Filosofias de ... Cuartel

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Part of Estudio

Title
Filosofias de ... Cuartel
Language
Spanish
Source
Volume II (Issue No. 49) Diciembre 8, 1923
Year
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
r-EVISTA j3EMANAL E11tered as secund cla5s matter at the Post-O/fice at .lfanila DIRECTOR:-Alrjan1lro hr .i\boifü: TEL. 572 ADMINISTRADOR:-llirrute .i\gan P. O. BOX 1659 Vol. 11. Manila, 8 de diciembre de 1923. l'\um.49 Filosofias N repetidas ocasiones hemos zaherido desde estas columnas el desconcierto sobrado general originado de la vanidad de meter baza en los problemas de alguna .disciplina donde por ventura nunca dimos tres puntadas de un tirón. Por doquiera hay su legua de mal camino y todos los ramos del saber requieren consumo de olio y bayeta, condición indispensable para no disparatar a cada trinquete como acaso incurramos en la bobería de disertar de trompón sobre temas pertinentes a estudio que no esté comprendido en nuestra especialidad. El cardenal Richelieu es quizá el estadista más grande de cuantos haya tenido Francia y era considerado por sus coetáneos como político de cualidades excepcionales, mas afanoso de conquistar el favor de las Castálidas, cifraba toda su gloria en la aureola de poeta y hacía unos versos detestables, tan detestables que hubieran bastado por sí solos para ganarse las iras de las Musas y quedar para siempre despedido de las plácidas laderas del Helicón. de ... Cuartel Alejo Valdés Pica ha demostrado tener algún punto de contacto con el purpurado francés, no precisamente en las manifestaciones de su talento de gobernante, sino en aquella otra flaqueza de querer pasar plaza de lo que está muy lejos de ser. Alejo Valdés Pica es un hijo de Marte. Y los habituales ocios del cuartel le habrán proporcionado tal vez tiempo y vagar para entregarse a la lectura de novelas, historietas y otras fruslerías literarias, pero no le han dado la oportunidad de ahondar en los espinosos y sutiles problemas de la religión. Y nos arriesgamos a sentar esta última sentencia no por molestar a Alejo Valdés Pica ni llevados de la necesidad de llenar papel, yá que no tengamos el gusto de conocer al oficial de la Constabularia, cuyo nombre leímos más de una vez al pié de aceptables composiciones poéticas, ni carezcamos de material para cubrir muy cumplidamente el espacio concedido a esta sección, pues la calamidad de los tiempqs arrastra a los plumistas a emitir su parecer "de omni re scibili et quibusdam aliis", sin haberse tomado previamente la molestia de estudiar._ Pone de manifiesto don Alejo en el escrito aludido la liviandad de sus alforjas filosóficas al dejarse llevar de la inclinación Diciembre ESTUDIO 8, 1923 de generalizar, común a las inteligencias embrionarias como la del niño, a los entendimientos en barbecho como los del vulgo ignaro y aun a los mismos cerebros desarrollados en determinado sentido, cuando tal vez dan en la flor de echar su cuarto a espadas en aquellas otras heredades científicas donde quedan reducidos a la categoría de profanos, porque nunca hurgaron en sus misterios con la requerida minuciosidad. El hombre de gabinete debe analizar el hecho por todos sus distintos costados ante8 de decidirse a emitir su juicio definitivo, habiendo primero dado de mano a los prejuicios personales o de escuela, en cuya compañía es muy humano desviarse del verdadero camino de investigación y tomar cualauier veredilla convencional, mediante la cual podremos quizá salir de pronto con nuestro intento, mas habrá de ser a cambio de deducir un concepto equivocado de aquella mal dirigida jornada de exploración Y si el caso entregado a nuestro examen perteneciere JJor ventura al complicado mundo de la psicología, quedará en claro la precipitación del inquisidor como osare dar su sentencia sino después de pesar muy circunstonciadamente las razones sobre que descansa y habidas en cuenta las limitaciones imprescindibles cuantas veces se coloca a la vera del obietivo de nuestro microscopio un fenómeno desarrollado a partes en las brumosas regiones del espíritu, donde los problemas se desenvuelven en líneas y contornos de carácter eminentemente personal. A este grupo pertenecen las enmarañadas ecuaciones de sociología, sea cual fuere la amplitud de la ag-rupación en ellas comprendida. aun cuando el número de valores posibles de l::is incógnitas esté por lo común en proporción del contingente de los asociados v siemnre en razón directa de la calidad men.tal y del equilibrio psico-fisiológico de los socios. De donde dejó escrito el autor de "El Criticón": "Visto un león, están vistos todos y vista una oveja, todas; pero visto un hombre, no está visto sino uno y aún ése no bien conocido. Cada uno tiene su gusto y su gesto: que no se vive con solo un parecer". De ahí la torpeza inexcusable de un "intelectual" como don Alejo Valdés Pica que, empuñando la pluma a guisa de su apellido, arremete contra una institución veinte veces secular, harto más respetable que todos los uniformes milicianos, aunque sólo fues8 por haber cruzado el planeta en todas direcciones sin el amparo del fusil e impulsado del deseo de derramar entre los más apartados pueblos de la tierra los beneficios de su Credo, al cual esuvieron en todo tiempo tan ligados el progreso y la civilización. · Eso y no otra cosa han sido los Ministros de la Religión Católica, Apostólica y Romana, como pudo haberse enterado el Sr. Valdés Pica de tener la precaución de hojear historias imparciales, aun de muchos adversarios del Catolicismo, antes de arrojar contra ellos flechas tomadas de la aljaba de la pasión y ver de hacerlos fábula y diversión de sus soldados, acantonado en las columnas de una revista profesional, cuya seriedad queda notablemente lesionada al dar cabida en ellas a tan mazorrales gazapatones. Sin duda hubo y hay entre los Sacerdotes algunos desventurados desertores del deber, como ha habido y habrá siempre oficiales traidores a la bandera nacional, mas ni por aquéllos ha de baldonarse a todos los consagrados. ni aun confesada la existencia de los se¡rnndos llevarían a bien los militares ser tenidos por una taifa de vendidos que acaso se alistaron en el ejército no para mejor defender los intereses de la Patria, sino para vivir a costa de ella en los días de la paz y economizar cuanto pudieren sus energías individuales cuando las circunstancias les colocaren en el trance de defender la causa de la Nación. Queremos suponer en favor de don Alejo Valdés Pica oue la lecura de la hipótesis preGedente ha despertado su indignación, como se subleva todo caballero al sufrir el roce de cualquier villanía, pero eso mismo le ayudará a comprender cuál haya sido la impresión de nuestro ánimo al ver brotar de su péñola esta calumniosa pampirolada, comprensible únicamente en escritor privado de ilustración: "Los ministros de la relig-ión, especialmente los de la Católica, Apostólica, Romana, no han visto en la cuestión otra cosa que un medio de dominar al género humano para gozar de todos los placeres, mientras predican todas las renunciaciones". (The Independent, no. 452, pag. 28). Señor Valdés: esto es mentir a sabiendas o, cuando menos, por culpable nesciencia falsear la verdad. El derecho a presentarse en sociedad guarnecido de honroso uniforme lleva inherente, entre otras oblig-aciones, la de ser escudo de las damas en toda coyuntura y apoyo del ciudadano honrado en caso de necesidad. Y si el ceñirse espada ha de contribuir a dejarle libre el campo para cometer desafueros contra quienes trabajan en la conservación del orden social, indispensable a la prosperidad del Estado, valiera más suprimir del Presupuesto un gasto perjudicial. Vol. 11. -2- Num. 49 Diciembre ESTUDIO 8, 1923 Y puesto que nuestros razonamientos pudieran alcanzar en el paladar de don Alejo Valdés Pica cierto saborcillo clerical, perdiendo de consiguiente buena porción de su fuerza demostrativa, va a permitirnos poner por contera a estos garrapatos un texto del voceado historiador Guizot, el cual como sea protestante y uno de los estadistas más liberales de Francia no habrá de parecerle sospechoso cuando en su célebre tratado de filosofía política compuesto a raiz de la revolución del cuarenta y ocho hace esta significativa declaración. "C'est !'un des traits admirables de l'organisation chrétienne que ses MINISTRES sont repandus et présents dans la société toute entiere, vivant a coté des chaumieres comme des palais en contact habituel et intime avec les conditions les plus humbles et avec les plus élevées; conseillers et consolateurs de toutes les miseres et de toutes les grandeurs. Puissance tutélaire, qui malgré les abus et les fautes a depuis tant de siecles, veillé et agi PLUS QU'AUCUNE AUTRE pour la dignité morale et les plus chers intérets de l'humanité". Que quiere decir: "U no de los rasgos más admirables de la contextura cristiana es hallarse sus MINISTROS derramados y presentes en todas las capas de la sociedad, viviendo a la vera de las cabañas y de los palacios, en íntima y habitual comunicación con las clases más humildes y las más encumbradas jerarquías, siendo consejeros y consoladores de todas las miserías y de todas las grandezas. Potencia tutelar que, no obstante los abusos y las deficiencias, ha velado durante tantas centurias por la dignidad moral y contribuído MÁS QUE NINGUNA OTRA a los fundamentales intereses de la humanidad". Guizot, profesor de Historia de la Facultad de Letras de París, Consejero de Estado, Ministro de Instrucción Pública y del Interior, miembro de la Academia Francesa, Presidente del Consejo de Ministros bajo Luis Felipe, autor de muchas y muy estimables obras cuyos manifiestos lunares pu2den perdonarse a quien se educó en Ginebra, la Meca del Calvinismo, y despertó a la juventud al arrullo de los enciclopedistas, la plaga más numerosa y destructora de roedores que encierran los archivos de las ruinas sociales, Guizot tuvo la nobleza de estampar la citada conclusión. Don Alejo Valdés Pica, oficial de la Constabularia, poeta, cuentista, etc. etc. (no tenemos de él más menudas informaciones) cierra en una revista de cuartel con esos Ministros de la religión Cristiana tan imparcialmente ponderados por el afamado político y pensador francés, adversario doctrinal del Catolicismo, cuyo juicio se doblegó al peso de la realidad. Entre un soldado y un filósofo ... entre Valdés Pica y Guizot ... ningún hombre de sentido común vacilará un instante en Ia elección. PAULINO. -----------------------'@ ¡8 1 1 DE DICIEMBRE l Vol. 11. ------------- ---• LGUIEN, Madre, entre tus hijos ··n puede haber, tan sin razón, que en vez de besos prolijos, hoy, te imprima un bofetón? -¡Pues sí que existe! y sus labios huyendo mis claras fuentes, do bebieron tantos sabios sentencias tan convincentes, se aplican con afán fuerte, a porcinas torrenteras, intoxicadas, de suerte, que aún sus dosis más ligeras nutren ponzoñas de muerte: se llama: ¡TIO TIJERAS! San. Txo. -3~ Nurn. 49