El Baron de Holbach

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Title
El Baron de Holbach
Language
Spanish
Source
Estudio Volume III (Issue No. 57) Febrero 2, 1924
Year
1924
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
F~brero ESTUDIO 2, 1924 El Baron de Holbach la No es precisamente su brutez lo que hoy nos interesa, que puestos a romper huesos y aplastar narices, creo que nosotros los "hijos del sport y del Boxeo" podríamos dar quince y raya a los "tíos más brutos" de la antigüedad, aunque sea una antigüedad tan abrutada como la de la revolución francesa, cuando por cualquier triquiñuela le mandaban a uno a la horca o a la guillotina en nombre de la "santa libertad". Viniendo a Holbach, al cual vamos a permitirnos dedicar un par de artículos, aun a trueque de que tanta filosofía cause alguna "indigestión" morrocotuda a más de cuatro, diremos que este buen s.eñor es el autor, entre otras, de una obra intitulada "Sistema de la naturaleza", que es un Hbro de lo más "crudo" y descarado que se haya escrito en Filoso/ ía desde el tiempo de los cínicos o de Lucrecio. Comienza declarándose franca y abiertamente ateo. Y note el lector que por aquel entonces ya era cuasi una moda entre la gente "chic", o sea entre los que "carecían" del suficiente "fósforo" para merecer ser llamados hombres de "pro", pero que a toda costa querían pasar por tales, el declararse más o menos solapada y arteramente "Ateos". ¡Lo mismo, lo mismito que hacen algunos de nuestros amigos de casa de la "vecina", que no sabiendo dónde tienen la mano derecha, se las echan de "valientes" escupiendo por el colmillo y negando "la existencia de Dios", porque ellos "gracias a Dios" son ateos "convencidos", como me decía a mí uno en cierta ocasión, sin saber, claro .está, que hablaba con Filadelf o, que hace tiempo está muy escamado de todos esos "ateos" sin ciencia. Siendo el materiali.smo la premisa necesaria del ateismo, Holbach, ni tardo ni perezoso se aprovecha de todas las ideas disparatadas que el materialismo había vertido desde Lucrecio a La Mettrie,-aquel personaje tan simpático que murió de una indigestión-y con todas ellas, pasadas por el "serpetín" de su imaginación y la "alquitara" de su "magín", saca esta "estupenda y archidespampanante" conclusión: 'La matiere est eternelle et nécessaire". La materia es eterna y necesaria en su esencia, aunque variable en sus formas y combinaciones. Es decir; que en este mundo no hay, no puede haber, más que materia, la cual viene a sustituir a Dios y a todo cuanto signifique algo elevado, siquier no sea más que medio dedo por sobre las cosas corporales. Nada de espíritu; nada de divinidad. La opinión de todos los hombres-con la excepción de algún que otro desventurado-acerca de la existencia de Dios, trae según Holbach su origen de "l'ignomnce de la nature" la cual "donna la naissance aux Dieux", o sea de la ignorancia de la naturaleza o de sus fue1·zas. Esa palabra Dios· no significa en toda caso para este "iconoclasta filosófico", sino la suma de las fuerzas desconocidas que entraña el universo: "la somme des forces inconnues qui animent l'univers". En balde nos esforzaríamos en las obras de Holbach, buscando pruebas al igual que en las de todos los "categorizantes" filósofos ateistas de los disparatados principios que sienta. Nada de demostraciones de sus tes-is; es más cómodo aseverar que probar todo eso de las fuerzas naturales desconocidas. ¡Desconocidas! ¡Y quieren que las tengamos como a Dios! ¿Será ése acaso el dios-desconocido que adoraban los antiguos griegos? No; porque yá S. Pablo nos dejó dicho quién era ese Dios. A quien discurriere con la cabeza-hay muchos que lo hacen con el estómago o con los pies-no puede caberle esa antinomia de "forces ·inconnues" como sustitutivas de Dios. Porque ¿dónde s.e originaron esas fuerzas? ¿De dónde vinieron ese mundo, esa materia, esas fuerzas desconocidas? Tendría gracia que un buen día saliera por calles y plazas un hombre vestido de "filósofo", y predicando que el cronómetro que marca con precisión matemática hasta el último segundo es producto no de una razón ordenadora y sagaz sino de fuerzas desconocidas. ¿Qué haríamos con un hombre que tal predicase? Encerrarle en San Lázaro, si era peligroso y pertubaba el orden público, o dejarle que divirtiera a la gente, si no le daba por meterse con nadie. Y ¿qué deberemos hacer con "filósofos" al estilo de Holbach? De sobra está decir que, según Holbach es.e "dios-materia" que ni oye, ni huele ni entiende ni ve-porque la materia, por muchas vueltas que se la de y por más "fuerzas ocultas y desconocidas" que se la quieran dar, ni oye, ni huele, ni entiende, ni ve-es el origen y razón suficiente de todos los fenómenos que vemos y presenciamos en el mundo. El--el dios-matei-ia-es y tiene en sí mismo el principio del movimiento o de la fuerza, que nace necesariamente de la esencia de la materia. Con tales principios que podemos llamar cosmo-ontológicos, claramente se concluye que en .el sistema de Holbach no tiene lugar la teodicea, yá que la naturaleza es la única realidad. Queda reducida la ciencia de Dios a un capitulillo de la Historia natural, que abrazará el estudio de toda la naturaleza. En la escala de los seres según los materialistas el más alto es el hombre, que a su vez no es más que un "cachillo" de esa naturaleza univ.ersal, única realidad y gran todo del cual participan todos los seres. He ahí el panteismo grosero de Spinoza. Y aquí hacemos punto final, que tanta "ciencia natural" y de naturaleza se nos atraganta y tememos morir sofocados por los miasmas que emanan de tanta y tan grande corrupción filosófica. Mas como fuera una necesidad el recorrer este camino, para llegar al estudio del "hombre", según las ideas del Barón, hemos tenido que apechugar. Por supuesto, lector bueno y pacífico, que no hace falta que nosotros nos detengamos a clasificar y refutqr tanta grosería y tanta materia. En verdad que si en este mundo y en el otro no hubiera más que materia dotada de fuerza no merecería esta vida "perra" el ser vivida. Seríamos los seres más desventurados de la creación y más nos valiera met.ernos a "hozadores", que a cultivar las ciencias sobre todo las filosóficas, que buenos trabajos cuestan. Si no hay· más qu1J materia -"vivamos y comamos" o "comamcs y vivamos" o "com<.t?!tOS y bebamos'', .cualquiera de las tres cosas, pero no nos éalentemos los sesos en nada que no sea ver cómo se consigue un buen "modus vivendi et bebendi". Verdaderamente que para tales conclusiones no hacia falta maldita el que Holbach escribiera su "Sistema de la naturaleza". ¡Hasta dónde llega el absurdo de los enemigos de Dios y de la fe! "FILAD ELFO" Vol. 111 -14 Núm. 57