Obscuridades y tinieblas

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Title
Obscuridades y tinieblas
Language
Spanish
Source
Estudio Volume II (Issue No. 40) Octubre 6, 1923
Year
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Octubre ESTUDIO 6, 1923. >'llllril:>::Ol!)j]~,~·IDi!J;;@ill,;:~,:~'.:~;~:i!l!!J~lOOlil'::,!!il!!: .;;.g;.cli!:@!;g,;;:l!Jl!".f'.~'B:;ll!.@::,g,;;!iíiw.:,(ií:@::,~:'ll!iIDl:'u*l!l!i!M)IB!l!<~lllB)() 1 Obscuridades y tinieblas 1 ~E::~:·f!~'"':f:lH.:lif.:~[!!::::~;::llfilli::::~:::!ff@:::l!i@l~:!fMc:t~tt:~!IDll>;::1HIR::::~;:•lHillJ.::~ü.·:.:~1!!1n?:::~;~ [g@::::~~:::-~;~~-:~!!i'IHi*IIDjj,'#:~UI*!IDB.~ T.engo un amigo, o al menos lo tenía,-y no vaya a cree,·se nadie que ésto sea el cuento de la piva-el cual a los treinta años y des71ués de haber terminado .en Manila, en esta Manila de nuestros pecados hoy tan revuelta con ésto de Demócratas y Coalicionistas, toda su carrera, d.~s· de el "Kindcrgarden" hasta el Doctorado en Ciencias ... se le ocurrió irse a da1· un paseo por los Estados Unidos, para ver mundo, qu,tJ decía el oh"o. Seis meses, ni un día más ni un día menos estuvo mi amigo metido po1· un rin· eón de Oregón o de Washington, que no estoy cierto de este dato y, cual nuevo César, volviose a Manila anunciando: "Fuí, Vi, y V,engo hecho un americano", lo cual no es poco. Tocólc en suerte una prebenda o cargo1 qw1 tampoco estoy cie1·to y el dfo de su instalación sale el nuevo guerrero, diciendo a sus subalternos:. 11Señores : como me he educado a la Am.tJricana ... aquí va a regir América". Acuérdome de este caso a cuento de tantos "desgracia. dos" como andan por esos mundos de Dios que no habiendo hecho más que ver .el mundo por un agujero y no teniendo más que nociones muy someras y muy a flor de tierra de la Historia del Derecho y de la Ciencia Política, se de&pachun a su gusto, despotricando, en, nombre de la "santa libe,·tadº y de la no ·menos "santa democ1·acia" contra las t.eorías tiranicidas, propaladas, sostenidas y hasta el derramamiento de sang1·e mantenidas por la 1 glesia Católica. Ensáñanse m.ás que con nada con lo que ellos en son de guasa llaman HMonarquías divinas", pretendiendo poner en solfa la teoría CATOLICA del. Origen Divino del poder civil, sea monárquico, sea republicano. Y así c01no no es posible, qu,e, en seis meses, nuestro amigo, a los treinta años, se haya formado a la americana pues este servidor del lector estuvo cuatro años y cuando no contaba más que con veinte 'f1 anda más que a medios 1wlos en cuestión de ame,"icanismp, así tampoco es posible que quien no estttdió con detención las fu.entes y los Orígenes de las tesis que sobre política y sobre sociología defiende la Iglesia, tenga sobre ellas nocion,es exactas. vues aun después de quemarse las cejas. y de romper los codos de la camisa sobre las tablas de la mesa: r.epasando 71ágina y m.ás páginas de antiguos in/olios, todavía anda uno a medias. De ahí la confusión espantosa de que nos hablaba Balmes en el número anterior y qu,e habrá podido comprobar cualquiera que a tales cuestiones haya dedicado algun<L atención. Y es q11c, como escrib.c el mismo Balmes, "hace falta deslindar bien los objetos sobre que versa esta cuestión del . origen del poder" y eso _es lo que ninguno quiere hacer. Y hac,e falta deslindar bien los términos, "pues que siendo ·muy diferentes entre sí, st?rá muy distinta la aplicación que del principio se haga". "En esta cuestión son muchas las cuestiones que se presentan", y quien todo lo metiere a barato no· puede cau· sur más que confusión y desorden. ¡Y esos señores han llegado a figurarse que tratar tal cuestión era de lo más fácil y sencillo! Cuántas veces sus conocimientos de lCL materia no se reducen m_ás que a lo que leyeron en una· ,.evista cualquiera, escrita por un cualquiera y pu.esta en la mas manos de cualquiera! ¡Así sale ello! Y ello es tanto más digno de lamentar cuanto que hoy'; más que nunca hac~ falta tener ideas fijas y bien claras. Nos estamos moviendo en un torbellino de pasiones y de odios atizados por diversos sentimientos y por encontrados pareceres. S.e ha querido comproba1· la solidez de los cimientos de la sociedad y se ha pretendido en mal hora Vol. 11. -3 suplantar los antiguos por otros nuevos. El liberalismo, el socialismo, el anarquismo y el comunismo rojo, ,están luchando desesperadamente por subvertir los cimiento~ sociales, precisamente en nombrt' de la Libertad. Y hoy es cuando tan a obscuras andamos en Cues.tione:; tan 1'mporlantes como esta del origen del poder! "Yo no sé, escribe Balmcs, qué confusión se ha introducido en estos puntos (Cuál es el 01~gen del poder-Cómo se entiende que este poder vicn.e de Dios) y es lamentable, por cierto, que cabalmente en unas épocas tan turbulentas se tengan id.eas equ:ivocadas sobre esos puntos,· pues, 7101· más que se diga, las doctrinas no se arrumban del todo ni en las revoluciones ni en las restauraciones; los intct·escs figuran ,en mucho, pero nunca 1>ermanecen solos en la m·cna". Ni qué decir ti,fJne que esa confUsión espantosa de ideas tiene su origen ,en la incuria intelectual, que como fruto de /u, pedagogía hoy en boga, se ha apoderado de las 11\<Lsas de los hombres pensadores en Filipinas. Hoy, pa'l'CL «r int.electual y hombre de pro, dentro de la rcp1íblica¡ de las ciencias, basta con sabe1· escribfr malamente el inglés y haber estado en América, como pensionado o como no pensionado. Con estos dos requisitos cualquiera, ec ¡iucde lanzm· al ruedo de las discusiones y negarlo todo y afirmar cuanto en mientes le v.enga. Y, precisamente, para formarse ideas claras sobrP, la materia que nos ocupa lo natural sería recurrir ii lo:-J antiguos, q1l,'! no sabían inglés, ni habían estado en 1lméw rica, ni estaban impregnados del mnericanismo. "El mejor medio para forma.-rse ideas clm·as sobre este particulc.ff, es acudir a los autores antiguos; valiéndose pm·ticularm.tJnle de aquellos cuyas doctrinas han sido 1·espetadas por espacio de largo tiempo, que continuan siéu.dolo todavia, y que están en posesión de ser consíde,.i:idos como guías seguros para la buena int~rpretación d" las drctrinas escolásticas". Que éso fuera lo más natu1·al y · lo más en conSJ'1Wll~ia ;J>n la lúgica y la recta razón no podrá negarlo c¡u-i-.m. tcug« dos dedos de frente, Para formars.e iden c«bal Y completa de una teoría, a nadie se le ocurrió ir a formarttc en qw:en jamás soñó en ella, o en quien a priori es su enemigo. Si yo quiero saber lo que son los elect?"ones, no acudiré a un teólogo, n\ para sabm· lo que son las células, a un 1nccánico. Pu.'3s, no veo po,· qué ·regla de h"es, para saber lo que son y lo que significa1~ las tesis escolásticas, se haya de recurrir más que a los escolásticos. ¿Y cuántos de los que impugnrm y se mofan rkl Origen Divino del poder, sostenido y defendido por los grandes escolásticos, han leido las obras de Sto. Tomás, de S. Buenaventura, d.< Scoto, de Vitoria, de Sotto, de Suá1·ez? Lo dicho. . . que hoy para americanizarse y set considm·ado como educado a la americana bastan seis meses de estancia en cualquier pu,eblucho de Texas o de Arizow na, como para se,· conside1·ado com.o una gran mentalidad y hablar del arquitrabe y de la piedra filosofal no se 1·cquicr,e más que mal chapurrear el inglés, cada cual a su manera, y de ello doy fe cumplida, y tener la suficiente frescura de hablar de cuanto no se sabe, porque iamás se estudió. Y de ahí la CONFUSION Y EL CAOS, LAS OBSCURIDADES Y TINIEBLAS en que sobre estas grandes cuestiones se mueven los "grandes maestros" del mode?·no pcn•amiento filipino. FILAD ELFO. Núm. 40.