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- Año XXXV Num. 47 LA VANGUARDIA—SABADO, 25 DE MARZO, 1944 PAGINA SIETE VU/utiiJutA. Jiuíoa eApbiitualaA (Ensayo sobre las virtudes cívicas de la Raza) Por FRANCISCO VILLANUEVA, hijo En las fibras de la Raza se siente un verdadero remozamicnto moral, insólito en toda su his toria. Es un nuevo despertar de un letargo ó marasmo prolonga do para retrotraerse á horizontes y perspectivas pretéritos y reco ger de las copiosas canteras de un pasado glorioso tedo el acer vo de principios de etica y mo ralidad que nos habían legado nuestros ancestros, ora durante la era pre-magallánica, ya des pués del arribo de los hispanos. Nosotros teníamos nuestro au tóctono sistema distintivo de éti ca filipina, con un fondo histórico diferente del método occidental. El' antiguo codigo moral de los aborígenes filipinos puede encon trarse en sus antiguos escritos, en los viejos proverbios, en el cancionero popular, en los códi gos de Maragtás y Kalantiaw y otras normas de conducta social, promulgadas por los jefes del sis. tema patriarcal, prevaleciente entonces, en los ritos religiosos y otros documentos históricos que el tiempo ha conservado y que han llegado á nuestras ma nos como una herencia sacra. Y este acervo autóctono se ha bia acrecentado grandemente con nuestros logros espirituales y morales, derivados de nuestro contacto con la civilización his pana durante la era post.maga. llánica. En Ja historia de nuestro pro greso moral y espiritual, la cul tura española también ha in fluido mucho para enriquecer y fortificar el codigo tradicional de las virtudes cívicas de la raza filipina. España introdujo en Filipinas, no solo sus leyes, sino también su religión, sus costum bres, su idioma y su cultura. Apenas se celebraba la primera misa en Limasawa, y Legaspi es tablecía el régimen español ofi cial, cuando el Padre Arrechedera y otros misioneros empezaban á predicar el evangelio de Nues tro Señor Jesucristo por todo el archipiélago. Los primeros prin cipios de moral que el pueblo fi lipino aprendió de labios de los misioneros españoles eran la doc trina de Jesuscristo ó sea los ‘‘Diez Mandamientos de la Ley de Dios”. Al correr de los años, los misioneros abrieron sus cole gios, y en ellos los estudiantes iilipmos bebieron la savia de los preceptos de la religión católica merced al "Catecismo del Padre Astete’’. Fué en estas aulas don de, después de aprender la His toria Sagrada y otras biografías de heroes y santos y otros libros La República se abrio paso da las naUdades en Bataan, y con ella sur gieron problemas en la esfera EconoBIBMM uatÍÍÍ COMEDORES DE dM ; «« hsjlan en las arterias SSL 5- Eco-Social del pais. Los CORREDORES pueden ayudarle hacia Amanecer de la Libertad" o ayua escribir otra Tragedia de BaL BAUTISTA & CO. Miembro: Phil. Realtors’ Asen. 1030 Bilibld Viejo Tel. 2-54-79 ‘-BOP. A. 3ABTH0U, Socio Gerente—SERVICIO PUNTUAL— Préstamos — Inversiones Capitalización SOUTHERN INVESTMENT CO., INC. Concede facilidades financieras qneflos agricultores e Industrias tereaes moderados en consonan; la politice de la República de t«r la prodneclon. Edificio Samanlllo Ctos. 211 Tels. 2-46-31; 2-46-32 moderno de la palabra; pero esta vez, la política no tendrá en ella mucho espacio; la etica jugará principal papel: Me ocuparé sólo de los usos y costumbres de los filipinos; solo habrá dos españo les, el cura y el teniente de la guardia civil. Quiero ser humo rístico é ingenioso; quiero fusti gar y reir entre lágrimas, es de cir, llorar amargamente.” Después de la aparición de "El Filibusterismo’* que se publicó en Gante, un pueblo belga, mientras realizaba la travesía de Europa para Filipinas, Rizal empezó a pergeñar las cuarenta y cuatro páginas que oomprenden Jos pri meros cinco capítulos de esta tercera novela que por amargos azares del destino el magno Hé roe de Bagumbayan había deja do sin terminar y sin poder po nerle el titulo debido. Rizal ama ba a los antiguos filipinos a quie nes hacia aparecer en un enta blado literario nuevo como seres dotados de virtudes tan grandes y tan fuertes como los molaves de las selvas nativas. Es muy deplorable que Rizal no haya podido terminar esta nueva novela, cuya publicación indudableii'.ente hub’era sido de resultados muy salutíferos, pre cisamente c-n nuestros dias en que, volviendo el rostro hacía Rizal, queremos que su espíritu qos sirva de guia e inspiración orientadora, en la revisión de nuestros valores morales, en nuestro remozamiento psíquico, en nuestra regeneración mental, en el supremo reflorecimiento de las virtudes, costumbres y tradi ciones de nuestra Raza. La perseverancia Solé mediante la virtud de la perseverancia, Rizal pudo hacer de su vida una gloriosa y bri llante epopeya de laboree fecun das y provechosas. La constan cia era otra hermosa virtud de los antiguos filipinos que el ex celso Mailir de Br-gumbayan ha bía heredado y cultivado con no ble y digno celo. Gracias al espíritu de perseve rancia, se han podido producir en Filipinas muchas obras arquitec tónicas grandioas, como la Cate dral y las iglesias y murallas de Intramuros, el secreto de cuya contentura y solidez hasta ahora los arquitectos modernos no han logrado descifrar. La abnegación También los filipinos de antaño so habían distinguido j»r su es píritu de aonegación. Los espa ñoles, no solo se habían conten tado en enseñar a los filipinos la ’ historia de su pueblo y cultura, aino que también habían bautiza do a las aldeas y callos del país con los nombres de sus santos y héroes, La virtud de la abnegación ha bía logrado que la gente de provincias soportase con asombrosa pasividad y heroísmo estoicoxas más amargas vicisitudes de la . vida durantes" varias etapas de la ; historia patria La laboriosidad Filipinas es una raza privile giada y fuerte, que a pesar de i haber estado en contacto con va rias clases de civilización, todavía . no ha sucumbido y ni siquiera ha h perdido sus propias característi cas autóctonas. ' las terrazas arroceras que se . ven a lo largo de las montañas 1 del Norte y los campos de caña- ' dulce que se vislumbran en las I colinas del 3ur, 3on verdaderos * himnos vivientes al trabajo y a la . laboriosidad, y constituyen mués tras plásticas y evidentes del ee píritu diligente y activo de k> filipinos de antaño y de hogafi para hacer producir á la madrtierra sazonados frutos, parecrecentar los recursos naturale de la raza y para proteger y con servar lo propio y lo autóctono. La cortesía Durante los tiempos pretérito floreció la coTtesia o el refinr miento en el hogar y en la soci< dad. y según afirma el famo6 historiógrafo español Padre Chir no, los antiguos filipinos se ec presaban en sus cartas con sum delicadeza y se compo-taban e publico con extremada finura. Bajo la influencia de la cultr ra española los niños se viero obligados a estud’-- los texte sobre la urbanidad, la etiquel social o los buenos modales formas sociales. Muchos filipinos h-i^ian praet cado sobremanera la virtud d la cortesía. Se dice de Rizal qp fué el mas perfecto ti^o de cabr Ilero que había existido en eet neis. El valor Otra característica del filipin' de todos los tiempos es la virtudel valor que ocupa un luga muy preeminente en la psícole gía nacional. Tanto aprecio t« nían nuestros ancestros <le est cualidad que en el cancioner. popular todavía perdura esta vit ja copla: "Ang bayaning maruga tan—Ang iibayo ang tapang (Cuando un héroe es herido—P coraje acrecienta). No cabe ninguna duda de qu fueron muy bravos y valeroso aquellos hombres como Lapulapa Sikatuna, Sumakwel, Tukas, Le kan-Dula y otros que no tuvie ron miedo de ponerse enfrent* de las fuerzas mecanizadas, cien tifloas y potentes de los conquis tadores españoles, sin mas armas a su alcance que sus lantakae krises, arcos y flechas. Con ol contacto con' los hispe, nos, la cualidad del coraje d ■ los filipinos se habia acrecentad; y avivado como una llama-fuerti En los colegios hispanos se h: cía mucho hincapié en el estudi> de episodios históricos y heroico especialmente los de Roma, E parta y España, como el sacrit. ció de las madres e hijos espa taños, el heroísmo de Muc Scaevola que había dejado qu (Continua en la pagino F la raza. Tanta era la honradez de los filipinos de antaño que en sus transacciones y negocios no em pleaban ni un -pedazo de papel para servir de contrato, y, sin embargo, fiel a su crédito, redi mían su palabra de honor con prodigiosa fidelidad. El Dr. José Rizal se habia ca racterizado por su integridad y su honradez. El General Blanco en un gesto de quijotismo y de hispana hidalguía había concedi do á Rizal permiso para residir en Dapitan. demandándole como única condición previa, su com promiso oral de que no se esca paría, pero sin exigirle que pu siera este convenio por escrito. Rizal, correspondiendo a la no bleza del gobernante hispano, también se comporto como digno y noble caballero, cumpliendo su palabra de honor, no escapándose á pesar de haber tenido tres grandes oportunidades para esca parse. la primera en Dapitan. la segunda en Manila, y la última en Singapur. donde varios filipi nos deseaban presentar una peti ción de un mandamiento de habeas Corpus ante los tribunales ingleses para liberar al ilustre preso. El civismo y la dignidad Algunas de las virtudes que Ri zal habia admirado mucho en los antiguos filipinos era su civis mo y su dignidad ad propia. No era extraño que al comentar cierta parte del famoso libro de Morga, "Sucesos de las Islas Fi. 1 i pin as’, el gran Héroe exclama se: ¡Qué tan alto concepto tenían los antiguos filipinos de la dig nidad moral!” Cuando Juan Luna pintó su cuadro inmortal ‘‘Pacto de San gre’’, en donde Rizal, por sp musculatura fornida fué escogido para ser el modelo de Sikatuna, el glorioso artista ilocano pre sentó al bravo caudillo cebuano, no de pié, sino sentado en una si lla como el mismo Legaspi y otros egregios personajes hispá nicos, tratándoles de igual a igual, sin preferencias ni discriminacio. nes, cara a cara, sin ningún com plejo de inferioridad racial, y __ _ ______obligándole a beber el vino del razón purificados de todo léga- P»*3 en el mismo vaso de barro —___________________ que usaban los antiguos hijos del terruño. Rizal se extrañaba grandemen te cómo las virtudes étnicas del civismo y de la propia dignidad habían degenerado en muchos ce rebros y corazones filipinos, lle gando a veces hasta el extremo de tenerlos atenuados ó anuladas. Las frases trascendentales de los más importantes personajes de las dos novelas de Rizal, como Ibarra (Simoun), Isaganl, Peeson, Sandoval, Macaraig, Basilio, y Padre Florentino no son más que verdaderas y vibrantes amo nestaciones y pláticas sobre la necesidad de cultivar las virtu des del civismo y de la propia dignidad, y de dejar de ser poseí dos del sentido complejo de la inferioridad racial. En su oda "A la Juventud Filipina" el ex celso Héroe no se olvidó de acon sejar a sus contemporáneos. "Alza la tersa trente, Juventud Filipina, y en este día Luce resplandeciente Tu rica gallardía, Bella esperanza de la patria mia! ¡Con cuánta tristeza habría vis to Rizal la turba acéfala de chu- ' pópteros y presupuestívoros, "los ’ virtuosos del estómago’’, que por ' tener talento en las corvas y á _ fuerza de denigrantes genuflexio. nes, hablan llegado á escalar las alturas oficiales y sociales, sin importarles un bledo ni el civis mo ni la dignidad, con tal de no malograr el jugoso biberón que i les proporcionaba pingues benc- ' ficios para satisfacer sus concu- ' piscencias! No contento con artículos, poe- < sías y cartas, haciendo toques de • atención a los filipinos para que Or volvieran las miradas al pasado * ó imitasen las virtudes y cualidades de sus ancestros, Rizal de- 0„ cidió hacer su tercera novelo i que él mismo describe en una de Two steei pi sus cartas de la siguiente mane- One mollina ra: "Pienso escribir una tercera Three 30’ dít novela, una novela, en el sentido —without i famosos, se habia curtido y mol deado el carácter de la mayor parte de los héroes, mártires y patriotas de la raza filipina. El estudio de obras sobre Filosofía, en su triple aspecto. Lógica. Cos mología y Teología, por un lado, y la lectura de libros sobre apo logética y moral, escritos por autores españoles y latinos, por otro, habían creado en la tierna inteligencia de los niños filipinos el germen de un carácter fuerte y vigoroso, cuyas principales ca racterísticas vamos á analizar. El esplritualismo Tanto en la era pre-hispana como durante el periodo postmagallánico, el pueblo filipino se habia caracterizado por un mar cado sentimentalismo y espiritualismo. que algunos habían dado en la flor de llamar ‘‘pietismo’’, y que bien puede observarse has ta en los cantos y en la música de carácter étnico. El ’’kundiman” de los tagalos del Norte y el "halitaw" de los visayos del Sur no son más que claros y vi brantes gemidos y suspiros, de ur. alma melancólica, y doliente. El sistema de educación espa ñola había creado en la juventud filipina un sentido de pietismo. Muchos filipinos son muy piado sos y religiosos, gracias á la in fluencia de tres siglos de contac to con españoles de todos los gé neros. Los misioneros hispanos habían hecho hincapié en ia ne cesidad de un credo individual y nacional- "Fe es creer lo que no vimos’’, decían algunos sacer dotes. Y continuaban predican do otros: "El trmor de Dios es el principio de toda sabiduría”. •■••"De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si al fin pinrde su alma.” Dos cualidades my notables en los filipinos de antaño eran la hi dalguía y la nobleza. Los moder nos suelen llamar estas caracte rísticas "espíritu deportista,’’ ol vidándose de qu® el verdadero caballero siempre obra, no solo con guantes y manos limpias, si no también, con el alma y el coPROPERTY OWNERS-INVESTORS mo pecaminoso. Después de la llegada de los españoles, la antigua llama de las virtudes de la hidalguía y la no bleza más se habián avivado, es pecialmente después del estudio de libros romancescos y caballe rescos escritos por autores espa ñoles y extranjeros, como el fa moso libro de Miguel Cervantes Saavedra "Don Quijote de la Mancha’’. De esta obra inmortal del glorioso Manco de I/epanto, los escolares nativos aprendieron la justa ponderación que debe ex istir entre el frió materialismo calculista y el idealismo puro al truista, tomando de Don Quijote el Caballero de la Triste Figura* el alto espíritu y abnegado valor y de Sancho Panza la prudencia y el buen sentido practico, y re chazando las exageraciones y ex tremos viciosos de ambos, que solamente conducen, uno, a la locura, y otro a la ruindad. De ahí que hayan arraigado en la literatura nativa la palabra "qui jotismo*’ para demostrar la no bleza y la hidalguía de carácter de una persona y el termino "sanchopancismo’’ para expresar la avaricia, la concupiscencia, .lar ambición, 1R codicia, el egois’mo, el parantismo y los intereses creados biológicos. Paralelamente con las virtudes de la hidalguía y la nobleza van las cualidades de la rectitud y de la honradez como hermanas ge melas. En el cancionero popular existía esta copla: "Ang katwiran ilubog at daganan man—ng tatong silgar ay pilit lulutang" (La rectitud echada al mar con pie dra pesada—todavía a la superfi cie flotaría). Leed las obras de Pigafetta, Loarca, Chirino y otros historió-, grafos de la antigua civilización filipina, y veréis cómo nos des criben estos dos hermosas flores espirituales del jardín moral de Anuncios Clasificados Tarifa: fO.SO Linea Se Vende Bienes Raicea Servicios Misceláneos Especialii Profesionales MACAWIWILI GOLD MINING & DEV. CO. INC. FOR SALE — TO THE HIGHEST BIDDEK 100 Escolta, Boom 405 TeL 2-25-44 REAL ESTATE— SALES & ADMINISTRATION Exequiel S. GONZALEZ 624 Rizal Ave. Tel. 2-80-64 Menler, PML Hesitan Assoctetion BANCO HIPOTECARIO DE FILIPINAS 3-9 Blas* Cervantes, Manila PBBSXAMOS HIPOTECARIOS sobra fincas on Manila CUENTAS DB 'AHORRO Desda Va Peso en adelanta nila
- Date
- 1944