Media vuelta y al cuartel

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Title
Media vuelta y al cuartel
Language
Spanish
Source
Estudio Volume I (Issue No. 13) Marzo 31, 1923
Year
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Marzo ESTUDIO ¡Media vuelta y al cuartel! Lagasca es un Veterano de la Revolución. Así lo asegura él, y yo no tengo empeño alguno en negárselo. ¿A qué poner en tela de juicio que Lagasca es yá viejo y alcanzó, de consiguiente, los últimos años del siglo pasado? ¿Para qué privar a Lagasca de la satisfacción de haber lleva¿o fusil y cartuchera durante las gloriosas jornadas de nuestra proyectada Emancipación, cuando por salir de Málaga, dimos en . . Dewey? Es más. Queremos figurarnos haber sido Lagasca una fiera, una fiera en los campos de batalla, una fiera capaz de comerse media docena de españoles en pepitoria. Y aun cuando no sabemos que hubie:e tenido la fortuna de rec!bir un balazo, cabiéndole así la gloria de regar nuectros zacatales con su sangre, pudo muy b;en haber sido una fiera, una fiera en los campos de batalla, una fiera capaz de devorar seis americanos, porque no todo3 cuantos van a la guerra vuelven con costuras en la piel. ' Lagasca es, pues, un Veterano de la Revolución y hacémode la merced de imaginárnoslo fiero como un Zapirón a quien, en el precioso momento de estar haciendo la siesta a la sombra protectora de la Maritornes culinaria, pisa1·an desconsideradamente el apéndice caudal. De donde, nos cuadramos militarmente ante Lagasca, Veterano de la Revolución, para darle el saludo de ordenanza, en prenda del agradecimiento que, por haber luchado en defensa de su pueblo, brota de nuestro corazón. Filipino, como el que má3, Sr. Lagasca. Pero, sigamos filosofando. Lagasca es viejo, o, por lo menos, está bastante distanciado de la juventud. Lagasca debió de haber aprendido las primeras letras en tiempo de la "Ominosa", y como dicen que en aquella "lúgubre"' época nada se enseñaba, se nos antoja (es una deducción tan lógica como la del heroismo de Lagasca) que no serán muy frondosos los conocimientos científicos y literarios de este Veterano de la Revolución. Pudo haber sido una fiera, como arriba dejamos sentado por galantería, pero el ambiente no le fué fa. vorable para hacerse doctor. No es culpa de Lagasca que sus padres le echaran al mundo en los días del "oscurantismo español." Lagasca es, por ende, hijo preclaro del cuartel, mas no toca ningún pito en el paranin· fo de la Universidad. Podrá manejar con destreza el sable y la escopeta, pero difícilmente acertaría a orientarse en la estantería de ,una bi'blioteca. Debió de ser una fiera en el campo del honor, mas nos resistimos a declarar qué figura haría en ~os cotos de la cien· cía, la cual se dió a conocer entre nosotros con los albores de la nueva dominación ( ! ! ! ) • No a todos los soldados les es dado llegar a ser un Cervantes o un Ercilla. ¡Qué caray! Prosigamos con nuestras filosofías. Si Lagasca, Veterano de la Revolución, anda algo alcanzando en letras, y desconocerá, seguramente, de cabo a rabo el Catecismo de la Doc· trina Cristiana, síntesis del dogma Católico, y jamás habrá penetrado por un tratado de teo· logia, indispensable para hacerse cargo de las legítimas creencias del Catolicismo, y sólo sabe de nuestra religión aquello que le han repetido hasta la saciedad ciertas publicaciones, donde la mentira y la calumnia constituyen el fondo de inspiración, calculen los lectores el ridículo_ en que incurre Lagasca al dejar el fusil por la pluma y cambiar con la toga el uniforme de militar. Despacio está el ex-cura Aglipay si espera conquistar prosélitos con apóstoles de esa laya. Buen camino lleva de medrar el aborto doctrinal del apóstata ilocano, si quienes le dan el biberón entienden tanto de amamantar. Así s.e comprende cómo en ese cisma teatral alcancen a ejercer el oficio del "pastoreo" muchos que, a falta de letras, cultivaron acertadamen· te un zacatal. Y después de ver a tan•oo La gaseas dioertanto rnbre el delica'do tema de la religión y a aurigas estropajosos vestidos de loba, se nos alcanza que hayan calificado a Filipinas como "el país de los viceversas." Y vean nuestros kyentes algunos buñuelos de Lagasca, Veterano de la Revolución. Llama al ex-cura Aglipay "fundador de la lgle-~ F"lip¡na Independiente." No tenemos objeción alguna contra ese mote, pero oiga lo que dice Thiers, Adolfo Thiers, el cual, como sabría Lagasca si hubiese estudiado, nada tuvo de clerical: "Dans les temps modernes, le CREATEUR d'une religion serait tenu pour un IMPOSTEUR." ( Histoire du Consulat.) Y como para Lagaoca fuera demasiado saber, saber francéJ, vamo3 a vertérselo a la lengua de Castilla: "En los tiempos modernos, el FUNDADOR de una religión sería tenido por IMPOSTOR" Y si le parece duro al Veterano, váyase con d cuento a Thiers. Uno más. Hablando de Santo Do·n'ngo de Guzmán y Pedro Arbués, se expre'a coci este deEcado eufemismo: ·'Son ven<0rado; en los altare3 por 1ma turba multa de "abú!icoJ" sin fódoro". Tampoco nos mo!ecta este cálculo biliar, porque nunca hic~moa grzn:::~e c:.t~1na de las opiniones de un soldado, r::c-is eccuchc lo que dice el mismo Thiers en la citac!a obra: "La vieille relig'.on du Christ, commentée depuis dix-huit siecles par le;:; co:tc!.les va'.3tc:; a:_· ~en1blées des espjrits én1ir..ents Ge chaql!e épo · que, arrivaii a produire ce corp.<; de doctrine in~ variable, souvent attaqué, toujours triomphant1 qu'on appelle Unité Catoliquc, et au pic<l <l11· q~e! so!'t venus se soumettre les plus bcaux gen¡es.' Y para que Lagasca nos entienda, ~e lo d'.remos en español: ''La antigua - religión del Cristo, comentada durante dieciocho siglo• pm· los concilios, vastas reuniones de talentos sobre salientes de cada época, llegaba a produc;r e:e cuerpo de doctrina INVARIABLE, frecuentemente atacado y siempre triunfante, que se !!ama Unidad CatMica, a cuyas plantas ~e po~tra· ron los más brillantes genios." Y ob:eI<"ve de paso el Veterano cuánto va de un grafómano a un escritor de talento, co1ro lo fué el más genial de los historiadores de Napoleón. Juzguen aho;:-a los benévofos lectores cuál de los dos pareceres aconseja seguir la razón: el de Lagasca, Veterano de la Revolución, a Vol. L -3- Xúm. J:J Marzo E:JTUDIO 31, 1923 quien, por mera galantería, hemos reconocido un valor cuyas manifestaciones nos son de todo en todo desconocidas, y, en perfecta justicia, negamos el derecho de meter baza en los torneos académicos, muy especialmente si se ventilan cuestiones de religión; o el de Lui .. Adolfo Thiers, estadista, historiógrafo y Pri· mer Presidente de la Tercera República Francesa, a quien nadie podría tildar de partidario del Catolicismo, yá que tan abiertamente lo combatió durante gran parte de su carrera política y sólo la experiencia y los desengañoa le llevaron a juzgar de la Iglesia con más exac· titud y verdad. . . Advierta Lagasca ser necesario estudiar mucho para escribir un poco. No basta vanaglo· riarse de haber sido miembro activo de nuestra Revolución, para estar autorizado a empuñar la pluma a guisa de bolo y recorrer el campo de la Ciencia, podando a capricho su exube· rante arbolado, porque aun cuando no siem· pre tropezará con algún Quijote que se crea en el deber de meterle en cintura, quedará a lo menos en berlina a juicio de todo sesudo lector. La Patria no exige a todos sus hijos el mismo linaje de servicio, que no todos llevan ar· mas aun en tiempo de guerra, y mientras los de las avanzadas están condenados a tiroteo nunca interrumpido, otros quedan a relaguar· dia para sazonar la manjorrada, y al fin de cuentas tanto se deberá el resultado de la cam· paña al ranchero del regimiento como al tirador. Mas, u~ de las graves calamidades de los pueblos suele provenir de que el mandria quiere por ventura meterse a soldado, y éste sentar plaza de escritor, y el pendolista empuñar laa riendas del gobierno, con lo cual anda todo manga por hombro, se malgastan provechosas energías y sufren recia merma los intereses de la Nación. Todo ello se lo decimos a Lagasca, porque aqaso creyó no bastarle con el glorioso título de Veterano de la Revolución, y quiso alzarse a mayores tomando por propia iniciativa, voz en el capítulo de los plumistas, los cuales, cuando escriben como Dios manda (y son legión quienes se salen de filas), sirven a la P a tria llevando la luz a las inteligencias ob•ou· reoidas o extraviadas, y cuando borrajean a inspiración del diablo (y las más vece• es así) constituyen la más estragada plaga nacional. De donde se sigue que hará muy bien Lagasca, Veterano de la Revolución, en colgar la péñola de una espetera o convertirla en astilla• para palillos de dientes, y estar en espera de la primera coyuntura donde pudiere demostrar sus arresto3 bélicos ante los que no tuvimos la suerte de luchar, por falta de edad, en defensa de nuestra Libertad. Señor Lag asca: ¡Cuádrese usted! ¡Media vuelta y al cuartel! J. WELMAN. EL BESO DE JUDAS ~ \\ . -¡Salve, IYiaestro !-¿Amigo, Vol L -4- Núm. 13