Politica: politicos extranjerizados

Media

Part of Estudio

Title
Politica: politicos extranjerizados
Language
Spanish
Source
Estudio Volume I (Issue No. 13) Marzo 31, 1923
Year
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Marzo ESTUDIO 31, 1923 A POLiTICOS EXTRANJERIZADOS La conmenw ración de los excepcionales acontecimientos d'!sa1Tollados en Jernsa.lén hace veinte siglos arro~~ª un v~lo sobre las pequeñeces de las lucha,s de partido y hace que, siqui.r:1·a durante una semana, la Semana Santa por antonomasia., se consideren los h01nbres como "hermanos", hijos de nn padre común que con sn caída les acarreó la desgracia y redimidos por igual con el sacrificio de la Cruz. Pues, disensiones ha de haber, queden para otra oc..ag¡·ión, y entréguense los polit.icos d10-ante estos días, más aún que el resto de los marta.les, a la conúdera.ción de las espantosas consecuenC'ias a donde puede llevar a un pueb!o el espiritu pa.rtidista, obcecado por la pasión del odio o jugnete de la ambici6n y del medro persona.[. No persigue con sus trabajos el bienestar de la comunidad, ni se propone como fin de su actuación en los asuntos de gobierno, el progreso verdadero y el engrandecimil!nto de su país, antes al contrario, mHy capaz será hacer traición a los más sagrados interBses de la Patria, como qw?de ocnlta la felonía y salga él beneficiado de tan v if !,ano proceder. Compatriota era el Nazareno de los Fari:-:eos y Docf.ores de la Ley, aun human'?m.en~e hrib'.ando c;..'lnqtituía 111ui glorio nrrcional la. sabiduria y bondad ilim.itadm~ de aquel .!Hdío, pudo habérseles ocurrido servirse de su prestigio y taumaturgia para obtener la libera.ción del yugo romano, ~ro, como su independenci"a irreductibl-e venia a. ser un pe7i.qro evidente para la conducta hipócrita y desenvueUa de lo~ ca.berillas del piieblo, juraron deshacer8e de aquel predicador infatiga.ble de la. verdad, amigo de los pecadores públiros y de los publi"'anos, y desenmasoarador de quienes a1~rn.'a.ba11 sobre la muched1tmbre i,qnarn todo e! peso d'? la Ley. Preciában8c de trabajar por el friunfo ll glorificac:ón de su 11aza, y llevaron a.[ cabo la m-0.yor in:"ustici,a q~te registra la historin, pr>r arrancar la vida al hombre más grande de su naci.ón. N<> se les caía de los labios el 1Wmbre del Mesías, anunciado con sorprende'Y/.Jte variedad de matices por loo Profetas de Israe!, y no paran hasta colgar de un pafo a quien asegura solemnemente serlo, demostrando 81l afirmación con una pedrea de milagros y portent-Os, confirmantes de su misión. Es más. Ha sido proverbial en todas la.s edades el amor del judío a su tierra na tal y su aborrecimi'!nto al yugo del extranjero, de quien los sepa.raba. la lengua, la raza y l.a religión. Una sola de las tres basta a l<ffl veces 'JXl.-Ta impedir el cumplimiento a,, finiti vo de los ideales del usurpadf>r, y l.as tres juntas fueron insuficientes paro evitar la ruina nacional del pueblo de Dios. A U¡J grado de abyeccilm habían Uegado los llamados a mantener vivo el fuego sacro del patriotismo, qu.e lamían mtmisamente las cadenas dal dominador, mientras entonaban los himMS del ritual al temp!o santo y salmodiaban por 'rutina los lament-Os sentidos ele' Rey-Profeta por la pérdida de Sión. En la época de Jesús a:pe'IUlS conse1·vaban los judíos un recuerdo borro.c:o de sus pasadas grandezas, y de tal suerte se había el romano enseñoreado de la Judea, que ni eran libres sus moradores para cumplir oportunamente las di.sposiciones legales, muchas de las c1wJes llegaron a ser letra mue1·ta .. por exigendas d,eJ/, nuevo legislador. Tf1..n cegados les tenía kt envidia. a los Far;"seos, Escribas y Doct01·es de la Ley, que por salirse con la suya y conseguir a tw:rtas o a derechas la desa.paric'tón del Galileo, cuya p1·ed1'oación desenfadada les humi~!aba. Se reba ··a1·on a Uam.~r a las puertas d~l Pretor romano pa·ra mendigar de él una sentencia de muerte, yá que ellos, desde el advenimiento de la dom1·naciim extran-iera, quedaron privac.'o.<; del derecho de castigar a nadie ron la pr:na capital, a menos de ohtener la s.anción del gobernador. Y tan notable era el rebajamiento moral de los directores de aquel pueblo esclavizado, qu,e cuand.o el Representante del Cása1· les dijo, por no inmiscuirse en semejante pleito: "C04tigadle vosotros mismos", c<nifesaron sin rubor su dependencia 1U1Cional, respondiendo: "A nosotros no nos está permitido matar". Lo cu.al equivaUa llanamente a un público reconocimiento de la autoridad del invasor, conducta incomprensible en quienes periódicamente conm?moraban el cautiverio de sus antepasados, gimoteando por largo espacio de tiempo, de ca1·a a los muros de Jerusalén. ¡Y no caían en la cuenta de hallar"e ellos mismos sujetos a una máis apretada dominación. Mas, puesto en la pendiente de las concesWnes, rarísima vez se detienen los débiles antes de ha.her llegado al fondo de la hum/llación. El género de muerte tradiciona.! entre lo.s judíos era la lapidación. Si, como los acnsadores del Justo asegiira.ban, había blasfemado, debieron de haberle apedreado, a la man<:ra que hicierrm siempre con todos aquellos que in.cu .. 1Tieron en la pena capital. Mas, ci1and.o se trata de sa.H4acer ambiciones personales, capaz es el ambicioso óe p,:sotear los derechos más inv{o!a.b'es de su Patria y aún de acz1dir al trono m.i~mo deil usurpador, subiendo de rodi~!as 'las gradas del so!io 11 besa11do cfusivamente las manos dez carcelero de la nación. Y Íesú.s, judío de origen, a quien con-df!nan sus mi'3"mos compatriotas sin las formalidades judiciales y que," de ser a~eedor a la pena de muerte, debió morir apedreado. muere en una Cruz, pena extran :era, pena introducida por los gentUes, enemigos d.!'!l pueblo de Dios. ¡Todo es abdicar del espíritll naC'frrnal! Le acusan .sus pai.sa.nos de rebeldía al "extranjero", acudlen a un "extraniero" para alcanzar de él sentencia de muerte y con .. sienten y piden a gritos que se le~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ''ol l. -10- Núm. 13 l\T" rzo ejecute según la costumbre ºextranjera", op:testa a las leyes del país. ¡Po!íti-:os! Nos sat:'sfaría vero.s esto.i;; días eu~regados a profunda meditor:ón, rons·iderando lo'> extremos a c!omle a.n·a.c;t)'(( a lo.r: r-1b~cillas de 1111 ¡J11cl) 10 el c.<::pfl'ifu p~rtidi.sta, para q1:c ~:amás o.<:: apart.éís d·![ camino pm· el ru.-1! podá:"s condncfr a! p¡¡eblo Filipio a las cimas de su Independencia, donde le ,sea d'Ido 1~zsp,.rar a pulmón abiei to las aurns de Libertad. EL FIGARO. ESTUDIO ConfornH' hnhíamo:-; nnnnei:ulo, C'l Dvmingo rll' R:imos fu{• la eomuniún :n. l!l:2~ pascual (k los ('aliall<'ros de Colón CE la. iglt'sÍa pnrro(tllinl 111' Quiapo, eon(·Hrril'ron al !1t•rmo.-.;o :u·to m:'is 1lí' 1·ien lllÍl'lllhros r1e la IH'llt'm{•rib Onl('Jl t·olombina. L:i 1·orn1111iún In l'l'<'ihií'roll los C_1b:i1lercs d~ .manos del Illmo. Sr. :'\rzohispo ::\Insr. () "Duhe11ty. El martC'~ Ji.uho ini<-in1·i611 (ll' ~í'gnn­ clo grndo, ~· l'l mit'·r~·ole-; <11'. f('n·f'rn. Ful· mu.v <'l't'('i(lo 1'1 JJÍlllH'ro 1k los ini«iados, l'Htrc !ns t·u:ilt•s había 1listingnidos 1lodores, nfomado :tbo.~:iclos, c·o11oc·i rlos l'OlllC'rl·i :rn t l'S .'· ¡if'rio rl i <.;t ~1 <;. ¡·:-.; K:\ W l!T. ··-e;:··-,;: .. :---;;:::::'"-.;:::-;;::.~_,: ··--".. ::-·-,;::.:·--.".. ·:-.:. :-~~ EN E~¿Acfa~~Y A ~·~ .... :. ·:-:. ··:-:: :·~:. ::-~:::-:-·. :··- :: ::-:: :·-: ... -· .. :::..· Aquí cstcy, junto al mar, en es!a hQra de calma silenciasa, mística, de encantos llena,· cuando muere el dia crn el último desmayo del sol. Sentado en esta piedra, que mis amigas las olas a-:::arician~ apenas si acierto a coordinar una idea. La Semana Santa, ccn sus mfrte· rics, c::: n su grav::dacl, con sus re· cuerdos, unge mi alma ele religiosa tristeza, y hace revivir en mí días que fueron, y que no hab"rán de volver. Y el corazón, y el alma, y todo mi ser les tengo fijos en las penumbras del _nasado; ¡ele un: pasado que fué abun¿ante en purísim:is alegrías, Cf'mo fecundo después en dolores! Y al paladear, con realís/ma actualidad, esos añ -::s que no puedo olvidar. siento bañado mi corazón de dulce mefan.-:c lía; c?C·al si ·lo cubriese esa vagorcsa neblin~, que desde aquí estoy viendo alzarse en el lejano h-:rizcnte. Y el mar callado, las mansas olas, la luna triste, la blanda brfra, la quiett:d, el silendo, la scle·· c!ad, tod,,, todo parece estar ago .. biado bajo la pesadumbre del dolor, en eetas h"ras crzpusculares de las tarrles de Se1-::ana Sar..ta. /El Mcn•rmento, las Siete Palabras, el San~o Er.tierro, la s~leáad de MC!ria . .. !, Ncmbres y mis!erios sacr=santos, roc.ia.:los con las unciones dr:l mayor am.,r y del maycr doler! Ede año, cerno el pasado, como· el arterior, visito los terr-pl~s, sembra· des de amarillas y lacrimosas velas, enlutados, semioscuros; por entre c?ryas sombras siento el aleteo del Ar.gel ele Getsemaní y me parece per .. cibir los últimos auspirc;s, ele aflicción suprema, del Reo divino del Calvario, agonizante en la tenebrosa hora se:.ta de Viernes Santo. En otro1 tiempos, ya lejanos, fos visitaba tambi=n pero no sclo~ como ahora, sino en ccmpañía de mis dulces, ele mis aclrrac!a<J, de mis angelicales herma· \' ol. l. nitas, ¡ele Carmencita, de Concha! E íbamcs les tr.:?s con n::estra buzna, santa e idolatrada madr~; ¡de mi rr·:r.Jre, q:n lloró mt!chao:, m:ichísimas láerima:::; y viá d::!saparecer, una tras ctra, del nido del hogar, aquellas dos a·v::Jcil!a.s q'1e tanto lo alegr-aban ¡Carmc:tcita, Concha! a quienes la muerte atrevida, despiadada, cruel, arrancó de nuestro nido; sin compade;crt:e de aquellos ángeles inocen~es, pr..:l"Ísimos, de inmaculadas alb!lras. :-'.<:e r.:c:·c:·d:.- e~ aqucll:-s J::eve:; y Viernes Santcs lo llevo :;iem . .,re ccnm!go, pegado, adherido a mi alma. Y esfoy viendo aquí, a mi lado, en cda hora de cscuridad y Je aileneio, a la~ dos, a Carmencita, a Concha; que poco antes de ir a visitar las· iglesias, v~nían a mí, vestidas ya con sus trajecitcs negros, con su librito c!e -:-an~o dorado en .la mano, qU.e r,rdcaba el diminuto rosario de nácar. Y con scnrisa ele a1·roy?.1elo, ·con VO· c:!cillas de cascabel, me pedían, me exig:.an, que pasase revista a sus c!Ierpecitas; para ver si estaba bien la lazada de la sedosa cinta, prendida a sus cabellos ele ang~l; y si a.~crcdcn c:n grada los pliegues del vzlo c¡··e c'.?br[a sus cabecitas vírgey las des pagaban mi examen can un beso tizrno, suavísimo, ele cielc-; que .casi me hacía enfermar ele fclicic!ad pcr tanto amor como depo· si~al::an en mi rostro .sus coralinos labir.:s. Ji:ntos, calladitos, devotos, marchábamos a la lgleda; y al lado ele nuc~tra madre arrodillada, caíamo11 los tres de rodillas, unidos, pegados a ella, aprisionados a su falda; porque nos sobrecogía la oscuridad del templo enlutado, sumido en sombras. Y con e jos muy abiertos mirábamos al Nazareno, que allí estaba, a un lado de la l glesia~ con su túnica morada, ce n la .soga al cuello, doblada la ro .. clilla por la pesadumbre de la Crur., semiabierta la boca, con el rostro y los -11e jos tintos en sangre, que a hilos caía de su frente herida por las espinas. Nuestra madre primero, y nosc tros después, nos acercábamos, cp:-imido el '!Jecho de lastimosa com¡;n._-zon, para besar el pié sagrado, la/adrado, deshecho por el clavo cruel con qi_:e lo traspasaron los hom· bres in.gratos, .. lbamos después a la Capilla de la Soler!ad, la Capilla favorita de nues· tra madre. ¡Cuánta compasión y lástima n:)s causaba aquella Virgen Dolcr::sa, vestida de luto, y más en· lutado el corazón rasgado por siete csraclas! con aquel rostro de pro· fundo dolor, de amargura intensa; y aquellos ojos de tierna Madre, nubla-, d~s, oscurecidos por todos los sufri· mientas; de los que resbalaba una gruesa lágrima, quemante, abrasadora ¡la últ¡,:nal .porque los hombres sus hi_fos le habían hecho derramarlas te; das. Yo no sé qué oración brotó de nuestros labios de niños. Recuerdo que rezábamos la Dolorosa para que nuestra madre no llo· rase, no se viese como Ella. Y se lo pediamos así, porque en aquel Viernes Santo, a los pies de la Soledad, yo vi llorar a mi madre, sin ccmprender la causa de sus lágrima,-.. ¡Pronto lo sttpe! Con esas intuiciones que tiene el corazón ele las madres, que jamás se engaña, preser.t! a ya que aquellos dos angelitos, c armencita y e ancha, volarían al cielo antes de un año; porque aquel Viernes Santo fué el último que conocieron: y que pronto, ¡demasiado pronto por desgracia! las habría de seguir ella, dejándome solo, completamente solo; con estos recuerdos que yo les ofrezco en este día cual sagrado incienso en el altar Je mi corazón. La parca tan cruel e inexo .. rabie con las tres, no quiso ser compasiva conmigo. Dios lo dispuso así; bendito sea. "N°lÍm. 1:1