Don Jacinto Benavente ha muerto

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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina

Title
Don Jacinto Benavente ha muerto
Language
Spanish
Source
Volume VI (Issue No. 149) Julio 25, 1954
Year
1954
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Don Jacinto Benavente ha muerto ^SPAÑA ha sufrido el 74 de Julio una sensible pérdida: la del gran dramaturgo y segundo Premio Nobel español, Don Jacinto Benavente. La enfermedad que aquejaba a nuestro ilustre escritor no daba cabida a la esperanza, dada su avanzada edad (88 años), pero, se pudo esperar no obstante, que el fatal resul­ tado se retrasara algunos meses más. El mundo entero ha estado pendiente de su salud y cons­ tantes mensajes llegados a Madrid, inquiria/n noticias sobre el proceso de la enfermedad de Don Jacinto. Al conocerse el fatal resultado, una inmensa mu­ chedumbre ha desfilado por d domicilio del que ha sido el mejor dramaturgo de nuestro teatro contemporáneo. Todos los diarios de la Capital han publicado amplias informaciones biográficas ensalzando la egregia figura del que ha sabido mantener las honrosas tradiciones del drama español, con ge­ nial, acierto y felicísima forma. Y Madrid, la ciudad alegre, ha sabido revestirse de tristeza pa/ra llorar a una 'de sus más preclaras figuras de los tiempos actuales. Elnúmero 20, de la calle de Atocha, tiene desde ahora un valor histórico más. “Aquí vivió y murió D. Jacinto Bena­ vente” .... dirá muy pronto el mármol blanco que se proyecta colocar en esa casa, más antigua que moderna, que tanto re­ cuerdos guarda de los últimos cinco lustros de nuestro llora­ do Premio Nobel. JACINTO BENAVENTE Poeta y Dramaturgo español. Nació el 12 de Agosto de 1866 en Madrid. IJO del afamado médico pedíatra Don Mariano Benavente, empezó sus estudios de Derecho en la Univer­ sidad Central, pero no llegó a terminar­ lo,?. FaPecido su padre en 1885, inició sus viajes por Europa, que tantas veves repetiría durante su larga y fe­ cunda vida: Francia, Inglaterra, Ale­ mania, Rusia, Italia... Pocos espíritus han sido capaces de calar tan honda y certeramente en el pensamiento europeo contemporáneo. En 1899 dirigió la revista Vida Lite­ raria. Más tarde dirigió Madrid Cómi­ co. Colaboró asiduamente en la Ilustra­ ción Espaoñla, en la Revista Contemmrónea, en Helios, en la Lectura, en El Imparcial. Pero su veidadera voca­ ción, la de dramáturgo, le absorbía ca­ da vez más y mejor. L’egó Benavente al teatro español en una época verdaderamente crítica. El. público bostezaba ante ]os latiguillos me1 odramáticos de Erhegaray y sus se­ cuaces. El género cómico era sencilla­ mente de brasero y toquilla. Benavente cayó en la e&cena española como un me­ teoro: luminoso, extraño, roto en chis­ pas. Benavente tenía un concepto nue­ vo de la comedia la psicología materia­ lizada, la pasión dentada correctamen­ te, la audacia del pensamiento rebelde, la finura de !a frase y ¡a agudeza en el juego de palabras, la ironía como ar­ ma defensiva de cada corazón. Un gran crítico londinense, Lennox Robruson, ha dicho de él ,en The Observer-1924—: “No vacilo en declarar que no hay hoy en toda Europa framaturgo tan perfecto y acabado como Be­ navente. Otros son más cálidos y hu­ manos, más inquietantes, como Pirandello, o dan lugar a mayores contro­ versias, como nuestro Shaw; pero nin­ guno supera ni iguala a Benavente en acabamiento y perfección. Ningún dra­ maturgo puede leer alguna de sus obras sin sentirse presa de envidia y admi­ ración. La escuela de las princesas, por ejemplo, es sencillamente un milagro del genio?’ En 1909 fué elegido Benavente miem­ bro de la Real Academia de la Lengua; la gran cruz de Alfonso XII y un ho­ menaje popular le aureolaron-1924— con un prestigio definitivo e indescutible. Más de ciento cincuenta obras ha escrito Jacinto Benavente. En fe­ cundidad, ningún gran autor moderno le iguala ni se le acerca; ha heredado 'a fuerza creadora, la gracia expresiva de aquellos dramaturgos geniales, como él madrideños, cjue pe llamaron ¡Lope Tirso, Calderón... Para la gran crítica mundial, Bena­ vente queda incluido en la primera fila de los grandes dramaturgos contempo­ ráneos, juntamente, con Shaw, Pirandello, Ayser OTNerill... Es precisamente en España donde más se le comenta, donde se le restan ’os méritos. Achacánsele varios defec­ tos muy antiteatrales: la faita de ac­ ción en muchas de sus obras; su inmo derado afán de discursear y de morali­ zar ;su tendencia a los diálogos, en los que incrusta las frases ingeniosas comí gemas fulgurantes; la superficialidad de ciertos temas y de ciertos caracteres. Algunos de tales achaques resultan justos, pero con exageración indudable y justos en algunas de sus obras. Con los años, Benavente ha querido susti­ tuir la 'invención y la acción por un trance de alta dialéctica, por una pura concepción de lo moral y de lo inmoral, de lo humano y de lo inhumano. Obrfcs Importantes: Campo de Armi­ ño, La propia estimación, El collar de estrellas, El dragón de fuego, La ciu­ dad alegre y confiada, Para el cielo y los altares, La escuela de las princesa^ Al Natural, La novia de nieve, Pepa Dancel, Los malhechores del bien, La comida de las fieras, Vidas cruzadas, La infanzona, Titania, Abdicación, Di­ vorcio de alm-afi.. . La mejor edición de la obra benaventina es la de M. Aguilar, Madrid. 1942-1943-1946, en ocho volúmenes. (11)