtamente con la rosa de su vesti4o de chiffon rameado y la rosa de sus mejillas encendidas por el sol de Italia, su melena corta y trigueña, tupida y revuelta, a lo Clara Bow, flotaba airosa y grácil sobre su nuca de marmórea morbidez. -Entonces hablemos del futuro. ¿Qué planes tiene usted ahora? -Al regresar al país, lo hice primordialmente por motivos sentimentales, para visitar a mis padres. Pero aquí tampoco puedo estar ociosa. Quizá me dedique a la enseñanza del canto. Quizá dé uno o dos conciertos aquí y allá. · Pero mi verdadero plan, mi mayor ambición es formar una compañía de ópera local, con elementos todos del país, y volver a Europa al frente de dicha compañía, para haceir propaganda por el mundo del talento artístico y la capacidad musical de1 los filipinos ... Formando rudo contraste con el recibimiento popular y hasta semi oficial que tuvo hace poco J ovita Fuentes, en el mismo muelle, sólo la madre y hermanos, parientes cercanos y amigos Íntimos, amén de un enjambre de. reporteros y fotógrafos que se echan encima de los pasajeros de alguna importancia, a la llegada de cualquier palacio flotante, dieron la bienvenida al signor y a la signora Valdisseri. • La recepción, sin embargo, por lo mismo que era de carácter familiar, fué cordialísima! Antes de despedirme, me presentaron a la madre de¡ la recién VE)nida. No muy vieja aún, pero pálida y enjuta, más parecía la esta.tua del dolor, que la imagen de la alegría, ·en medio de aquel tráfago del muelle aqu~lla hora. Acaso la Qfiloción del doble encuentro con su hija y su gallardo yerno del pa:s de Mussolini fuera demasiado fuerte para ella ... ! ¿O fué que al hallarla casada con un extranjero, juzgó con la admirable¡ intuición materna, que aquello era un encuentro y despedida a la vez? JU ANITO.