El dia de la Raza

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Title
El dia de la Raza
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Tra~endental significación ha revestido este Rño la celebración del Día de la Raza en Manila. Su extraoficial programa sólo constaba de un número, pero de magnitud tal y de tan subidos quilates que por sí mismo culminó la ofrenda que en esa fec::ha corresponde a la· consagración de toda una estirpe cultural nacida con el descubrimiento del nuevo mundo y que es obra imperecedera de la civilización hispana. Porque es éste el amplio ah::ance de ia con..'. memoración, muy superior al que encierra el esti'echo concepto etnológico de la palabra. Entre los .paises de hispano abolengo, figura Filipinas en igual plano que sus hermanas, las libres naciones que se extienden desde Río Grande hasta el Estrecho de Magallanes. En igual plano en que se asienta la Madre común. Corresponde por tanto a Filipinas un _lugar en este concierto anual de la Raza y bién hace en no excluir su presencia. No obstante la distancia que la separa del continente en que se agrupan los otros paises de origen hispano, así como del solariego hogar, son incontables los puntos d'e contacto que a ellos la unen y que la identifican en inconfundible parentesco espiritual. U na misma Madre cristianizadora, una misma lengua y una misma religión predominante son, por sf solas, suficientes características reveladoras de este parentesco, amén de mil rasgos exteriorizados en su historia confirmatorios de esta inequívoca identidad psicológir!a. Habiendo sido la conmemoración de esa efemérides elevada a la categoría <!e fiesta nacional en España y en los pab:es hispano-americanos( e incluso en los Estados Unidos con el nombre de cColumbus Day>)-¿ no estarla indicado que también Filipinas consagrase oficialmente la fecha del 12 de Octubre? Tienen la palabra nuestros legisladores. No se hubiera celebrado el D!a de la Rua de manera tan digna y apropiada éste año si no se hubiera hecho cargo de esta celebración el cCírculo Escénico>. En un simpático pueblo de la Pampanga, Bacolor, nadó éida pujante socie. c!ad. Sus primeras manifestaciones de vid'a tuvieron por escenario el de aquellos teatros y salones provincianos. No aspiraban a más sus cultos y entusiastas organizadores y componentes, bellas señoritas y distinguidos caballeros cuyo refinado espfritu, d~purado gusto artfstico y vasta ilustrc.ci6n pónense de manifiesto en sus obras. Pero como todo organismo que atesora mérito extraordinario, ,pronto se propagó su bien ganada fama, haciéndose esperar en Manila con verdadera impaciencia el momento de su presentación, insisVentemente requerida. Verificóse ésta hace pocos meses con cCancionera,., joya poética de los hermanos Quintero y cLa Alraciana>, linda obra del género lírico. El ~xito fué rotundo y definitivo. Plenamente trinfó el cCírculo Escénico>. La prensa le hizo justicia, re.producción de la que ya el gran público le rindiera, y desde entonces el cCírculo Escénico> forma parte, legitimamente ganada, de la linea avanzada del hispanismo en estas islas. Su aparición es síntoma alentador, como brote expontáneo de la flor que denuncia Ja existencia de la savia vital que corre por el tronco y la honda raigambre que reafirma en la tierra al árbol que ya temfamos ver caer ... ... Y llegó el Dia de la Raza y el cCírcu!o Escénico> presentóse por segunda vez ante el público de Manila asumiendo la responsabilidac!- de un colosal programa: e Los inte1·eses creados> y cLa Canci6n del olvido>. Aunque en otro lugar de éste número de ExCFLSlOR se hace la crítiea de la interpretación de estas obras y se describe la brillantez del espectáculo y la distinci~n y "esplendor de la concurrencia, no 1PQdemos menos de rendir por nuestra parte nuestro sincero y cordial tributo a la excelente labor de las gentiles e inteligentes señoritas y caballeros d'e tan culta agrupación, no ocultándoles nuestro vivo deseO de que no transcurra mucho tiempo sin que de nuevo nos deleiten con las bellezas de su arte admirable y admirado. UN CHICO DE LA PRENSA.